Ocho años han pasado desde que la cantante melódica Liv Kristine terminara su relación profesional con los (ya disueltos) Theatre of Tragedy, estrenara relación marital con su novio de hacía años Alexander Krull (de Atrocity), tuvieran a su hijo Leon, y ambos decidieran crear un proyecto en común combinando los músicos del grupo de él con la voz de ella, aderezado con letras inspiradas en las tierras noruegas y su folclore (cortesía de la herencia de las raíces de la soprano).

Y así, el pasado día 22 de este mes de abril, el grupo germano-noruego liderado por la noruega, Leaves’ Eyes (cuyo nombre es fonéticamente idéntico a su primer nombre) estrenaron su cuarto trabajo de estudio, “Meredead” (bajo el sello de Napalm Records), que pasaremos a desengranar a continuación.

En la página web oficial de la banda, así como en su Facebook, hace semanas que vienen dando información sobre el disco y algunos temas, todo ello en palabras de la propia soprano. Empezando por el propio título, Liv comentaba que “Meredead” es un término inventado por ella y basado en sus estudios e investigaciones sobre la lengua inglesa: se puede traducir como ‘muerte a causa del mar’ o ‘el mortífero mar’.

Y es que el mar parece estar muy presente en toda la temática del redondo: se habla de sirenas y de melusinas (que son las variantes de los ríos, mitad mujer mitad serpiente), de brujas, trolls de tres cabezas, princesas hechizadas o criaturas sedientas de sangre. Todo esto sacado del folclore noruego, vikingo e irlandés, recogido por la propia Liv e incluso partes inventadas por ella misma.

Con un principio que parece una marcha militar debido al sonido de tambores del inicio, el coro de Minsk de Lingua Mortis dirigido por Victor Smolski seguido de las uillean pipes o gaitas irlandesas muy propias de la música inspirada en las verdes tierras de Irlanda (utilizadas por artistas como Enya o en bandas sonoras como Braveheart), suena “Spirit’s Masquerade”.

La voz de Liv pasa de tonos agudos de soprano a tintes más graves en partes del estribillo. El tema dura seis minutos y medio, por lo que da tiempo para introducirnos en este nuevo trabajo con la solemnidad que marca el principio y la tranquilidad del intermedio cuando Liv casi arrulla con su voz, apoyada por el coro, que nos hace encontrarnos en las profundidades marinas, en medio de todas esas criaturas marinas y su hábitat. Apoteósico, épico y dramático final que nos transporta a las verdes tierras irlandesas, sólo equiparable al del tema “Sigrlinn” que luego veremos.

“Étaín” bien podría pertenecer al tracklist del musical de baile de 1996 “Lord of the Dance” de Michael Flatley por sus ritmos celtas y sus intermedios que nos evocan las danzas tradicionales irlandesas. Las potentes guitarras de Sander van der Meer y Thorsten Bauer y la omnipresente batería de Roland Navratil nos narran junto con la voz de Liv la historia de Étaín, la más bella doncella irlandesa de quien se enamora y desposa Midir.

Cuando la primera mujer de Midir, la bruja Fuamnach, lo descubre transforma a causa de los celos a Étaín en un charco de agua del que surge una mariposa que acompaña a Midir allá por donde vaya. Y así la bruja envía una tormenta a la mariposa que la hace vagar durante siete años sin descanso. Se puede apreciar que hay una segunda voz de apoyo en el tema, perteneciente a la cantante navarra Maite Itoiz.

Un buen candidato a single parecía ser el siguiente corte, “Velvet Heart”, que además posee el característico sonido de la formación. Canción pegadiza ideal para los directos y que el público cante con ellos, introducido por la batería y en el cuál además se lucen especialmente las guitarras de Sander y Thorsten. Podría incluso compararse “Velvet Heart” a algunas de las canciones del último trabajo en solitario de la soprano, “Skintight”. Y cuando parece que habrá un respiro en el ritmo al compás de las primeras notas y letras de “Kråkevisa”, tras el dueto inicial de la frontwoman con su amiga Anette Guldbrandsen, los instrumentos entran contundentes e instauran su omnipresente sonido. La canción, cuyo título podría traducirse como “La canción del cuervo”) esta sacada del folclore tradicional noruego y está cantada en el idioma local.

