Rock Fest’17 – 30 de Junio’17 – Parc de Can Zam (Sta. Coloma de Gramenet – Barcelona)

Una vez superadas algunas colas que hicieron que, por momentos, sobrevolara sobre Can Zam el atemorizante recuerdo del desastre en la entrada de la edición de 2015, llegamos justo a tiempo para ver como la joven banda local encargada de abrir el festival, Astray Valley, lidiaba con mucha voluntad con un ambiente aún bastante desangelado.

David Aresté / Susana Manzanares / Albert Vila

Liderados por una eléctrica y gritona Clau Violette que intentó animar en todo momento (con éxito más bien relativo) al poco público que poblaba el flamante césped frente su inmenso escenario, el quinteto de Santa Coloma de Gramenet fué consciente en todo momento de la oportunidad que tenían ante ellos y, en los escasos veinte minutos de los que dispusieron, descargaron con excelente actitud hasta cinco temas pertenecientes a su único EP y al disco que van a publicar a finales de verano. Su deathcore moderno no acababa de pegar del todo con la línea del cartel ni con los gustos de la mayoría de los fans, y es cierto que el sonido dejó bastante que desear, pero los locales aprovecharon la ocasión para dar un concierto más que digno, coronado por un desconcertante calvo que el bajista Jorge Romero, que llevaba la palabra "Aerovederci" escrita en la espalda en una especie de broma interna, acabó ofreciendo al público. Al acabar el concierto, por cierto, y para amenizar el cambio de bandas, sonaron por los altavoces de los gigantescos escenarios gemelos unos cuantos temas de Opeth, en uno de los múltiples recordatorios del absurdo despropósito que es que este año el Rock Fest se solape exactamente las mismas fechas que el Be Prog! My Friend, el otro gran festival de rock y metal del verano barcelonés.

Una de las grandes novedades de esta nueva edición del festival, césped y localización de la zona de merchandising a parte, fué la incorporación del Rock Tent como tercer escenario, algo que se antojaba necesario para su expansión después de que fuera evidentemente infrautilizado en años anteriores. Como iremos viendo, su funcionamiento no ha sido del todo perfecto, pero ha aportado una riqueza muy interesante a la variedad musical del cartel. Los encargados de inaugurarla, en solape con los daneses Pretty Maids en uno de los escenarios principales, fueron los polacos Decapitated, cuya bola de sonido ininiteligible durante el primer par de temas se transformó al poco tiempo en la apisonadora de death metal técnico con espíritu groove / hardcore que les cracteriza y que les ha hecho grandes entre su dedicada legión de fans. Después de veinte años de carrera y con su nuevo disco a punto de salir del horno, el cuarteto de Krosno vino dispuesto a no dejar títere con cabeza. Liderados por Rafal Piotrowski y sus larguísimas rastas y con un Vogg Kieltyka enfundado en una camiseta del Barça e impecable a las seis cuerdas, los polacos descargaron una buena colección de temas pertenecientes al conjunto de su carrera ante un público que, a pesar de no ser muy numeroso y de estar aún en plena fase de calentamiento festivalero, se animó con circle pits y pateos bastante violentos. Los momentos álgidos del concierto llegaron con la vacilona "Spheres of Madness" y con las casi finales "Nest" (y su tapping acabracadabrante) y "Fuck", y lo cierto es que aunque son una banda que me gusta y que su concierto no me pareció que padeciera de ningun problema en especial, no acabaron de lograr mi atención incondicional durante los sesenta minutos que pasaron sobre el escenario.

