Rock Fest Bcn’16: 16 de Julio’16 (Parc de Can Zam – Sta. Coloma de Gramanet)

La segunda jornada del Rock Fest se presentaba cargada de buena música como no podría ser de otra forma, desde el colosal concierto de Iron Maiden, los exclusivos Rata Blanca, Battle Beast una vez más, la entrañable Doro, el final con 77`… grandes factores para hacer otro gran día de música rock/metal en el Rock Fest.

La jornada matinal comenzaba con Wild Lies y The Raven Age, los teloneros que han traído Iron Maiden en toda su gira y que aquí pusieron por la mañana. The Raven Age, el grupo del hijo de Steve Harris nos mostró una especie de thrash metal moderno y melódico, sin guturales, con canciones no especialmente originales, pero sí pegadizas, bien construidas e impecablemente ejecutadas. Tocaron todos los temas de su único EP, que no está nada mal si os gusta este estilo, y tres más. A destacar especialmente “The Death Match” y la final “Angel in Disgrace”.

Battle Beast es una apuesta segura, su idilio con Barcelona seguirá intacto y volverán a ser de los grupos más solicitados para repetir de cara a los próximos años, ya que su festiva propuesta es sencillamente perfecta en directo y en un festival siempre sumarán. Al igual que Leize, la primera propuesta nacional y tal y como nos contaba el propio Félix fueron directos sin concesión para ofrecer un concierto potente y levantar las ovaciones de los allí presentes a esas horas de la mañana.

Armored Saint han sido uno de los mayores tantos que se ha marcado la organización del Rock Fest este año. Muchas veces se le critica a Rock’n’Rock que siempre traiga a los mismos grupos y que muchos ya estan muy vistos. Esto puede ser cierto con otras bandas, pero en este caso nos quitamos el sombrero, ya que estos pioneros del metal americano no habían pisado Barcelona en ningún momento de su dilatada carrera. Los de Pasadena, uno de esos tantos grupos en que el disco más celebrado es el debut,  tuvieron un éxito más bien moderado en los ochenta con su heavy / thrash melódico, y probablemente son más conocidos por otros proyectos de algunos de sus miembros que por el grupo mismo.

El bajista Joey Vera lleva casi veinte años en los progresivos Fates Warning, y el cantante John Bush ha sido la personal voz de Anthrax durante varias etapas a partir de los noventa, e incluso se habló muy seriamente de que pudiera convertirse en el vocalista de Metallica después de la grabación de Kill ‘Em All, en el que James Hetfield no quedó muy satisfecho de las voces. Uno de los morbos de esta edición, pues, era el poder ver por un lado a Anthrax con Joey Belladonna y por otro a John Bush con sus Armored Saint. Personalmente, y reconociendo que Joey es el cantante de Anthrax, la voz de Bush siempre me ha gustado bastante más, con su tono proto-grunge.

Y no solo eso, sino que creo que Bush puede hacer perfectamente los temas de Belladonna pero este último no puede ni soñar en hacer los de Bush. Por ahí corre algun video de “Only” con el lineup actual de Anthrax que dá hasta un poco de grima. Ya veremos en la crónica del domingo si alguien salió ganador de esta imaginaria batalla, pero de momento lo que se demostró es que, por lo menos, John Bush está en un estado de forma excelente.

Cuando salió al escenario enfundado en su chándal me pareció muy delgado y algo demacradillo, pero pocos minutos después lo teníamos saltando y brincando con su cara de constante esfuerzo y preocupación, encaramándose al material común para exasperación de mi colega técnico de sonido y, sobretodo, mostrando un nivel vocal magnífico. El resto de la banda tampoco se quedó atrás, sonando en todo momento muy sólidos después de superar unos minutos iniciales con unas guitarras algo confusas. Joey Vera, con su aire a Flea, es la segunda espada perfecta, sin olvidar a los carismáticos y divertidos hermanos Sandoval, con su pinta mafiosa a lo Gene Simmons. Sonaron temas de sus siete discos de estudio, empezando por el que dá título a su último álbum, el aclamado Win Hands Down (2015), y continuando con su gran clásico “March of the Saint”, que precisamente titula su disco de debut.

