Hammerfall siempre ha sido una banda capaz de crear profundos odios y devoción adolescente. No en vano, en plena época del apogeo del power metal, surgió un curioso movimiento antiHammerfall (con sus camisetas y todo), mientras gran parte de los adolescentes que empezaban a adentrarse en el mundillo del heavy metal, lo flipaban con los primeros discos de los suecos.Pero de eso han pasado ya unos cuantos años, y Hammerfall ya no arrastran como lo hicieron en su dorado reinado: ni para bien ni para mal. Ya no quedan detractores acérrimos, pero tampoco los fans quinceañeros de entonces han sobrevivido a la admiración por los de Gotenburgo. Eso quedó claro el viernes en Razzmataz 2, dónde la mayor parte del publico apenas rebasaba los veinte años: es decir, nuevos fans.

Para caldear el ambiente Hammerfall se hicieron acompañar de Orden Ogan, una banda alemana de power metal que sonaron estupendamente y consiguieron que el público se implicara, aun sin conocer los temas. Fueron una grata sorpresa. Con canciones como To The End se metieron al respetable en el bolsillo. Dieron un show sencillo pero contundente, enfundados en sus ropajes bárbaros y felices del resultado.

Tras los alemanes, llegó el turno de Hammerfall, que presentaban su nuevo trabajo "(R)evolution". Servidora los había visto ya dos veces, allá por sus años mozos (los de esta redactora y los de ellos), y recuerdo un espectáculo mucho más visual, en un escenario más grande y con mucho más publico. Pero los tiempos han cambiado, y Hammerfall optó por un directo sin parafernalia, mucho más sencillo.

El show comenzó con el single de su nuevo trabajo Hector’s Hymn, que sinceramente, tras haber escuchado auténticos himnos de los suecos que no llegaron a tocar en el concierto, sonó algo descafeinada y el sonido de las guitarras parecía esconder casi del todo la aguda voz de Joacim Cans. Tras Any Means Necessary, llego el primer hit de la noche: Renegade, del que posiblemente fue su último gran álbum, del mismo nombre.

El show se acabó de animar y en primera fila los jovencitos estaban dándolo todo. Sobra decir que los temas más coreados y mas celebrados fueron los grandes éxitos de Hammerfall: Heeding the Call, Let The Hammer Fall, Hammerfall y por supuesto, la balada definitiva del grupo: "Glory to the Brave", de su primer trabajo. Siempre la he preferido a Always Will Be (que no tocaron, y di gracias por ello), y es que es una canción exquisita, una de las grandes baladas del power metal y en directo es aun más sobrecogedora.

Entre los éxitos, no faltó el tema instrumental y de lucimiento para el resto de la banda. Sobretodo para Oskar Dronjak, autoproclamado dios y leyenda del metal, al parecer. Fue una grata sorpresa volver a ver en la formación a Stefan Elmgreen, reconvertido en bajista tras haber sido guitarrista de la banda durante muchos años.

Para el bis y recta final del concierto, Hammerfall eligió unos temas muy cuestionables: Hearts of Steel, la nueva Bushido y Hearts on Fire. Primero de todo… ¿realmente es necesario en un bis introducir un tema nuevo que a nadie le dice nada? Segundo, ¿donde están The Way of the Warrior o At The End of the Rainbow, que si son auténticos himnos para terminar un show? Hearts on Fire se merecía haber explotado en mitad del espectáculo, en vez de otros temas más nuevos que no movieron al público.

Pero cuando eres joven y poco exigente con los grupos de heavy metal parece que da igual mientras haya fiesta y buen ambiente, y de eso Razzmataz 2 iba sobrada.

A pesar de que la elección del setlist no fue la mejor y que la voz de Joacim no sonaba todo lo bien que podría haberlo hecho, fue un digno digno y divertido en que, quien más quien menos, salió contento.

Texto: Alba Colobran
Fotos (concierto Madrid): Yalinku – cortesía de Metaltrip