Por otra parte, Anathema nunca han girado por Estados Unidos y ni Blas, ni Epi, ni Coco, ni si quiera el mísimo monstruo de las galletas los conoce. Así que sin ser realmente sorprendente que no hubiera mucho público en el concierto, no deja de sorprender ver a Steven Wilson y a uno de los grupos icónicos de la escena doom-lo-que-sea liverpooliana casi entre amigos. Mejor para los que fuimos.

De Anathema tuvimos el placer de ver y escuchar a dos de sus componentes, Vincent y Daniel Cavanagh. Sin haber visto al grupo nunca en directo y sin tener ni idea de que el concierto era acústico,  cuando veo salir a dos tipos con guitarras acústicas me quedé como… ¿Y esto de qué va? Pues esto fue la repanocha, como diría un murciano. Espectacular. Daniel, el guitarrista principal, tenía una pequeña unidad de hacer loops.

Empezaba una canción haciendo un ritmo percusivo golpeando su guitarra unos 8 compases, dependiendo de la canción, y eso se convertía en el ritmo para el resto de la canción, y luego tocaba la guitarra sobre ese ritmo. En ocasiones metía también en el loop distintos acordes de la guitarra y, vamos, al final, podías estar escuchando a 5 o 6 guitarras a la vez. La música de Anathema se presta mucho a ese tipo de cosas ya que tienen mucha repetición de acordes. Les gusta ir creando ambientes y poco a poco ir transformándolos mientras le van añadiendo intensidad a la interpretación. Por otro lado tenemos a Vincent que también toca la guitarra pero que canta como los ángeles.

Tremenda voz la de este cantante y tremendamente bien cuidada, teniendo en cuenta que Anathema tiene 20 años de historia y tuvieron su etapa gutural que, si no se hace con la adecuada técnica y cuidado te puede destrozar la voz o si no que le pregunten al mismísimo monstruo de las galletas. Nada que ver ahora, donde Vincent canta mucho más agudo y mucho más asequible para el público genérico. Y lo hace de maravilla. Tocaron temas de distintas épocas de su carrera: Thin Air, Deep, Angels Walk Among Us, Lost Control, Fragile Dreams (coreada con gusto por el público), One Last Goodbye y Flying fueron las canciones que tocaron. Se llevaron a la gente de calle. Simpáticos y muy contentos de estar tocando por primera vez en Estados Unidos. Comentaron que quizás vayan a hacer una gira con el grupo al completo el próximo invierno. Estaremos atentos.

Y luego apareció Blackfield. Pedazo de banda. El tipo de Israel, vale, Aviv Geffen, entró en escena que una magnífica camisa de LEDs iluminando el escenario (nerd alert!), Steven Wilson con su típicos pelos por la cara y con la sensación de “menos mal que este tipo es un músico, y de los buenos, porque si no sería un psychokiller, probablemente de los buenos también”, acompañados por teclista, bajista y batería.

Este último impresionante por cierto. A tres o cuatro minutos por canción, tocaron un porrón de ellas. Veintiuna, para ser más exactos. Vamos que tuvieron tiempo de tocar partes de sus tres discos. Muy en la línea de las letras de sus temas, estos tipos no sonríen. Creo que fue cerca de los bises cuando pudimos ver las primera medio-sonrisas del show. ¿Algún psicólogo por aquí? La banda es tremendamente compacta y si le sumamos el buen sonido de la sala, fue uno de esos raros conciertos para disfrutar de buena música sonando bien.

Por ponerles alguna pega, para que no se diga que es todo peloteo, ni el señor Geffen ni el señor Wilson son unos prodigios como cantantes. Lo hicieron bien, y estuvieron acompañados de muy buenos coros, y las canciones ayudan ya que muchas tienen dos voces todo el rato, pero no es que salieras de la sala diciendo, qué bien cantan estos tíos. Contrariamente al cantante de Anathema, que sí salimos pensando que es un cantante espectacular.

Los mejores momentos de Blackfield para mí, por señalar algunos, fueron Oxygen, Miss U, Blood, Cloudy Now y The End of the World que, por cierto, tuvo su gracía dadas las profecías del fin del mundo el mismo día del concierto. Que no ocurrió, por si alguien no se había enterado. Bueno, igual comenzó a ser el final del mundo, pero nadie nos ha dicho cuánto va a tardar en desmontarse el mundo. Visto cuánto se tarda en desmontar el escenario en algunos conciertos yo creo que todavía les debe quedar un rato para desmontar todo un mundo.

Y por si no ha quedado claro, Steve Wilson es un genio. Lo es. Y lo demuestra día tras día.Una magnífica noche de buena música en Boston. Si cualquiera de estas bandas tocan un día cerca de tu ciudad, no lo dudes. Ve a verlas.Y hablando de los 40 criminales, cualquiera de estos dos grupos tienen canciones que podrían ser radio hits. Ahí van dos ejemplos:

Anathema – Everything https://www.youtube.com/watch?v=1L5CZCAQ-aI
Blackfield – Oxygen https://www.youtube.com/watch?v=MieKaPdwFto

Fran Rodríguez
Fotos Anathema: Archivo MS.COM
Fotos Blackfield: Dario Tascio ( Blackfield – 20-4-2011 – Roma )