Buena tarde/noche de metal se presentaba en la capital con la visita de los israelíes Orphaned Land. Mejor y más variada si además a ello le sumábamos que venían acompañados por The Mars Chronicles, Khalas (The Arabic Rock Orchestra) y Klone. O eso parecía en un primer momento. Aunque lejos de ser un mal concierto en su conjunto si que hubo detalles que no terminaron de convencerme y que quizás dejaron mis expectativas algo altas.
Alberto López – Mario López

 

El concierto se había trasladado a la Sala Copérnico desde la Ramdall, donde estaba programado en un principio. Un cambio, a mi parecer, a todas luces lógico, ya que, si la mencionada Ramdall sigue como yo la vi hace unos meses, sería un crimen programar algo de cierto nivel allí, ya que por mucha calidad que posean los grupos, el equipamiento es el que es y no da para más.

Pasadas las siete de la tarde accedimos al recinto. El tiempo que tardamos en acomodarnos y pedir algo de beber fue el que transcurrió hasta que los franceses The Mars Chronicles salieron a escena. Tras una larga intro acústica, que continuaron ellos ya sobre el escenario, comenzaron con el primer tema de la noche: “Constant show”. Un tema, que para el que no los conociese, ya dejaba claro la cantidad de influencias que aúnan en su música. Una base de rock/metal progresivo, con un buen riff solista y un buen juego de coros, acercándose por momentos al rock alternativo o al groove metal, y jugando con las atmósferas. Tuvieron algún problema de ejecución que no pasó a mayores. Prosiguieron con “Abyss”, con un principio muy cañero y progresivo, donde todo el grupo cabeceaba sin parar. Tema extenso y con muchas partes, algunas de las cuales no nos dejaron apreciar con claridad la voz. Eso si, gran trabajo de la base rítmica, donde se lució especialmente Morgan Berthet a la batería.

La cosa empeoró notablemente con “Trascending The Stone”. Mientras sonaba la intro al tema todo el grupo se daba la vuelta hacia sus amplificadores para cambiar la afinación de los instrumentos. Quizá esto tuvo mucho que ver en que la voz no se distinguiese y el sonido se embarullase bastante. Ahí el técnico pudo hacer más. Aún así al público, que iba aumentando poco a poco, le gustó y fue muy aplaudida.

Ya con el pulso cogido al sonido por parte de grupo y técnico, el timbaleo que daba comienzo a “Scars Of Age” animó bastante al respetable. Con un principio de melodías bastante accesible fue ganando en complejidad y acabó siendo la más ovacionada junto con la siguiente, “Hell Is Born”, que posee un gran riff, con la que se despidieron. Poco tiempo tuvieron pero muy bien aprovechado. Demostraron que, llevando únicamente un año en los escenarios, tienen mucho por decir de aquí en adelante. Claro que contar con miembros reputados como Morgan Berthet (Myrath, Eths…) o Devy Diadema (Opram) siempre ayuda.

El concierto marchaba rapidísimo y tras escasos quince minutos de cambio de escenario saltaban a éste Khalas (The Arabic Rock Orchestra). Sentimientos encontrados tuve con ellos durante toda su actuación. Son marchosos, rítmicos, muy divertidos en ciertos momentos, si. Pero también dejaron mucho que desear en cuanto a calidad y ejecución de los temas. Hubo momentos en los que me daban ganas de echarme unos bailes junto al resto de la sala y otros en los que tuve que reprimir mis ganas de salir de esta.

El show comenzó con palmas y mucha marcha con “Amona” y su mezcla de reggae y música árabe. La percusión extra, que iba disparada, les ofreció un punto interesante. Mahmoud Shalabi, el cantante, lucía un pañuelo palestino, de donde son oriundos, colgado del micrófono mientras parecía pasárselo realmente en grande. Al público le gustó y se divirtió de lo lindo.

Con “Ala Ranshi” continuó la diversión pero las carencias técnicas del grupo se hicieron más patentes, que suplían con entrega, bailes y mucha guasa. Creo que llevar tantos elementos pregrabados les jugo una mala pasada, ya que ni al final de este tema ni en todo el siguiente (“Alf Leila”) estuvieron nada acertados, descoordinandose constantemente y con un buen número de fallos en la ejecución.

El concierto avanzaba y le tocaba el turno a “Mejwez”, en donde tiraron de todos los tópicos heavys habidos y por haber mezclándolos con ritmos arabescos. Mejoraron y la sala lo agradeció respondiendo a las invitaciones de Mahmoud a corear puños en alto. Desde luego que el grupo se lo estaba pasando en grande, como demostraron con “Bedek Zaafi” y su rimo rockero, armónica incluida. El publico respondía a medida en que el grupo ejecutaba con mayor o menos destreza y los ritmos eran mas o menos bailables.

