Cuando tenía 12 años (1996) estaba obsesionado con Deep Purple. Un año antes me había comprado por fin mi primera guitarra eléctrica de verdad juntando pagas y dinero de cumpleaños y navidades, y pasaba horas escuchando cintas intentando sin mucho éxito tocar esas canciones y otras de Kiss o Aerosmith. Un buen día ví en el kiosko un número anticuado de la Guitar Player o la Guitar World en la que salía Ritchie Blackmore en la portada y la compré (por primera vez) con la pasta de la merienda, y no recuerdo por que razón fui a la oficina en la que trabajaba mi padre. Su compi de trabajo era un contable treintañero de aspecto formal, que cuando vio lo que llevaba bajo el brazo soltó: Blackmore! És mi ídolo!

Me quedé a cuadros porque no teníamos ni la más remota idea de que compartíamos héroe, ni de que los dos tocábamos la guitarra, aunque nos conocíamos desde hacía algunos años. Tras contarme emocionado que tenía una Stratocaster blanca y todos sus discos me prometió que me iba a pasar una copia del entonces nuevo álbum (Stranger in us all).

He de reconocer que yo no sabía que Ritchie Blackmore estaba detrás del nombre de Rainbow. Eran otros tiempos y no había internet, escasas fuentes de información, yo era un niño (con un chandal Kappa horrible que ahora estaría de moda entre los hipsters de gran ciudad) y solo me sonaban algunas portadas del grupo de verlas en el catálogo del Discoplay o en camisetas de melenudos del casco viejo. Lo único que me unía a Ritchie Blackmore eran dos recopilatorios viejos de Purple y un look compartido (en mi caso por temas hormonales) en cuanto al bigote estilo Cantinflas. Mi colección de vinilos originales del mercadillo era muy pequeña por aquel entonces, se salvaban 6 o 7 entre cosas heredadas de rock clásico y leyendas de las estanterías como el de villancicos de Boney M, lo Mejor de Popitos, Horacio Pinchadiscos, o los Pitufos del Padre Abraham.

Al dia siguiente tenía en casa, en el formato hiperfuturista de los 90, el ansiado "compact", como lo llamabamos haciéndonos los guays en esa época.

Lo escuché. Ni que decir que flipé! Pero tenía ganas de más.

Empecé a indagar y no consigo recordar cómo, lo primero que pude conseguir fue una copia del Long Live Rock And Roll en cassete.

Tatatatatatatatatatatatatatata redoble y temazo! Como me había estado perdiendo ésto!! La cara A en la primera escucha me cambió la vida. La voz más potente del mundo, baterías enormes, teclados distorsionados como los de John Lord, riffs oscuros, solos imposibles que recordaban más a música barroca que al rock americano al que estaba más acostumbrado… Lady Of the Lake, Gates of Babylon, vaya colección de hits! Le dí la vuelta a la cinta y desde ésa primera vez creo que Kill the King sigue siendo mi favorita de Rainbow 22 años después. La intro de The Shed y su riff inconfundiblemente marca de la casa, Sensitive to Light, seguramente la única canción de Rainbow con estrofas con un toque de glam inglés callejero que escuchaba de vez en cuando en los singles de The Sweet y Slade de mi madre (seguramente Ritchie me daría dos puñetazos en el ojo si llegara a leer ésta comparación, pero a mi me suena a eso claramente). El toque mágico de las melodías y las letras de Ronnie James Dio fueron nuevos para mi, y aunque la evolución de ésto en concreto en grupos posteriores me interesa más bien poco, me flipó desde el principio. Era como Deep Purple pero con más mala hostia.

Cuando ya había destrozado la cinta de llevarla en el walkman fui una vez más en busca de David (el señor fundador de éste portal que estás leyendo ahora mismo) a la hora del recreo, y casi le obligué a que rebuscara entre los discos de su hermano mayor y le pegara una escucha. Cosas de la vida hoy me pide que escriba éste artículo desde un punto de vista más personal que analítico para celebrar los 40 años del disco y los 73 del hombre que lo escribió, y me hace mucha ilusión!

La guinda fue descubrir quizás un par de años después que Cozy Powell, al que creo que habíamos descubierto viendo 400 veces el VHS de Leyendas de la Guitarra de la Expo de Sevilla, tocaba la batería en ese disco.

Hoy en día lo sigo pinchando en mi casa, disfrutando con la experiencia de los años de detalles que antes no distinguía como la producción del mítico Martin Birch o que el propio Blackmore grabó los bajos del disco, sonando sólido como nunca antes ni después ha sonado un disco de Rainbow (con todo el respeto a Roger Glover), pese a que es una de las bandas por las que han pasado los mejores entre los mejores. Feliz aniversario!

Quim Mas
[amazon_link asins=’B00000IMTH,B00000IMTF,B00GBLQUSS,B00008NGHT,B079JPNZ6X’ template=’PCarousel’ store=’es=1′ marketplace=’ES’ link_id=’008f07d7-7023-11e8-9ab2-b94e91b05654′]