Los finlandeses Battle Beast se han hecho un sitio en el corazón y las vísceras de muchos metaleros de todas las edades con su propuesta clásica y antémica y sus enérgicos y divertidos directos. En "Bringer of Pain", su cuarto álbum, encontramos otro buen puñado de fantásticos himnos del metal más puro que, a pesar de repetir e insistir con la misma fórmula de siempre sin casi ningun cambio, seguro que van a satisfacer a los que han disfrutado de ellos hasta ahora.

Albert Vila

Battle Beast nunca han pretendido inventar nada, más bien al contrario. Cogieron el hard rock / heavy metal ochentero de siempre y lo exageraron hasta intentar que cada tema fuera un himno coreable y motivante. Y no se puede negar que la fórmula les ha ido realmente bien. Temas como "Enter the Metal World", "Black Ninja", "Out in the Streets" o tantos otros son indudablemente pegadizos, festivos, antémicos y perfectos para amenizar cualquier botellón metalero que se precie. Los finlandeses se empezaron a dar a conocer a principios de esta década gracias a haber ganado un par de competiciones de cierto renombre como fueron las Wacken Metal Battles de 2010 y el concurso de la radio finesa Radio Rock (un país donde, por increíble que nos parezca aquí, la radio rockera tiene un poder mediático considerable), lo que les dio una exposición masiva en su país, ofreciéndoles la opción de saltar paulatinamente al éxito europeo.

A parte de contar con gran cantidad de canciones de calidad y nivel, es innegable que el carisma escénico y el vozarrón de Noora Loouhimo es un componente muy importante del éxito actual de Battle Beast. Y mira que Noora ni tan siquiera era la vocalista original de la banda (en el primer álbum lo era Nitte Vaalo, igualmente poderosa vocalmente pero bastante menos magnética y carismática), y cuando entró lo hizo como una valkyria norteña de imagen casi frágil y dulce. Con el tiempo ha ido tomando más y más protagonismo, dando un paso adelante en confianza y mala leche y adquiriendo la icónica estética cyberpunk que tanto la identifica a día de hoy. Tal es la preeminencia que Noora ha alcanzado en la imagen de la banda que en este cuarto disco es, por primera vez, protagonista absoluta de la portada.

Al no ser yo tampoco un seguidor acérrimo y no conocer al detalle las viscisitudes de su carrera, me ha sorprendido muchísimo leer que Anton Kabanen, que siempre habia sido el alma mater y único compositor de la banda, ya no forma parte de la formación de Battle Beast desde mediados de 2015, poco después de la publicación de un Unholy Saviour que quizás es cierto que, escuchado ahora de nuevo, tenía un toque power metal que se ha visto un poco reducido aquí. Parece ser que la culpa de la separación fueron irreconciliables diferencias personales y de dirección musical, pero el hecho es que la banda no se ha movido demasiado de donde estaban cuando Anton se encargaba de escribir todas las canciones, así que parece que el resto de miembros de la banda se aprendieron bien un librillo que siguen a rajatabla (y con éxito) en Bringer of Pain. En todo caso, si alguien está interesado en lo que se trae entre manos Anton hoy en día, puede pegarle un orejazo a su proyecto actual, llamado Wisdom.

En la historia del rock hay muchas bandas que jamás han tenido ninguna ambición por evolucionar musicalmente o explorar nuevos terrenos, y esto no es algo necesariamente malo. Probablemente muchos fans (y eso pasa con fans del metal clásico en particular) no vean con ojos especialmente bondadosos los cambios estilísticos en sus bandas favoritas, y todos tenemos ejemplos de bandas siendo repetidamente vilipendiadas por intentar algo distinto a lo que las dio a conocer, o incluso recibiendo duras críticas por atreverse a tocar material nuevo en sus conciertos. Battle Beast, un poco en la línea de los también escandinavos Sabaton, creo que apuntan a guardianes del true metal y no parece que vayan a ser ellos los que emprendan los cambios que no les gustaría que hicieran los grandes iconos del género. Pero a pesar de que no existe en Battle Beast una ambición demasiado marcada por explorar nuevos caminos, sí que existe la decidida ambición de perfeccionar el estilo que les ha caracterizado desde el día uno. Si otros discos anteriores han podido ser un poco irregulares, mezclando un montón de temas épicos con algo de paja, en Bringer of Pain me dá la sensación que la proporción entre temas destacables y anodinos cae muy a favor de los primeros.