“Gama Ihana” y “Haz Aladelah” sirvieron para cerrar. Tema, este último, que dedicaron a Orphaned Land y su gran labor, y que resultó ser lo mejor de la noche. Si todas sus canciones hubiesen tenido esa calidad, tanto en composición como ejecución, sin duda el concierto habría tenido muchas menos sombras de las que por desgracia tuvo.

No me gustaría terminar sin pedir disculpas por adelantado si alguno de los títulos de los temas están mal redactados ya que, siendo sincero, no los conocía y la información sobre ellos es bastante escasa, asi que fue el propio cantante, muy amable y simpático, quien me los escribió de su puño y letra en mi libreta. La dificultad de éste para escribir en caracteres occidentales y la poca luz de la que disfrutábamos en aquel momento me han jugado una mala pasada a la hora de entender lo ahí escrito.

Tras otro descanso excepcionalmente rápido aparecían en escena los también franceses Klone. Como sus compatriotas de The Mars Chronicles, los de Poitiers, aún explorando terrenos más agresivos en ciertos momentos, las influencias son sumamente variadas y demostraron que comparten muchas de ellas.

Una intro de corte futurista fue el punto de partida, con una sala ya bastante más llena, para que atacaran con “The Eye Of The Needle Part 2”, un tema con bastante peso y un sonido de corte muy moderno. Yann Ligner estuvo muy acertado a las voces y el sonido ayudó a que este extenso y elaborado tema les quedase realmente bien, aunque el publico estuvo un poco frío durante este primer tema y la mayor parte de “Give Up The Rest”, con el que continuaron. No fue hasta la parte final de éste, cuando echaron el resto, que la gente despertó de su letargo.

Sin mayor aviso que una fugaz mirada entre Yann y Guillaume Bernard, uno de los guitarristas, el comienzo cortante y contundente de “Into The Void” nos golpeó con fuerza. El tema fue ganando en intensidad y velocidad y a la banda se la veía realmente entregada, sin parar de moverse por todo el escenario. Otra vez destacó el buen trabajo vocal de Yann, mucho mejor, para mi gusto, en los momentos en que rompía, en mayor o menor medida, la voz dándole mucha más contundencia y personalidad.

El groove y la contundencia aumentaron de nivel con “All Seeing Eye”, que por momentos nos recordó a grupos como Metallica o Godsmack, y que con un gran estribillo, apuntalado por buenos punteos de guitarra, puso a la sala brazos en alto.

Si de algo pecaron, es que en algunos momentos daba la sensación de que los temas se alargaban más de la cuenta un poco sin sentido. Tengo la impresión de que si no se recreasen tanto en las partes instrumentales y fuesen algo más concretos conectarían mejor con el público, que hubo instantes en los que se quedaba algo frío.

El show seguía avanzando y llegaba una de las que fueron las más aplaudidas de la noche: “Rocket Smoke”. La gran línea de bajo, los arreglos arpegiados de guitarra y el perfecto trabajo de Florent Marcadet a la batería, con unos breaks de impresión, coronado todo ello con un buenísimo final, hicieron las delicias de la audiencia.

Con “The Dreamer’s Haydaway” y sus fluctuaciones de intensidad preveíamos que el final estaba cerca, y, efectivamente, con una correcta versión del “Army Of Me” de Björk se despedían dejando un buen sabor de boca a todos los presentes.

Se acercaba el plato fuerte de la noche y, como no podía ser de otra manera, la sala ya había adquirido una entrada más que notable. Poco tiempo hizo falta para que volvieran a apagarse las luces y sonara la intro, con el sitar como instrumento principal, y se empezase a soltar humo por los extremos del escenario. El carismático Kobi Farhi salió, junto al resto de la banda, entre aplausos y enseguida comenzaron con “Through Fire And Water”, que no contó con buen sonido hasta mitad de tema en adelante, donde ya se ajustó todo. Mi primera impresión fue de rechazo ya que todos los coros y las orquestaciones que tanto enriquecen la musica de Orphaned Land iban pregrabadas. Y pueden llamarme raro, pero cuando mis oídos perciben algo que mis ojos no están viendo, por muy bien que esté quedando, la cosa no termina de gustarme. Y más cuando no se trata de un arreglo puntual si no de una parte muy importante de su música, presente en todos y cada uno de los temas. Una vez asumí esto pude permitirme disfrutar del resto del concierto, aunque en mi opinión sea un grandísimo error de la banda el plantear una gira sin llevar por lo menos una voz femenina para los coros y un teclista que toque las partes orquestales. Le resta mucha naturalidad.

