Por segunda vez en este 2014 Epica se dejaban ver por nuestro país, con su impresionante metal sinfónico y presentando su nuevo disco The Quantum Enigma. La verdad es que tras su actuación en el Rock Fest de Barcelona nos dejaron con muy buen sabor de boca y con ganas de más, así que la cita de el pasado martes no se podía dejar pasar. De igual modo que no se podrá dejar pasar su nueva fecha recién confirmada en nuestro país, en el festival Leyendas de Rock.Además del nombre que Epica se han ido ganando merecidamente durante los años, otros dos grandes reclamos aparecían en el cartel: los franceses Dagoba y los ingleses Dragonforce como “invitado muy especial”, según los propios Epica. La noche prometía, y cumplió.
Marta Coscujuela
Fotos: Gema Gómez

 

Epica es una de esas bandas que, afortunadamente, nunca se olvidan de nuestro país y nos siguen visitando con frecuencia. Y bien seguro que esta ocasión no la podrán olvidar fácilmente, debido a la serie de desafortunados sucesos que precedieron a su concierto en Madrid: un autobús estropeado, un paro cardíaco del conductor (que se recupera correctamente), retrasos en la carretera, ausencia de trenes con los que recuperar el tiempo… total que al final tuvieron que llegar a la capital en una furgoneta conducida por ellos mismos, como si de una banda emergente se tratara. Por suerte pudieron llegar a tiempo para cumplir con todo su público, que les había dado un sold out.

No agotaron entradas en Barcelona pero bastante llena se veía la Apolo, sala en la que nunca habían tocado los holandeses. El anuncio de que este sería el escenario elegido fue recibido con aceptación, ya que al menos en mi experiencia siempre ha procurado un buen sonido. Y la verdad, es un tema que en los anteriores conciertos de Epica en la Ciudad Condal nunca ha estado bien llevado, en mi opinión. El sonido en general fue correcto para las tres bandas, aunque ya se sabe que la situación desde donde se escucha tiene mucho que ver y en esta ocasión me situaba en una posición de la sala relativamente privilegiada para el oído, no tanto para la vista. Existen quejas, sobretodo del público situado en las primeras filas, de que el sonido de la banda estaba demasiado alto y apenas se apreciaban las voces desde su situación. Es cierto que no habría pasado nada si éstas estuviesen más altas, sobretodo los micrófonos de las voces no principales. Aparte de esto, si alguna pega le podemos sacar a esta sala, al menos para un espectáculo como el de esta ocasión, es el tamaño de su escenario, ya que para dos bandas de 6 miembros, que no son precisamente pequeños ni estáticos, queda un poco justo. Pero ahí es donde se demuestra la profesionalidad y capacidad de adaptación de la banda

Algo que valorar a la organización, tanto de este como de otros conciertos a los que he asistido últimamente en distintas salas, es la puntualidad con la que se abren puertas, evitando la agitación innecesaria en la calle, y la voluntad de mantener las colas ordenadas molestando lo menos posible al transeúnte. Nada que ver con lo que sucedía hace varios años. Bien, Barcelona.

En cualquier caso, a las 19.00, hora en la que según la entrada se abrían puertas, ya estábamos dentro y listos para presenciar el show que Dagoba nos tenían preparado. Esta banda de groove metal poco tiene que ver con las otras bandas del cartel, obviando que al final del día todo es metal, así que escuchándolos en casa me preguntaba si realmente era una elección apropiada y si los seguidores de Epica y Dragonforce la aceptarían de buen grado. Pero tras el directo creo que no hay posible concierto de metal que no pudieran abrir dignamente, con una energía brutal y levantando los ánimos del público como un buen telonero debe hacer. Desde luego es una de aquellas bandas que tras el directo te hacen lamentar del tiempo que has pasado no siguiéndolos Sonaron muy compactos y contundentes y creo que la aceptación general fue muy positiva. Incluso en algunos momentos se pudo sentir aquella emocionante sensación de unidad entre el público que los buenos conciertos de metal provocan, gracias tanto a la ejecución impecable de su música como a la energia que transmitian Izakar a la guitarra, Werther al bajo, un muy carismático Franky Constanza a la batería y Shawter las voces, tanto desgarradas y guturales (la mayor parte del tiempo) como limpias. Ninguno de los componentes paraba quieto e incluso Shawter se llegó a mezclar entre el público.

