Los polacos Riverside visitaban la capital nuevamente con un estatus que cada vez que vienen parece mayor. Y es que se están ganando por derecho propio un lugar en la primera fila del Rock Progresivo. Prueba de ello es que en sus anteriores visitas primero llenaron la Sala Live, posteriormente la Sala Caracol y esta noche de Halloween reventaron la Joy Slava, teniendo incluso que abrirse la parte de arriba del recinto.

Texto y Fotos: Mario López

Para calentar el ambiente les acompañaban dos bandas casi noveles (una de ellas publica a finales de mes su primer disco y la otra lo acaba de lanzar al mercado) que dejaron un sabor de boca bastante diferente entre los allí presentes.

Los primeros en saltar al escenario fueron Lion Shepherd, banda también polaca formada por Kamil Haidar a la voz, Mateusz Owczarek a la guitarra y Mateo Bassoli y Piotr Podgorski al bajo y la batería respectivamente. Como no podía ser de otra manera, centraron su repertorio en su inminente lanzamiento, que estará en la calle a finales de este mes de Noviembre.

Todavía no había entrado mucho público cuando comenzaron con “Fly On”, pero el que había lo disfrutó ampliamente. Con su Rock Progresivo, de tintes metaleros en ciertos momentos, y sonoridades típicamente orientales, que a veces nos traían a la cabeza a Orphaned Land, fueron desgranando, con técnica y muy buen sonido, cortes como “Brave New World”, “Lights Out”, primer adelanto del álbum, o “Infidel Act Of Love”, que fue de las mejores del concierto. Tras “Smell Of War” y “Strongest Breed” dieron por terminado un muy buen show, que sin duda dejó con ganas de mucho más a la audiencia allí congregada. Un buen ejemplo de como en 30 minutos puedes presentarte, gustar y dejar con ganas de más.

Todo lo contrario les pasó a The Sixxis, quienes venían presentando su primer larga duración, que lleva por título “Hollow Shrine”. Aunque ya habían publicado un EP homónimo de 8 temas, no seré yo quien les diga que este “Hollow Shrine”, de 10 temas, no es su primer larga duración si así ellos lo consideran.

La gran mayoría de virtudes que se vivieron con sus predecesores aquella noche se convirtieron en defectos con la banda afincada en Atlanta. Ya desde el inicio con “Long Ago” se vio que el buen sonido del que disfrutaron Lion Shepherd no iba a ser la tónica dominante con ellos. Y algo tendría que ver el grupo, ya que la acústica de la Joy Slava a demostrado ya en varias ocasiones que si se sabe se puede obtener un gran resultado. El caso es que el sonido malo y embarullado continuó, y en cortes como “Nowhere Close” o “Coke Can Steve” se hacía realmente difícil distinguir la voz de Vladdy Iskhakov.

Más cercanos al Metal Progresivo e intentando demostrar un buen dominio de los instrumentos, violín incluido, no consiguieron conectar con el público, bastante mayor ya en número que con Lion Shepherd. Una lástima. Siguieron alternando temas de su EP y su reciente larga duración, como “I Wanted More”, “Dreamers”, quizá de las que mejor sonó, “Out Alive” o “Believe”, con la que cerraron un concierto que podía, y debería, haber sido mejor.

Con puntualidad británica llegaba la hora del primer plato. Riverside, liderados por el gran Mariusz Duda, salían a escena mientras sonaba por los altavoces “Return”, tema de la edición especial de su más reciente álbum: “Love, Fear And The Time Machine”. Un álbum, por cierto, que quizá ha dado un giro en su música hacia algo más melódico y menos contundente que su anterior entrega, el excelente “Shrine Of New Generation Slaves”, pero que sigue en la línea de alta calidad a la que nos tienen acostumbrados y así nos lo iban a demostrar.

Con todos colocados sobre el escenario, con absoluta precisión dieron comienzo, al igual que en el nuevo disco, a “Lost (Why Should Be Frightened By A Hat?)”. Corte que cuenta con un buen juego a las voces, donde las guitarras y el bajo van entrando progresivamente, nunca mejor dicho, con preciosistas arreglos, para ir ganando poco a poco en intensidad. “Feel Like Falling”, de su anterior trabajo, fue la siguiente en caer. La base rítmica, con un Mariusz Duda espléndido, tanto al bajo como a la voz, llevó el peso de un tema en el las teclas y las guitarras juegan un papel secundario durante las estrofas para posteriormente recoger todo el protagonismo.

Se les veía absolutamente compenetrados, entre ellos y con el público, y con una precisión que asustaba. A ambos lados del escenario llevaban pantallas en forma de triángulo invertido donde proyectaban ráfagas de luces, que por momentos nos recordaron a la portada del último disco de Lunatic Soul, proyecto paralelo de Mariusz Duda. Todo sincronizado a la perfección. Continuaron con dos temas ya clásicos de su repertorio: “Hyperactive” y “Conceiving You”, esta última con la particularidad de que fue unida a la intro de “I Turned You Down”. Ambos cortes pertenecen a su tercer álbum, “Second Life Syndrome”, pero en ningún momento están enlazadas.

El tiempo pasaba, las notas fluían y la comunión entre artistas y público crecía tema a tema. Con “02 Panic Room” y su extraño caminar se alcanzó uno de los grandes momentos de la noche, que fue alargado con “The Depth Of Self-Delusion”, que forma parte de su anterior trabajo y a la que unieron una intro totalmente improvisada que hizo las delicias del oyente, y la más reciente “Saturate Me”, la cuál sonó espectacularmente bien. La noche avanzaba y la bella e intimista “We Got Used To Us” y la nueva “Discard Your Fear” nos llevaban por parajes hasta ahora desconocidos para, acto seguido, encarar y acariciar la perfección con “Escalator Shrine”, la cual alargaron y estuvo llena de improvisaciones, con una multitud de cambios de sonido, efectos, registros… Una maravilla, que recordó por momentos a los mejores Pink Floyd. Con esto llegaba el momento de retirarse para encarar los bises.

Tras volver al escenario sabíamos que quedaba poco, y habiendo vivido ya los diez cortes anteriormente mencionados, todo sería un regalo más. Fueron dos: la larga “The Same River”, que abría su primer disco, y “Found (The Unexpected Flaw Of Searching)”, con la que cerraron un concierto de ensueño.

Está claro que Riverside son, hoy por hoy, uno de los grupos punteros del progresivo internacional y así lo demostraron una vez más. Buenas sensaciones dejaron Lion Shepherd y no tan buenas The Sixxis, pero lo que realmente importó aquella noche fue el viaje al que nos invitaron Mariusz Duda y compañía.

Texto y Fotos: Mario López