No hay dos sin tres, así que amanece el día con los pajarillos, con vistas muy verdes, nuestros vecinos escuchando lo nuevo de Volbeat nada más levantarse y nosotros desayunando para el tercer día del Sweden Rock, otro gran maratón de música en directo en el que varió un poco el clima, pero estábamos listos para lo que viniera, la ocasión lo requiere y no se va uno hasta allí todos los días.

Susana Manzanares

Entramos a la explanada del festival cuando los holandeses EPICA ya estaban dando muestra de su anterior “The Quantum Enigma” antes de sacar su más reciente “The Holographic Principle”, compases ideales para ir despertando a los más madrugadores que andaban ya por allí. Lo mismo que con los vistosos Lordi el día anterior, que tocaron en el Lemmy Stage aunque bien podrían haberlo hecho en el principal porque reunieron una cantidad bastante considerable de gente aunque fuesen las 11 de la mañana. La banda escogió una selección de temas representativos de todas sus épocas como “The Second Stone”, “Essence of Silence” o los ya clásicos “Cry For The Moon”, “Sancta Terra” o “Consign To Oblivion”. Sacando el máximo partido del infalible equipo de técnicos sueco, sonaron perfectos destacando también la parte sinfónica a cargo del siempre loco –en el buen sentido- Coen Jansen. Concierto que lideró una vez más la siempre carismática Simone Simmons secundada por Mark Jansen a las cuerdas, los guturales y segundas voces quienes junto al resto de la banda aprovecharon su tiempo sobre el escenario sin dejarse un fleco. Atrás quedó aquella joven banda que con el paso del tiempo se ha convertido en una formación madura, estable, coherente pionera y firmemente defensora de su estilo. Podrán gustar más o menos, pero si están ahí desde hace casi tres lustros por algo será.

   

En paralelo a Epica, otro peso pesado del festival tocaba en el Sweden Stage. Los mitiquísimos 220 VOLT despertaban del sueño –y no precisamente del de dormir- a cientos de fans que llevaban una vida esperándoles. La expectación ante los americanos había hecho correr ríos de tinta en los meses previos a la edición de este año, pues desde que se confirmaron asumieron directamente la categoría de ‘golosina’, así en nuestro argot swedenrockero.

Tamaña expectación genera opiniones de todo tipo, en este caso no puedo mojarme porque apenas vi unos minutos pero recogí opiniones para todos los gustos, y como no puedo opinar de lo que no vi, no tengo más remedio que verlos de nuevo en show completo, si hay suerte y se prodigan pronto.

Con el dilema de si comer antes o no, nos volvemos a colocar ante e Sweden Stage para ver a Loudness, que siguen por Europa de festival en festival tras su periplo del pasado 2015 por los escenarios del viejo continente. Ya con la medida cogida al público europeo, repitieron prácticamente el mismo repertorio de grandes éxitos pero cambiado de orden (quizá así parecía uno nuevo).

   

Concierto de clásicos para no parar de cantar con canciones como  “Crazy Nights”, “The Sun Will Rise Again”, “In The Mirror” o “Crazy Doctor”. Akira Takasaki a las cuerdas lideró de nuevo a una banda en la que sin querer pasarme de crítica, sí que tengo que decir que para mí se había perdido ya el factor sorpresa y eso siempre hace mucho. La gente recibió con ganas su concierto, así que no sabemos si se volverán a su Japón y no volverán en mucho tiempo o este afán y motivación de tocar tanto se materializará en un nuevo disco en estudio, veremos…

A media tarde para hacer la digestión de la comida nos pusieron a unos jóvenes Monster Truck en la carpa… banda que despuntó en el anterior Azkena Rock Festival y que era otra de las que generaba también gran expectación a los oídos más exigentes. No es para menos, más bien para más pues todo lo que ya sabíamos pero no habíamos visto, se reafirmó en este Sweden Rock 2016.

   

Los canadienses van al grano, sin temas de relleno y directos a la yugular. Hard rock mezclado con blues rock setentero y con un ímpetu espectacular… de esos grupos que añoramos que pasen por nuestras salas para hacernos ver la luz, todo lo que la música de verdad representa al alcance de nuestros oídos y de nuestras tripas cada vez más estrujadas a cada tema que oímos… Duro competidor Glenn Hughes a pocos metros en el escenario grande, pero… había que elegir y por dentro algo me dice que elegí bien, aunque sea por las veces de ventaja que le llevo visto al veterano con respecto a los jovenzuelos monstruos que nos dejaron boquiabiertos.

