Larga y variada es la trayectoria de Deep Purple, con quienes empieza la historia del rock, o al menos la historia personal del rock, para muchos de nosotros. Después de The Beatles, quizá sólo Led Zeppelin o Black Sabbath puedan situarse a una altura y relevancia semejantes. Infinite, su vigésimo disco, es absolutamente innecesario para reafirmar su posición en la historia de la música, y por eso en él se percibe la atmósfera de libertad y buen hacer que sólo otorga la experiencia.

Sara J. Trigueros

Los Purple tienen la peculiaridad de contar con una formación bastante estable para lo que estamos acostumbrados: Ian Paice, Ian Gillan y Roger Glover son miembros más que veteranos. El sello personal, por lo tanto, está garantizado, aunque a estas alturas se alejen bastante de aquellos riffs con los que pasaron a la historia. Ahora bien, si por ello todo el álbum se rige por unas estructuras rítmicas claras y con poco espacio para el virtuosismo, Don Airey y Steve Morse (teclados y guitarra), hacen de contrapeso con unas melodías y atmósferas muy bien trabajadas.

De Infinite sobresalen tres joyas situadas en puntos estratégicos: «Time for Bedlam», «The Surprising» y «Birds of Prey», aproximadamente la apertura, la parte central y el cierre, respectivamente (el último tema, descontando los bonus track, es una versión de «Roadhouse Blues»). Los dos polos vienen marcados por el ya mencionado trabajo de las seis cuerdas, siempre en constante diálogo con Airey, paradigma de la psicodelia. En esta línea hay también temas sobresalientes como «All I Got Is You» o «Get Me Outta Here», este último quizá el más experimental y al mismo tiempo uno de los que más sabor añejo tienen.

Es sin embargo en «The Surprising» donde tocan techo. El corte es un clásico ABA, con una primera parte de atmósfera sureña y melodías intensas tanto en la voz como en la guitarra y un break donde de nuevo se lucen técnicamente quienes llevan las riendas del disco. Cuando el desarrollo de la parte central ha dado de sí todo lo que tenía que dar, tanto en su vertiente progresiva como en la atmosférica, regresan de nuevo al tema principal. La única pega que tiene es que hace quedar en mal lugar a los dos siguientes, «Johnny’s Band» y «On Top of the World», quizá injustamente.

Circulan rumores que sugieren que este puede ser el último álbum firmado por Deep Purple. No es la primera vez que se escuchan, pero veinte discos y medio siglo en la carretera no está nada mal, de modo que quizá esta sea el cierre definitivo. Si así lo fuera, se trataría de un cierre elegante y por todo lo alto: Infinite bien hubiera merecido estar en las listas de mejores discos si se hubiera grabado en una época más favorable o en la que la vigencia de la música no fuera tan efímera.

Sara J. Trigueros

Temas:

Time for Bedlam
Hip Boots
All I Got Is You
One Night in Vegas
Get Me Outta Here
The Surprising
Johnny’s Band
On Top of the World
Birds of Prey
Roadhouse Blues