Interesante tarde de sábado la que pudimos disfrutar en la capital los que nos acercamos a la Sala Ramdall para presenciar la descarga de Takun sin Takun, Delyriüm y Crownless. La mencionada sala, según me comentaban, es propiedad de la gente de La Riviera, y habitualmente es de los enclaves más importantes en el ambiente de la salsa en la noche madrileña. Ahora, además, pretenden hacerse un hueco en la programación de conciertos.
Texto: Alberto López
Fotos: Mario López

El lugar es espacioso, sin duda, pero con carencias en cuanto a escenario y equipo de sonorización, algo que por desgracia es común en este tipo de locales multiusos. Siempre está bien que nuevos locales aparezcan para ofrecer música en directo, así que esperamos que si la sala Ramdall consigue hacerse un hueco en la programación de conciertos mejore lo comentado y, además, recuerde a sus porteros que un poco de simpatía y sentido común nunca están de más.

Dicho esto, a las 19:30 se abrían las puertas y comenzaba a entrar la gente para disfrutar de una noche muy variada musicalmente hablando. Si bien es cierto que todos los grupos, unos más y otros menos, tenían ciertos toques progresivos en común, cada uno tiraba hacia un rollo completamente distinto, lo que hizo la tarde/noche muy interesante y amena.
Recién pasadas las 20:00 salían a escena Takun sin Takun. Con su formación en trío y su estilo ecléctico, pasando por el rock, toques progresivos, metal o funk, demostraron al publico allí congregado que pueden tener cosas que decir en el panorama.

Comenzaron con “Fases”, tema instrumental que sirvió para que entráramos en calor y mostrarnos ya a un Dennis Channels muy contundente al bajo. A pesar de que, como confesaría Davizio, con los nervios se le olvidó colocar la palanca a la guitarra, sonó muy bien. “Tu silueta” nos sorprendió con un riff bastante más heavy y contundente, aunque nos dejó un tanto fríos, en parte debido a ciertos fallos en la ejecución, seguramente achacables a los nervios, algo que también les sucedió al final de “Pariborín”. A partir de aquí la cosa fue mejorando bastante. “El milagro” sonó bien, pero no fue hasta “Música” cuando se les vio totalmente a gusto en el escenario. Gran tema este, con ciertos toques funkys en la guitarra, que arrancó los aplausos del respetable.

A raíz de aquí la segunda parte del concierto pasó volando. “Gente insatisfecha”, de corte muy rockero; “El espía”, donde retornaron los sonidos funkys y que, a mi personalmente, me gustó más que todo lo anterior junto; “Detrás de la cortina”, tema muy completo, con buenos cambios y melodías pegadizas; y, para cerrar, “Buscándote”, sonaron muy bien.

Tienen que pulir defectos como los fallos en los finales de los temas y ciertas carencias vocales, pero en general tienen buena base para hacer cosas interesantes y así lo demostraron, sobre todo en la segunda mitad del concierto, donde mejoraron sustancialmente respecto a los primeros cuatro temas donde no terminaban de encontrarse a gusto.

Poco después, y tras haber realizado los inevitables cambios en el escenario, le tocaba el turno a Delyriüm, los que para mi fueron los grandes triunfadores de la noche. Los albaceteños, liderados por Roberto Cappa (Dark Moor, Inntrance…) y Art Rodríguez, inconmensurables durante todo el concierto, ofrecieron un gran show a pesar de contar con poco tiempo y las limitaciones técnicas de la sala.

Abrieron con el tema instrumental que da título a su primer disco: “Quaerens Utopiam”. En poco más de tres minutos ya nos ofrecieron una buena muestra de lo que iba a ser aquello. Buen sonido, potente y bastante limpio, y una buena cantidad de influencias, reflejadas en los diferentes cambios del tema, que mas tarde desarrollarían con su propio estilo. Continuaron con “Tu Voluntad”, mostrándonos toda su complejidad. Repleta de cambios de ritmo, contundente y con garra. Un gran tema que se vio un poco mermado con algún problemilla en la voz de Juan Antonio Camacho, al que me dio la sensación de que le costó entrar en calor, ya que según fueron pasando los temas su voz fue ganando muchos enteros aunque, bien es cierto, que cuando tenía que tirar de tonos muy agudos parecía un poco forzado.

