Despliegue de guitarras, acústicas y eléctricas. Intermezzo es, según el propio músico afirma, el disco más trabajado y mimado del virtuoso Michael Angelo Batio. En él mezcla su trayectoria pasada con una nueva visión de futuro, escuchamos el sonido de sus características guitarras, pero también su última adquisición: una guitarra a la que bautiza como MAB 7. No es de extrañar la reputación que se ha ganado desde que decidió comenzar, con No Boundaries, su carrera en solitario, de la que recientemente se cumplieron 20 años.Sara J. Trigueros
Nota:8/10  

Michael Angelo lleva desde 2011 recopilando material para el trabajo que hoy tenemos entre manos: ha sabido hacerse esperar para crear expectativas sobre su undécimo disco. No ha escatimado en medios, por lo que contamos con una interesante palestra de músicos a su lado. Baste nombrar unos pocos para hacerse una idea: Michael Romeo (Symphony X), Chris Poland (Megadeth), Craig Goldy (Dio) o Jeff Loomis (Nevermore) a las seis cuerdas, y Mike LePond (también Symphony X) a las cuatro. Resulta, cuanto menos, prometedor.

Entre los aspectos más específicos de este nuevo disco, cabe destacar la aportación de su nueva guitarra, que, con siete cuerdas, ofrece un tono marcadamente más heavy que en entregas anteriores, sin dejar de lado las dinámicas a que nos tenía acostumbrados: arpegios, melodías enrevesadas y pasajes endiabladamente rápidos. Como disco completamente instrumental, permite prestar atención al trabajo con las guitarras. El de Batio, por descontado, pero también el del resto de músicos que colaboran con él, cuyo trabajo y esfuerzo son notables, y cuyos resultados se aprecian en igual proporción.

No faltan, sin embargo, evocaciones a épocas pasadas, véase «Intermezzo», que sirve de apertura al álbum y es paradigma del estilo neoclásico. Se inicia con un juego de pregunta/respuesta entre los dos motivos temáticos, que se recuperará un par de veces y da consistencia a un tema, por lo demás, construido a partir de varios desarrollos. En la misma línea encontraremos más adelante «8 Pillars of Steel», que, si bien es convencional, tiene momentos álgidos cuando juega con las posibles combinaciones de los músicos y éstos no se limitan a doblar las melodías. Especialmente logrado el trabajo de Elliott «Dean» Robinson al bajo.

Mucho más novedosas resultan «Kaleidoscopic Images» y «Oceans of Time». Un contraste más duro con respecto a los primeros minutos de Intermezzo: ritmos quebrados, una melodía que se ve reforzada por los teclados, influencias del jazz en algún pasaje puntual y, finalmente, juegos cromáticos entre las diferentes voces. Elementos todos ellos muy interesantes por sí mismos pero que no terminan de ensamblarse bien en el conjunto final (el principal problema que restará puntos al disco: ya se sabe que el todo tiene que ser algo más que la suma de sus partes),

Un nuevo contraste lo ofrecerá «I Pray the Lord» al ilustrar que Batio se desenvuelve con igual soltura en los tiempos lentos, donde sabe encajar también pasajes más virtuosos. No llega a transmitir la trascendencia que podría deslindarse del título, pero funciona bien. Entre los mejores temas, por otro lado, se encuentra «The Possession (A Tone Poem)». Comienza con un fragmento sencillo sobre el cual se desarrollan diferentes continuaciones, volviendo siempre, tarde o temprano, a él para lograr la unidad de su primera parte; la segunda recurre a la herencia dejada por grandes grupos como Megadeth o Pantera, aunque actualizando el material. Al menos esa ha sido mi impresión. El disco se cierra con «Overload», cuyo precedente, «Overload (Intro)» ofrece una clara participación de la guitarra acústica que le sirve de introducción ideal.

La pega que le encuentro es que hay que buscar los pasajes que provocan asombro o fascinación, o esperar a veces hasta el hastío con la esperanza de que salgan a nuestro encuentro. El hándicap mencionado con anterioridad: muy buenas ideas, excelente realización, pero deficiente conjunto completo (como organismo unitario). El punto fuerte de Intermezzo, en cualquier caso, son las melodías, tanto observado cada tema como elemento aislado, como si los ensamblamos y observamos en su totalidad, pues componen un conjunto sorprendente y variado que, en ocasiones, hasta deja traslucir un aura especialmente experimental. No obstante, variedad no implica originalidad, y posiblemente de su falta es de lo que peque este trabajo: a los que nos gusta Batio, nos gustará este disco, pero el que quiera centrarse en los aspectos negativos, encontrará también carencias donde podrá reforzar una opinión más negativa.

Sara J. Trigueros

Temas:

Intermezzo
Kaleidoscope Images
Oceans of Time
I Pray the Lord
8 Pillars of Steel
The Possession – A Tone Poem
5 Four Ever
Juggernaut
Overload Intro
Overload

Web:
https://www.angelo.com/