Lamentablemente, por problemas logísticos no pudimos asistir al concierto de los teloneros, Sherlock Brothers. Poco más de media entrada se presentó en la 2 de Razzmatazz para recibir la gira de presentación del cuarto disco de Heat, Tearing Down the Walls. Es la primera vez que los suecos pisan la ciudad condal sin su guitarrista Dave Dalone, que abandonó la banda hace ya más de 1 año. Y así, con la incógnita de saber cómo sonará la banda con la nueva formación, se apagan las luces y la respuesta del público no se hace esperar. La noche promete.
Texto y Fotos: Ingrid Carreras

Mientras va sonando la intro de Point of No Return los miembros del grupo van subiendo uno a uno en el escenario para que vaya creciendo la expectación hasta que el público estalla cuando Erik Grönwall aparece por fin, y con su savoir-faire provoca al público para que se una a su estado perpetuo de agitación. La banda enlaza, del mismo modo como en el disco, Point of No Return con A Shot at Redemption, un tema con un aire clarísimo a himno, una decisión muy acertada ya que son dos temas con un ritmo increíble y que contagian una energía brutal, ingredientes imprescindibles para salir satisfecho de un concierto.

El repertorio salta durante un rato al tercer disco del grupo, Address the Nation, el primero con Erik Grönwall a la voz, con Better Off Alone, Heartbreaker y la bailonga It’s All About Tonight. El público parece encantado con esta decisión y se deja las cuerdas vocales como si no hubiera un mañana, especialmente durante los coros contagiosos super Bon Jovi de Heartbreaker. La banda está en una forma perfecta y lo lucen sin ningún tipo de complejo; al contrario, se crecen y hacen al público partícipe de ello. Erik Grönwall y Eric Rivers especialmente se muestran muy receptivos, crean una relación sinérgica con el público que no abandonarán hasta el final de la noche.

La banda reconduce el concierto hacia su último trabajo con la ya más dura Inferno. El hiperactivo Erik ya no resiste más y tiene que bajar y acercarse al público para chocar esos cinco, hacerse fotos y sentir el cariño de los fans que es el motor que les ayuda a funcionar. Y ahora sí, parece que ha llegado el momento de reducir la marcha después de 6 tiros seguidos, y se calman un poco los ánimos con la intro The Wreckoning mientras que sale un tipo vestido con una máscara anti-gas dando paso a la canción que lleva el mismo título del álbum, Tearing Down the Walls. A continuación, vuelven a levantarse los ánimos con la cuanto menos curiosa Mannequin Show, y por fin con la maravillosa Late Night Lady, de su primer disco homónimo, siguiendo la poco inspirada Beg, Beg, Beg, de su segundo trabajo, Freedom Rock (lamentablemente las únicas dos concesiones que la banda va a hacer a su época con Kenny Leckremo). No entendemos la elección del único tema que han escogido del segundo disco cuando tienen maravillas como por ejemplo Who will Stop the Rain.

La banda nos da un respiro dando paso a All the Nights, el baladón de su último disco, con un pletórico Jona y Erik como únicos protagonistas. La gente está encantada y se sabe la letra al dedillo, pieles de gallina a tutiplén y emoción siguiendo a Erik. A continuación Heat nos hacen un regalo adelantado de Navidad tocando la maravillosa Downtown, un tema que rompe con todos los moldes en la discografía de Heat, con una estructura a la que no nos tienen acostumbrados, y que resulta una delicia para nuestros oídos. Acaban el concierto con Enemy in Me y Emergency, dos temas de su último trabajo que gustan mucho a los asistentes, antes de pasar al bis.

La banda se toma un pequeño respiro y vuelve a la carga con sus dos exitazos del Address the Nation, Breaking the Silence y Living on the Run. La gente se vuelve loca, sabe que el final se acerca y lo está dando todo. La banda decide despedir muy acertadamente el concierto con Laughing at Tomorrow, el mismo tema que cierra el disco. El ambiente coge un tono muy emotivo con esta canción que trata sobre la amistad y el paso del tiempo. Todos los miembros de la banda van dejando sus instrumentos y se acercan al frente junto con Erik con la acústica en mano para cantar todos juntos con el público; para qué negarlo, casi se nos cae la lagrimilla. La sensación es que los chicos están muy gusto y quieren alargar este momento para retrasar lo máximo posible tener que despedirse, ahora sí, de manera definitiva.

Es evidente que Heat se lo pasan muy bien arriba en el escenario y lo transmiten de una manera brutal. El grupo ha crecido de manera espectacular, ha ganado fans, e indudablemente se ha convertido en un fenómeno. De la primera vez que tuvimos el placer de verlos en directo en 2010 a ahora confirmamos las palabras del vocalista Erik Grönwall, han crecido, han madurado, se han hecho mayores pero también más sabios.

Texto y Fotos: Ingrid Carreras