Que Skindred estuviesen en España por primera vez como cabezas de cartel ya era motivo más que suficiente para acercarse hasta la Sala Caracol a disfrutar del buen rollo que destilan Benji Webbe y los suyos. Para caldear el ambiente los elegidos eran AnTi-cLoNe, una banda para mi desconocida, que pronto se supo ganar mi futura atención hacia ellos. Y como a mí estoy seguro que les pasó a muchos. Así pues la noche pintaba bien y yo, personalmente, tenía muchísimas ganas de ver a los de Newport, ya que en su anterior visita al Sonisphere 2012 me los perdí. Y la experiencia fue grata en su mayoría, aunque salí con un pequeño sabor agridulce. Pero vayamos por partes.
Texto: Alberto López
Fotos: Mario López

La hora marcada para la apertura de puertas eran las 19:30, según la entrada y según la productora. Tras pasar algo de frío en la espera y contrastar opiniones con otros medios, a las 20:00 accedíamos a la sala. Desconozco cual es la incapacidad en este país para, por lo general, abrir las puertas a la hora indicada. Pero bueno, una vez dentro y tomadas posiciones ya estábamos listos para lo que iba a acontecer.

Tras media hora de intuir trajín tras las cortinas que ocultaban el escenario, y de ver a Benji pasear amablemente por la sala, como si de un espectador más se tratase, éstas se abrieron para descubrir a AnTi-cLoNe ya sobre el escenario, con Peter Moore, el cantante, dando la espalda al público. Tras una breve intro electrónica dieron comienzo a “Deracinated”, el primer tema de la noche. Con un comienzo muy contundente fueron efectivos 100% desde el primer momento. Ataviados con una imagen entre futurista y post apocalíptica, maquillados, sucios y harapientos, me trajeron a la memoria a los primeros Mudvayne o a American Head Charge. Y no solo por la imagen, su música, con toques electrónicos, programaciones y un tanto caótica también recordaba a los mencionados grupos. La voz de Peter demostró su versatilidad desde el primer momento, pasando de unos limpios melódicos que tenían cierto deje a Manson, a otros guturales sin apenas esfuerzo.

Con el comienzo de “Here Comes The Flood”, contundente y pesado, ya tenían a buena parte del público en el bolsillo, y prueba de ello fue que pidió un cricle pit e inmediatamente la gente se puso a ello. Buena estrofa, con acercamientos en forma de rapeo, muy rítmica, y que el público encajó con entusiasmo. En el estribillo se sucedieron los botes, tanto en el escenario como entre el público, y en una de esas, uno de los hermanos Richardson se topo con uno de los carteles con el logo del grupo que había en los extremos del escenario y lo tiró. Rápidamente fue puesto en pie y la cosa no pasó a mayores.

Con “A Sight For Sewn Eyes” se les fue un poco toda la compenetración y cohesión que habían demostrado hasta ahora, ya que los hermanos Richardson parecieron pederse, se miraban e intentaban encontrarse, cuando lo consiguieron Conor parecía tener algún problema ya que miraba por detrás del telón, imaginamos que a algún ayudante para solucionarlo. Esto le valió la reprimenda de Peter Moore, que demostrando sus tablas, le indicó que siguiera como si no pasase nada. Aún así no sonó nada mal.

Con bastante más gente en la sala se presentaron: “We are AnTi-cLoNe, from England”. Tras los ánimos del público dio comienzo el riff y los armónicos característicos de “Take This Pills”. Complicados ritmos, de un batería que parecía estar tocando una canción totalmente distinta y que a la vez sonaba francamente bien, y una estructura algo caótica dejaron al público algo frío hasta que se produjo el cambio final y toda la sala se puso a botar.

Antes de afrontar “The Machine” el cantante jugó con el público con los consabidos “eeeeoooos”. El tema, rabioso, contundente y animado volvió a subir la temperatura de la sala. La verdad es que estos chavales se lo estaba currando mucho para calentar el ambiente y lo consiguieron con creces. Hacía el final del tema Peter y Liam se arrodillaron en el frontal del escenario y se desencadenaron varios circle pits, para disfrute de la banda.