Después de recuperarnos de lo vivido con Monster Truck tocaba encaminarse al Lemmy Stage para ver a Lita Ford y compañía (curiosa coincidencia…). Una de las leyendas del hard rock americano volvía a Suecia con su nuevo “Time Capsule” tras su último “Living like a Runaway” del 2012 y con su libro también llamado “Living like a Runaway” en el que la artista relata sus memorias, así que resultó gracioso porque entre canción y canción intentaba vender el libro con alguna de sus historias más íntimas.

   

A nivel musical nos sorprendió su buena forma, bastante mejor que en su anterior visita según nos cuentan quienes también la vieron. La veterana Lita nos ofreció 13 temas a pleno sol como  “Gotta let go”, “The bitch is back” o “Living like a Runaway” o el final con “Close my eyes forever” o “Kiss me deadly”. Gran afluencia de público que bailó y se desgañitó con el concierto de  la mítica rubia guitarrista que si no fue la repera sí que nos dejó un gran show y nos demostró que no hay sol que pueda con las leyendas, están hechas de otra pasta.

Raspando unos minutos para ver a los –no sabría cómo definirlos- The Temperance Movement que me dejaron absolutamente fascinada desde que los escuché por primera vez y me reafirmé cuando los vi en directo un año atrás en Madrid. Saltarines, irreverentes y divertidos, todo el mundo debería verlos al menos una vez, una delicia.

   

La cosa se iba tornando seria y era hora de volver al escenario principal a ver los señores del AOR Foreigner, con una grandísima masa de gente esperando a su concierto de aniversario. El escenario principal está pensado para el lucimiento absoluto de bandas como esta, a cualquier hora del día, pues acaban siendo actuaciones memorables a pesar de no llevarse el horario de cabeza, pues ya quisieran muchos cabezas el señorío que tienen bandas como esta, por muchas luces y petardos que las pongan.

   

“Double Vision”, “Urgent”, “Feels Like The First Time”, “Dirty Boy”… solo hicieron que contagiar a toda la explanada principal del recinto de toda la clase que rezuma la banda y un Kelly Hansen carismático e imponente en su papel de gran Señor del Aor.

De vuelta al Sweden Stage era hora de celebrar más cumpleaños, ahora el  de los alemanes Gamma Ray  en su gira de 25 aniversario. 25 años que ha tardado Kai Hansen en delegar parte de las funciones vocales a un vocalista como tal, como es Frank Beck.

   

Clásicos sin parar con una banda precisa y veloz disparaban temas como la inicial “Heaven Can Wait”, la nueva “Fight” y la temprana “I Want Out” de las calabazas, imposible dejarla en el tintero, no way. En un concierto intenso, potente y en su línea de siempre quizás más pausados por la cosa de que uno va cumpliendo años, pero también expectativas. Los rayos Gamma se extendieron por toda la explanada demostrando que están en muy buena forma así que Felicidades y a por otros 25.

Parón para cenar y vuelta al escenario principal con la marcha de Twisted Sister y sus 40 años en los escenarios que estaban a punto de acabarse en Suecia. Otros que no quieren cambiar la fórmula de estos últimos años porque para qué cambiar algo que funciona y lejos de pensar en un último disco en estudio, han dado carpetazo con un nuevo disco en directo pero esta vez con  Portnoy a la batería. Poca novedad a destacar, fue igual de efectivo pero igual al fin y al cabo que los conciertos que hemos estado viendo en España estos últimos tiempos, así que otra vez más de lo mismo…  mismos temas, mismos gags, mismas charlas de Dee Snider contra unos, contra otros, etc… Pero ahí están, son infalibles, en cuanto suenan “The Kids Are Back”, “Burn In Hell”, “Destroyer”, “You Can’t Stop Rock n Roll”, “I Wanna Rock”, “I Believe In Rock n Roll”, y el himno “We’re Not Gonna Take It” servidora se rinde, qué le vamos a hacer…

(mis disculpas por no poder ilustrar con fotos este concierto, totalmente imposible acercarse entre la infranqueable almalgama de gente comprimida como el cemento)

Llegando al punto final del penúltimo día, volvemos a otra banda ‘para gustos’. Desde los más fervientes adoradores del ejército de mercenarios que reune Tobías Sammet hasta quienes aun no consiguen comprender el éxito de Avantasia, o no se explican para qué los ha traído Dios al mundo. Pues para deleite absoluto de incondicionales como yo, que ya van tres veces que resisto en ese mismo escenario al frío, al cansancio y a lo que venga, pero de ahí no me muevo hasta que no se apague la última luz.

