La pasada edición de Hellfest, hace apenas una semana, presumía de tener uno de los mejores carteles vistos en mucho tiempo, desbancando así la oferta veraniega de otros grandes festivales europeos. Pero, a la hora de subir al pódium de los mejores festivales internacionales, cuentan muchas más cosas que el cartel. Las deficiencias organizativas y la absoluta masificación de este año, junto al coste que supone viajar desde otro país, nos hace replantearnos seriamente el éxito de este año. No sólo cuentan las bandas, cuentan muchas más cosas…
Susana González

El festival galo adquiere mayor importancia cada año, situándose a la cabeza de los más importantes a nivel internacional. En esta edición, con semejante cartel haciendo sombra al resto de festis europeos, ha batido records de asistencia, lo que ha supuesto, junto a las deficiencias organizativas, que se haya desbordado, mermando drásticamente la calidad y comodidad de todos los que asistimos a Clisson la pasada semana.

Según la página oficial de Hellfest, han asistido 150.000 personas. No los contamos, pero os aseguramos que aquello era un hormiguero. Había insufribles colas de gente para todo; Para cambiar dinero por las ‘monedas’ con las que pagar en el área del festival, para pedir una cerveza, en los puestos de merchan, de comida, en los servicios, para beber agua… Ni un hueco en la zona de sombra, (con lo que había que aguantar horas al sol o refugiarte en los escenarios techados por las carpas, abarrotados también), ni una mesa libre para sentarte a comer…

En fin, la avaricia rompe el saco, el recinto no está acondicionado para 150.000 personas, ni mucho menos. Vamos al detalle de todos los inconvenientes, y pros, que hemos observado. La crónica de las bandas, cómo sabéis, será detallada en próximas entregas;

El Recinto; Una maravilla dónde cada detalle ornamental está mimado, por la noche adquiere un cariz mágico con las preciosas iluminaciones de los elementos decorativos. Fuego y luz juegan un papel muy especial en la noche del festival. Posee una estupenda zona verde que ofrece sombra y fresco, puestos de comida, merchan, bares e incluso atracciones, como una gigantesca noria. Sinceramente, es una pena, porque realmente es un emplazamiento donde se puede disfrutar mucho, siempre que exista un control de aforo.

Programación de Bandas; Con seis escenarios y más de 50 bandas al día la oferta satisface a todos los públicos. Irremediablemente, tienes que renunciar a ver algunas de las que te interesan. En ocasiones el solape entre bandas nos ha dejado con ‘cara de gilipollas’, ya que plantearse ir de un escenario a otro con semejante marabunta de gente para ver un rato a cada banda, suponía perderte los dos bolos.

Sonido; El sonido de los escenarios principales no era bueno, el peor de todos fue precisamente el Mainstage 1, donde tocaban las bandas cabeza de esta edición, el segundo escenario principal sonaba mejor. Las carpas, sin embargo, ofrecieron buen sonido todos los días en las actuaciones.

Precios; Teniendo en cuenta que no se puede entrar al recinto con bebida, ni comida, los precios son caros. Hay que llevar la cartera llena o morir de deshidratación. Lo más llamativo, e indignante, es el precio del agua, ya que el recinto dispone de pocos grifos de agua potable gratuita para satisfacer esta necesidad básica; 2€ la botella de agua pequeña… (En las imágenes podéis observar la cola de gente esperando poder beber agua de los grifos)

El resto de precios, opinad vosotros mismos: Cerveza (vaso pequeño) 3’5€, (jarra) 13€. Comida (hamburguesa, burrito…) de 5 a 7€ aproximadamente. Vino (vaso mediano) 4€.

Ambiente; En general el ambiente de estos festivales es muy bueno, hay buen rollo entre la gente y todo el mundo suele ser amable y educado. En ocasiones, sí que notamos nerviosismo y agobio en el público, sobretodo en las primeras filas en los shows de los cabezas de cartel. El calor, el cansancio, la falta de espacio y aire, los empujones, hacen que todo el mundo empiece a ponerse muy nervioso e irritable. Otra cosa más que se fastidia por la aglomeración de público.

Aglomeración/Masificación; Lo que os podamos contar sobre esto es poco, ya os hemos referido las insufribles colas que había que hacer para todo. La apertura de puertas a las 9 de la mañana del viernes fue desastrosa, más de dos horas de espera al sol para acceder al recinto, supuso que muchos de los asistentes se perdieran las primeras bandas del día. A los españoles, ésto nos escoció especialmente, ya que la banda que abría el festival eran Angelus Apatrida, la única banda estatal en el cartel.

Servicios – WC; Bueno… los servicios públicos del recinto, fueron una de las grandes deficiencias junto al acceso al agua potable. Los WC, podéis observar la comparativa entre los del pasado Sweden Rock y los de Hellfest en las imágenes, eran abrevaderos apestosos.

Polvo y calor; Ha sido la tónica en cuanto al tiempo que nos ha hecho en Hellfest. El aire era absolutamente irrespirable debido al polvo, muchos de los asistentes iban con mascarillas, y el calor sofocante hizo que la organización, incluso, regara con mangueras al público.

Zona de Camping; Con un camping desbordado, pudimos ver a gente acampada en cualquier sitio alrededor del perímetro del festival. Las duchas, (según opiniones recogidas entre los campistas), estaban muy lejanas y había que esperar largas colas para su uso. El acceso a la zona de acampada, estaba presidido por una empinada y peligrosa escalinata (imagen adjunta). Ésto, nos parece una negligencia absoluta de seguridad, por parte de la organización.

Salvamento/Seguridad; Localizamos en el área del festival dos puestos de salvamento médico, no tenemos constancia de la dotación, pero nos parecen escasos para la afluencia de gente. La seguridad en el recinto sólo la vimos en los accesos y los fosos de escenarios.

Zonas verdes-lúdicas; Como os decíamos antes, la preciosa zona verde de descanso era intransitable debido a la masificación de gente intentando resguardarse del sol. Las zonas lúdicas de atracciones o la zona de fuego, podéis comprobar en las imágenes que son espectaculares.

Zona de prensa; La zona reservada a la prensa era también preciosa, muy bien decorada, con bar donde se podían ver los conciertos en una televisión, zona de trabajo y servicios limpios, incluso una rampa de skate. Igual, ya no nos dejan volver a ella, pero, la verdad, no tiene sentido contar el festival desde la comodidad de esta zona, preferimos hacer uso de las zonas comunes y contaros como se vivió el festival como público.

Resultó incomodo y sofocante.

La valoración de esta parte genérica de Hellfest, es que es un festival con un tremendo potencial y muchísimas virtudes, pero también muchas carencias. Junto al cartel que tenían programado, podían haber sido los triunfadores indiscutibles en el ranking de festivales europeos. Pero este año han pinchado de lleno, por la falta de control en su aforo y no adecuar las condiciones, servicios e infraestructuras a semejante afluencia de público.

Texto y fotos: Susana González