En pleno proceso de creación de este Meredead, el guitarrista holandés Sander van der Meer tocaba en casa por diversión el clásico de Mike Oldfield “To France”. Decidió llevarlo al estudio y el resto del conjunto estuvo de acuerdo en que el tema encajaba con la temática del redondo. La cantante ha llegado a comentar que siendo pequeña le gustaba ensayar frente al espejo esta melodía cuya versión original está cantada por Maggie Reilly (y para qué negarlo, ambas voces se dan un aire, por lo que a la noruega este corte le queda como hecho a medida). Dicho sea de paso, el videoclip de este tema que es el elegido como single de presentación está dirigido por el prestigioso Patric Ullaeus, con quien ya grabaron el anterior “My Destiny” (Patric ha dirigido videoclips de bandas como Arch Enemy, Sonic Syndicate, Europe, Lacuna Coil o Within Temptation, y más recientemente ha trabajado con la formación de Tarragona ANKOR en el videoclip “Remaining” adelanto de su próximo cd). Buena versión que, sin ser un giro radical de la original, aporta más contundencia con el trabajo de las guitarras, el bajo, la batería y hasta la mandolina.

Ya en Njord se vió que los estudios de lenguas de Liv Kristine servían para dar diversidad en los cortes del disco, llegando a usar hasta siete idiomas diferentes. En esta ocasión, para el tema que da título, “Meredead”, Liv ha retomado sus estudios en lengua inglesa antigua (llamado Old English, utilizado entre los siglos quinto y décimo, a partir del cual empezó a tener grandes influencias de los vikingos llegados desde el norte de Europa), ha investigado en libros de esta forma desaparecida de la actual lengua franca y ha creado un poema escrito íntegramente en Inglés Antiguo. Siendo este corte uno de los mejores de todo el conjunto, evocándonos el carácter mortífero del mar, y cantado a dúo con Maite Itoiz (cuya voz de soprano es más profunda que la de Liv), nos hace plantearnos el hándicap que supone que un grupo al alza como Leaves’ Eyes no utilice el inglés en casi la mitad del disco. No todos los grupos pueden permitirse lanzar un trabajo a nivel internacional en un idioma que no es el inglés y triunfar como ellos, dado que a la mayoría le gusta no sólo disfrutar de la melodía sino también saber de qué trata el tema en cuestión.

“Sigrlinn” es de esas canciones que desde la primera vez que la oyes te enamora. Leaves’ Eyes son capaces de ofrecernos temas tan complejos y progresivos como este en los que encontramos distintas atmósferas, una guitarra acústica nada más empezar y momentos de batallas entre las guitarras de Sander y Thorsten. Todos los componentes del grupo que se han pronunciado hasta el momento han declarado que es posiblemente la mejor de este nuevo disco. En casi nueve minutos de duración, Liv, su hermana pequeña Carmen (cantante de Midnattsol, que también acaban de publicar nuevo disco) y su marido Alex cantan en un dialecto de Noruega llamado “nynorsk”, lengua materna de Liv y Carmen. Y en este poema creado (como todas las letras de la banda) por Liv se narra la separación de Sigrlinn y su esposo Sveinung, quien como Ulises deja el hogar y su aventura se torna más difícil de lo que aparentaba, enfrentándose a las inclemencias del tiempo, a un trol de tres cabezas, incluso a la diosa del amor y la muerte Frøya. Llegados a este punto más que nunca se podría decir que Liv Kristine es una especie de cuentacuentos moderna, y que se rodea de grandes músicos para sus épicas narraciones.

