Animals As Leaders son uno de los abanderados de la nueva hornada de bandas progresivas surgidas en los últimos años. Con unas capacidades instrumentales absolutamente espectaculares y apoyados en la magnética figura de su líder Tosin Abasi, los de Wahington han ido evolucionando y creciendo de forma exponencial en cada uno de sus discos. En «The Madness of Many» han decidido tomar riesgos y dejar atrás algunos de sus rasgos más característicos, empezando por olvidarse del metal más directo y de construir riffs pesados y pegadizos, conviertiéndolo en un trabajo mucho menos inmediato que necesita de bastante más atención y paciencia para alcanzar a descubrir la brillantez que encierra.

Albert Vila

Animals as Leaders es un grupo curioso en muchos sentidos. Empezando por el tópico, no es nada habitual que una banda de metal progresivo y muy matemático esté liderada por un afroamericano y un hispano. Quizás las raíces de ambos ayudan a que su música, a pesar de ser técnicamente complejísima, no esté vacía de un cierto groove y de un feeling jazzístico y de fusión que los hace únicos. Otra rareza es que los de Washington no tienen bajista (ni bajo). En el pasado lo han tenido, pero a día de hoy han descubierto que las guitarras de Javier Reyes y Tosin Abasi se bastan y se sobran para generar todos los sonidos de cuerda necesarios para dar forma y contenido a la música de Animals as Leaders. Y cualquiera se lo discute, ya que la riqueza a las cuerdas de esta banda es sencillamente impresionante. Aunque las guitarras son las protagonistas indiscutibles, el nivel de virtuosismo y complejidad de Matt Garska a las baterías no se queda atrás, afianzado como un elemento absolutamente clave en el sonido global que logran construir y que en este disco llega a sus cotas más altas de experimentación.

Los americanos son una de las niñas de los ojos de toda una nueva generación de jóvenes fans que se han interesado en los últimos años por el rock y metal progresivo, como se demostró, sin ir mas lejos, en su última visita a Barcelona este pasado verano, llenando prácticamente la sala Razzmatazz 2. En esa gira les acompañó Plini, otra banda que tiene todo para petarlo en los próximos años, y, será casualidad o no, pero en The Madness of Many veo mucha de la luminosidad y la dulzura que caracteriza la música del australiano. Evidentemente, Animals As Leaders llevan estas influencias a su terreno y el resultado final es absolutamente personal y natural a manos de Tosin y los suyos, pero me parece que las similitudes son evidentes, aportando una cercanía y una calidez que a veces es difícil de econtrar en composiciones tan complejas.

Para los fans del metal que quieran distorsión y tengan ganas de sacudir la cabeza, The Madness of Many puede suponer una cierta decepción. Lo que quedaba de metal y de djent agresivo, que en su disco anterior aún era bastante, se esfuma aquí casi por completo. No es que fuera algo completamente inesperado, ya que cada disco había supuesto un pequeño paso en esta dirección, pero el salto que dan aquí es radical, dejando el metal más puro prácticamente atrás. Por supuesto, los ritmos heterodoxos, asincopados e imposibles siguen tan presentes como siempre, incluso más, pero el sonido y la producción son muy diferentes, con el control del gain casi al cero y con las partes más cortantes y pesadas disfrutando de un sonido bastante más enlatado y metálico que jebi. Eso no quiere decir que el álbum sea accesible y ligero, que no lo es en absoluto, ni que no sea excelente, que lo es y mucho.

Aunque a mí esto de sacudir la cabeza me dá un poco igual, sí que es verdad que de buenas a primeras echo en falta no solo temas casi-agresivos y totalmente metaleros como su maravilloso clásico «CAFO» u otros temas de su début, sino también melodías mínimamente pegadizas y con distorsiones convincentes como sí encontramos en abundancia en The Joy of Motion, un disco perfectamente equilibrado, con las dosis justas de virtuosismo y experimentación y que mezclaba partes más contundentes con otras acústicas y atmosféricas sin renunciar tampoco a algo de accesibilidad. Aquí han cortado todas la cuerdas que les mantenían más o menos cerca del suelo y han dejado volar totalmente su imaginación, experimentando con sonidos mucho más ligeros y etéreos sin preocuparse demasiado de que nos quedara algun pasaje al que agarrarnos para recordar o identificar canciones. Esto provoca que al cabo de unas primeras escuchas descuidadas el álbum se haga denso y farragoso, costando lo suyo de entrar, así que si queremos apreciar todo lo que hay aquí no nos queda otra que rendirnos y sentarnos a prestarle una atención íntima y exclusiva, ya que de otra forma es imposible valorar ni admirar tal bestialidad compositiva e instrumental ni pillarle los detalles a las intricadisimas guitarras (menuda mente retorcida tiene que tener uno para sentarse a componer y que te salga algo así).

