Puede sonar a realidad paralela para la mayoría de los que estáis leyendo estas líneas, pero ahí fuera el mundo de los juegos de mesa está viviendo un boom en el que más y más personas se aficionan al noble arte de pasar un buen rato jugando con amigos sentados alrededor de una mesa. "¿Juegos de Mesa? ¿Eso del Monopoly y el Parchís? Ah sí, yo jugaba a uno muy guapo que se llamaba Risk…" suele ser la reacción que uno recibe al comentar que le encantan los juegos de mesa. Pues bien amigos, bienvenidos al siglo XXI, porque la cosa ha cambiado bastante.

Edko Fuzz

La era de los juegos de mesa ‘modernos’, como se les suele denominar, empezó más o menos en 1995 con el juego "Los Colonos de Catan", el cual supuso un giro de tuerca en el mundillo que dejó al resto de juegos en pañales. Desde entonces, cada año aparecen nuevos autores y nuevas editoriales que copan el mercado con centenares de nuevas referencias cada vez más imaginativas.

   

Hay juegos de mesa con los que los no versados en la materia fliparían. Las mecánicas de juego son cada vez más rebuscadas y originales: cooperativos donde todos los jugadores se alían contra el juego, cartas con múltiples usos, roles ocultos que permiten traicionar a los otros jugadores, decisiones en una partida que afectan a las siguientes que juegues… Por no hablar de las temáticas. Ahora mismo te puedes sentar a una mesa y jugar a un juego que trate sobre cualquier cosa que uno se pueda imaginar. Puedes revivir las pelis de Alien con un puñado de cartas con sorprendente resultado, recrear un videojuego como Gears of War y ver cómo los Locust acaban contigo miserablemente, montar una granja con todo lujo de detalles tratando de hacerla mejor que tus contrincantes, luchar contra malvados primigenios en las pesadillescas historias de Lovecraft, recrear las películas de Star Wars a dos jugadores con impresionante inmersión… ¡o incluso montar tu propia banda de thrash metal!

Exacto, has leído bien. Puedes jugar un juego de mesa en el que el objetivo para ganar es tener la mejor banda de thrash metal, y para ello tendrás que ensayar, dar conciertos, comprarte mejores guitarras y amplis, hacer caso a tus managers, grabar discos y, en definitiva, hacer todo lo que tendría que hacer una banda de verdad para llegar a lo más alto. El título del juego es Thrashing Dice y su autor, el polaco Krzysztof Matusik, un metalhead de la cabeza a los pies.

   

En Thrashing Dice (anteriormente conocido como Thrash’n Roll) cada jugador toma el papel de una banda de thrash metal dispuesta a todo por triunfar. El juego usa la mecánica de colocación de dados que funciona de la siguiente manera: cada jugador dispone de seis dados de su color y a cada turno los lanzará. Según los resultados que haya obtenido con la tirada, podrá colocar esos dados en distintas localizaciones del tablero para realizar ciertas acciones. Por ejemplo, si el jugador adjudica dados a Thrash ‘Em All (la tienda de instrumentos), podrá comprarse guitarras, amplis y pedales molones para mejorar su nivel de instrumentos, lo cual le proporcionará beneficios más adelante. En general, además, cuantos más dados adjudiques a una acción, más poderosa será ésta pero claro, menos dados te quedarán para hacer otras cosas luego en tu turno. Ahí está la gracia: decidir qué hacer y qué no en un momento dado porque a todo no se llega.

Asimismo, si crees que tu banda no tiene el nivel necesario para triunfar, siempre puedes poner dados en la Akademia Rocka para que practiquen un poco y suban de experiencia. Otros sitios donde puedes adjudicar dados son la sala de conciertos local para ganar fans; el estudio de grabación para poder sacar singles o por supuesto álbumes; una radio de metal donde puedes hacerte muy popular e incluso hacer que tus bandas rivales pierdan fans y claro, ¡te puedes ir de gira con la banda real Turbo para petarlo del todo! Pero para poder irte de gira con las leyendas del thrash polaco, antes tendrás que chuparte mucho local de ensayo, mucho club de mala muerte y ahorrar para conseguir el Mesa Boogie.

   

Una vez todos los jugadores han gastado sus dados para hacer acciones, se puntúa la ronda y empieza una nueva tirando los dados otra vez. Para complementar el azar de los dados, los jugadores se pueden valer además de cartas que representan fans, managers, seguratas y demás fauna variopinta para valerse de los beneficios que proporcionan durante la partida (por ejemplo, algunos valen como dados virtuales para tus tiradas, otros proporcionan experiencia a tus músicos…). Y si las cosas van muy mal en un momento dado, siempre puedes aceptar que tu banda se vea envuelta en un escándalo en la prensa. Al principio, la publicidad te dará beneficios rápidos que te ayudarán, pero al final tienes que intentar deshacerte de ese escándalo o acabará contigo, y ¿qué mejor manera de hacerlo que yendo a la radio a soltar unas cuantas trolas sobre tus bandas rivales para que el escándalo les estalle a ellos?

Thrashing Dice es un juego divertido y con mucha interacción entre jugadores, lo cual es un eufemismo para decir que hay puteo constante. No olvidemos que nuestro objetivo es llegar a lo más alto en el mundo del metal, y para ello hay que currárselo en los clubs locales como el Venom Nest, grabar buenos temas en los estudios Metal Mind y tener más fans que el resto y eso no se consigue con sonrisas y buenas maneras. Como detalle curioso, el juego ofrece además una banda sonora conformada por bandas de la escena thrash polaca como War-saW, Thermit, Steel Habit, Evilence, Rusted Brain o Soul Collector para que puedas ambientar tus sesiones lúdico-metálicas con propiedad.

   

La estética del juego es muy de dibujos animados y, en general, se encuadra en un tono jocoso y divertido. ¡No olvidemos que aquí el objetivo es pasarlo bien! Así pues, si una tarde no sabes que hacer con tus colegas y estáis aburridos, ¿qué mejor plan que llevar a tu banda a lo más alto? Poned el thrash metal a toda pastilla, sentáos a la mesa, calentad los dados y ¡disponeos a ser el nuevo nombre que haga historia en el mundo del metal! El Monopoly mejor lo dejamos para el vecino…

Edko Fuzz