Acercándonos al final del redondo, “Mine tåror er ei Grimme” pone la nota de tranquilidad, como si escucháramos una nana en noruego, casi un viaje a un mundo de ensoñación en el que nos dejamos llevar por el mar, siendo capaces de “ver” los colores azules, verdes y púrpuras de las aguas frías del norte de Europa (tonos que prevalecen en el diseño del libreto). “Empty Horizon” es un medio tiempo de añoranza por la pérdida del ser querido, con el sonido más clásico de la banda, muy emotivo (otro de los que podrían pertenecer al proyecto en solitario de Liv). Y en seguida, la intro de apenas 50 segundos “Veritas” con su sonido que evoca el oleaje del mar, nos da paso a “Nystev”, otro tema popular noruego, en el que de nuevo Anette colabora con Liv para ofrecernos los sonidos más tradicionales de su Noruega natal y utilizando su voz desde los registros más melódicos hasta tonos metaleros demostrando que sigue siendo una de las mejores vocalistas del género.

Y de nuevo con Maite, pero esta vez tocando la guitarra barroca, y con John Kelly (también de Elfenthal) haciendo el dueto con la fémina llegamos al final del redondo con “Tell-Tale Eyes”, de nuevo una melodía con tintes celtas y arrullos. Como extra y para aquellos que decidan adquirir el disco en su versión con bonus track, “Sorhleod” les aportará otro poema en Old English, otro medio tiempo con solos de guitarra y teclados que encajan a la perfección con la dulzura de Liv en este tema.

Ambos temas (dependiendo de la versión que elijamos) son un broche perfecto para cerrar toda la temática y dejar al oyente con una sensación de haber hecho un largo viaje cuya recompensa es el descanso final que ambas nos ofrecen.

Lo que más se respira en todo el trabajo es que el grupo se aleja de las superproducciones como en su anterior disco “Njord” para imbuirse en una tónica más intimista y con influencias del metal sinfónico, más cercana al folk que en “Vinland Saga” pero dejando a los vikingos un poco de lado para centrarse en mitologías, y más maduro y más compacto que “Lovelorn”.

Todos estos años les ha servido para investigar diferentes vertientes de lo que su metal sinfónico es capaz de dar de sí, y les ha salido bien. Sin embargo se echa de menos en las 12 canciones de la versión básica las voces guturales del enorme Alex (por lo que una servidora se pregunta dónde permanecerá durante los directos en las canciones que no canta, que son unas cuantas). Incluso quizá es demasiado folclórico para lo que nos tienen acostumbrados, pero no tendría sentido repetir sus recetas anteriores (se podría hasta decir que hay partes que recuerden a bandas sonoras del estilo de El Señor de los Anillos).

Tengo que admitir que cuando lo escuché entero por primera vez no sabía muy bien qué pensar sobre este disco. Tenía sentimientos encontrados entre la emoción de escuchar algo nuevo y diferente y la sorpresa de ver que este trabajo dista mucho de aquel Njord que tanto me impresiona aún. Pero tras varias escuchas y sobre todo prestando atención a los cambios y las letras hay que decir que Meredead es un álbum más completo y más personal, quizá el que más hasta la fecha.

Imprescindible para los amantes del folk metal y el sinfónico, del grupo y de la cantante en solitario. Ahora que ya están confirmando fechas por Europa (dando conciertos con el grupo de su hermana Carmen, Midnattsol, y con Tarja Turunen) sólo queda esperar que se pasen por la península antes de que nos los encontremos en Wieze en octubre en el MFVF.

Leticia Ballester

Temas:
01 – Spirit’s Masquerade
02 – Étaín
03 – Velvet Heart
04 – Kråkevisa
05 – To France
06 – Meredead
07 – Sigrlinn
08 – Mine tåror er ei Grimme
09 – Empty Horizon
10 – Veritas
11 – Nystev
12 – Tell-Tale Eyes
13 – Sorhleod (bonus track)