A pesar de la complejidad estructural de los temas, con cambios constantes y decenas de partes distintas, en general se mantienen en un minutaje bastante contenido. No me parece que sea un disco en el que tenga mucho sentido ponerse a desgranar las canciones de forma individual, ya que ante la falta de hooks ni de pasajes claramente reconocibles o pegadizos me limitaria a decir cosas muy parecidas de unas y otras. Si eso diría que «Arithmophobia» tiene un toque más misterioso y oriental, que «Ectogenesis» cuenta con un sintetizador de peli de ciencia ficción muy interesante o que «Cognitive Contortions» y » Backpfeifengesicht» (que quiere decir, por cierto «una cara que te dan ganas de hostiar» en alemán) tienen un rollo algo mas electrónico, mientras que en «Transcentience» parece que han subido un pelín la distorsión para acercamos por primera y única vez a sonidos más agresivos. No es que el disco sea lineal o que todo suene a lo mismo, al contrario, pero cualquier cosa que pueda escribir de un u otro tema os va a dejar bastante igual a no ser que lo escuchéis. El álbum al completo transcurre de forma muy fluida, como una gran suite, donde cada canción es una historia en si misma pero donde se acaba formando un todo compacto y coherente, sin que nada parezca fuera de sitio, con mucha más presencia de un prog más o menos clásico que del djent moderno que les había caracterizado hasta ahora.

Quizás al llegar al tramo final del álbum ya tengo los oídos más acostumbrados, pero lo cierto es que los tres últimos temas me parecen claramente más directos e inmediatamente reconocibles. «The Glass Bridge» es uno de mis cortes favoritos, muy dinámico, animado y con un ritmo bastante pegadizo, mientras que «The Brain Dance», el tema más largo del disco, no es para nada directo pero es una preciosidad que se mueve cómodamente en aguas sensibles y evocadoras. Quizás por el hecho de haber servido de adelanto del disco la tengo algo más trillada, pero lo cierto es que cada vez que llego hasta aquí me resulta reconfortante poder lanzarme a sus familiares brazos después del denso viaje por desconocidas complejidades por el que había pasado. Hay que decir que este tema también me resultó un poco inhóspito y huraño durante las primeras escuchas, así que parece lógico esperar que pueda pasar algo parecido con el resto del disco si insistimos los suficiente. Para acabar nos guardan una de las perlas, la misteriosa y bellísima «Apeirophobia», un tema puramente acústico y de inspiración clásica lleno de preciosas melodías en el que ambos guitarristas (como han venido haciendo todo el disco, por otro lado) te dejan con la mandíbula absolutamente en el suelo con su arte y su compenetración. Como detalle, The Madness of Many empieza teniendo miedo a los números (y no a la arrítmia, como podría parecer de buenas a primeras) y acaba con fobia a la eternidad y al infinito, simbolizando el viaje desde lo concreto a lo etéreo, desde lo familiar a lo desconocido y desde lo comprensible a lo abstracto que suponen tanto este disco como la trayectoria global de la banda.

La música de Animals As Leaders no es evidentemente para todos, y conozco a mucha gente con elevadas pasiones musicales que considera que esta verborrea matemática y complicada es un completo peñazo pretencioso e indigerible. Mi sensación es que la evidente complejidad instrumental, a veces aparentemente exagerada, no es gratuita en absoluto, y está en todo momento al servicio de la música y las canciones. Es cierto que en este disco parece estiran sus límites un poco más, lo que creará inevitablemente una criba entre aquellos oyentes ocasionales que no van a tener la paciencia para sumergirse lentamente en todos los recovecos de este disco. Por otro lado es un álbum que indudablemente gustará menos a los metaleros más estrictos pero que quizás gustará más a todos los demas. Buena prueba de ello es que algunas reseñas en páginas metaleras lo tildan de pesado y aburrido mientras revistas mas progs lo ponen como la octava maravilla. En mi caso, no tengo claro si me gusta más o menos que sus entregas anteriores. Lo que sí que tengo claro es que no es en absoluto peor, quizás al contrario, pero es bastante posible que me lo vaya a poner menos que, por ejemplo, The Joy of Motion, ni que sea por no disponer del tiempo necesario para entregarle mi atención al completo.

Como comento más arriba, este mismo verano vi a la banda en su gira junto a Intervals y Plini, y si bien su ejecución fué en todo momento impecable y sus capacidades como instrumentistas estan fuera de toda duda, el concierto me dejó bastante frío, sonándome todo muy calculado y algo falto de alma, especialmente si lo comparamos con la emocionante descarga de ambos teloneros. Quizás esta aprertura a la calidez introducida en The Madness of Many implicará también que su directo se torne un poco más cercano. No tardaremos mucho en tener la oportunidad de comprobarlo, ya que los capitalinos son una de las bandas anunciadas tanto para la cuarta edición del Be Prog! My Friend como para el Resurrection Fest del verano que viene. Dos festivales absolutamente distintos en que que creo que encajan a la perfección.

Albert Vila

Nota: 8.5

Temas:
1. Arithmophobia (6:01)
2. Ectogenesis (4:56)
3. Cognitive Contortions (4:29)
4. Inner Assassins (5:30)
5. Private Visions of the World (4:57)
6. Backpfeifengesicht (4:27)
7. Transcentience (5:32)
8. The Glass Bridge (5:04)
9. The Brain Dance (7:01)
10. Apeirophobia (4:59)

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