Con motivo del inminente paso por nuestro país de los australianos, vamos a repasar el que, para mí, fue uno de los mejores discos publicados el pasado año. Y no exento de controversia, y es que la evolución de su música, como ha ocurrido, y ocurrirá, con una gran cantidad de bandas, no siempre es bien vista por los fans. Pero la realidad es que Parkway Drive ya contaban con ser una de las bandas con más personalidad de la escena Metalcore, etiqueta que en los últimos años se utiliza con demasiada amplitud, y ahora, además, han personalizado aún más su estilo con segundas voces y estribillos muy coreables, encarados claramente al directo, aparte de levantar un poco el pie del acelerador en ciertos momentos y explotar más las melodías de guitarra. Dicho así, quizá parezca que estamos hablando de uno de tantos. Para nada, y si no escuchad con atención “Ire”.

Alberto López

“Destroyer” es el corte que abre el disco, y que habiendo escuchado previamente el adelanto que supuso “Vice Grip”, de la que luego hablaremos, recuerda bastante en estructura y dinámica. Guitarras soleando para comenzar, hasta que entra el riff principal y quedan en segundo plano, Winston McCall combinando partes agresivas con otras más melódicas, y lo que realmente marca la diferencia de este álbum: un estribillo pensado para que el público pueda corear en directo.

Dicho esto, tampoco olvidan lo que venían haciendo, como en el caso de “Dying To Believe”, donde recuperan toda la rapidez, energía y crudeza de antaño. Llega el turno de “Vice Grip”, que como dijimos fue el primer single de adelanto, con un vídeo de lo más trabajado, y que siendo de lo más accesible no deja de ser un auténtico temazo, que a buen seguro reventará cualquier recinto cuando suene y la gente no pueda evitar corear ese “Eyyyyy, Eyyyyy eh! Get up! Get up!” o ese “Hope for a hopeless…”. Imprescindible.“Crushed” tiene un peso específico brutal. Con partes en la estrofa que gracias a los arreglos y la voz pasa más por Nu Metal (odio esta etiqueta, pero para que me entendáis) que por Metalcore.

“Fractures” vuelve a las partes coreables, o si no decidme que ocurrirá con ciertos “Oh Oh Oh” en directo… Sin embargo podría ser perfectamente el puente más adecuado entre su época más agresiva y esta, algo más melódica. “Writing On The Wall” sí que es lo más atípico de la carrera de los australianos. Un base orquestal, encabezada por un violín melancólico que casa a la perfección con el tímido piano. Mientras McCall, entre la oración y el rapeo, tira de contención sobre una batería que recuerda a “We Will Rock You”. Una combinación osada, que, en contra de lo que pueda parecer, no queda nada mal. Las dos siguientes, “Bottom Feeder” y “Sound Of Violence”, son de lo mejorcito del álbum. La primera muy en la onda de “Vice Grip”, con un gran juego a las guitarras, mientras que la segunda vuelve a mirar al pasado con velocidad y agresividad.

“Vicious” vuelve por la senda de las partes cantables, aunque quizá sea con “Dedicated” de lo más flojo del álbum, si es que se puede decir así, porque el nivel es altísimo durante todo el minutaje. “A Deathless Song” vuelve a sorprender, y es que no es habitual un medio tiempo, in crescendo, con guitarras acústicas en la discografía de los australianos. En la edición especial del álbum la encontramos también como bonus con la colaboración de Jenna McDougall, vocalista de Tonight Alive.

Y llegamos al final, con “Devil’s Calling” y “Into The Dark”, dos absolutos trallazos que cierran un auténtico discazo. No os lo perdáis por prejuicios absurdos. Escuchadlo, que para decir que no me gusta siempre hay tiempo.

Alberto López

Temas:

01 – Destroyer
02 – Dying to Believe
03 – Vice Grip
04 – Crushed
05 – Fractures
06 – Writings on the Wall
07 – Bottom Feeder
08 – The Sound of Violence
09 – Vicious
10 – Dedicated
11 – A Deathless Song