Fieles a su cita con la brutalidad y las vísceras, la banda de death metal por excelencia, Cannibal Corpse, regresa este 2014 con su decimotercera obra de estudio “A Skeletal Domain”, donde vuelve a ofrecer una magnífica muestra dentro del género pero en la que, sin embargo, no acaba de sorprender a propios, aunque quizás sí a extraños.
Texto: V
Nota:8/10  

Los de Buffalo afincados en Florida no están por la labor de engañar a nadie, ni siquiera a sí mismos, por lo que no cabía esperar ninguna revolución ni en su ya granado estilo ni en su más que personal sonido. Con una formación estable desde hace ya casi una década, tras las idas y venidas de varios guitarristas, y en donde la practica mayoría de sus componentes tienen mucho que decir en las composiciones, han optado sin embargo esta vez por abandonar a Erik Rutan como ingeniero encargado de sus trabajos y han recurrido a Mark Lewis en los Audiohammer Studios, un productor que se está ganado un nombre y un currículum importantes en los últimos años dentro de los sonidos extremos.

El resultado no es otro que el excelente y potente sonido adaptado a los nuevos tiempos del que ya vienen haciendo gala en los últimos años pero sonando a los mismos Cannibal Corpse de siempre, con ese añadido de técnica que han ido perfeccionando disco tras disco.

Sin embargo, desde hace ya bastantes años que cada nuevo trabajo de los americanos vuelve a despertar el debate de si es mejor evolucionar y no estancarse, o seguir sacando buenos (o muy buenos, o excelentes) trabajos bajo el mismo patrón, aunque acaben siendo muy similares entre sí. De lo que estamos más que convencidos es de que hacen lo que les viene en gana y su casa de siempre, Metal Blade, no les pone ninguna pega.

Hay canciones como la inicial “High Velocity Impact Spatter” o “The Murderer’s Pact” donde vemos algún atisbo de savia nueva, con unos riffs algo diferentes a la tendencia de la banda y con gran variedad entre ellos. Pat O’Brien domina las seis cuerdas como pocos y alardea de ello aquí y allí, apoyado por un Rob Barrett totalmente asentado en la banda. Alex Webster no necesita presentación, y sigue sintiéndose como pez en el agua cuando se trata de sacarle todo el partido posible a su bajo (destacar el trabajo en “Vector Of Cruelty”).

Por su parte, tampoco vamos a descubrir ahora a George “Corpsegrinder” Fisher, cuya comparación con Chris Barnes sigue siendo, incomprensiblemente, un handicap después de casi veinte años moldeando su fornido cuello a base del clásico headbanging entre berrido y berrido. Su trabajo vuelve a ser uno de los puntos fuertes de la banda, aunque no añade nada nuevo y contribuye a ese estado de cierta monotonía de los de Tampa.

Paul Mazurkiewicz no ha destacado nunca por ser uno de los baterías top, aunque siempre ha cumplido a la perfección con su labor en la banda desde los inicios. Quizás una pizca de ganas de hacer algo diferente entre todos sí que le daría un plus a los actuales Cannibal Corpse y ayudaría a que, consumida la mitad del álbum, no tuviésemos la sensación (como leí una vez por ahí) de que la banda ha activado el piloto automático y todo se vuelve sospechosamente familiar.

He de reconocer que ha sido muy difícil para un servidor hacer la valoración final de “A Skeletal Domain”, ya que se trata de un sobresaliente disco de death metal realizado por unos caníbales de exquisito paladar y astutos movimientos, con tintes de obra maestra si se tratase de otra época, lleno de riffs sangrientos, una precisión técnica quirúrgica digna del más inspirado Hannibal Lecter, solos asesinos que acuchillan sin cesar, martillazos que siguen machacando cabezas y voces putrefactas que revuelven las viscosas entrañas pero que, sin embargo, no deja de ser bastante predecible y aumenta la escasez de factor sorpresa que caracteriza al mecánico comportamiento de los zombis.

Es decir, que tratándolo como un disco “suelto” o si eres seguidor ocasional de la banda o del estilo, podríamos catalogarlo como esencial y totalmente admirable, pero viendo su trayectoria y, sobre todo, sus más recientes trabajos, nos da la sensación de que hace mucho tiempo que se dedican a grabar las mismas canciones pero con diferentes títulos. A pesar de todo, seas del bando que seas, merece por lo menos unas cuantas escuchas porque, en el fondo, es una pedazo de obra de death metal a la altura de cualquiera, aunque menos interesante de lo debido si ya te habías desangrado a gusto con sus anteriores fechorías.

Texto: V

Temas:

01. High Velocity Impact Spatter
02. Sadistic Embodiment
03. Kill Or Become
04. A Skeletal Domain
05. Headlong Into Carnage
06. The Murderer’s Pact
07. Funeral Cremation
08. Icepick Lobotomy
09. Vector Of Cruelty
10. Bloodstained Cement
11. Asphyxiate To Resuscitate
12. Hollowed Bodies

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