Aun recuerdo hace muchos años, la sensación que me entró por el cogote al entrar en una tienda de discos de Madrid y escuchar aquello que estaba sonando en ese momento. Pregunté, ¿Qué suena?, ‘Avantasia -me dijeron-, una ópera metal que ha montado el de Edguy’… vaya vaya, el jovencísimo Tobías hace estas cosas?… Un montón de años después ahí estaba yo, delante una vez más de un show que durante mucho tiempo estuve convencida que jamás vería en directo y mira, no me pierdo uno..

   

No sé qué es más difícil, componer todo eso y convencer a tanto pata negra de participar, o llevarlos literalmente al directo a todos… Por las filas de Avantasia hay pocos artistas que no hayan pasado, Bob Catley, Ronnie Atkins, Michael Kiske el renegado, Eric Martin, Jorn Lande y la celestial Amanda Sommerville a las voces, sumados al niño prodigio Sasha Paeth, Oliver Hartmann, Miro o Felix Bohnke componen la alineación más actual de un proyecto que ha acabado teniendo más continuidad de lo que nadie hubiéramos esperado.

Un placer acabar así el día, con el paso de tantas estrellas por el escenario ofreciéndonos un altísimo nivel aunque fueran las horas que eran y sin importar el tiempo que hacía, bastante frío por cierto.

El último día de Sweden Rock comenzaba con el rock sureño de Dan Baird & Homemade Sins que venían a presentar su nuevo disco en la corta actuación que iban a hacer en el Sweden Stage para aquellos que habían decidido madrugar y comenzar con él el último día del festival.

   

El veterano líder de The Georgia Satellites contó con un gran número de interesados para mover las caderas a primera hora de la mañana con un Dan Baird derrochando carisma y un Rick Richards acompañándole a la guitarra. Tocaron algunos temas como “Woke up Jake”, “Thin Disguise” o “Crooked Smile” dejando impresa la estampa clásica ya a primera hora de la mañana. En unos meses vendrán de gira por España así que podremos verlos con su repertorio completo y el calor de una sala.

El escenario principal se abría para el power trío como dicen ahora, “The Winery Dogs” formado por Mike Portnoy, Billy Sheehan y Richie Kotzen, ahí es nada . El sol apretaba en el inmenso escenario pero eso no fue problema para el trio de super músicos presentando su último disco ”Hot Streak”. Hubiesen hecho mejor papel en el Lemmy Stage ya que se veían minúsculos en el escenario principal, pero su hard rock pegadizo y elegante hizo que se les quedara pequeño y los allí presentes disfrutaran de la primera a la última. Eran otra de las apuestas fuertes de esta edición y desde luego que cumplieron con creces y aprobaron el examen con nota, ellos siempre, aunque si se me permite la expresión, no puedo evitar a veces tener la sensación de que están a ver ‘quien la tiene más grande’ con perdón.

   

Después de que Monster Truck nos dejaran con la boca abierta el día anterior, había que pasar otra vez por la carpa del festival (es casi una obligación pasarse por la carpa, nunca se sabe qué se puede encontrar) y ahí estábamos otra vez… un curioso video de presentación en la web del festival anunciaba Pedalens Pagar entre los demás grupos, y quizá no estábamos equivocados al ver que la carpa estaba llena para ver a los locales.Lasse a las voces lideraba una banda que interpretaba alegres y bailongas tonadillas en sueco, ya fueran de rock o rockabilly que vitoreaban por las primeras filas. Sin duda nos quedamos con ganas de ver más, de bailar más… y a saber cuándo volveríamos a verlos, siendo una de las ‘rarezas’ del festival, muy curiosos sí señor.

Turno ya para el show especial de Steve Vai por el 25 aniversario (Y oootro aniversario) de su “Passion and Warfare” que tocaría en su integridad. Como suele ser habitual, comenzó con una serie de clásicos para ir caldeando el ambiente como “Bad Horsie”,”Racing the world” o “Tender Surrender” para pasar a tocar de forma íntegra el disco. Siguiendo el orden del disco fueron saliendo grandes temas como “The Animal”, “Liberty” o “Ballerina 12/24”, acabando con “For the love of god” y “Taurus Bulba” con una gran ovación por respuesta.Vai y sus chicos tocaron en el festival Stage como The Winery Dogs y les pasó exactamente lo mismo… sin videos, escenografía, sin nada, aquello se veía vacío aunque el magnetismo y la atracción que genera el amigo Vai cautivó una vez más al público que se congregó aun con sol después de la hora de comer. Vai con la sutil crudeza de hablar a sus Ibanez se llevó todo el protagonismo del show (sus compañeros situados a segundos planos lo confirma) para que Bynoe, Weiner y el salvaje Jeremy Colson a la batería hacían la base de los temas para que el marciano de las 6 cuerdas dejara a todos sin aliento.