  

La primera banda que realmente tenía ganas de ver eran los británicos Paradise Lost, listos para intentar llevar su oscuridad a la soleada tarde de Santa Coloma. Y me dá a mí que no les acabó de salir del todo bien. No solo tuvieron la desgracia de sufrir un sonido horrendo hasta prácticamente la mitad de su set, sino que durante el primer par de temas (un arruinado "No Hope in Sight" y un clásico deslucido como "Pity the Sadness"), daba incluso la sensación que el técnico de sonido fuera subiendo y bajando controles con cierta aleatoriedad. Su doom metal lento y depresivo tampoco acabó de ser del todo apropiado para la hora que era y el calor que hacía (solo hace falta ver lo peligrosamente blancos que estan los miembros de la banda para deducir que esto de que les dé el sol no es lo suyo), y la verdad es que su decarga me pareció plana y falta de ritmo y mojo en todo momento.

Y es una pena, os lo digo en serio, ya que Paradise Lost es una banda que me encanta (su último disco es una maravilla, sin ir más lejos), pero hasta casi al final del concierto no llegué a conectar en absoluto con ellos. Y mira que a pesar de dejarse "Gothic" en el tintero el setlist me gustó mucho, con presencia destacada de The Plague Within como era previsible ("Return to the Sun" y la lentísima y guturalísima "Beneath Broken Earth" – con ayuda de un filtro en la voz como una casa -, además de la "No Hope in Sight" inicial) y de otro temazo reciente como "Faith Divides Us… Death Unites Us". Nick Holmes no va sobrado ni de voz ni de carisma, y Greg McKintosh tenía pinta de estar haciendo un esfuerzo sobrehumano en todo momento, así que tampoco acabé de verlos cómodos a ellos sobre el escenario. Hubo espacio para su época más gothic pop, con las celebradas "One Second" y "Say Just Words" que sirvieron para dar un poco de ritmo a un concierto marcado por su habitual lentitud y pesadez, que ya era esperada y deseada, pero que en ningun momento tuvo la potencia o la energía que creo necesarias en un concierto así (Candlemass el año pasado, sin ir más lejos, fueron muchísimo más convincentes, gustándome a mí menos en disco).

  

Clásicos como "Hallowed Land", "As I Die" o "Embers Fire" (este fué uno de los temas fetiche de mi adolescencia) hicieron atisbar algo de esperanza, confirmando que la descarga fué, aunque tímidamente, de menos a más, pero no fué hasta la final "The Last Time" que difruté sin paliativos como una banda así se merece. Personalmente, una de las grandes decepciones del festival. En otoño los volveremos a tener por aquí presentando su nuevo disco Medusa, liderando un cartel masivamente doom junto a Pallbearer y Sinistro, y allí será el momento de juzgar si tuvieron un mal día y los problemas de sonido y fuerza fueron cosa de la hora o bien es que el directo de Paradise Lost no está a la altura de sus indudables discazos.

Los culebrones de los americanos han sido eternos, mermando la popularidad/carrera del grupo al igual que la carrera de Tate que sigue sin encontrar su camino. Aunque si es cierto que tras nombrar Todd La Torre como nuevo cantante han seguido con algún disco nuevo más, pero lo anterior les hizo tanto daño que no pueden remontar el vuelo. La última vez que estuvieron en España fue para la gira del 20 aniversario de los OM, que quizá sea lo mejor que puedan llegar a hacer.

   

De hecho, después de comenzar con el tema “Guardian” el set se basó en un desglose del “Operation Mindcrime” junto a “Empire” y “Rage for order”. La banda vino sin disco y es lo que le tocó para ganarse el personal en su hora de actuación. Sonaron “I don’t believe in love”, “Revolution Calling”, “Empire”, “Queen of the reich”, “Eyes of the stranger” por decir alguno que fueron acompañados por videos representativos, los del OM fueron las intros originales. Hay que decir también que nos sorprendió muchísimo al ver a Casey Grillo de Kamelot en lugar de Scott Rockenfield a la batería, el grupo no había puesto nada… así que no sabemos si solo estaba ahí por sustitución o puesto permanente.Todo y con eso la banda sonó muy bien, acompañando a La Torre que fue el que tuvo que pelear más el setlist llegando a los tonos agudos de Tate, a veces se quedaba corto y a veces se pasaba de fuerza, debe ser dificil encontrar el punto medio. Los demás siguen igual de sin sangre que siempre, Eddie Jackson al bajo, Michael Wilton con su guitarra de calaveras y Parker Lundgren a la otra que pareció darle un poco más, nos dieron un show para el recuerdo, pensando sobre el futuro del grupo y si cada vez que los veamos siempre veamos un refrito de clásicos, que siempre está bien oírlos es evidente, pero ellos pueden dar mucho más de si.

