Los suecos Cult of Luna siempre han sido fieles a su reconocible post metal sin dejar de evolucionar y explorar distintos matices en cada nuevo álbum. En Mariner van un paso más allá, y hay que decir que han dado totalmente en el clavo. Los juegos de voces que consiguen con la colaboración de la sorprendente y versátil Julie Christmas nos muestran una nueva e inédita forma de ver la música de la banda y hacen que este disco brille a la altura de sus mejores obras.

Albert Vila

Allá por 2003 un amigo mío se fué de Erasmus a Suecia. Este amigo no es en aboluto metalero, pero es un enfermo de la música y un descubridor compulsivo. Cada vez que volvía de visita nos traía algunas de las cosas que le habían impactado del envidiable underground sueco. Alguno, como el cantautor Jose Gonzalez, lo ha petado después en el mainstream. Otros, como Logh, Langhorns o muchos más que he olvidado, se han quedado en el underground. También nos descubrió a Cult of Luna. En ese momento, y viniendo de él, me resultaron sorprendentemente duros. Me gustaron y nos gustaron a todos mucho, a los metaleros y a los hardcoretas. Poco después de ese descubrimiento sacaron el incommensurable Salvation y se hicieron un poco más conocidos. Desde entonces se han convertido en una de las bandas más en forma y respetadas de la escena metalera y, a la vez, en uno de mis grupos favoritos.

Como digo, a mi amigo no le gusta el metal, pero le gustan Cult of Luna, así como le gusta el post metal en general. Podemos considerar a los americanos Neurosis los percursores de este género, con ese seminal Through Silver in Blood a mediados de los 90. Cult of Luna y los desaparecidos Isis, ya en los dosmiles, serían quizás sus alumnos más aventajados. Es curioso ver como las tres bandas tienen su origen en el hardcore punk, aunando el post rock de unos Mogwai con el doom metal, y pasándolo por una batidora de actitud y sencillez punk. Quizás por esto hay bastante gente que no tiene especial aprecio por el metal pero a la que le gustan, y mucho, este tipo de grupos.

Mariner es el séptimo LP del sexteto sueco, para la ocasión convertidos en septeto. Su discografia es extremadamente sólida y regular, creciendo con un gran disco tras otro para conseguir la impoluta reputación de la que gozan a día de hoy. La clave es que creo que han sabido matizar su música a lo largo del tiempo sin haber cambiado sustancialmente la raíz, pero explorando nuevas ópticas y creando un sonido reconocible y muchas canciones recordables dentro de un estilo que se presta a la copia y a la repetición.

Desde la primera escucha, Mariner me ha cautivado. Así como el anterior Vertikal (2013) me costó un poco más, aquí todo ha clicado fácilmente. La música es perfectamente reconocible y el añadido de la voz femenina le dá una dimensión distinta sin perder, de manera admirable, ni un gramo de escencia. Encuentro tanto acierto, riqueza y variedad aquí que, con la emoción del momento, y sin la perspectiva necesaria del tiempo, pongo este disco a la altura de Salvation en la cima de la carrera de Cult of Luna.

Y eso que hay que decir que venía con un par de prejuicios (bastante tontos) a enfrentarme a esta colaboración entre los suecos y la vocalista americana Julie Christmas. El primero es que otro de los titanes del post metal, Russian Circles, colaboraron con la también vocalista americana Chelsea Wolfe (un tema, ya ves tú) en su útimo álbum Memorial, con un resultado que a mí no me convenció demasiado. El segundo prejuicio es aún más tonto: con un nombre como Julie Christmas, que no conocía de nada, me venia a la cabeza algun tipo de cantautora folk, a la que no podía augurar un encaje nada prometedor con la música de los de Umea.

Me hizo falta solo escuchar medio tema de Mariner y leerme un par de líneas de la biografía de esta señora para reírme de mi propia estupidez: la tal Julie Christmas no es en absoluto una doña nadie en esto del metal y el post metal, ya que era la cantante de dos bandas más que respetadas como Made Out of Babies y Battle of Mice. Y su registro vocal no puede estar más lejos de lo que fuera que temía: gritos, atmósferas opresivas, brujerío y un poso bjorkiano general que, fíjate tú por donde, resulta que encaja perfectamente en un disco de Cult of Luna.