“All Is One”, su celebradísimo nuevo single, fue la segunda en caer. La sala ya estaba totalmente entregada en este punto, dando palmas por doquier y coreando el estribillo hasta la saciedad, algo que fue una constante durante prácticamente todo el concierto.

Toda la audiencia, con los brazos en alto, recibía con gratitud el comienzo heavy, y de mucha calidad, de “Barakah”. Uri Zelcha al bajo estaba motivadisimo y no paraba de menearse constantemente mientras Kobi desplegaba todo su carisma y espiritualidad.

La mirada al pasado comenzada con “Barakah” continuó con “The Kiss Of Babylon (The Sins)” donde comenzó sonando una coral mientras el tema era presentado. El rugido del público fue ensordecedor y los ritmos arabescos hicieron que éste se moviera a su son.

Tocaba volver al presente con otro temazo de su nuevo disco: “The Simple Man”, con un aire más folk y acompañado por bailes y movimientos que aquí en occidente todavía nos siguen resultando algo extraños pero que dotan a su música de cierto exotismo y encanto especial. Antes de empezar Kobi se dirigió al público para preguntar que si conocíamos el nuevo álbum y que si era correcto traducir el título como “Todos en uno”. Seguramente la respuesta no le quedo muy clara, ya que fue un rugido seguido de aplausos.

Se notaba el calor en el escenario y los músicos aprovecharon el paron para beber y secarse el sudor que les empapaba. El repaso a “All Is One” siguió con el tremendamente emotivo “Brother”. Kobi nos explicó que hablaba del problema entre Palestina e Israel, como casi toda su musica, y fue un discurso acorde a la emotividad del tema que estaba presentando. La audiencia compartió el sentimiento y se formó un aire muy espiritual y amoroso en la sala, y más cuando Kobi recogió un pañuelo palestino que le lanzaron sus compañeros de Khalas y cantó con el en alto.

“Birth Of The Three (The Unification)” y “Olat Ha’tamid” fueron las siguientes en sonar. Dos temas antiguos que el respetable reconoció al instante. Para mi gusto sonaron mucho mas naturales, ya que no llevan tanto arreglo disparado, y me dio la impresión de que la banda se encontraba algo más a gusto sobre las tablas. Llegó el momento de otro “speech” de Kobi. En este caso, primero bromeo sobre su procedencia y vestimenta, para posteriormente contarnos el relato de su bus de gira donde se aúnan personas de toda raza, religión o cultura, contando entre ellos con católicos, musulmanes, israelíes, franceses o palestinos. El discurso unionista y pacificador tuvo una gran acogida y dio paso a “Let The Truce Be Known” donde la banda al completo se entrega totalmente y vive e interpreta su mensaje auténticamente haciendo participes de ello a las más de 200 personas que allí había congregadas.Las voces femeninas bastaron para que la gente empezara a corear las orquestaciones de “Sapari” a la vez que botaban puños en alto. Un tema muy épico donde hubo algún problemilla con el sonido, sin mucha importancia en el resultado final.

La intro acústica y percusiva de “Ocean Land (The Revelation) volvió a agitar la sala. Totalmente entregados disfrutaron de la contundencia del riff principal y corearon el estribillo a las ordenes de Kobi. Hasta las camareras bailaban al ritmo de la banda, que una vez terminó este tema abandonó el escenario, a excepción de Matan Shmueli, que se quedó tras los timbales. Tocaba el turno para el solo de batería. Un solo que realmente no dijo demasiado, buscando el aplauso fácil y sin demostrar técnica, ritmo o pegada. Correcto como mucho, y desde luego totalmente prescindible.

Volvieron todos al escenario para encarar una triada final, antes de retirarse nuevamente, de autentico infarto. Todos disfrutaron con los temas más antiguos como fueron “Children”, y su particular in crescendo, “El Meod Na’Ala”, dedicado a los niños de Siria, y “In Thy Never Ending Way”, con el cual se despidieron. Ante la insistencia del público volvieron para cerrar con los ya clásicos “Norra el Norra (Entering The Ark)” y “Ornaments Of Gold”.En general buena sesión de metal la que nos ofrecieron los cuatro grupos aunque con los peros ya comentados que quizá empañaron un poco mis altas expectativas. Eso si, la gente lo pasó a lo grande, que es lo realmente importante.

Alberto López
Fotos:
Mario López

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Set-list Oprhaned Land – Oct’13 @Madrid

Through Fire And Water
All Is One
Barakah
The Kiss of Babylon (The Sins)
The Simple Man
Brother
Birth of the Three (The Unification)
Olat Ha’tamid
Let the Truce Be Known
Sapari
Ocean Land (The Revelation)
Drum Solo
Children
El Meod Na’Ala
In Thy Never Ending Way
Encore:
Norra el Norra (Entering the Ark)
Ornaments of Gold