Mientras Queensryche lo petaban en el Stage Rock, la alternativa era ver a los finlandeses Ensiferum en el Rock Tent. Con la carpa a petar, poniendo de manifiesto que de cara a futuros años será necesario aumentar su tamaño y aforo, y todo el mundo preparado para saltar y cantar con estos baluartes del folk metal vikingo, pasó la hora prevista para el inicio del concierto sin que nadie apareciera, y alguien tuvo que salir a justificar un retraso que empezaba a preocupar al embutido público con la sorprendente noticia de que el cantante de la banda estaba atrapado en un atasco en las rondas (vete a saber lo que hacia allí, el tío!). Cuando el bueno de Petri Lindroos finalmente llegó se las apañaron para dar un concierto aparentemente festivo y muy potente, en el que el público disfrutó y entregó con pasión. Y digo aparentemente porque cuando llegué yo, con el concierto empezado, ya no cabía ni un alfiler, y fuera del espacio estrictamente delimitado por las paredes de la carpa no se oía nada en absoluto. Así que bien, aunque me hubiera gustado verlos decentemente a pesar de no ser realmente fan de la banda, al cabo de un par de temas casi ininteligibles desde mi posición (uno de ellos, "Stone Cold Metal", y el otro ni lo sé), me di por vencido y abandoné mi posición para coger sitio para el que iba a ser uno de los conciertos de la tarde, el de los infalibles albaceteños Angelus Apatrida.

  

Angelus Apatrida siempre empiezan con algo de ventaja, ya que tienen un público totalmente entregado. Esto no es gratis, claro, sino que el cuarteto liderado por Guillermo Izquierdo se ha ganado concierto tras concierto una merecidísima reputación de infalibles apisonadoras del directo. Duración a parte, su repertorio no varió  mucho respecto a lo que ya tocaron a principios de este año en la grabación de su inminente DVD en la sala Razzmatazz. Introducidos por el "You Can’t Bring Me Down" de unos Suicidal Tendencies aún frescos en nuestra memoria por haberlos visto en Barcelona tan solo dos días antes, y bajo un cartel inmenso con la portada de Hidden Evolution con el pequeño patrocinio de a bebida energética Monster, estos monstruos del thrash revivalista lo petaron de principio a fin, empezando por "Immortal" y continuando con "Violent Down" y su icónica "Vomitive", con ese aire tan Testament. La sensación con los Angelus es que estábamos, por la comunión entre público y artista (intercambio de cerveza por crema solar incluido), ante el primer gran concierto del día, y los concurridos circle pits que se sucedieron en "Of Men and Tyrants" o la más melódica y cantable "End Man" dan buena fé de ello.

No hubo demasiadas sorpresas en el setlist, pero es que Angelus Apatrida ya han acumulado, en sus cinco discos, un buen puñado de clásicos imprescindibles que no pueden faltar en ninguna actuación. Algunos de los pertenecientes a su último disco, como "First World of Terror" o "Serpents on Parade", a la que desgraciadamente le antojo vigencia lírica durante muchos años, son temazos violentos, rápidos, precisos y melódicos que nos hicieron sudar la gota gorda bajo la solana que estaba pegando en Santa Coloma, pero la locura se desató por completo con "Give ‘em War", protagonista del primer wall of death masivo del festival, "Thrash Attack" y la inevitable "You Are Next" que, como siempre, sirvió para cerrar el concierto y para certificar una vez más que Angelus Apatrida son una máquina de precisión engrasadísima que se encuentra en el mejor momento de su carrera, y en Can Zam lo volvieron a demostrar.