No hay nada especialmente nuevo instrumentalmente respecto a otros discos de la banda, aquí siguen todos los trademarks del sonido Cult of Luna: bajo muy protagonista, momentos íntimos y atmosféricos intercalados con riffs sencillos, repetitivos agresivos y motivantes, lentos desarrollos instrumentales, voz gutural sin cuartel. Canciones. Talento. Personalidad. Pero esta nueva vuelta de tuerca de añadir una voz femenina tan versátil arroja luz sobre nuevos matices y abre un mundo de posibilidades que la banda sabe aprovechar perfectamente. Y el mérito es que esta inclusión suena perfectamente natural y encaja en todas las vertientes de la música del grupo, sin molestar lo más mínimo, al contrario, adaptándose con facilidad y dando un nuevo brillo a cada pasaje.

La cosa no puede empezar mejor, con un pepinazo como "A Greater Call". Después de 3 minutos de evocadora introducción atmosférica, despegando lentamente, el tema crece con un riff típico de Cult of Luna envuelto en coros femeninos, repitiendo constantemente ese hechizador y adictivo "We are not conquerors" a modo de mantra, a modo de bandera blanca, como si fuera otro instrumento más. Alrededor de este eje, la voz masculina, con su habitual agresividad, nos enlaza con una parte central más dura y instrumentalmente compleja, con toques progresivos, donde las dos voces siguen jugando entre ellas, para desembocar de nuevo en el mantra del que veníamos. Imposible no fliparse con este tema. Vamos, yo no lo he conseguido.

En "Chevron" Julie toma muchísimo más protagonismo, ya desde el primer segundo. Ya no es secundaria, ahora está absolutamete en primer plano. Y coge los cuernos del toro sin ningun miedo, mostrando la riqueza de registros de la que es capaz, y lo creíble que resulta en todos ellos. Una canción a la vez melódica, agresiva, opresiva, histérica por momentos, que salta de pasaje en pasaje con naturalidad..

Pero donde más brilla este experimento es en la espectacular "The Wreck of S.S. Needle". Instrumentalmente excepcional y vocalmente incontestable, Julie nos ofrece momentos íntimos, espítritu riot girrl, berridos post-hardcorianos, melodías alternativas (me recuerda muy mucho a las Kittie), y ni rastro de dulzura. Su voz es diabólica, viciosa, venenosa. El clímax llega en los últimos minutos y esa bucle con "Put me down where I can see you run", un recurso que usan varias veces en este álbum con resultados espectaculares.

Si Vertikal, con su temática metropoliera, era un disco muy terrestre, muy urbano, en Mariner se relatan peripecias de la exploración espacial. Quizás donde mejor se refleja esto ambientalmente es en "Approaching Transition", donde te imaginas una gravedad ralentizada, unos movimientos pausados y mecánicos, sensación de cierta paz, con un aire sencillo a la grandiosa "Passing Through" que cerraba su trabajo anterior. Siendo un gran tema, muy atmosférico, quizás es el más previsible del disco, y en general el menos memorable. Aquí es Julie quien se toma un descanso, y el peso de la parte vocal es puramente masculino.

Cada canción de las cinco que componen Mariner es un poco más larga que la anterior, y para acabar tenemos los casi 15 minutos de Cygnus, que resumen perfectamente de lo que se trata este álbum: Al principio tenemos una lenta evolución instrumental típica de Cult of Luna, un riff pesado y repetitivo, intercalando las partes masculina y femenina, cada una bien identificada con su propia instrumentación. Por enmedio unos pasajes más ambientales donde Julie da rienda suelta a su versatilidad. Los últimos cinco minutos son absolutamente apoteósicos. De nuevo con Julie repitiendo la misma frase hipnóticamente (bien, en este caso son 4 frases) mientras la banda y la misma Julie juegan con lo que hay alrededor, en un crescendo trempador que te levanta de la silla.

Un final climático que hace que quieras rebobinar innmediatamente y volver a empezar lo antes posible. En este sentido me recuerda al maravilloso final del "Deliverance" de Opeth. Después de una canción larga llegas a ese punto de inflexión, empieza la outro y te inmersas en la música hipnótica e irremediablemente, y cuando se acaba y se hace el silencio te quedas en un estado post orgásmico, de súbita vuelta a la realidad, estupefacto. Necesitas unos segundos para recuperar la compostura y, ahora sí, levantarte y aplaudir.

Mariner es un disco excepcional, épico. Tiene momentos absolutamente memorables, top, y el experimento con Julie Christmas es, para mí, un éxito rotundo. Espero que, como habitualmente hacen, puedan alistarla para su próximo tour y así ofrecer en directo el disco completo. Sin duda allí estaré cuando esto pase. Mientras tanto disfrutaré, y mucho, del que para mí es de momento el mejor disco de este 2016.

Albert Vila

Temas:

A Greater Call (8:19)
Chevron (8:53)
The Wreck of S.S. Needle (9:33)
Approaching Transition (12:59)
Cygnus (14:50)