El 11 de enero de 2019 es la cita reservada para poder ver, juntos de nuevo, a Obús y a Barón Rojo. No digo “de nuevo encima de un escenario” porque, técnicamente, nunca lo estuvieron antes. La primera y única vez que compartieron cartel de forma exclusiva fue el 8 de septiembre de 1984, cuando protagonizaron uno de los momentos más álgidos del año, con motivo de las fiestas patronales de Alcorcón. Por sorpresa, a pesar de que su relación no era nada buena desde el principio de sus carreras, accedieron a hacerlo, seguramente porque ya se empezaban a notar los cambios de aires para el primer heavy metal español. La compañía tenía que proteger su inversión, y para ello nada mejor que reunir a las dos más grandes estrellas nacionales del género, cuya cuota de popularidad era, sin duda, muy alta. No obstante, no era oro todo lo que relucía… y sí, allí estuvieron, pero como si se tratara de dos conciertos completamente distintos, y sin contacto entre ellos. La cita tuvo lugar en el campo municipal de fútbol, en el cual se instaló un escenario gigante para cada grupo, para que no tuvieran necesidad de compartir espacio ni equipo. De esta forma, con sendos discos recién editados (El que más -Obús-, y Barón al Rojo Vivo -Barón Rojo-), la presentación conjunta se antojaba como la culminación de un ciclo exitoso para los dos, fundamental para la cristalización y el crecimiento del heavy metal en España, y que se vio reforzada con la aparición de ambos en diversos programas de TVE, como Tocata, Buenas noches o Mazapán, que aglutinaban la información musical del momento.

Pero situémonos: año 1984. Barón Rojo y Obús son los dos grupos más grandes del heavy metal español, y aglutinan a miles de seguidores por todo el país y parte de Latinoamérica. En su haber, muchos miles de copias vendidas, que son premiadas con diversos reconocimientos por parte de la industria, así como con apariciones en los medios de comunicación masivos. Veamos…

Barón Rojo obtuvo el disco de oro por las ventas de Larga vida al Rock and Roll (1981), Metalmorfosis (1983), Barón al rojo vivo (1984) y al año siguiente se lo darían por las de En un lugar de la marcha (1985). Además, obtuvo el disco de platino1 por Volumen Brutal (1982). Larga vida al Rock and Roll entró en las listas de ventas el 15 de junio de 1981, llegando al número 12, y permaneciendo en las listas durante quince semanas, mientras que su single, «Con botas sucias», alcanzaría el número 18, manteniéndose durante diez semanas en las mismas. Volumen brutal entró el 26 de abril de 1982, llegando al número 1, puesto en el que se mantuvo durante una semana, permaneciendo un total de dieciocho en las listas, y ocupando el puesto número 17 en el compendio de los discos del año. Su single, «Los rockeros van al infierno», llegó al número 10, permaneciendo durante quince semanas. El álbum Metalmorfosis entró en listas el 13 de junio de 1983, alcanzando el número 2, y permaneciendo durante dieciocho semanas, mientras que el single «Casi me mato» llegó al número 7, permaneciendo durante nueve semanas. Barón al Rojo vivo entró en listas el 14 de mayo de 1984, alcanzando el número 3 y permaneciendo dieciocho semanas, mientras que su single, «Campo de concentración», llegó al número 22, permaneciendo cuatro semanas. En un lugar de la marcha entró en listas el 4 de noviembre de 1985, alcanzando el número 7, y permaneciendo durante siete semanas. Al margen de ello, en la primavera de 1982 «Los rockeros van al infierno» llegó a ser número 1, durante dos semanas, de Los 40 Principales, radiofórmula estrella del mainstream habitualmente reservada a los grupos de pop, y basada en las votaciones de los oyentes.

Obús, por su parte, recibió el disco de oro por las ventas de Prepárate (1981) y Poderoso como el trueno (1982). Prepárate entró en las listas de ventas el 30 de noviembre de 1981, alcanzando el número 24, y permaneciendo en ellas durante cinco semanas. «Dinero, dinero», single de Poderoso como el trueno, entraría en listas el 24 de enero de 1983, alcanzando el número 19, y permaneciendo en ellas durante nueve semanas. El que más (1984) entró en listas el 14 de mayo de 1984, alcanzando el número 15, y permaneciendo durante nueve semanas, mientras que el single «Vamos muy bien» llegaría al número 23, permaneciendo durante siete semanas. Además, el 9 de enero de 1982 «Va a estallar el obús» conseguiría ser número 1 de Los 40 principales, y «Dinero, dinero» y «Vamos muy bien» también llegarían a entrar en dicha lista, lo cual da una idea de la aceptación que Obús estaba teniendo entre el público joven en general, y demuestra que el grupo se mantuvo en primera fila hasta 1984.

