Un desierto, el lugar por excelencia de lo onírico, se abre a la inmensidad del cosmos y nos inicia en el nuevo viaje que nos han preparado los madrileños Toundra con su nuevo disco, el cual, con una merecida comparación con Led Zeppelin, abandona la numeración para su quinto álbum, y es nombrado Vortex.

Quim Torres

Con impaciencia esperábamos esta nueva referencia de este grupo, que ha superado fronteras tanto geográficas como estilísticas, para posicionarse como uno de los mayores grupos de los sonidos distorsionados que podemos encontrar actualmente en el estado español. Ahora nos presenta un álbum donde, desde la música hasta la portada, hay una vuelta a la esencia y a lo más primario.

El Vortex empieza a girar con una pequeña y suave introducción que nos pone en situación para el golpe de efecto con el que empieza “Cobra”. Por todo lo alto comienza este disco, con la canción más cañera de todas con diferencia, que nos recuerda un poco a las composiciones de sus primeros trabajos y que incluso llega a nutrirse de estilos como el hardcore. La guerra se hace presente en este tema -la potencia, el título y el videoclip nos lo aclaran-, hay rabia y violencia, pero como en todas las guerras, al final llega la tristeza.

“Tuareg” continua el viaje después de la guerra, con partes contrastadas y una progresión estructural compleja marca de la casa, que junta partes de lo más machaconas con pasajes atmosféricos, que nos conducen por un feroz desierto a través de la utilización de escalas orientales.

Después del onírico interludio que nos presenta “Cartavio”, estamos preparados para entrar en “Kingston Falls”, que, aunque coja su nombre de la ciudad ficticia de los Gremlins, no tiene nada que ver con dicha película, pues es una de las canciones más bonitas del disco: sencilla, pegadiza y, simplemente, magistral.

Pero quizás, uno de los temas más interesantes es “Mojave”, que nos sorprende con una introducción donde se incorpora instrumentación alternativa, como una base en sampler y una máquina de escribir -sí, sí, habéis leído bien. La tranquilidad de este inicio se rompe de repente generando tensión, y la canción adquiere un carácter siniestro que juega constantemente con las harmonías y las disonancias. La canción avanza como una montaña rusa, con cambios impredecibles que te vuelven loco, en los que destaca notablemente la sección rítmica de Alberto y Álex, al bajo y a la batería respectivamente, y acaba por todo lo alto.

Nos acercamos al final a través de una pequeña y misteriosa pieza, digna de titularse con el nombre del protagonista del clásico de la ciencia ficción Encuentros en la Tercera fase, que nos conduce a la última parte de este viaje: “Cruce Oeste”. Encontramos aquí un carácter épico con el que no nos habíamos cruzado hasta ahora, y que, después de una de las partes calmadas más fantásticas del disco, nos llena de fuerzas para encajar un espectacular final.

Es realmente difícil mantener el listón después de los cuatro discazos que se han marcado Toundra, cinco si contamos su trabajo como Exquirla junto a El Niño de Elche, un trabajo que, sin duda, les ha servido para refrescar ideas y buscar nuevos caminos que explorar, lo cual se ve reflejado aquí; Toundra reafirman su posición y, aunque no creo que éste sea uno de sus mejores álbumes, dudo mucho que se pueda caer de mi top diez anual.

Quim Torres

Temas:

Intro Vortex
Cobra
Tuareg
Cartavio
Kingston Falls
Mojave
Roy Neary
Cruce Oeste



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