Por fin llega el flamante nuevo trabajo de los ingleses JUDAS PRIEST, reconocidos como uno de los estandartes de la NWOBHM – New Wave Of British Heavy Metal – que, junto a bandas como IRON MAIDEN, SAXON, MOTÖRHEAD o DEFF LEPPARD – por nombrar algunas – levantaron esto del heavy metal en tierras sajonas por allá finales de los 70 y principios de los 80. Un trabajo, este «Firepower», que supone el décimo octavo album de estudio de la banda desde su debut con «Rocka Rolla»(1974). Además, se trata del primer trabajo en ser producido por Tom Allon desde «Ram It Down» de 1988 y el primero con Andy Sneap como coproductor, el cual, todo sea dicho de paso, se convierte en el nuevo guitarrista en directo a raíz de la retirada de los escenarios del veterano Glen Tipton, víctima del parkinson.


Marcel.lí Dreamevil

Lo primero que llama la atención de este trabajo es su ardiente portada que, por lo menos a mi, a primera vista, me ha recordado a la reedición de aquel «Screaming for vengeance» de 1982. Añadido a esto, y echando un vistazo rápido a su track list, me encuentro con títulos tan sugerentes como «Rising from Ruins» cuya letra precisamente habla de la tenacidad de la banda con frases tan directas como «we’re standing as one, we’re carrying on, rising from ruins». Y por si fuera poco, me encuentro que el productor vuelve a ser Tom Allon, es decir, el que les produjo aquel «Ram It Down»(1988), disco que supuso un endurecimiendo descarado del sonido de Priest y que seria el predecesor de aquel inmenso e histórico «Painkiller»(1991), disco que, para un servidor, es la definición en estado puro de lo que significa el concepto «heavy metal». No menos importante es mencionar la aparición en la tarea de coproducción del reputado Andy Sneap, quien ha producido a bandas tan meritorias como ACCEPT, ARCH ENEMY, EXODUS, KREATOR, MACHINE HEAD, MEGADETH o NEVERMORE.

Con este conjunto de sensaciones enseguida me he puesto a escuchar la nueva apuesta musical de Rob Halford, Glenn Tipton, Ian Hill, Scott Travis y Richie Faulkner y, francamente, creo no equivocarme si afirmo que este trabajo es el mejor disco que han publicado desde el anteriormente referido «Painkiller». Dejando de lado la época con el vocalista Ripper Owens en la que publicaron esos dos trabajos titulados «Jugulator»(1997) y «Demolition» (2001), lo cierto es que desde el regreso de Halford a las filas de JUDAS PRIEST nunca habían conseguido publicar un disco tan rotundo como este «Firepower». A ese respecto debo decir que si bien es cierto que «Angel of retribution» (2005), el conceptual «Nostradamus» (2008) y el penúltimo «Redeemer of souls»(2014) fueron buenos intentos, no menos cierto es que esos discos resultaron ser algo irregulares, con algun que otro corte salvable pero en su conjunto bastante alejados de los gloriosos tiempos de antaño.

Este nuevo trabajo, contra todo pronóstico, cumple de sobras todas las expectativas que cualquier fan de la banda tuviera depositadas en la creatividad de la banda. Si los fans querian una buena dosis de JUDAS PRIEST OLD SCHOOL este trabajo se convierte en algo que no debe dejarse perder. De hecho, los paralelismos con «Painkiller» son inevitables, un inicio con una trilogia de temas que pegan fuerte desde la primera escucha y que no son otros que el rápido y agresivo «Firepower», con tremendo doble bombo a cargo del genio Travis en el estribillo, «Lighting Strike», con una base rítmica calcada a aquel «Hell Patrol» que curiosamente también ocupada el segundo lugar en «Painkiller» y «Evil Never Dies», un agresivo medio tiempo cuyo riff me recuerda mucho a aquel tema titulado «Contortion», del disco «War of words» (1993) del primer proyecto en solitario de Halford tras su partida de Judas Priest, denominado FIGHT.

Tras esa primera tríada llega una pausa con la melódica «Never the Heroes» que tal vez nos lleve la memoria a la época algo más descafeinada de Priest propia de aquel «Turbo» (1986) que sirve, como digo, de respiro para afrontar a otro trallazo titulado «Necromancer», muy en la honda de «Halls of Valhalla», a saber, uno de esos temas estrella de su predecesor «Redeemer of souls» (2014).

No hay que olvidar que Rob Halford calza ya 66 primaveras y que, por tanto, no se puede pretender que su registro vocal alcance el nivel de hace casi 30 años, y es por eso que las composiciones estan adaptadas a su estado actual de voz y de ahí que también hallemos cortes más lentos y pesados como «Children of the sun», que bien podria haber firmado Black Sabbath a juzgar por la estructura rítmica muy cercana al doom. También hay tiempo para una breve y sinuosa instrumental «Guardians» que introduce la épica «Rising from ruins» a la que le sigue «Flame Thrower», con esencia pura de aquella melódica y pegadiza «Turbo Lover» en la que el constante Ian Hill machaca literalmente el sonido de su bajo marcando el ritmo con la contundencia a la que nos tiene acostumbrados en su eterna actitud en directo.

Le llega el turno a «Spectre», que aparte de ser uno de sus singles, llama especialmente la atención porque, bajo mi punto de vista, este tema supone el único guiño al estilo compositivo que Judas Priest tenia en los tiempos del «Jugulator» (1997) y «Demolition» (2001). De hecho, en cuanto escuchas este tema resulta muy fácil imaginarlo cantado por Ripper.

«Traitors gate» se erige como otro de mis temas favoritas. Por decirlo de algún modo, y en esta especie de particular homenaje que estoy haciendo de mi favorito «Painkiller», podríamos decir que me recuerda a la versión decelerada de aquel «All guns blazing». Un tema directo, agresivo y que incluye algun que otro agudo marca de la casa Halford y que nos deja bien a punto para el pegadizo «No surrender», otro medio tiempo con esencia clásica de los mejores discos de estos ingleses, ritmo optimista y luchador tal y como reza el estribillo «chasing a dream as I go higher, playing it mean, my heart’s on fire, living my life, ain’t no pretender, ready to fight with no surrender».

Se acerca el final del disco con «Lone wolf», otro medio tiempo bastante groove y que para mi es de lo más flojo del disco, para acabar con la balada con una primera parte prácticamente a capella de Rob Halford en compañía de guitarra acústica y que evoluciona hacia una esas canciones típicas de despedida, melancólicas y que vuelve a llevarnos a los primeros discos de la banda.

Para resumir, os diré que hace años, cuando Rob Halford volvió a las andadas del metal más clásico con aquel «Resurrection» (2000), para mi una de sus mejores obras, pensé que precisamente eso es lo que deberían haber publicado Judas Priest después de «Painkiller». Afortunadamente los astros se han alineado y por el motivo que sea, tampoco me importa, con «Firepower», estos veteranos han sabido recuperar su propia esencia, hacer esa especie de reset que todos esperábamos y retomar su sonido donde mejor lo dejaron. Como decía antes, a día de hoy es físicamente imposible superar los registros del 91 pero, si duda alguna, este nuevo trabajo es un dignísimo sucesor de aquella época.

Marcel.lí Dreamevil

Temas:1. Firepower, 2. Lightning Strike, 3. Evil Never Dies, 4. Never the Heroes, 5, Necromancer, 6. Children of the Sun, 7. Guardians, 8. Rising from Ruins, 9. Flame Thrower, 10. Spectre, 11. Traitors Gate, 12. No Surrender, 13. Lone Wolf, 14. Sea of Red.


https://www.judaspriest.com/




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