Tras Dagoba saltaban al escenario los powermetaleros Dragonforce. La confirmación de estos como teloneros de Epica sí que fue toda una sorpresa, ya que muchos consideraban que la fama de esta banda es muy superior a lo que se esperaría de un telonero. En cualquier caso creo que fue un acierto ya que muchos que seguramente no habríamos acudido a verlos en otra ocasión pudimos disfrutar de su directo. Existen muchos rumores acerca de esta banda, que si en estudio graban los solos a menor velocidad para luego acelerarlos, que si no saben tocar en directo… desde luego a mi me parecieron totalmente infundados. Es la primera vez que veía a Dragonforce y, si bien es verdad que no sonaban tan compactos y contundentes como los anteriores Dagoba (son estilos distintos, hay que tenerlo en cuenta), no puedo poner ninguna pega técnicamente. Ni a nivel vocal, el joven Mark Hudson me pareció espléndido, tanto en sus temas como en los de la era de ZP , incluso cuando se arrancó a cantar desgarrado; ni a nivel instrumental.

Los dos guitarristas miembros fundadores de la banda, Herman Li y Sam Totman, no pararon de derrochar solos imposibles a la velocidad de la luz. Es evidente que algún solo no salia tan perfecto como si hubiese estado grabado en estudio, pero cuando se tocan tantas y tantas notas que un par de ellas no acaben de salir bien es totalmente comprensible. Frédéric Leclercq, por su parte, y pese a disimularlo bastante bien con su simpatía, pasó la mitad del concierto fastidiado por problemas técnicos con su bajo. Sin embargo, también demostró gran profesionalidad al ir saliendo del paso pese a ellos, e incluso pudo hacer un pequeño solo de bajo, que siempre son agradables de oír, sin que estos problemas afectaran. Mención especial para Vadim Pruzhanov, fantástico pianista con un estilo muy personal, y muy hábil en sus también frecuentes solos, que, tras su teclado, iba sorprendiéndonos con súbitos saltos, headbangings y ataques de espontaneidad repentina. También destacable la labor de Gee Anzalone a la batería, que apenas lleva unos meses en la banda y aún así no falló ni perdió el tiempo en ningún momento.

Algo que quisiera destacar de esta banda es la gran compenetración entre todos los miembros, que se percibe en tres aspectos. Primero, la complicidad que existe entre ellos, con miradas y bromas, y que saben transmitir perfectamente al público. La verdad es que en general todos son muy carismáticos. Por otro lado, la capacidad de rellenar el espacio sin dejar huecos ni olvidar los laterales, y sin molestarse los unos a los otros, cosa que en un escenario de estas dimensiones es complicado, sobretodo teniendo en cuenta que gran parte de él estaba ocupado por el material de Epica. Según se movían en el escenario, unos ocupando los huecos que inmediatamente eran dejados por el compañero, parecían desarrollar una coreografía. Por último, algo que me llamó la atención es que todos los miembros del grupo colaboran en algún momento a las voces, incluso el batería. Eso dice mucho de su entrega a la banda y de su compenetración ya que todos los coros sonaban muy bien coordinados.

El concierto, pues, se abrió con la clásica Fury of the Storm, tema que nunca falta en sus directos por la misma razón por la que es una perfecta manera de abrir el show: hace que todo el público se venga arriba. Después le siguieron tres cortes de su último trabajo, Maximum Overload, que probaron ser igual de eficaces en el directo que sus anteriores himnos, con estribillos coreables e impresionantes solos. Estos temas fueron Three Hammers, Symphony of the Night y The Game. A continuación llegó el turno de Cry Thunder, que no lució tanto como debería por culpa de los problemas del bajo. De hecho Leclercq tuvo que cambiar de instrumento en dos ocasiones durante este tema y apenas pudo tocar. Sus compañeros, profesionalmente, intentaron sacarlo adelante con bastante entereza pero la ausencia de graves fue evidente. Cosas del directo. Este fue seguido por Valley of the Damned, ya con todos los problemas resueltos, y cómo no el concierto se cerró con la archiconocida, en parte gracias al juego Guitar Hero, Through the Fire and Flames, que evidentemente levantó la sala.

