Jeff Waters fundó Annihilator como una banda de thrash metal con tintes de heavy clásico que inició su carrera cuando el thrash ortodoxo estaba pegando fuerte, esto es, a mediados de los años 80. Su procedencia canadiense lo apartó un tanto de las modas imperantes en la Bay Area de San Francisco, y en otros focos de gestación del thrash como podían ser en aquella época Nueva York (donde estaban dando guerra los primeros Anthrax y los veteranos Overkill), el sur de Estados Unidos (con Sacred Reich y Flotsam and Jetsam) o hasta cierto punto Seattle (con bandas híbridas de heavy y thrash como Metal Church y Sanctuary).
Emilio Morote Esquivel
Nota:7/10

Annihilator, no obstante, se vieron durante mucho tiempo incapaces de definir un estilo propio. Los constantes cambios en la banda, sobre todo en lo que se refiere a cantantes, hizo imposible que la gente fijara en su memoria un proyecto de banda fija y sí, más bien, el combo de acompañamiento de un guitarrista al que todos recordaban pero que nadie conseguía asociar con una formación concreta y mucho menos con una banda compacta de thrash metal, un estilo donde la identificación con un conjunto de músicos siempre ha tenido mucha más relevancia que en otros subestilos del heavy metal.

El asunto, por fin, parece haberse solucionado con el fichaje hace ya unos años del cantante y guitarrista Dave Padden, quien no solo ha aportado sangre fresca a la banda, sino que ha fijado, como decimos, un estilo ya propio al margen del sonido inimitable de la guitarra de Jeff Waters, un pequeño genio del heavy que en tiempos llegó a grabar algunos discos de la banda sin apenas músicos de acompañamiento. Una especie de Mike Oldfield del metal, para entendernos.

Estamos ante el quinto disco con Padden a la voz, y justo es decir que han logrado un trabajo compacto y equidistante de esas dos corrientes en que tanto se han sumergido: metal USA y thrash metal tradicional. Aunque hay por ahí algunos toques algo heterodoxos, como la composición “No surrender”, en la que nos sorprenden con unos ritmos un tanto funkis que despistan un tanto pero que a una tercera o cuarta escucha uno acaba por encontrar de una naturalidad pasmosa: fuertes cambios de ritmos, batería atronadora y una voz que parece sacada de algún grupo de groove metal de los 90 o incluso de metal cibernético como Fear Factory, aunque también puede recordar aquellos experimentos del funk metal de finales de los 80 a cargo de bandas olvidadas como Ignorance o Napalm (sin relación alguna con Napalm Death).

De todos modos, la tónica general del trabajo es lo que todos andamos esperando de un disco del canadiense. Canciones en onda speed metal de principios de los 80 como “Deadlock” (en la que recuerdan a los nombrados Overkill) o la eficiente “No way out”, con ese toque introductorio de guitarra siniestra y un tanto oscura seguido de una cabalgada a doble combo muy propia. Hay por ahí también un medio tiempo o semibalada con título un tanto cursi, “Perfect angel eyes”, que, bueno, ahí queda, aunque creemos que está un tanto fuera de la onda del cedé, qué le vamos a hacer. Más nos convence el último tramo del elepé, con tres temas que van de los más de seis minutos de “Demon code” a la apoteosis final de casi nueve minutos de duración que es “One falls, two rise” (por un momento nos lleva a aquel tema instrumental de Metallica en su redondo “And justice for all”, aquella canción titulada “To live is to die”), y que como cierto ejercicio de balada ?aunque solo sea en su primer minuto? nos parece más aparente que la mentada “Perfect angel eyes”, qué quieren, somos así de maniáticos.

El trabajo se completa con un cedé extra donde la banda ejecuta clásicos del grupo de toda la vida, y en él se demuestra que el fichaje de Madden ha sido todo un logro: el hombre queda a buena altura en canciones del repertorio de toda la vida de Annihilator como “Fun palace” y “Alison hell”.

En definitiva, Jeff Waters y sus cuates han encontrado por fin el camino que los apartará del hastío creativo en que estuvieron a punto de hundirse hace década y media. Finalmente, como decimos, Annihilator han encauzado su potencial. Que sea por mucho tiempo y ustedes que lo vean.

Emilio Morote Esquivel

Temas:

1.Deadlock
2.No Way Out
3.Smear Campaign
4.No Surrender
5.Wrapped
6.Perfect Angel Eyes
7.Demon Code
8.Fight The World
9. One Falls, Two Rise

Formación

•Dave Padden(voz, guitarra)
•Jeff Waters (guitarra, bajo, coros)
•Alberto Campuzano(bajo)
•Mike Harshaw (batería)

https://www.annihilatormetal.com/