  

Tras verlos por Suecia y ver que tienen un bono para varios festivales de este año como tantos otros, Metal Church estaban descargando su metal clásico a las 19h en el Rock Fest. La agrupación de Washington venía sin disco nuevo así que se sirvieron de sus 30 años de carrera para conformar su setlist de su hora de actuación.El sol abrasador seguía cayendo en los escenarios pero eso no era problema para los músicos que dejaron caer temas como "Start the fire","Watch the children play" y "No friend of mine" para disfrute del personal, al final tuvimos sorpresa ya que para "Fake Healer" les acompañó Todd La Torre a las voces.

Cortes clásicos, directos y con buenos riffs de guitarra de Kurt y Rick, la voz le siguió de cerca aunque la puesta en escena de Mike Howe no iba muy en concordancia con el resto del grupo. Aún así buen sonido en toda la actuación para recordar a uno de los grandes que parece que tienen cuerda para rato, nos alegramos por ellos. 

  

El solape entre los vitorianos Soziedad Alkoholika y los suecos Eclipse me pareció, personalmente, el más doloroso no solo del día sino del festival entero. Ya sé que son bandas muy diferentes y mucha gente no las va a compartir entre sus gustos, pero a mí me encantan ambas por motivos muy distintos. Así que mi intención era ver el principio de los suecos en la carpa para trasladarme al escenario principal tan pronto empezará la actuación de Juan, Jimmy y los suyos. Pero ay, es que los chicos liderados por el simpático Erik Martenson son tan pegadizos y crearon una pasión tan infecciosa entre la gente que abarrotaba el Rock Tent que me fué imposible desengancharme e irme hasta bien entrada su actuación, a pesar de que esto significara perderme los primeros minutos de los alcohólicos, en los que parece que incluyeron todos los temas de su muy buen último disco, ya que a partir de que llegué ya no sonó ninguno. Lo cierto es que me costó un poco pasar de la positiva y alegre intimidad de Eclipse en la carpa a la rabia y enfadada contundencia de S.A. en el mastodóntico escenario principal, pero no hay duda de que llegar de lleno a una batería de clásicos que incluyó "No Quiero Participar", "Cienzia Asesina", "Kontra la Agresión, Kastrazión!" o "Ratas", que contó con la colaboración de un encantado Guillermo Izquierdo de Angelus Apatrida a la voz, puso las cosas un poco más fáciles.

Disfrutando del mejor sonido hasta el momento en ese escenario, Soziedad Alkoholika dieron un muy buen concierto, muy trallero y contundente, y el público lo reconoció como tal entregándose y enloqueciendo con himnos más modernos como "Piedra Contra Tijera" o "Cuando Nada Vale Nada". La demostración de que el quinteto vitoriano es un clásico a la altura de cualquiera y, posiblemente, la banda más importante de la historia del metal "extremo" en nuestro país, es que durante las finales "S.H.A.K.T.A.L.E." y, sobretodo, "Nos Vimos en Berlín", el festival entero se desgañitó, más allá de las barras y de las mesas de sonido. Por cierto que Juan dejó a manos del público la decisión de si el polémico estribillo de esta última canción acaba con "jodido cabrón" o "judío cabrón", y ya ya os podéis imaginar cuál fué el veredicto. A pesar de llegar tarde y de vivir el concierto desde cierta distancia, sin entregarme con la intensidad que probablemente se merecía, los S.A. dejaron el pabellón altísimo y, a juzgar de la gente con quién hablé mientras salía sudorosa, exhausta y feliz del pit, dieron uno de los grandes conciertos de la tarde.