SETLIST

Fury of the Storm
Three Hammers
The Game
Symphony of the Night
Cry Thunder
Valley of the Damned
Through the Fire and Flames

A continuación llegó el momento que la mayoría de gente esperaba. Turno de Epica de tomar el escenario. Para aquellos que hemos seguido la carrera de Epica, es emocionante ver le punto al que han llegado y la expectación que despiertan en el público, cuando hace unos años eran ellos los que venían de teloneros de las grandes bandas de Power como Kamelot y Sonata Arctica. El caso es que dicha expectación llenaba la sala cuando comezó a sonar Originem, la intro de su nuevo álbum que ya les vimos presentar en el Rockfest. La verdad es que parte de esta expectación estaba justificada por el hecho de que con su trabajo anterior, Requiem for the Indiferent y su consiguiente gira, los holandeses no habían conseguido críticas tan buenas como a las que nos tenían acostumbrados, y sin embargo tanto con este redondo como con los directos de presentación del mismo, la cosa parecía haber mejorado. Y así fue.

Uno a uno, vitoreados por el respetable, los chicos de Epica fueron tomando el escenario, hasta que finalmente la aclamada Simone Simons entró en escena. Esta se mostró muy simpática e interactiva sobre las tablas, mucho más que otras veces, y sobretodo muy segura. Llevando desde los 17 años dedicándose a esto, se nota que el escenario es como su segunda casa. Y sonará a tópico pero es totalmente cierto: la maternidad le sienta bien, muy bien, tanto a la hora de relacionarse con el público como en la interpretación de los temas. Simone es una de esas cantantes capaces de provocar tanto las opiniones más críticas como los elogios más incondicionales, y es que no todo el mundo gusta de las reinvenciones melódicas que hace para los directos. Aún así creo que todos estarán de acuerdo en que es una de las veces en las que más acertada estuvo y su voz realmente nos hizo disfrutar mucho.

Respecto a los chicos, como siempre, musicalmente perfectos y muy activos animando a la audiencia. Mark Jansen y Isaac Delahaye clavaron todas sus partes tanto de canto gutural como de guitarra, y eso que en cada disco sus riffs son más complejos, Rob Van der Loo estuvo impecable al bajo, igual que el gran pianista y teclista Coen Jansen, siendo este uno de los miembros más activos tanto detrás de las teclas como cuando pasaba adelante con su teclado en forma de semicírculo. Por su parte la bestia Ariën van Weesenbeek estuvo como siempre impresionante a las baquetas, siempre encontrando espacio para desarrollar su creatividad, incluso en los temas más antiguos previos a su llegada.

Como decimos, durante todo el concierto los miembros estuvieron muy activos respecto al público, pero es que este no lo estuvo menos respecto a ellos. Muchas fueron las veces en las que la sala coreó al unísono el clásico E-pi-ca, E-pi-ca, sobre el que Ariën y Coen se pusieron a improvisar ideas distintas cada vez. Tampoco faltaron los típicos oé, oeoeoé, que parecieron divertir a los miembros de la banda, en especial a Simone y a Coen. A raiz de este cántico ambos nos recomendaron que buscásemos por internet el video de Baby Monkey.

Después de la obligada introducción, el setlist arrancó con The Second Stone, tema que también abre su último trabajo, seguido del single también procedente de The Quantum Enigma, The Essence of Silence. Llegados a este punto Simone pronunció unas palabras que a mi me sonaron a gloria, aunque me consta que a otros no tanto, y es que pese a que venían a presentar su último disco, iban a incluir gran cantidad de repertorio antiguo. Y cierto fue, pues ninguno de sus redondos se quedó sin representación. Unleashed, single del CD Design Your Universe, fue el tema que siguió. Extraído del ya comentado Requiem for the Indiferent, el setlist avanzó con Storm the Sorrow, para ir todavía más atrás con, en mi opinión, uno de los mejores temas de la formación liderada por Mark Jansen: Fools of Damnation, con esa media parte apoteósica que demuestra que hay muchísimo talento en Epica, más allá de su visible frontwoman, que como siempre en este tema se retiró durante unos compases para dar protagonismo a los chicos. “¿Quién no ha tenido nunca problemas para dormir?”, nos preguntaba Simone, indicando que tocaba regresar al presente para escuchar Chemical Insomnia. Pero no por mucho tiempo ya que enseguida volvimos de nuevo a The Divine Conspirancy con un tema que se nota que es de los preferidos de la banda y en el que siempre podemos apreciar la complicidad entre Simone y Mark: The Obsessive Devotion. Otro tema en el que también se compenetran a la perfección fue el que seguía, Victims of Contingency, del cual recientemente lanzaron un video, como nuevo single.

