Meshuggah, oh Meshuggah. El quinteto sueco, siempre ajeno a modas o tendencias (aunque las inventen ellos mismos), nos presentan con este "The Violent Sleep of Reason" lo que es, a mi juicio, su mejor disco en mucho tiempo y un serio contendiente a erigirse como obra más brillante de su excelente carrera. Construido alrededor de sus impresionantes capacidades técnicas, estamos ante un álbum crudo, directo y sólido como una roca, lleno de progresiones infinitas e hipnóticas para demostrar que siguen siendo los reyes absolutos del metal progresivo más dinámico y agresivo.

Albert Vila

No hay duda que, te gusten o no, Meshuggah se han ganado el respeto unánime e indiscutible tanto dentro como fuera de la comunidad metalera. Sus descomunales capacidades técnicas y la valentía y originalidad que han imprimido a sus canciones durante casi treinta años de carrera estan fuera de todo juicio. Así como Neurosis, cuyo último trabajo ha salido también estos días, son considerados los padres del sludge / post metal, Meshuggah merecen ser reconocidos a su vez como los inventores involuntarios de un subgénero del metal: ese djent (nombre que proviene del sonido de guitarra "destensado" usado en muchos pasajes de sus canciones) que goza a día de hoy de gran popularidad y que muchas bandas contemporáneas, quizás demasiadas, practican o incorporan a su sonido.

Es difícil que la música de Meshuggah te entre a la primera, y este The Violent Sleep of Reason, octavo disco de la banda sueca, no es ninguna excepción. La complejidad y la falta de inmediatez de su propuesta necesita de masticación y paciencia, pero una vez llegas a entenderlo todo y a conectar con su sonido, hay pocas bandas en el panorama metalero tan ricas y satisfactorias como ellos. Personalmente, confieso que estuve muchos años sin tener esa paciencia que requieren, poniéndome algunos temas aquí y allá y esperando, sin éxito, que me volaran la cabeza inmediatamente. Aún y siendo capaz de sentir que los discos eran muy buenos, al igual que puedes sentir que un vino es magnífico sin saber apreciar todos sus matices, no fué hasta hace relativamente poco que dije basta y me introducí en profundidad en su carrera, llegando a entender y abrazar finalmente qué es lo que hace de Meshuggah una banda tan especial, tan influyente, tan respetada y tan reconocida.

Y mira que hace años que los conozco. De hecho, los vi de teloneros de Machine Head en 1995 junto a Mary Beats Jane (la banda original de Peter Dolving, que después estuvo muchos años como cantante de The Haunted). Mientras las huestes de Robb Flynn presentaban su mítico y atronador disco de début, Burn My Eyes, los suecos Meshuggah llegaban con su entonces humilde y ahora legendario Destroy Erase Improve bajo el brazo, un disco que en su momento fué muy alternativo y novedoso, y que escuchándolo hoy suena tan vigente que cuesta asimilar que se publicó hace más de dos décadas. En ese momento de alegre simplismo adolescente, todo el metal que tuviera sonidos que se alejaran del guitarra-bajo-batería-teclado convencional era metal industrial, y ese bajo tan distorsionado y esos ritmos a lo Fear Factory, una influencia evidente en esos momentos, eran definitivamente industriales. Hoy en día, es realmente complicado clasificar la música de los suecos. No hacen death metal, ni metal alternativo, ni metal progresivo, definitivamente no hacen djent, ni tampoco todo lo contrario. Los Strapping Young Lad (el grupo del bueno de Devin Townsend cuando aún tenía un poco de pelo) se definían a sí mismos simplemente como un grupo de metal extremo, y yo creo que esta es la etiqueta más apropiada tambien para Meshuggah.