A partir de ahí fueron desgranando una buena colección de temas pegadizos y melódicos, siempre impregnados de su particular estilo y con gran protagonismo de la voz, como “Tribal Dance”, “Last Train Home” o la rápida y thrashera “Pay Dirt”. Por desgracia, el público que se interesó por este concierto fué bastante reducido, siendo la heavy “Reign of Fire” la que generó una ovación más grande, y que sirvió para encarar la recta final con las que son seguramente sus canciones más conocidas, la vacilona y bailable “Can U Deliver”, en la que John animó a todo el mundo a cantar con él, y “Mad House”, con una interpretación muy teatral. A pesar de la poca atención que les prestó la gente, me pareció uno de los conciertos más disfrutables del día, tanto a nivel de actitud y estado de forma como de sonido y canciones.
Abert Vila.

A mitad de la tarde salieron Unisonic con dos de los grandes de la escena como Kai Hansen y Michael Kiske, dos de los miembros originales de Helloween. Una banda que evidentemente queda en segundo plano según las actividades principales de Gamma Ray y en estos últimos días de Avantasia con Michael Kiske aún así ya estamos hablando de varios discos de este proyecto o banda como se le quiera llamar editado por Avalon y poco a poco van labrándose un camino con esta nueva propuesta musical.

Una propuesta musical que se basa en algo que habíamos tenido olvidado por el hecho Michael Kiske diciendo que no le interesaba el género pero lo que verdaderamente le interesaba era hacerlo junto amigos como Kai Hansen además claro está con Tobias Sammet y sus colaboraciones con Avantasia. Como no podía ser de otra forma el set list fue de ese larga duración y sus ep’s tocando temas como “Your time has come” “Exceptional”, “Star Rider”, “Dare” o “For the kingdom” y “Unisonic” de sus primeros lanzamientos…

Como era de esperar tuvimos tiempo para míticas versiones de Helloween como “March in time” y “I want out” auto dejando a la gente con ganas de más concluyendo su set a los 10 temas. Aunque han hecho pocos conciertos  es una banda de músicos experimentados y ofrecieron un gran concierto en el escenario sobretodo Michael Kiske, que no disminuyó su intensidad vocal aunque se debía estar cociendo en cazadora y camisa ante el sol abrasador que caía en el escenario.

Kai Hansen en las guitarras rítmica y solistas y con algún momento de voz principal quedó en un segundo plano más aliviado y más suelto que sus rayos gamma junto a su compañero Mandi Meyer que le ayudó en las labores solistas. Kosta Zafiriou estuvo notable tras los parches que junto al mítico Dennis Ward de Pink Cream 69 al bajo dieron la consistencia y rapidez a los temas de la banda.
David Aresté.

A la vista está que no tienen a la banda como objetivo principal de sus carreras ya que el último disco publicado fue del 2014, aun así les van saliendo cosas por ser quienes son y viéndolos en directo a muchos se les pasa por la cabeza que se dejen de medias tintas y hagan lo que tienen que hacer, pero mientras esté entre medio un señor que fuma mucho, quizá no se acaben produciendo. Si algo me sorprendió muy positivamente de este sábado es que delante del escenario donde iban a tocar Iron Maiden no se acumuló la habitual cantidad de gente que se apoltrona allí cogiendo sitio durante horas y que pasa olímpicamente de todas las bandas que van a tocar antes que sus ídolos, impidiendo que los que queremos verlas lo podamos hacer desde una posición mínimamente aceptable. Y eso que, conociendo a muchos fans de Maiden y dada la inmensa cantidad de pulseras violetas que se vieron desde primera hora (válidas solo para el sábado), me temía lo peor. Lo cierto es que Overkill fueron la última banda en tocar antes que Maiden en el “Stage Rock” y no hubo problemas para coger sitio bastante cerca de un escenario con dominio abrumador del verde fosforito corporativo de los de Nueva Jersey, incluidas guitarras y hasta toallas.

Los americanos son uno de esos grupos, como Kreator, con una reputación intachable de bestias del directo. Y si bien nadie puede negar que metieron tralla por un tubo (de largo los que más en esta jornada), también es cierto que el sonido dejó bastante que desear, con un volumen quizás demasiado elevado, unas guitarras altísimas en la mezcla y una sensación de bola sónica constante y algo molesta. De hecho, si bien Overkill es una banda que, en disco, tiene muchos componentes melódicos y que se acercan al heavy más clásico, aquí tiraron por el camino de enmedio, fueron a piñón fijo y subieron el nivel de agresividad general un par de peldaños, haciendo que el público no pudiera resistirse a sacudir el cuello con violencia.