  

El último bolo extremo del día llegaba de la mano del noruego Abbath y su banda, unos tíos tan blackmetaleros como se puede llegar a ser. Famoso por haber sido el líder de los seminales Immortal durante los días de gloria del black metal primigenio, Olve Eikemo empezó su carrera en solitario hace solo un par de años, con la publicación de su disco homónimo, y sin alejarse demasiado del estilo que caracterizó a Immortal durante toda su carrera. Confesemos: nunca he sido especialmente fan de Immortal, y lo cierto es que, con el amplio abanico de excelente black metal que se hace hoy en día, la variante primigenia y despojada de toda ornamentación que abandera nuestro amigo me suena un pelín trasnochada. Es cierto que ni él mismo se toma demasiado en serio, como hemos podido comprobar en multitud de ocasiones durante su carrera, exagerando la pose hasta el extremo y ejerciendo de monstruito antipático y gruñón entre tema y tema. Pero si te lo miras como un homenaje a esa escena que sacudió al mundo a principios de los noventa, con corpse paint, trajes de guerreros, humo, oscuridad, blast beats y la velocidad de un ventilador al máximo, lo cierto es que llegan a dar totalmente el pego, y el suyo fué un concierto bastante divertido de ver.

De todas maneras, a juzgar por la poca gente que se acumuló delante del escenario Rock teniendo en cuenta que tocaron en hora punta, es de suponer que la mayoría de los asistentes aprovecharon el concierto de Abbath para ir a cenar. Ciertamente no es un artista que cuadre del todo con los gustos habituales del asistente medio de este festival, pero quizás si miras debajo de todo el atrezzo y de la voz de monstruo de las galletas, lo que encuentras es un Motörhead blackizado y un espíritu punk indomable que no está tan lejos del estilo de muchos fans que no quisieron darle una oportunidad. Su set consistió en una mezcla de temas propios como "To War!" o la final "Count the Dead" con algunos de los cortes más celebrados de Immortal, con especial mención para "In My Kingdom Cold" y "Nebular Ravens Winter". La banda sonó bien, muy potente en todo momento, moviéndose entre las tinieblas que generaba el humo, los focos tenues y el lumimonísismo logo que ocupaba la parte posterior del escenario. Pero aunque Abbath intentó por activa y por pasiva interactuar simpáticamente con el público, recibió una respuesta más bien fría, no sé si por indiferencia o por incomprensión, y lo cierto es que fué bastante más aclamado cuando se encargó de cerrar el festival dos días más tarde al frente de sus Bömbers. 

  

Cambio importante de tercio, y desde los sonidos más oscuros pasamos al heavy metal europeo clásico de pura cepa. Krokus aterrizaron en Barcelona para llenar el vacío que nos había dejado W.A.S.P. con su caída del cartel, sustitución bastante acertada y equilibrada para nuestro gusto. Los veteranos suizos son de esas bandas que siempre está uno dispuesto a ver y esta vez además en una franja horaria de las privilegiadas en un festival, bien arriba del cartel.

Venían con los deberes bien hechos como siempre, es lo que tiene la veteranía, y aunque no fuera un concierto de esos que te marcan de por vida, sí que consiguió abstraerte de todo lo demás por un buen rato atrapado por sus riffs afilados y la potencia de la banda bien pastoreada por Marc Storace. La banda nos trajo buena parte de temas pertenecientes a su más reciente trabajo Big Rocks, pero sin dejar de lado sus temas más clásicos como la enorme ‘Hellraiser‘, ‘Easy Rocker’, ‘Fire’ o el famoso clásico de Neil Young ‘Rockin´In The Free World ‘. Pero como toda banda sabe que a su público les gustan las sorpresas, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que sus compatriotas Gotthard andaban por estos lares, pues qué mejor regalito que invitar al gran Leo Leoni a interpretar con ellos Mighty Queen. Gran detalle a deleitar con sonrisilla tonta de esos que a todos nos gustan, para qué lo vamos a negar…

  

El resto de la noche seguiría dominado por la cartera europea y era el turno de una de las bandas más esperadas de esta edición y que se llevó el primer premio en la cantidad de camisetas que se lucieron ese día, y a decir verdad los dos restantes, por todo el recinto del festival. Running Wild, los grandes deseados, se dejaron ver por fin en el escenario Rock. Cargados de himnos los piratas desembarcaron en Barcelona bajo esas grandes expectativas y era hora de que toda la tripulación con el capitán Rolf Kasparek a la cabeza cumpliera todas ellas ondeando la bandera de su más reciente trabajo Rapid Foray y repasando clásicos como está mandado, trayendo las ansiadas melodías de ‘Locomotive’, ‘Under Jolly Roger’, ‘Stick to Your Guns’ o ‘Conspiradores’.