Pese a que el panorama cultural y musical estaba cambiando, 1984 resultó ser uno de los años más prolíficos en cuanto a aparición de bandas y producción de heavy metal nacional de toda la década. Al disco en directo de Barón Rojo, Barón al rojo vivo, hay que sumarle varios álbumes que marcaron el devenir del género y contribuyeron a dotarle de personalidad. Así, Banzai publica Duro y potente, muy bien acogido por la crítica y el público; Ñu se reafirma en el heavy metal con Acorralado por ti; y se produce el debut de varias formaciones clásicas, como Ángeles del Infierno, con Pacto con el Diablo; Santa, con Reencarnación; Sobredosis, con Caliente como un volcán; Tigres, con Listos para el asalto; y Bella Bestia y Rosa Negra, con discos homónimos. Pero sobre todo, en 1984 se publica uno de los considerados como mejores álbumes de la historia del heavy metal en España: El que más, de Obús.

Señalado por parte del público y la crítica especializada como el mejor disco de Obús, El que más fue grabado en los estudios Mediterráneo, y producido para Chapa Discos por Luis Soler y la propia banda. Los estudios Mediterráneo, en la isla de Ibiza, jugaron un papel importante en el heavy metal español a partir de 1984, convirtiéndose en los preferidos por la mayoría de los grupos hasta 1990, año en el que desaparecieron. En cierto modo, se puede decir que fueron la extensión del sello Chapa cuando Zafiro decidió reabsorberlo, ya que Mariscal Romero trasladó allí gran parte de su trabajo. Tras una época en la que se buscaba ir a Londres para grabar (Barón Rojo, Panzer, Evo…), el tráfico comenzó a desviarse hacia la isla balear, ya que contaba con buenas infraestructuras, técnicos e ingenieros anglosajones, y estaba situado en una zona tranquila. En el caso de Obús, El que más fue el primer disco de heavy metal español que salió de allí, y contó con la dirección técnica de Mark Dodson y Dennis Herman, ingenieros y productores de Judas Priest, que acababan de terminar en los estudios su álbum Defenders of the Faith, uno de los referentes del género.

Además de la colaboración de los ingenieros de Judas Priest, Dave Holland, batería de los británicos, supervisó las mezclas, y Adrian Smith, guitarrista de Iron Maiden, compuso el tema “Alguien”, que fue incluido en el tracklist. La participación de miembros de bandas tan importantes de la escena anglosajona le dio al disco un estatus diferente de cara al público, posicionando de nuevo al grupo en lo más alto del panorama nacional. Y aunque tardó algo más que Barón Rojo, la llegada de Obús a Sudamérica fue de un impacto similar, llenando el Poliedro de Caracas durante dos días.

El que más salió a la venta el 12 de marzo de 1984. Paradójicamente, pese a todo lo anterior, no se ha podido constatar que El que más alcanzase la categoría de disco de oro. Aunque todos los indicios apuntan a que sí debería serlo (la repercusión que tuvo, su entrada en listas, el reconocimiento de la prensa y el público, la venta de derechos y exportación a Latinoamérica, etc.), en los listados oficiales no figura como tal. Sin embargo, la ausencia de un registro acumulado de ventas de la época del vinilo e incluso de los primeros tiempos del cd por parte de Sony, actual propietaria del catálogo de los sellos Chapa y Zafiro, hace que no deba descartarse.

En torno a 1985 se produce el paso a la fase de diversificación del heavy metal español. Pese a que había perdido popularidad, la producción discográfica siguió aumentando, editándose varios álbumes que arraigaron bien entre público y prensa, ya fuera por parte de artistas consagrados, como Barón Rojo, Obús o Panzer; de grupos en auge, como Ángeles del Infierno, Sobredosis, Santa, Rosa Negra o Evo; o debuts de formaciones relativamente jóvenes, como Tritón o Goliath. En cualquier caso, en muchos de ellos ya se podían percibir nuevas directrices compositivas, especialmente orientadas hacia el hard rock, cuyo impacto llegó a España ligeramente antes que el del speed y el thrash metal. Incluso en bandas que habían desarrollado toda su carrera dentro del heavy metal más ortodoxo, la influencia americana se dejó sentir de forma significativa, señalando el fin de una etapa y el comienzo de la siguiente.