Todas las miradas se las llevó Bobby “Blitz” Ellsworth, su nervioso, fibrado y viperino cantante, que mantiene un estado vocal perfecto (probablemente el habla exactamente en el mismo tono que canta ayuda algo) y tiene el carisma intacto. Generó bastantes chascarrillos a mi alrededor el hecho que, en cada momento que no cantaba, se escondiera destrás de la pared de amplificadores para volver a la carrera justo a tiempo para agarrar el micrófono y seguir con su siguiente línea. Si fuera mal pensado, diría que iba a vitaminarse de algun modo u otro (y más conociendo su historial no precisamente straight edge), pero alguien desde el otro lado que tenía acceso visual al lugar del escondite me comentó que básicamente se sentaba a descansar y que se le veía bastante percutido. No lo sé, podría ser también que fuera a arreglarse la laca del pelo como Dee Snider. En todo caso, cuando estaba en primer plano su nivel de energía siempre fué altísimo, contagiando al resto de la banda y al numeroso público que se había reunido para verlos.

Overkill está viviendo una seguna juventud, con tres últimos discos brillantes que fueron representados por la inicial “Armorist”, “Ironbound” y “Electric Rattlesnake”, que me encanta y sonó violentísima. Pero el grueso del setlist, como no puede ser de otra manera, estuvo formado por temas de su primera época, destacando las excelentes “Rotten to the Core”, “Hello from the Gutter”, “Hammerhead” o “Elimination”. Este año se cumplieron 25 años desde la publicación de Horrorscope, y en algunas fechas la banda ha tocado este álbum al completo. Personalmente fue el primer disco que escuché de ellos y, a pesar tenerle un cariño especial, reconozco su irregularidad, así que me parece fantástico que aquí solo hubiera sitio para “Coma” (ésta sí, magnífica) e “Infectious”.

Cerraron con la habitual “Fuck You”, que sonó aún más rápida y violenta que el resto, que ya es decir. Blitz arengó al público a gritar y repetir fuck-yous a mansalva, y la verdad es que, intencionadamente o no, se llevó los más sonoros cuando empezó a gritar “Viva España”. Una banda en un excelente estado de forma, con temazos clásicos y muchísima energía, pero que no pudo disfrutar de un sonido demasiado definido y que nos dejó a todos con pitidos en las orejas.

Otra de las apuestas nacionales del festival fueron los míticos Barón Rojo que venían dentro de su gira de 36 aniversario con parte de su formación más estable ya que les está acompañando Ángel Arias al bajo pero no José Martos, así que les acompaña Rafa Díaz. Como decimos no les hace falta que tengan ningún disco que presentar, por ser una leyenda de nuestra escena y siempre teóricamente bien recibida en todos los festivales con sus temas que marcaron una época para nuestros aficionados.

Sín ningún telón y pantallas de vídeo ni nada por el estilo se presentaron los madrileños ante un caluroso rock fest es a las 18 para descargar sus temas. Temas desapercibidos de su último “Tommy Barón” no era lo que esperaba la gente que despertó con “Cueste lo que Cueste”, “Resistiré”, “El malo” o “Cuerdas de Acero”.

Lo que podríamos decir es que la banda no estuvo a la altura de los demás viendo a unos hermanos de Castro bastante apáticos y un ángel Arias que intentaba moverse por el escenario pero que aún así les quedaba a todos bastante grande. Un mal día quizás, una mala época, o una elección de temas sin mucho enganche hicieron quedar en casa al avión de Barón Rojo, pero bueno…. tener detrás a Iron Maiden listos para salir tampoco debe ser fácil.
David Aresté

La hora de la verdad, la hora de la Doncella. El momento del día que muchos estábamos esperando como agua de mayo. Expectación, impaciencia y euforia es lo que se vivía en cada rincón del recinto, y más aún después de lo que nos venían contando…  Iron Maiden ya llevaba unos días por nuestro país y todo eran críticas positivas de los conciertos que habían tenido lugar desde que llegaron. Queríamos comprobarlo, unos cuantos miles de fieles uniformados con todo tipo de modelos y colores de camisetas de la banda pululaban por el recinto desde primeras horas del día.

Fieles de cualquier edad, sexo y procedencia se dan cita en cualquier concierto de los británicos en cualquier parte del mundo, esos ‘Blood Brothers’ entregados que podemos ser cualquiera, podemos serlo todos, son Maiden, y ya. La expectación y euforia se convirtieron en locura en cuanto cambiaron las luces y sonó el Doctor Doctor. Locura que aumentó y alimentó los niveles de frikismo del personal con la proyección del vídeo promocional del videojuego ‘Speed Of Light’, que toma su nombre de uno de los temas de su último trabajo “The Book of Souls” y que les acompaña en toda la gira.