Fogonazos, explosiones y espectáculo reinaron durante toda la actuación de los alemanes, que hicieron gozar al máximo a sus devotos incondicionales de las primeras filas, que no se habían movido de ahí desde que abrió sus puertas el festival esperando el deseado momento. Ese incondicional fan compatriota de los piratas que iba sentado a nuestro lado este año en el tren camino al Sweden Rock, que viajaba desde Alemania sin entrada, sin tienda de campaña, con lo puesto y sin más equipaje que su pasión ahí estaba también, semanas después en la primera fila del Rock Fest en Barcelona… curiosidad que no viene a cuento pero nos vuelve a recordar cómo de grande puede ser esta pasión que muchos sentimos por dentro cuando vemos a nuestros ídolos, llámense Running Wild o cualquier otro…

  

Viendo cómo se alejaba el barco pirata, era el momento de los cabezas de cartel Avantasia, que recalaban en el Rock Fest dentro de la segunda parte de festivales de verano que iniciaron el año pasado viéndolos ya en el Leyendas del Rock o en el Sweden Rock presentando su último “Ghostlights”.

Al ser cabeza de cartel pudimos disfrutar de una mayor producción y escenario, lejos de llevar montañas de amplis todo se despejó para dejar paso a la escenografía representativa sobre ese último disco y cada “secundario” se iba a poner en uno de esos sitios de la escenografía, Amanda Sommerville y Herbie Langhans a la izquierda del escenario haciendo los coros, Miro a los teclados debajo suyo y Felix a la batería al otro lado. Sascha Paeth y Oliver Hartmann a las 6 cuerdas como siempre a los laterales y el pequeño Tobi de maestro de ceremonias junto a sus invitados de lujo.

  

El repertorio fue muy similar respecto a las anteriores veces que habíamos visto a la agrupación, “Mystery of a Blood Red Rose”, “Invoke the Machine”, “Twisted Mind” con Ronnie Atkins de Pretty Maids, Tobias cantando solo, Bob Catley de Magnum y Geoff Tate (como nota morbosa del día ya que Queensrÿche abrían ese día el festival)… esta vez no pudo venir Kiske (ni Eric Martin de Mr.Big) pero lo suplantó Oliver Hartmann que hizo en su día un papel más que digno en las voces de At Vance y desde que se fue por desgracia no ha podido hacer nada más a nivel vocal.

“Reach out for the light”, la propia “Avantasia” o “Lost in Space” retumbaban en Can Zam como grandes temas que son y sin importar las horas que eran. Sin duda y suponemos que hasta cierto punto normal la calidad de Avantasia se hace más clara que Edguy y la implicación y repercusión de cada tema se veía en todas las ovaciones del público. Además, quizá sea por el tiempo que tenía (aunque luego se fueron de tiempo igualmente) Sammet estuvo más aseñado presentando cada tema y no como lo vimos con Edguy en Suecia que parecía un charlatán intentando ser gracioso.

  

Un cabeza de cartel que siempre funciona por lo exclusivo que es aunque estos dos años los hemos visto ya en sala y festival, pero por lo que decíamos siempre son bien recibidos tanto elenco de grandes músicos y grandes temas, esperemos que haya pronto un nuevo capítulo de este universo creado por el genio de Tobias Sammet. 

Texto: David Aresté / Susana Manzanares / Albert Vila
Fotos: David Aresté / Susana Manzanares