Algo que deseábamos y que parecía una utopía se ha hecho realidad. En un país donde el rock progresivo es parcela de unos pocos aficionados, parecía imposible un gran festival , sobre todo, viendo la evolución de los valientes que siempre se han atrevido (Minnuendö que lleva 11 años o el extinto Festival Lago de Bornos en la provincia de Cádiz que llegó hasta su trigésimo aniversario).Festivales que cuestan la misma vida mantenerlos, de los que ya algunos han claudicado o han reducido su cartel en cuanto a bandas, más por falta de viabilidad que por falta de ganas.
Toni Marchante

De la mano de Madness Live, promotora que además de otros estilos, siempre ha destacado por su buen gusto, convirtiéndose en uno de los principales promotores en traer buenas bandas de progresivo, se crea este festival “Be Prog My Friend”. Y lo hace con un descaro y una valentía absoluta, creyendo en que el trabajo bien hecho de su equipo les llevará finalmente al éxito, ni cortos ni perezosos diseñan un Festival de Verano a lo grande.

En un año donde parecía que iban a escasear los grandes eventos, estos señores ponen una pica en Flandes y se descuelgan con un evento orientado a una forma musical que ya de por sí presenta variadas vertientes, pero donde además han conseguido elaborar un cartel atractivo y de gran calidad.

Hacer un festival de rock progresivo supone una tarea difícil y arriesgada, sobre todo, por el gran espectro de estilos que contiene este género. Para este festival se han centrado sobre todo en la escena de metal progresivo contemporáneo, huyendo del rock progresivo tradicional y apostando por bandas de moda como puede ser Anathema, pasando por grupos de culto (Opeth o Pain of Salvation) o mostrándonos bandas más jóvenes que ya empiezan a tener un nombre dentro dela escena como Tesseract, Alcest o Antimatter. La única referencia que hay al rock progresivo de raíces es al escocés Fish, toda una institución dentro del género.

Gentes venidas de muchos lugares de España y del extranjero confluimos en el Poble Espanyol de la Ciudad Condal, un marco incomparable para ver este festival tan especial, dándole un aspecto muy peculiar, parecido a los típicos conciertos en la plaza del pueblo cuando estaba en fiestas y venía un artista de renombre a tocar o cantar. Un ambiente entrañable para unos conciertos entrañables.

El recinto no se llenó, pero se ocupó por gente selecta en lo musical, gentes venidas de todos los lares, peña que sabía a lo que venía y fue fundamental para disfrutar de una tarde noche de ensueño. Los precios de restauración y el stand de merchandasing eran razonables y el ambiente fue de muy buen rollo. Pudimos ver entre el público a Daniel Cavanagh (Anathema), a la gente de Antimatter, Tesseract o Alcest. Los horarios de actuación se respetaron con bastante rigor, si bien al final se acumuló algo de retraso, pero que no afectaron en definitiva al desarrollo normal del evento.

Texto y Fotos: Toni Marchante