El ejemplo más claro fue el de Barón Rojo, referente indiscutible, que después de tres discos en estudio, a través de los cuales fue marcando las pautas que lo definieron, graba En un lugar de la marcha, un trabajo que, si bien respeta la idiosincrasia y las características habituales de las obras del grupo, adopta al mismo tiempo un estilo más melódico e incluso accesible para el oyente menos acostumbrado al género. No es hard rock americano, pero presenta diferencias con los anteriores discos, que marcan un cambio de ciclo. Para ciertos sectores de público y prensa, este álbum supone el último de la mejor época de la banda, tanto a nivel de popularidad como en lo referente a lo estrictamente musical. Las obras de En un lugar de la marcha se encuentran entre las mejores de su carrera, tanto en el aspecto compositivo como en el literario, e incluso en lo que respecta a reconocimiento: varias de ellas, como «Breakthoven», «Cuerdas de acero» o «Hijos de Caín» han entrado por derecho propio a formar parte de las consideradas «clásicas». Conviene destacar el trabajo de Carolina Cortés en la elaboración de las letras, más variadas en esta ocasión en cuanto a temática, y que dan al disco un resultado final más heterogéneo no solamente en lo musical, sino también en el alcance de su mensaje.

Para otro sector, En un lugar de la marcha supone el comienzo de una nueva fase para Barón Rojo, precisamente en base a las diferencias que presenta con respecto a Larga vida al Rock and Roll, Volumen Brutal y Metalmorfosis. Sin embargo, el hecho de que se convirtiera en el último «superventas» de la formación, así como de que fuera el último Lp de su primera etapa con Chapa/Zafiro, provocó una fractura que separó este trabajo del siguiente; una fractura acrecentada por la diferencia de calidad entre ambos.

Su lanzamiento se produjo el 26 de septiembre de 1985, bajo la etiqueta de Chapa Discos, aunque en realidad lo editó Zafiro aprovechando la fama que Chapa tenía entre el público heavy (no sería el único: no en vano, el último disco oficial de Chapa Discos saldría en febrero de 1985, aunque la compañía mantuvo la firma hasta más de un año después). Además, fue el primer álbum autoproducido por el propio grupo, lo cual también le dio un tratamiento del sonido diferente, y el primero que lanzó después de los meses de verano, recortando sus expectativas de presentaciones en directo. Pese a todas las dificultades, llegó a ser número uno de Los 40 Principales con su tema «Breakthoven»; en apenas mes y medio desde su salida alcanzó el número 7 en las listas de ventas, manteniéndose durante siete semanas, y llegando a ser disco de oro, demostrando que Barón Rojo seguía teniendo un buen cupo de popularidad. Sus apariciones en programas de televisión como Punto de encuentro o Fin de siglo, en noviembre de ese año, así lo corroboran.

Obús y Barón; Barón y Obús… dos carreras retroalimentadas, y dos bandas condenadas a entenderse. Ambos tiraron del carro en aquellos complicados inicios, convirtiéndose en los grandes referentes del heavy metal español. Barón Rojo disparó el Obús, y el Obús espoleó la marcha del Barón, que tuvo que apresurarse para que no le alcanzara. El que más y En un lugar de la marcha fueron sus últimos lanzamientos “clásicos”, justo antes del cambio de ciclo para el género. Ambos editados en torno a aquella mítica actuación conjunta de Alcorcón que, 38 años después, va a rememorarse en la madrileña sala La Riviera. Lejos queda aquel campo de fútbol repleto de miles de seguidores; lejos quedan los tiempos de gloria; lejos queda aquella histórica enemistad. Pero los viejos rockeros nunca mueren, y sus carreras, con sus respectivos altibajos, han continuado hasta hoy. Este ejercicio de revival no debe ser algo nostálgico, sino una demostración de fuerza y una fiesta en la que la única espinita clavada es la de no poder ver a los grupos con sus formaciones originales. Hubiera sido espectacular.

Fernando Galicia Poblet


1– Los discos de oro y de platino en los primeros años ochenta corresponden a 50.000 y 100.000 copias vendidas respectivamente. En 2009 los baremos descendieron a 30.000 y 60.000, y en 2014 se sitúan en 20.000 y 40.000 (fuente: <www.promusicae.es>) por lo que hay que tener cuidado de no confundir los datos.