Hay veces que parece que ya no salen grupos cañeros que puedan decir algo nuevo, y menos en las discográficas grandes, dónde todo suena un poco igual, pero de tanto en cuanto aparece alguno que vale la pena escuchar, me refiero a los estadounidenses Irist, que acaban de publicar su debut Order of the Mind con, nada menos que, Nuclear Blast, y que nos brinda un sinfín de influencias variadas pero bien compensadas, que van desde el Hardcore hasta el Post-Metal, pasando principalmente por el Death melódico y el Groove.

El disco se lanza de una manera directa a la yugular desde el principio, con “Eons”, una canción en la que podemos ver algunas de las facetas más potentes de este grupo: los riffs machacones pero con groove, una voz con mucho cuerpo y maleabilidad, que se mueve entre el gutural y el grito del Hardcore, y unos cambios de ritmo en la batería que la hacen muy interesante. El segundo tema, además de tener un videoclip bestial, especialmente para los amantes del arte, nos muestra una cara más personal del grupo, algo más afín al estilo de Gojira, pero con incluso algún acercamiento al “Post”, con la utilización de pasajes más lentos, densos y atmosféricos, donde florecen hondos sentimientos.

“Severed” empieza con un riff realmente interesante y lleno de matices, que avanza hacia unos versos difíciles de clasificar estilísticamente, constantemente cambiantes en ese sentido, pero perfectamente entrelazados. Con “Creation” volvemos a una canción cañera, donde una gran multitud de referencias me vienen a la cabeza, como el Death melódico que se cultivaba en el cambio de siglo, pero incluso en algunos momentos concretos la voz me ha recordado a dos grupos tan distanciados entre sí como -ojo con lo que voy a decir- Linkin Park y Cult of Luna.

La potencia aumenta mucho con “Dead Prayers”, un tema estructuralmente más sencillo, pero que cierra la primera mitad del álbum con mucha energía. Cambiamos de cara y nos encontramos con “Insurrection”, una canción que contrasta con la anterior por su ritmo lento y contundente, que te hace mover la cabeza sin que te des cuenta. Así, llegamos a la pieza que da título al disco, una composición interesante a nivel rítmico, pero que no te acaba de enganchar hasta la mitad del tema, quizás por la estructura confusa del principio.

“Harvester” es un tema necesario en este punto para romper las expectativas y la homogeneidad del disco, dándonos una primera parte muy tranquila que sirve para descargar tensiones y poder seguir con un riff abrumador como el que inicia “The Well”, otra de esas canciones movidas estilísticamente hablando, con una curiosa última parte que nos acerca un poco a su faceta Post-Metal. Se termina el álbum con “Nerve”, que cuenta con un estribillo que pone en tensión las emociones y un final bastante contundente.

Así pues, termina un disco lleno de matices, dinámico y realmente directo, en el que lo único que he echado en falta es un desarrollo mayor de aquellas partes no tan cañeras y más sentimentales, hecho que conseguiría crear atmósferas muy interesantes para álbum y darle más personalidad. Sin embargo, éste es un debut que poco tiene que envidiar a las grandes bandas y que se espera que dé que hablar, pues, de hecho, Irist acaban de confirmar fecha en nuestro país en el próximo festival Okkult Sessions, que tendrá lugar -si el COVID-19 lo permite- en Madrid el 11 de octubre.

Quim Torres

Temas:
Eons
Severed
Creation
Dead Prayers
Insurrection
Order of the Mind
Harvester
The Well
Nerve