Con el paso del tiempo, y gracias a una colección impecable de discos sólidos y personales, han acabado por convertirse en una de las bandas más grandes, influyentes y respetadas del panorama metalero europeo. Durante este tiempo el grupo ha mantenido un line up muy estable, con todos sus miembros a bordo del barco desde el primer disco, a excepción del bajista Dick Lóvgren, que se incorporó en 2004. Individualmente, tanto el batería Tomas Haake como los guitarristas Fredrik Thordendal y Marten Hagström han sido repetidadmente nominados y premiados por sus habilidades técnicas y su innovación como instrumentistas, estableciéndose como verdaderas leyendas en sus respectivos círculos. A veces creo que esta proficiencia, por un lado admirable, les ha llevado a sonar en ocasiones excesivamente fríos y mecánicos, y por lo visto ellos mismos se han dado cuenta de que había que sacudir algo, ya que para este The Violent Sleep of Reason han decidido cambiar radicalmente su aproximación al proceso de grabación, optando por grabar 100% en directo para enfatizar ese sonido crudo y orgánico que quizás habían perdido un poco en trabajos anteriores. El resultado es espectacular, y este álbum suena poderoso, salvaje y vivo como ningun otro.

Cuesta un par de escuchas recuperarte del aturdimiento que supone el puñetazo sónico y granítico que te propina este disco si no estás bien preparado. Aunque a primera vista se pueda tender a pensar que The Violent Sleep of Reason es muy parecido a algunos de sus álbumes más recientes, y siendo cierto que todas las credenciales de la banda estan presentes, creo también que estamos ante un trabajo definitivamente más duro, pesado, y probablemente más complejo. No nos confundamos: no hay nada realmente revolucionario aquí, aunque no encontremos temas tan inmediatos y pegadizos (a su manera) como eran "Combustion", "Bleed" o "I Am Colossus", pero me dá la sensación que el poso de fondo es mucho mas denso y profundo que en su último par de discos, y que, con el tiempo, es un trabajo que te atrapa con mucha más fuerza, situándose a la altura de las que son para mí sus obras cumbre: Nothing (2002) y Catch Thirty-Three (2005).

La inicial "Clockworks" es el tema más largo del disco y el escogido para protagonizar su primer videoclip (que recomiendo encarecidamente que veais si no lo habéis hecho aún, ya que es una obra de arte). Un tema que contiene muchos de los gimmicks típicos de Meshuggah: es culebrero e inquietante, alterna momentos más rápidos y alternativos con otros más puramente violentos, contiene riffs graves y otros más punzantes y afilados, y el trabajo a la batería del señor Haake es absolutamente impresionante, ofreciendo algunas partes arrítmicas, hipnóticas y repetitivas que son una auténtica gozada. La sólida y poderosa "Born in Dissonance" se publicó como adelanto del disco hace unas semanas, activando las glándulas salivales de unos fans que llevaban 4 años esperando pacientemente. Se trata de un tema muy duro, pesado y monolítico, con un riff principal largo, complejo y asincopado, y un solo opresivo que hace que quieras arrancarte los ojos.

"Monstrocity" es uno de mis cortes favoritos, poderoso y vacilón, con riffs realmente fabulosos y algun solo disonante excelente. Un tema muy dinámico y alocado, que cambia constantemente de tercio dentro de la potente solidez general, con muchos matices en las guitarras y, de nuevo, una batería que te deja con la boca abierta. "By the Ton", por su parte, tiene un ritmo pesado y asincopado impresionante que se va repitiendo y mutando lentamente, con muchisimo groove a pesar de su buscada arrítmia. Un temazo lento e insistente que te irá desarmando poco a poco. También el tema título tira de arrítmia como base, aunque el espiritu general sea muy distinto, con un riff grave acompañado de guitarras afiladas y punzantes y de algunos punteos agudos perturbados y terriblemente infecciosos. A pesar de no encontrarnos con canciones pegadizas ni particularmente recordables, todos los temas de este disco te agarran las pelotas con fuerza y te ponen en un nivel de tensión del que es imposible zafarse.