El final llegó con “The Usurper”. Gran tema para terminar y una sala ya con una muy buena entrada entregada totalmente a los de Boston.

Muchos no los conocíamos en demasía, pero desde luego que hicieron un trabajo encomiable para calentar la fría noche y nos dejaron un gran sabor de boca. Habrá que seguirles la pista, ya que son jóvenes y calidad les sobra.

Con las cortinas otra vez cerradas nos preparamos para la espera, que según nos habían comentado sería de media hora. Cual fue nuestra sorpresa cuando al rato las cortinas se abrieron dejando al descubierto a grupo y auxiliares probando y terminando de montar el escenario. Algo que no gustó y que desató algunos silbidos por la sala. Desconozco si fue una manera de decirle a la banda que se diesen prisa pero quedó realmente mal, ya que luego ni se molestaron en volver a cerrarlas y vimos como preparaban todo y salían al escenario sin el impacto visual que deberían haber tenido. Son cosas en las que, como en el respeto a los horarios, estamos a años luz de otros países.

La espera, eso sí, estuvo amenizada con la mejor música, desde Slipknot a The Ramones pasando por Thin Lizzy. Variada elección, pero que demostró, a juzgar por como cantaba el público, que si no se es cerrado de mente se puede disfrutar de estilos muy diferentes por igual. Comenzó entonces a sonar el “Thunderstruck” de AC/DC a un volumen considerablemente más alto, lo que indicaba que faltaba poco y menos para que Skindred saliesen a escena.

Una cantidad ingente de humo y el remix dubstep de “Imperial March” sirvieron como intro mientras la banda iba saliendo al escenario. Benji, a parte del DJ al final de escenario, tenia un pad en el centro de éste desde donde también el controlaba la electrónica y los samplers. Empezaron fuerte, con uno de sus temas más celebrados: “Rat Race”. La audiencia animadísima coreaba brazos en alto los “oooh” del estribillo, para posteriormente saltar como locos en la segunda parte de éste. Mediado el tema hicieron un parón, tranquilo y con mucho rollo, metiendo su faceta mas reggae y electrónica, para luego reenganchar con el propio estribillo y terminar el primer corte de la noche. Un recurso este, el de incluir remixes en medio de las canciones, el tocar un trozo de una en medio de otra, y los discursos de Benji, por lo general bastante graciosos, que usaron hasta la saciedad.

Con la Union Jack anudada al cuello y pidiendo palmas, Benji Webbe daba comienzo a “Stand For Something”. Una orgía de metal y electrónica que les quedó espectacularmente bien. Gran trabajo del DJ y gran trabajo de Benji, quien mientras cantaba estaba con el pad disparando sonidos a diestro y siniestro. La sala se había convertido en una gran fiesta, con una entrada buenísima, donde el más atrevido subía al escenario y se arrojaba al público. “Doom Riff” fue una pasada. Antes de comenzar dieron las gracias a todos por estar allí, en la primera vez que venían como cabezas de cartel. Todo el mundo manos en alto hasta que comenzó el ritmo más bailable. La sala era una gran fiesta, sobre todo con el estribillo. La gente cantaba, botaba, bailaba… Una mezcla entre concierto de metal y rave de lo más curiosa. A destacar el gran carisma de Benji, que tenía al público en el bolsillo desde el segundo uno.

Los gongs orientales y los movimientos de Kung-Fu del carismático cantante nos dejaban claro que se avecinaba “Ninja”. Un corte de su último álbum, “Kill The Power”, que a mi personalmente no me decía demasiado, pero hay que reconocer que en directo les quedó realmente bien. En el escenario, entre tanto humo y la iluminación trasera, solo se percibían sobras bailando mientras que la sala cantaba sin parar. “Spanish motherfuckers, you rock!” fue la frase que nos dirigieron antes de que nos llegaran los primeros acordes de “Cut Dem”, no sin antes habernos deleitad con un remix a ritmo de dubstep que dio paso al reggae y posteriormente al metal puro y duro. Manejando perfectamente la dinámica y los tiempo se marcaron lo que fue prácticamente una versión de su propio tema, jueguecitos electrónicos incluidos entre Benji y el DJ.