Camino hacia el Lemmy Stage para ver otro disco en su totalidad como era el Underworld de Symphony X. Volvieron a hacer el mismo esquema que cuando vinieron a presentar el disco por salas, interpretar el disco del primer tema al último ya que como nos dijo Allen, era la única forma de hacerlo tener sentido.

  

Todos los temas sonaron fantásticos, “Nevermore”, “Kiss of fire”, “To hell and back” destacando una banda perfecta y un Russell Allen de otro planeta. Acabaron con tres clásicos como bises haciendo lo mismo que en España, “Sea of lies”, “Out of the ashes” y “Set this world on fire”.

A nivel sueco, el Sweden se llevó el show final de Udo Dirkschneider tocando temas de Accept, antes de pasar a tocar solo temas de su discografía. Como era de esperar, tocaron en el escenario principal. Volvíamos a irnos al escenario principal y esta vez con razón, telones de fondo, el público receptivo y mucha pirotecnia.El pequeño Dirkschneider comandó ese remember con los clásicos de Accept que la gente iba aclamando cada vez más. Algunos que vimos fueron “Princess Of The Dawn”, “Breaker”, “Restless And Wild” junto a “Fast As a Shark” ,“Burning” o “My Way” como parte final sonando como una auténtica apisonadora.

Lo de King Kobra fue lo más sonado del festival, en el Sweden Stage su actuación quedó en agua de borrajas por decirlo suave, el amigo Shortino salió bajo unas condiciones bastante apáticas mientras que el incansable Carmine Appice hubiese tirado tocando dos horas.Su paso por España no fue tan horrible pero aquí en realidad fue bastante penoso. Cada miembro de la banda estaba viviendo su propio concierto, con un Shortino paradísimo, desastroso, nada entregado y ni ganas de hacerlo el resultado fue un decepcionante concierto que nos dejó con un amargor considerable.

Si 2016 fue el año de un grupo, sin duda fue el año de Sabaton: giras, festivales, sold out’s y… ser cabeza de cartel del último día del Sweden Rock, cosa que no puede decir mucha gente. Lejos de ser uno de nuestros grupos fetiches del festival, no queremos dejar pasar decir que también se lo ganaron, con la edición de su último disco, y la repercusión exponencial que están teniendo, y por si fuera poco además en su país.Sin escatimar en gastos, tuvieron fuegos en el escenario, la pantalla enorme del escenario principal iba enseñando las portadas de los discos que estaban tocando y Hannes a la batería estaba subido en su ya famoso tanque. Sonaron los temas más conocidos de la banda que coreó todo el mundo dando un punto emotivo al festival… Todo ese patriotismo sueco que se manifestó en el concierto de Sabaton por la atención de todo el mundo se remató con el ya clásico castillo de fuegos que ponen siempre para el concierto que cierra el escenario principal el último día.

Ay, el último día… los fuegos… Si, esto se acaba.

Ya habíamos visto el show de los suecos varias veces en estos últimos años, así que nos fuimos con tiempo al Lemmy Stage para coger sitio a la última golosina del festival, bueno, lo confieso, para servidora LA GOLOSINA, el Michael Schenker Fest. Se trataba de un concierto especial de mi preferido de los hermanos Schenker junto a los tres cantantes que ha tenido en toda su carrera: Gary Barden, Grahamm Bonnet y Robin Mc Auley. Se puede soñar más alto pero no más claro. Sobre todo con el último.

  

Yendo de menos a más, la cosa empezó con un Gary bastante cohibido, Bonnet siguió muy intenso aunque con bastantes dificultades para llegar a algunos tonos y aquí viene lo bueno, el pellízcame que me despierte. El momento que aparece junto a Michael Robin Mc Auley con su gran chorro de voz fue para mi indescriptible, la sensación de estar viviendo una ocasión única.

“Armed and ready”,”Assault Attack”,”Dancer”, “Doctor Doctor”, “Rock Bottom”… todos esos temas que me ponen la piel de gallina fueron para mí el auténtico fin de fiesta, qué tanques ni que nada.

  

Un broche perfecto para un festival que año tras año nos recibe con los brazos abiertos a pesar de vernos cada vez más cascarrabias, más exigentes… siempre nos acoge igual, nos da la bienvenida a 4 días llenos de música, buen rollo, buen ambiente, buen tiempo (esta edición), lo que viene a ser un festival de verdad así que, qué más necesitamos para volver…?

Susana Manzanares