Otra de las grandes es "Ivory Tower", un poderoso e infeccioso pepinazo con progresiones hipnóticas, largas y atonales que mutan en un riff gordo y machacón para crear un tema muy dinámico y pesado, pero que de alguna manera sigue manteniendo cierta melodía, enfatizada por un solo progresivo cerca del final que redondea una canción casi perfecta. Si esto es djent, que me pongan dos tazas. "Stifled" sigue ahondando en estos riffs progresivos acompañados de guitarras afiladas, y en esta ocasión la guinda la pone un sorprendente e interesante solo prog-jazzero La voz instransigente de Jens Kidman se mantiene constante en el mismo tono agresivo, y si bien alguien podría argumentar que hay cierta monotonía en su forma de cantar, creo que es absolutamente perfecta para la música de la banda, y tan influyente como lo ha sido la instrumentación de sus compañeros.

"Nostrum" es un temazo, otro de mis favoritos, progresivo e inquietante, con montones de capas y diferentes pasajes absolutamente rocosos y espectaculares, zonas oscuras, riffs dinámicos y solos disonantes. Han publicado un "drum playthrough" de esta canción que también os recomiendo que veais, para que podáis comprobar lo absurdamente fácil que parece todo en las manos y los pies de Thomas Haake. "Our Rage Won’t Die" es una canción potente y relativamente directa y sencilla, con un riff principal algo menos grave de lo habitual pero que igualmente va directo a la yugular. Para terminar, "Into Decay" es un tema más lento y atmosférico, ligero a la manera de Meshuggah, donde los riffs progresivos y los ritmos asincopados siguen presentes pero suenan de algun modo un poco más abiertos. Los últimos minutos, lentos, repetitivos e inquietantes, suponen el final perfecto para un trabajo tan redondo como éste.

The Violent Sleep of Reason me parece un disco absolutamente top, de lo mejor de la excelente carrera de la banda sueca y, sin duda, uno de los álbumes extremos más destacados de este año. No es un disco fácil, y es posible que acabes de escuchar el álbum una y otra vez sin que se te quede nada en la memoria, pero tan pronto te lo vuelves a poner quedas irremediablemente atrapado de nuevo. La decisión de encarar este trabajo como una obra más orgánica que algunos de sus discos anteriores ha sido un acierto absoluto, poniendo énfasis en aquellos detalles que hacen grande a esta banda, en contraposición a la industrial frialdad que habían transmitido en otras ocasiones. Una cosa está clara: aunque muchos se hayan inspirado en ellos a lo largo de los años, los suecos juegan en otra liga y el sonido de Meshuggah es totalmente único.

Es remarcable la aceptación y la popularidad que un grupo de las características de Meshuggah ha llegado a alcanzar. Su metal extremo, denso y complicado de entender no parece la fórmula de éxito más probable para triunfar más allá de los círculos de culto del underground, pero su influyente y original propuesta ha traspasado barreras y ha conseguido llegar a públicos que nunca hubieran soñado. Hace un par de veranos fueron cabezas de cartel del Be Prog! My Friend y cada año son cortejados por los chicos del Resurrection Fest para que ocupen algun lugar en la parte alta del festival (quizás la edición de 2017 será finalmente su oportunidad?). Mientras tanto, este mismo otoño podremos disfrutar de su espectacular y atronador directo con un par de fechas por la península (y en salas bien grandes como son Razzmatazz y La Riviera) junto a los también fantásticos High on Fire. Los chicos Matt Pike, con su stoner metal sucio y sudoroso, son una banda muy distinta a Meshuggah, así que de buenas a primeras sorprende un poco la combinación, pero para los que nos gustan ambos grupos, suponen una de las giras más esperadas, completas y pesadas de esta rica temporada de otoño.

Albert Vila

Temas:

1. Clockworks (7:15)
2. Born in Dissonance (4:36)
3. MonstroCity (6:14)
4. By the Ton (6:04)
5. Violent Sleep of Reason (6:51)
6. Ivory Tower (5:00)
7. Stifled (6:31)
8. Nostrum (5:15)
9. Our Rage Won’t Die (4:42)
10. Int Decay (6:32)

Videos: