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Entrevista a Eduardo García Salueña sobre Rock en Progresión

Entrevista a Eduardo García Salueña sobre Rock en Progresión

Tenemos el placer de hablar con Eduardo García Salueña, autor del fantástico libro “Rock en progresión” editado por Apache. Eduardo está titulado como Profesor de Piano por el Conservatorio Profesional de Música de Gijón y Licenciado en Historia y Ciencias de la Música en la Universidad de Oviedo, alcanzando el Doctorado con mención internacional con una tesis doctoral dedicada al análisis del rock progresivo en la España de la Transición (Galicia, Asturias y Cantabria). A nivel internacional, ha realizado una estancia de investigación en la University of Surrey bajo la tutela académica del profesor Allan F. Moore, formando parte del programa FPU del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Ya de por sí, la entrevista no es solo interesante por el libro, sino por su autor.

Toni Marchante

Hola Eduardo, ¿Cómo estás?

Muy bien, muy agradecido por el interés por vuestra parte hacia este libro.

-¿Por qué un libro enfocado al Rock Progresivo?

Llevo investigando sobre rock progresivo desde hace más de 15 años, y varios años más escuchándolo e interesándome por el repertorio a nivel interpretativo/compositivo. Creo que tiene mucho que ofrecer y siento que quedan, aún, muchos aspectos por explorar.

Abundan muy poco los libros sobre este tipo de música, especialmente escritos en español, y que ahonden en una visión más conceptual, que permita profundizar en el contexto sociocultural, en los parámetros formales y que, en definitiva, vayan más allá de los relatos biográficos, el indexado y la catalogación de grupos, o el mero vaciado de datos y anécdotas sin rigor metodológico.

Creo que es muy importante reforzar la idea de que puede existir otro tipo de oferta literaria acerca del rock, y que no ha de estar exclusivamente enfocado a público universitario o académico. En ese sentido, hay que visibilizar la labor que se hace desde la serie «Cultura Rock» vinculada a la editorial Apache Libros. Además, también me parece importante que se puedan sumar voces que planteen una perspectiva más crítica hacia el género, con todas sus virtudes y sus defectos.

A veces falta cierta objetividad en el relato, muy cargado de posicionamientos extremistas: entre la visión del fan acérrimo que sitúa el rock progresivo como el paradigma de la excelencia y la de los detractores que lo desprestigian a la mínima oportunidad y sin un argumentario meditado, ha de erigirse una perspectiva que permita al oyente interesado tener las suficientes herramientas críticas como para juzgar por sí mismo.

-En mi opinión, el rock progresivo es el estilo musical más completo en cuanto no tiene restricciones de ningún tipo, en el sentido de que cualquier estilo musical puede interactuar, clásica, jazz, pop, metal, etc. ¿estás de acuerdo?

En esencia, sí. El rock progresivo ha establecido, desde sus raíces contraculturales, una serie de retroalimentaciones con otras músicas con las que ha compartido premisas como la búsqueda de la complejidad, la experimentación formal, el virtuosismo técnico, la idealización rural o el carácter de «música para escuchar».

Esto también ha contribuido a forjar un tipo de público más propenso a ese inevitable eclecticismo a través de las evidentes conexiones con la música académica, el jazz, el folk, la música electrónica, o el metal en épocas más contemporáneas. Sin embargo, también considero que dentro del público del rock progresivo existen ciertas restricciones hacia lenguajes que cuestionen su autenticidad, especialmente ligadas a cualquier acercamiento al pop comercial o a la música de baile.

-¿Nos podrías contar cómo ha sido la coordinación con los coautores de este libro?

La elaboración de este libro, para mí, ha sido un auténtico aprendizaje. En cierto modo, una tarea mucho más difícil que escribir un libro en solitario.

Un coordinador ha de tener muy clara la globalidad y la direccionalidad de la obra, tratando de guiar y de unificar ciertos criterios comunes entre autores de perfiles variados (y que muchas veces abordan líneas temáticas similares desde perspectivas diferentes) sin ahogar sus estilos y visiones personales.

Si esto se consigue, la riqueza del libro es inmensa precisamente por su pluralidad y su transversalidad. Yo puedo decir que estoy muy satisfecho con el resultado del libro y con el trabajo de todos los autores.

-Imagino que conforme has recibido las aportaciones de cada uno de ellos, en algunos puntos se habrá abierto en debate ¿no es así?

Me interesaba mucho, especialmente, unificar algunos conceptos de partida, especialmente terminológicos. Por ejemplo, todo lo que tenía que ver con denominaciones como género, estilo, subgénero o subestilo. No quería que en cada capítulo el lector se tuviera que adaptar a cambios en estas cuestiones. Igualmente, a nivel de estructura de los capítulos, epígrafes, etc.

Sin embargo, en otros aspectos, di bastante libertad, como por ejemplo en cómo establecer el tratamiento didáctico. Los enfoques y las aportaciones las fuimos asentando en las primeras reuniones. Como el germen del libro partió de un curso de extensión universitaria en el que los autores participamos como profesores, tuvimos la oportunidad de asistir a nuestras respectivas sesiones para ver los parámetros en los que nos moveríamos previamente y así acotar ciertas materias por autores.

En el caso de Guillermo Delis y Eduardo Madrid, que no estuvieron en el curso original, el desarrollo de sus propuestas fue muy fluido porque ellos ya habían realizado sus tesis doctorales sobre aspectos muy específicos del rock progresivo, y el encargo ya partió de una materia específica que quería que abordasen.

Así que, en cierto modo, ese proceso más participativo y de definición tuvo lugar más bien a la hora de definir y adaptar las propuestas de cada uno.

El proceso de adaptación también tuvo cierta complejidad, ya que había un contenido práctico que no resultaba tan fácil de plasmar en un libro como en un curso, y por otro lado, el rigor metodológico que implica una publicación como esta tenía que armarse muy bien.

-Como comentas, el libro es fruto de un curso monográfico sobre el Rock Progresivo en el aula pop-rock de Extensión Universitaria de la Universidad de Oviedo El libro se segmentan en temas independientes, pero dada la historia y la diversidad de este estilo, se podrían abrir multitud de nuevos frentes que dieran lugar a muchísimos más capítulos. ¿Vendrán cursos en el futuro donde se desarrollen temas distintos sobre el Rock Progresivo que diera lugar a una segunda parte? ¿Para cuándo un segundo libro?

Este curso, concretamente, formó parte de una estupenda iniciativa del Vicerrectorado de Extensión Universitaria de la Universidad de Oviedo que, desgraciadamente, ya no tiene continuidad. El Aula pop-rock planteaba dos seminarios teórico-prácticos anuales, dedicándose un cuatrimestre a un género, sello o planteamiento musical y otro a un artista icónico de la música popular urbana.

Así, se abordaron seminarios dedicados a David Bowie, Madonna, Elvis Presley o Nick Cave, pero también al Brit-pop, a «lo gay» en la música popular, a la música soul e identidad negra, y por supuesto al rock progresivo y músicas afines. El perfil del público era muy ecléctico, gente de todas las edades y con intereses muy diversos.

Espero que en algún momento se retome la iniciativa. Y también, por supuesto, que pueda haber continuidad por parte de otros autores, y con nuevos aspectos a tratar, del granito de arena que supone Rock en Progresión en la reflexión sobre esta música tan apasionante.

-Una de las cosas que más me ha gustado, es que, en casi todos los capítulos, al final hay un apartado de conclusiones donde se sintetiza de forma clara y concisa lo que se ha desarrollado durante el mismo; una forma académica de concretar los «high lights» importantes. ¿Hasta qué punto es importante fijar las ideas?

Establecer conclusiones siempre me ha resultado una tarea muy complicada. Yo me muevo muy cómodamente en todo lo que tiene que ver con los procesos de análisis o el establecimiento de teorías interpretativas. Establecer conclusiones sólidas implica buena capacidad de síntesis y la habilidad para acotar una serie de ideas principales sobre las que se asienta tu argumento.

Sin duda, puede ser de gran ayuda al lector a la hora de enfrentarse a algunos de los capítulos. Pero, en ese sentido, he dado bastante libertad y flexibilidad a cada autor para que decida si quiere que su aportación se concentre en una serie de puntos clave, y de qué manera hacerlo.

-En la reseña que publicamos del libro, destacábamos que era un libro que nos ofrecía un enfoque distinto, el análisis de la música en el contexto en el que se produce, analizar cómo las situaciones sociopolíticas y culturales impactan en la música. En la calle se habla de música pasando de puntillas sobre estos temas y centrándose en recordar grupos y canciones. ¿Es uno de los objetivos del libro contextualizar el desarrollo de este género musical?

Por supuesto. Las realidades y las coyunturas sociales, económicas y culturales son fundamentales para entender cualquier fenómeno artístico. Y el impacto no va solo en una dirección. Bajo mi punto de vista, se trata de un proceso mucho más dinámico y complejo que la mera reducción de que «la música es un reflejo de una coyuntura determinada».

Yo creo que también las propias manifestaciones artísticas y culturales inciden directamente en esta coyuntura, transformándola y generando sinergias. Por otro lado, otro importante objetivo era dar presencia a lo sonoro, a ese «texto primario» al que alude Allan Moore.

Hay una fuerte tendencia a estudiar la música popular urbana atendiendo, en exclusiva, a otros factores más sociológicos y antropológicos, lo cual es importante, desde luego, pero sin dejar de lado el propio discurso sonoro. Y, precisamente, el rock progresivo se presta a muchos estudios en los que se atienda a su enorme riqueza musical.

-En el libro se trata el impacto del Rock Progresivo en España, con sus mitos y su influencia sociocultural. ¿No es una pena que con las grandes bandas que han existido y persisten en nuestro país, se haya escrito tan poco sobre ellas?

Sí, desde luego. Pero hay que decir que, afortunadamente, esto se está remediando. Y no solo en cuanto a libros, como por ejemplo el que Xavi Méndez le dedico al grupo sevillano The Storm recientemente para la editorial Milenio.

También se mantiene el interés por la reedición discográfica de grupos, como hizo el año pasado Elkar con las reediciones en vinilo de algunos grandes discos del rock progresivo y la música experimental de Euskadi (William S. Fischer, Amaia Zubiria & Pascal Gaigne, o el fabuloso recopilatorio de la escena que hubo entre 1972 y 1985, Katebegiak) o el trabajo que hicimos desde el Taller de Músicos de la Fundación Municipal de Cultura de Gijón con el teclista gijonés Berto Turulla (Cuélebre).

Y, por supuesto, la investigación y la cada vez mayor proliferación de tesis doctorales que arrojan mucha luz sobre estos grupos. Pero coincido contigo en que estas iniciativas son muy minoritarias, en comparación con otros temas o incluso con otras músicas, y que muchos de estos discos y grupos aún continúan siendo —incomprensiblemente y tristemente— muy poco conocidos por el gran público.

-¿Por qué el rock progresivo no ha tenido en España el arraigo que tiene en otros países como Reino Unido, Países Bajos, Alemania, Francia…incluso en Latinoamérica?

Hay muchos aspectos a considerar a la hora de valorar el impacto y el legado del rock progresivo español, como en cualquier otro país. En el caso de España, y aunque durante los años 60 se articuló un determinado aperturismo en la política del país, aún era muy fuerte la hegemonía de la canción popular y las raíces musicales castizas.

Las manifestaciones de la contracultura británica y americana llegan dispersas y sesgadas, entre otros factores, debido al funcionamiento de la censura, a pesar de suavizarse con la Ley de Prensa e Imprenta de 1966. Por ello, gran parte del movimiento progresivo de inicios de los 70 fue muy underground, convergiendo aquí grupos que habían introducido elementos psicodélicos y tenían una base beat con formaciones que apostaban por la experimentación y la improvisación.

Canarios editaron en 1974 su magistral Ciclos

Se articularon las primeras escenas fuertes en Cataluña y Andalucía, en torno a un clima de cambio cultural hacia los valores más conservadores, y por extensión, de oposición al régimen político. Tras el fallecimiento de Franco, y durante los años de la Transición hacia la Democracia durante la segunda mitad de los 70, el rock progresivo tuvo un gran auge en España, evidenciándose además una personalidad muy propia al abrazar las raíces musicales y dotarlas de aires modernidad, conviviendo incluso con otras tendencias más en boga en aquellos años, como el punk, el heavy metal o la nueva ola.

Creo que hay que tener en cuenta la complejidad de esos escenarios para situar la importancia fundamental que tuvo el rock progresivo en España, en unos años en los que sirvió para estimular a la juventud de la época y para explorar la creatividad y dar voz a la mayoría de las regiones del país en el camino a la democracia.

A nivel internacional, siempre desde una perspectiva más especializada claro, discos como Ciclos (Canarios), Música Urbana (Música Urbana), El patio (Triana) o Si todo hiciera Crack (Crack) están muy valorados y suelen aparecer señalados en varios ránkings.

-Tu libro «Música para la libertad» tomando el nombre del emblemático disco de Bloque, analiza el rock progresivo en el norte de España en el periodo de la transición. ¿Qué nos puedes contar de él? ¿Dónde se puede conseguir para quien estuviera interesado?

Música para la libertad parte de mi tesis doctoral en musicología, «Nuevas tecnologías, experimentación y procesos de fusión en el rock progresivo de la España de la Transición», dedicada al análisis de la escena del noroeste español y que defendí en 2014.

El libro tiene una primera parte más conceptual, donde trato de definir el rock progresivo desde distintos planteamientos (contexto sociocultural, principales parámetros formales, ideario filosófico) y agentes (creadores, industria musical, medios de comunicación, públicos), planteando también una revisión de las distintas etiquetas que suelen pivotar en torno al género.

La segunda parte se abre con un primer acercamiento al rock progresivo español de la década de los 70 para, posteriormente, presentar un exhaustivo trabajo de campo en el que analizo la producción de Galicia, Asturias y Cantabria.

En las tres comunidades parto de lo que había antes y llego a la época contemporánea (sobre 2016), centrándome especialmente en los grupos y discos fundamentales de los años 70, pero también en otras propuestas que complementaron estas escenas, como algunos exponentes de la nueva canción, el folk del arco atlántico, el jazz, la música electrónica o la experimentación académica.

Grupos como Asturcón, Ibio o NHU supusieron un primer impulso de una industria en torno al rock en las regiones del noroeste español, siendo además constantemente reivindicados desde diferentes corrientes musicales locales no necesariamente progresivas por su fuerte componente identitario. En otros casos como Bloque, tuvieron bastante relevancia a nivel nacional.

Dry River en su concierto de la Sala Copérnico

Por último, la tercera parte, más corta, plantea una reflexión sobre distintos aspectos del rock progresivo español desde una óptica actual. El libro se acompaña, además, de un CD que rescata a varios de los grupos y los artistas de aquellos años, muchos de los cuales llegaron a grabar y a publicar disco, pero en otros casos no tuvieron la oportunidad.

Me parecía fundamental incluir un CD para ilustrar sonoramente todo ese análisis, contribuyendo así a que este repertorio continúe vivo. El libro se publicó en 2017 por la editorial Norte Sur Records (http://www.nortesurrecords.com/) y puede adquirirse fácilmente a través de la editorial y de muchas tiendas en las que se distribuye. En mi propia web hay más información sobre los canales de distribución: http://www.edugarsalu.com

-En tu faceta de «músico practicante», ¿tienes en estos momentos algún proyecto en ciernes? ¿Retomará su andadura Senogul, habrá más colaboraciones con The Samurai of Prog por ejemplo?

Pues de momento tengo esa faceta un poco parada, debido especialmente al poco tiempo que me deja mi trabajo en el Taller de Músicos y el tiempo que le dedico a la escritura, además de mi vida personal, claro. No obstante, en los últimos años he priorizado la composición, los arreglos y la grabación en estudio frente a la actuación en vivo, lo que ya hago muy esporádicamente.

A corto plazo estoy pendiente de que se publique un nuevo disco de Bernard & Pörsti, dos de los miembros de The Samurai of Prog, en el que participé. En el caso de Senogul, aunque fue una parte muy importante de mi vida y entre nosotros hay muy buena relación y complicidad, no hay idea de retomarlo, al menos por mi parte.

-Me gustaría saber tu opinión sobre el Rock Progresivo en la actualidad, la proliferación de gran número de bandas, dado los medios de los que se dispone hoy día, la calidad compositiva, la multitud de influencias, la calidad técnica de los músicos…

El rock progresivo actual es un auténtico crisol de sonidos, referentes y enfoques. Esta enorme variedad responde a muchos factores. Algunos evidentes, como la globalización del mercado y las infinitas redes de difusión que proporciona Internet.

En otros casos, también creo que resulta complejo acotar lo que entendemos por «rock progresivo» en la actualidad, al no estar tan fuertemente imbricado en un contexto contracultural como ocurría en los 60, por ejemplo.

Seguramente, aficionados de generaciones distintas no coincidirían en sus apreciaciones de lo que podrían considerar como «progresivo» (el viejo debate entre la volubilidad de lo «regresivo» y lo «progresivo»). En cualquier caso, es indudable la alta calidad y capacidad de una gran parte de los músicos contemporáneos, quienes también tienen —en contraposición a ese clima contracultural— un mayor acceso a fuentes, herramientas y recursos.

-Por curiosidad, ¿nos podrías nombrar bandas que te hayan sorprendido últimamente?

Lo fascinante es que uno no puede dejar nunca de descubrir grupos, de todas las épocas y de todos los géneros. Por ejemplo, hace poco descubrí a los estupendos Elephant9, gracias a que su música sonó en una librería de Alicante mientras ojeaba libros.

En estos casos la app Shazam es muy útil y va conmigo siempre. Otro grupo español que descubrí hace poco y me encantó es Monodrama, su último álbum (mndrmooaa) es simplemente fantástico. Y así estaría constantemente. Otra cosa que me encanta es cómo me siguen sorprendiendo discos que ya conocías previamente.

Estos días estoy reescuchando trabajos tan diferentes como Holidays in Eden (Marillion), Off the ground (Paul McCartney) o III sides to every story (Extreme), y me siguen aún sorprendiendo gratamente como el primer día.

-En cuanto a lo puramente académico y organizativo, cursos, libros, programas académicos, festivales, etc. ¿Tienes algún proyecto a la vista?

La verdad es que siempre tengo proyectos en mente, afortunadamente. Actualmente estoy inmerso en la participación en dos libros colectivos, en inglés, sobre rock progresivo coordinados por dos importantes universidades y de los que de momento no puedo dar más detalles.

Dentro de la programación del Taller de Músicos estamos muy inmersos en los ciclos de conciertos («Jazz en el Centro» y «Los Conciertos del Taller», ambos en activo desde los años 90) y en la confección de la 25ª edición del Festival de Música Antigua de Gijón, además de preparar un nuevo libro-CD de nuestra «Colección René de Coupaud» sobre patrimonio musical asturiano.

En la recámara tengo dos ensayos sobre música que me gustaría escribir en algún momento (y ninguno sobre ellos es de rock progresivo) al igual que la grabación de un disco con composiciones propias escritas hace ya unos cuantos años, pero mi tiempo de momento no da para más. Algún día me pondré con todo eso.

-Bueno Eduardo, la entrevista llegó a su fin, solo felicitarte por tu trayectoria musical y académica, agradeciéndote todo lo que haces en pos de la cultura y por este género del que disfrutamos tanta gente (aunque parezcamos pocos), pero que hace de nuestra vida algo más especial. Te dejo, para que las últimas palabras a nuestros lectores sean las tuyas.

Nuevamente, muchísimas gracias a ti por tu interés y enhorabuena por la labor que hacéis desde Metal Symphony, con todo el tiempo que dedicáis desinteresadamente a la difusión de estas músicas que tanto nos gustan. Y a los lectores, solo me resta animarlos a que se acerquen a un repertorio como el rock progresivo y a la lectura de un libro que seguro que no les dejará indiferentes.

Como mínimo, seguro que les despierta la curiosidad para escuchar a ciertos artistas, piezas o álbumes, lo cual ya considero como algo muy positivo. El libro puede adquirirse a través de la web de la editorial: https://apachelibros.com/cultura-rock/151-rock-en-progresion-sonidos-del-ayer-miradas-del-manana-9788412431186.html

Toni Marchante
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