“Babylon” y “Bruises” cayeron casi sin darnos cuenta, entre remixes varios y vuelta a temas anteriores para luego avanzar hasta el estribillo del siguiente, remix mediante, claro. Un poco locura, que le daba a la noche un aire de fiesta y cachondeo de lo más agradable, pero que a mi me empezaba a oler un poco a chamusquina. El mal presentimiento, sin embargo, se me pasó en cuanto vi a Benji con su extravagante gorro rojo y comencé a oír la electrónica que nos indicaba lo que se nos venía encima: “Kill The Power”, uno de los cortes más esperados de la noche, sin duda alguna, y que la reacción del respetable así lo atestiguó. Toda la sala puño en alto coreando el nombre del tema hasta que entraron las guitarras con una contundencia fuera de toda duda. Un grandísimo tema que mejora todavía más en directo.

Tras un momento de pausa Benji se acerco al frontal de escenario, mirando las camisetas de las primeras filas y preguntándonos si nos gustaban Pantera, Slipknot, Soulfly o Metallica, para luego recordarnos que teníamos disponibles camisetas suyas en el puesto de merchan al “módico” precio de 25 €. Algo, que por cierto, repitió 3 o 4 veces en toda la noche, con tono de cachondeo, si, pero a la cuarta ya parecía que le preocupaba más el negocio del merchan que otra cosa. Dicho esto empezó otro de sus grandes hits: “Trouble”. Al principio lo hicieron en versión remix para después imprimirle toda la fuerza de la versión normal. De lo más coreado y esperado de la noche.

A continuación, y mientras unos teníamos algún problemilla sin importancia con un galés de mal beber, sonaron los acordes del “Sad But True" de Metallica, que empalmaron con varios remixes, para minutos después volver a terminar con “Trouble” y enlazar con “Pressure”, con la que tuvieron su cachondeo con el público, haciendo que empezaban y parando varias veces. La sala entera, tanto arriba como abajo del escenario no paró quieta con uno de los temas del primer disco de los de Newport.

“Nobody” la comenzaron a capella, con Benji cantando sobre el colchón que le ofrecía el público con sus palmas. Fue el primer colofón a la noche, con una sala entragadísima, que se caía, de tanto baile y tanto movimiento. La gente estaba disfrutando a lo grande y en el escenario eso se notaba también. Tras esto se retiraron. A algunos nos pareció algo pronto, pero guiados por el buen rollo aguardamos pacientemente a que se hiciesen de rogar y volviesen a salir, confiados en que aún quedaba un buen rato de Skindred.

Con Prodigy calentando el ambiente volvieron a salir. Benji indicó a la sala que se arrodillase en el suelo, y, con alguna reticencia por parte de algunos, no quedó alma en pie. Cuando entraron las guitarras de “Warning”, se nos dio la orden de saltar y toda la sala fue uno, botando como si no hubiese mañana. Algo muy similar a lo que hacía Slipknot en “Spit It Out”. La fiesta continuaba y Benji incitó a todo el mundo a quitarse la camiseta y ondearla. La sala se convirtió en una curiosa exposición de camisetas sudorosas ondeando en un final absolutamente brutal. Porque si, ese fue el final. No hubo más, por mucho que algunos lo esperásemos.

Fue un auténtico conciertazo, lo dieron todo sobre el escenario, la gente lo paso en grande… etc, etc… Pero a mi se me quedo el sabor agridulce de pensar que en realidad no se había llegado a la hora y cuarto de concierto y que enteros habían tocado 12 temas. Todo esto por 24€. Entiendo que forma parte de su idiosincracia, o por lo menos eso quiero pensar, pero no puedo evitar la sensación de que sin tanta charla y tanto remix, auténticos temazo como “Worlds On Fire” o “State Of Emergency” podrían haber tenido cabida. Y sin superar la hora y cuarto, que, siendo sinceros, al ritmo que llevaron de movimiento y entrega igual no habían dado para mucho más.

Texto: Alberto López
Fotos: Mario López