La verdad es que Simone disfruta con todo lo que hace sobre el escenario, pero en este tema la veíamos especialmente entregada bailando. La canción que siguió fue Sancta Terra, un corte difícil de defender en directo a nivel vocal, aunque bastante bien resuelto. A continuación el show se volvió algo más interactivo si cabe ya que el público tuvo el poder de decisión, cosa que ya hemos vivido recientemente en otros conciertos de otras bandas. Nos dieron a elegir qué tema preferíamos: The Last Crusade, del CD Consign to Oblivion, o Natural Corruption, de su último trabajo. A decir verdad, tras haber revisado setlists de esta gira y haber visto en ellos The Last Crusade, este era sin duda el tema que más esperaba así que casi me temía lo peor al ver la ovación que arrancaba Natural Corruption entre el público. Por suerte los gritos por The Last Crusade fueron aún mayores, así que pudimos disfrutar de uno de los clásicos en vivo. Son estos clásicos los que a mi, y supongo que a muchos seguidores de antaño de esta banda, nos hacen disfrutar más en directo ya que combinan la espontaneidad e inspiración compositiva propia de los primeros años de carrera de un músico con el alto nivel técnico y experiencia adquirida, que hacen que el tema se revalorice. Y un gran ejemplo de esto es el tema con el que se despidieron antes del encore, como siempre: The Phantom Agony. La versión actual de esta canción cuenta con unos versos con base electrónica que por un momento nos hicieron sentir en la Apolo versión fiesta nocturna, con bola de discoteca, mientras los chicos y, sobretodo, Simone, se lo pasaban en grande bailando sobre el escenario.

Durante el largo final orquestal de este tema los chicos abandonaron la escena haciendo un amago de final de concierto, cosa que a estas alturas ya no se cree ni el más inocente. Por tanto nadie se movió de su sitio y tras muchos E-pi-ca, oé oeoeoé y gritos varios, Coen salió a las tablas a hacer su particular discurso, a agradecernos la asistencia y el apoyo, a pedir que vitoreásemos a las bandas invitadas que estaban asomadas en los balcones de la sala, y a recordarnos que buscásemos el vídeo de Baby Monkey. Al terminar, entre éel y Ariën comenzaron a tocar la introducción de lo que es sin duda el gran clásico de esta banda: Cry for the Moon. Enseguida salieron el resto de miembros y pudimos disfrutar de una versión extendida de este tema, en la que Simone hizo cantar a todo el público y presentó a la banda siguiendo la melodía de la canción, y que incluso contó con un impresionante solo de batería mientras el resto de músicos bebían la cerveza y el vino que tenían preparados a los laterales. El penúltimo tema fue uno de los singles del CD que venían a presentar, y de hecho uno de los mejores cortes que lo forman, en mi opinión. La interpretación fue impecable y se gano la aprobación del público. Ya hemos ido viendo que Epica es una banda de tradiciones en cuanto a la elaboración de su setlist, y esto queda clarísimo a la hora de terminar una presentación en vivo: cuando comienzan las cuerdas de Consign to Oblivion, sabes que esto ha llegado a su fin. Y así fue, tras este tema Epica se despidieron dejando un muy buen sabor de boca, y por lo que parecía en sus caras, satisfechos de su trabajo y de la respuesta del público.

La buena noticia es que no habían pasado ni 24 horas del final del concierto y ya se había confirmado una nueva fecha en nuestro país: el festival Leyendas del Rock. Seguro que tras este directo, muchos de los asistentes se plantearán muy seriamente acercarse a Villena para disfrutar de nuevo de esta gran banda. Porque es un grupo con una muy buena trayectoria a sus espaldas, pero también un gran futuro por delante y si a alguien le habían entrado dudas con su Requiem for the Indiferent, de bien seguro los actuales Epica se las han disipado por completo.

Setlist
Originem
The Second Stone
The Essence of Silence
Unleashed
Storm the Sorrow
Fools of Damnation
Chemical Insomnia
The Obsessive Devotion
Victims of Contingency
Sancta Terra
The Last Crusade
The Phantom Agony

Encore:
The Fifth Guardian
Cry for the Moon
Unchain Utopia
Consign to Oblivion

Marta Coscujuela
Fotos Madrid: Gema Gómez
(cortesía de http://metaltrip.com/ )