H.E.A.T – 9 de Noviembre’17 – Sala Razzmatazz 2 (Barcelona)

Lo que hace unos años parecía imposible se ha vuelto realidad: hay noches en Barcelona donde las bandas tienen que retrasar las horas de inicio de sus conciertos, ¡para no coincidir con otras bandas del mismo género que tocan a la vuelta de la esquina! Eso es precisamente lo que sucedió con el concierto de H.E.A.T la noche del 9 de Noviembre. Al coincidir con Mr. Big en la grande de Razz, se acomodó el horario de inicio de los suecos de manera que la gente pudiera ver a los americanos y luego cambiar de sala. Esta circunstancia provocó que el que suscribe se perdiera a Black Diamond y Degreed, las dos bandas que abren para H.E.A.T en esta gira.

  

Probablemente esa fuera también la causa por la que la sala Razzmatazz 2 presentaba una entrada muy discreta. El bolsillo no está para excesivas alegrías y al verse obligada a escoger, la mayoría de gente optó por la opción más difícil de ver por nuestros lares imagino. Nunca lo sabremos del todo.

La banda no se dejó amedrentar por la situación y abordó el escenario como ya es costumbre: a ritmo del "The Heat Is On" de Glenn Frey y repartiendo sonrisas a los, eso sí, acérrimos fans que esperaban con ganas este concierto. Como era de esperar, el loco de Erik Gronwall no para desde el primer segundo hasta el último y aun así se las arregla para cantar con una facilidad insultante. Tanta, de hecho, que el tipo parece que se divierte más interactuando con las primeras filas desde la valla, yendo hacia la barra a tomarse una birra o un chupito o haciendo subir al escenario a un jovencísimo seguidor para enseñarle una o dos cosas de qué significa ser una rock star.

  

El repertorio se basó, como suele ser costumbre en los conciertos de H.E.A.T, en el último disco publicado. Así, desde la inicial "Bastard of Society", el disco que reinaría en el setlist sería el recientísimo "Into the Great Unknown" (2017), un disco que está marcado por el retorno del guitarrista Dave Dalone tras la espantada de Eric Rivers, el que fuera único guitarrista desde que Dalone abandonara la nave unos años antes. Sí, es complicado. Temas como "Time On Our Side", "Redefined" o una "We Rule" interpretada solo con teclado se codean con auténticos colosos del repertorio de la banda como "Late Night Lady", "Straight for Your Heart" o "1000 Miles", temas de cuando H.E.A.T eran la mayor promesa del hard rock melódico.

Sin embargo, desde hace unos pocos discos ya, la banda ha virado a un estilo algo más básico y menos preciosista en instrumentaciones, buscando descaradamente los hits de estadio para enardecer a las masas. Ejemplos de ello pueden ser "Breaking the Silence", "Inferno" o "Point of No Return" en las que se puede apreciar al bueno de Dalone no sufriendo demasiado a la guitarra para interpretarlos.

  

La obsesión de Gronwall con cosas ajenas al escenario puede llegar a sacar del bolo a más de uno, pero no se puede negar que el tipo se intenta ganar al público con detalles como un vendaje en la cabeza marcado con las siglas "BCN" o, en el momento más deliciosamente bizarro de la noche, jalear al personal con una especie de medley de fragmentos de versiones de "The Final Countdown" de sus ídolos Europe o "Hold the Line" de Toto que, irónicamente, se convirtieron en los momentos en que se veía a la banda pasárselo mejor sobre las tablas.

El problema de H.E.A.T es que, sobre el escenario al menos, se han convertido en el show de Erik Gronwall, y eso hace que el peso del resto de componentes se vea reducido considerablemente. Ahí tenemos al teclista Jona Tee y el (limitado) batería Crash relegados a un segundísimo plano al fondo de las tablas, casi comiéndose el telón de fondo. Jimmy Jay y Dalone hacen lo que pueden en sus respectivos rinconcitos, pero que nadie se confunda. La estrategia de la banda (o su management) es potenciar la imagen de Gronwall a tope y para ello se ha diseñado ese setlist de cañonazos como "A Shot at Redemption" o la traca final de "Living on the Run" que potencian la hiperactividad del rubio cantante.

  

Una auténtica losa para los fans de la faceta más melódica de la banda, que se tienen que conformar con tímidas migajas como "In and Out of Trouble" para poder disfrutar de lo que la banda pudo haber sido. Sin embargo, eso no parece ser un problema para el número de fans que crece disco tras disco y gira tras gira, aunque no lo pudiéramos comprobar en una noche que no es representativa de lo que será el tour de H.E.A.T, por circunstancias ajenas a la empresa. Veremos hasta dónde llegan. Probablemente será hasta donde Gronwall quiera… si no muere en el intento.

Texto y Fotos: Edko Fuzz