Con el precalentamiento hecho por fin, vislumbramos la silueta encapuchada de Bruce al fondo del escenario jugueteando con un caldero de humo hechizándonos aún más de lo que ya estábamos. No se hizo esperar mucho más y ya lo teníamos correteando al son de ‘If Eternity Should Fail’ por todo el escenario, primero al fondo y luego por todo él con la misma energía, entrega, pasión que siempre… es nuestro Bruce y nada nos puede complacer más que verle en tan buena forma y tan incombustible como siempre tras el susto del año pasado y aun así y como corresponde con las grandes estrellas, sigue adelante contra viento y marea. Admirable.

Cada vez que uno ve a Maiden todo son recuerdos, de otros tiempos, de otras giras, de otros conciertos, y el eterno debate: de otros set lists… Esto conlleva a que  cada vez sean más inevitables las comparaciones, ‘que si tal vez lo hicieron así, otra vez asá… tocaron esto, lo otro…’ Esta vez se oía por el recinto a bastante gente que los había visto un par de días antes en Madrid sobre todo, y sus impresiones eran que allí el show fue algo mejor, que estuvieron más entregados y menos para ‘cumplir’.

Yo no estaba allí y por tanto no puedo opinar, pero lo que si sé es que un concierto, sea cual sea, cambia mucho de verlo en sala o pabellón preparados al efecto expresamente, a verlo al aire libre y dentro  del marco de un festival. En el primero porque uno va descansadito de casa y en el segundo porque ya llevas unas cuantas horas bajo el sol de Julio y dos días de tralla… pero ya digo, de lo que no se ha visto no se puede hablar y desde luego lo que yo vi en Santa Coloma fue muy muy Maiden, qué va a ser si no? Como siempre eternos, maravillosos.
Susana Manzanares.

Otra de las cosas que suelen pasar en esto de la vida conciertil, es que cuando uno se pasa una vida entera esperando a ver a una de sus bandas de cabecera y te las ponen a tiro tres veces en un año, acabas no solo desmitificándolas sino viendo hasta los defectos que no tienen. Ahí ahí están ahora mismo Loudness, en la cuerda floja defendiéndose entre mi nostalgia y mi objetividad.

Las virtudes de los japoneses son innegables, sus tablas, su alto voltaje y su autenticidad. Su presencia sobre el escenario es de sobra un acontecimiento para todos esos hardrockeros ochenteros que hemos crecido con ellos, todos estamos deseando corear a pleno pulmón esos temazos y nos satisfacen, ahí están, es sonar ‘Crazy Nights’ y ya se nos cae todo al suelo.  

Una mezcla de nostalgia con un vamos chicos, un poco más que no tengo los pelos erizados, que está pasando? Pues no se para el resto pero yo esa noche descubrí que tras décadas esperando y verlos por tercera vez en un año, aunque disfruté mucho de su concierto, para mí definitivamente, la sombra de Vescera es muy alargada y… que quiero ‘You Shook Me’! que no hay manera…
Susana Manzanares.

Tras tanta emoción y lo que habíamos vivido, era difícil para cualquier grupo salir al escenario ya, pero alguien lo tenía que hacer y los elegidos fueron los esperadísimos Rata Blanca, uno de los reclamos del festival ya que hacía mucho que los argentinos no pisaban nuestros escenarios. Muy queridos y muy aclamados, los de Barilari y Giardino venían a España a presentar su nuevo disco Tormenta Eléctrica y esta fecha del Rock fest iba a ser la única fecha por nuestro país, lástima que por las horas que eran y que porque tras Iron Maiden la afluencia de gente disminuyó bastante, la exclusividad que verdaderamente tenía el show se vió algo tocada.

Es todo un honor tener a una de las bandas con más longevidad del panorama cercanos  a los 30 años tocando en el Rock Fest, pero la verdad es que no salieron con buen pie… o incluso durante parte del show, ya que les pusieron un volumen altísimo pero no logró empañar la gran voz de Barilari y la elegante destreza de Walter Giardino a las 6 cuerdas.