“Érase una vez” fue la continuación, una vez más con diferentes cambios que nos trajeron a la memoria a grupos como Symphony X, algo que se acentuó con la siguiente, “Where Hearts Roam to Rot”, donde el giro al inglés, un error, en mi opinión, ahondó más en este parecido. Un tema con un comienzo muy contundente, con un riff que invitaba a cabecear, y unos teclados graves que le dieron un contrapunto muy interesante.

Y llegó uno de los momentos de la noche cuando Juan Antonio se bajó del escenario y dejo que sus compañeros atacasen el Instrumedley de Dream Theater. Me vais a perdonar la expresión pero hay que tener muchos cojones, y mucha técnica, para versionar a esta gente. Y ellos lo clavaron. Mi más sincera enhorabuena.

Otra vez con cantante encima del escenario prosiguieron con temas propios. “Al final del laberinto”, “El vuelo del alma”, basado en El retrato de Dorian Gray, y “Sin mirar atrás”, con un dibujo de teclados preciosista, sonaron de lujo. Son tres grandes temas que resumen perfectamente lo que son Delyriüm. En ellos encontramos todos los ingredientes que los hacen una banda a tener muy en cuenta: fuerza, melodía, cambios de ritmo, una técnica envidiable y mucho gusto. Para rematar cerraron con el “Set The World On Fire” de Symphony X, que sonó casi más heavy que el original. Casi nada.

Desde luego que pueden dar mucho que hablar si tienen la continuidad necesaria (recordemos que depende en buena medida de las obligaciones de Roberto Cappa con Dark Moor) y siguen por este camino. Lo mejor de ellos es como, aunando muchas influencias diferentes, hacen de la complejidad de su música algo para todos los públicos. Y eso no es fácil.

Tras otra pequeña espera salió a escena el último grupo de la noche, los madrileños Crownless. Liderados por su cantante, Nane, nos ofrecieron un buen concierto, a pesar de que al comienzo no les acompañó el sonido en exceso y que me dejó la sensación de que pueden dar bastante más de sí. Una propuesta de metal combinado con diferentes subgéneros de este (death, gothic, sinfónico, progresivo o lirico)que resulta coherente y atractiva, pero que no termino de sonar del todo bien, como quedó demostrado en los dos primeros temas, “Ravens In The Storm” y “Dark Embrace”, donde la voz de Nane al caer a tonos más bajos era casi inapreciable y cometieron varios fallos de ejecución.

Con “Freak Garden” y su pegadizo estribillo, casi bailable, la cosa mejoró considerablemente, y la reacción del público, más numeroso que con las dos anteriores bandas, así lo atestiguó. La cosa no decayó y “Omen” fue también muy celebrado con su riff cortado y contundente y un estribillo que sonó muy bien con el apoyo que ofrece Sergio Mena como segunda voz. También contó con la colaboración de la bailarina Lady Vamp quien le dio un aire diferente y original al grupo en los dos temas que apareció (“Mirrors” fue el otro).

“Thorns” continuaba con la caña, con las voces guturales de Sergio poniendo el contrapunto a las melodías de Nane. Un recurso que utilizan mucho, y que para mi gusto les da un punto muy interesante y evita que a veces los temas caigan en la monotonía.

Y así llegábamos al momento emotivo de la noche. Que no fue otro que “Silent Tears”. Balada a piano y voz que estuvo muy bien cantada, con mucho feeling, y que a mí personalmente me puso los pelos de punta cuando al final fue ganando en intensidad. Muy aplaudida. Tras la calma atacaron con “Ataraxia”, tema muy movido al principio y que con sus cambios de ritmo y voces fue de lo mejor del concierto con el público totalmente entregado. Además, como nota curiosa, fue esta la canción elegida por Pablo Sánchez para dedicársela a su futura mujer.

Encararon el final con “Mirrors”, extenso y muy completo, con toques sinfónicos, progresivos y épicos; y “Lost Inside”, el que es el single claro de su disco “Dark Evolution” y que fue muy coreado.Debido a las limitaciones horarias de la sala se les impidió tocar un último tema que tenían en el set list y que tuvieron que quitar. La esperada “Fading Dreams” tuvo que quedar para otro día y afeó mucho el final del concierto, ya que tras pedir que les dejasen tocarla, y ante la negativa de la sala, no les quedó otra que despedirse.

No fue un mal concierto, pero como he dicho antes creo que pueden dar más de sí, que la calidad ya la tienen.
Y así terminó una noche en la que volvió a quedar demostrada la buena salud de nuestro metal nacional.

Texto: Alberto López
Fotos: Mario López