Tocaron casi una docena de temas y obviamente supieron a poco a todos aquellos que esperaban como agua de mayo su actuación, llevaban todo el día esperando escuchar los temas de ese nuevo disco como la propia ‘Tormenta Eléctrica’,  ‘Los Chicos Quieren Rock’ o ‘Rock And Roll Hotel’,  luego fueron cayendo grandes éxitos  como ‘Volviendo a Casa’, ‘Aún Estás En Mis Sueños’,’Guerrero Del Arco Iris’, ‘Mujer Amante’ y ‘La Leyenda Del Hada y el Mago’ que formaron una gran parte final donde la gente disfrutó sacando las últimas fuerzas de la larga noche.

La banda remodelada desde 2000 tiene pinta de seguir on the road para largo, no sabemos si 30 años más o los que les dejen, pero desde luego queremos tenerlos otra vez muy muy pronto por aquí de gira y ya por pedir, sin dolor de pies y sin agotamiento festivalero.
Susana Manzanares.

Cerraba la tanda de escenarios del día la Reina del metal, Doro. Incombustible siempre querida, entrañable y admirada por todos aunque sin material a presentar pues es otra de esas pocas privilegiadas que no le hace falta tener material nuevo para subir a un escenario y petarlo, y en el Rock Fest hizo un grandes éxitos de Warlock para absoluto disfrute del personal .

Con su escudero fiel de hace más de 20 años al bajo Nick Douglas, el ex After Forever Bas Mass y Luca Princiotta a las guitarras y Johnny Dee a la batería que atacaron con ‘Earthshaker Rock’ para deleitar a los más nostálgicos…. no podían faltar ‘I Rule the Ruins’ y ‘Burning the Witches’ que a pesar de las horas levantaron el show hacia la parte final que culminó con un ‘Für Immer’ que ablandó a los más duros del lugar, y el clásico atemporal ‘All We Are’.

Atemporal como ella misma, pasen los años que pasen Doro sigue teniendo el mismo magnetismo, el mismo estado de forma… risueña, luchadora, apasionada por lo que hace por lo que dice y por ser año tras año la gran frontwoman influyente para tantas otras bandas y artistas venideras. Siempre se agradece un concierto de Doro, nunca está de más sean las horas que sean y las condiciones, su entrega es tal que así la transmite al público y así nos lo hizo notar, a sus pies.
Susana Manzanares.

Lejos del mal sabor de boca que nos habían dejado los barones, lo nacional se arreglaba de madrugada después de todos los conciertos, los fiesteros 77′ hacian acto de presencia en la Rock Tent para animar a los que aún tenían ganas de más. Los hermanos Valeta y sus nuevos compinches, Andy y Guillem seguían presentando su último  “Nothing gonna stop us”,  el primero editado por Century Media. Era el mejor día para tocar en la carpa ya que el día siguiente aunque hubiese más festival ya estábamos descansados y podíamos aguantar hasta altas horas que fue cuando salieron los catalanes, pasadas las 2 de la madrugada.

Es evidente que las condiciones no son las mismas que cualquiera de los escenarios del festival, pero el cuarteto no se amilanó y como era de esperar lo dio todo desde el primer momento. Temas cañeros, rápidos, sin concesión, rockeros y vacilones acompañaban un fin de velada que nos arriesgaríamos a decir que si en vez de los 45 minutos que tocaron hubiesen hecho un setlist entero la gente se hubiese quedado. Por eso no dio más tiempo que a 10 temas, de los cuales sonaron la inicial “We’re ’77”, seguidas de “High Decibels”, “Down & Dirty” o “We Want More Rock & Roll”.

La banda incansable, luchadora y trabajadora encima de las tablas saben muy bien su papel y son de aquellos que dan lo máximo de si desde el primer minuto, sorprendidísimos con Andy Cobo en la batería con su pegada inversamente proporcional a su estatura, Guillem al bajo que no para y que a veces intenta arrimarse al torrente sobrenatural de energía que es LG; en el centro dirigiendo todo su hermano Armand.

Un gran concierto para las horas que fueron, buena respuesta al grupo que sin duda se ganó que el año que viene esté en uno de los escenarios tocando más y en mejores condiciones. No viene al caso, pero pensando en hermanos, sin duda una gira  ( o al menos un concierto  ) que nos volaría la cabeza a todos, serían 77′ junto a los Zigarros, dos de los máximos exponentes de la escena rockera actual,  y que incendian todo allá por donde pasan…. pero como decimos, no creemos que esta suposición pase de aquí. Con una gran sonrisa y moviendo las caderas nos vamos a dormir para afrontar el último día de festival.
David Aresté.