Teniendo en cuenta lo que intentan ofrecer, la primera mitad del disco me parece intachable, llena de temazos pegadizos, bailables, motivantes y repletos de todas las señas de identidad que han hecho grande a esta banda: riffs más jebis que una lluvia de hachas, solos técnicos y frenéticos, teclados sobreproducidos, coros atmosféricos épicos y Noora avasallando con su tremenda potencia vocal. La pegadiza y motivante "Straight to the Heart" y su potente estribillo abren el disco magníficamente, mientras que "Bringer of Pain" es speed metal 100% Judas (una de las influencias más marcadas de la banda, por otra parte) y "King for a Day" es un himno algo del palo de ese "Enter the Metal World" que los dió a conocer (almenos en mi mundo) hace unos años, un medio tiempo antémico y repleto de groove y de teclados y arreglos hard rockeros que apunta a icono en directo. Aún más épica es "Beyond the Burning Skies", un tema rápido y judaico con un estribillo fantástico que se ha convertido en mi corte favorito a día de hoy. Cuatro temas que conforman un inicio de disco absolutamente impecable.

"Familiar Hell" tiene un ritmo más hard rockero y no tan obviamente heavy, con algunas melodías y arreglos vocales que se acercan al pop (un flirteo que llegará a sus cotas máximas de aquí a unos temas). Por su parte, "Lost in Wars" es un tema lento, melódico, pesado y no especialmente brillante que cuenta con la colaboración del gran Tomi Joutonen (vocalista de Amorphis). Mi sensación es que su presencia está un poco desaprovechada, ofreciéndole una de las canciones menos logradas del disco, que además no se me antoja especialmente propicia para los registros melódicos y épicos de Tomi. Un pequeño borrón del que nos olvidamos rápidamente al escuchar otro tema 100% Battle Beast como es "Bastard Son of Odin", que aunque no está al nivel de los cuatro o cinco cortes que abrían el disco es fácilmente disfrutable. "We Will Fight" vuelve a ser un medio tiempo vacilón, antémico y hard rockero, con arreglos muy ochenteros y prominencia de voces muy melódicas y un estribillo que promete ser una garantía de éxito en directo.

En "Dancing With the Beast" es posible que se les haya ido un poco la mano en sus fliltreos con el pop. Musicalmente, las guitarras tienen menos protagonismo que nunca y vocalmente solo hay lugar para que Noora nos demuestre que no solo es capaz de cantar poderosa y agresivamente sino que también puede ser dulce y discotequera. Los arreglos son 100% poperos, hasta un pelín electrónicos, tanto en la producción de los instrumentos como en los coros y el diseño de las líneas vocales. La verdad es que es un tema bastante sorprendente que desentona mucho con el resto del álbum, y si bien quizás es un intento de ver hasta qué punto se puede poperizar el sonido de la banda sin sonar autoparódica (tal y como hicieron muchas bandas de hard rock en los ochenta), a mí no me ha convencido demasiado. Para continuar con los niveles de azúcar en zona peligrosa, "Far From Heaven" es una power ballad de manual que gustará a todos aquellos hardrockeros melosos que afirman que las mejores baladas son las del heavy. Sigue al dedillo todos los tópicos de este tipo de tema, incuido el inevitable solo épico final, pero a mí me resulta un poco repetitiva y no necesariamente memorable.

Parece que el disco como tal acaba aquí, pero por suerte la versión que encontramos en casi todos sitios cuenta con tres bonus tracks que nos ayudan a salir de este pequeño socavón relleno de fructosa en el que nos habían empujado los dos temas anteriores, que si realmente hubieran sido los dos últimos del disco me habrían dejado un poco desconcertado. Y mira que es raro que estos tres útimos cortes se hayan quedado fuera de la selección original, ya que para mí son superiores a muchos que sí que estan. Empezamos con un "God of War" muy bélico y sabatoniano tanto en la prominencia de los instrumentos utilizados como en las melodías de los teclados y las voces. Tiene muy buenos momentos pero quizás se queda en algo genérica. "The Eclipse" es para mí el mejor tema de este tercio final del disco. Melódica, hard rockera, vacilona y repleta de groove, consigue ser pegadiza y poderosa, con un estribillo épico y muy potente. La cosa acaba con un "Rock Trash" muy dinámico, divertido, rockero, radiofónico y algo simplón, en lo que me parece una muy buena elección como corte final.

El disco para mi gusto vá bastante de más a menos, y si bien hay buenas canciones en todo momento, mi sensación es que a medida que van pasando los temas se dispersa un poco, concentrando los temazos más obvios al principio. La propuesta de Battle Beast dista mucho de ser mi subestilo favorito dentro del metal, pero es imposible no valorar y apreciar el buen trabajo, el compromiso y la actitud que hay detrás de estas canciones, un homenaje sin ningun disimulo a lo que ha hecho grande al Heavy Metal en mayúsculas a lo largo de los años. Además, una vez vistos y sudados en directo, es imposible no quedar enganchado a su energía y autenticidad ni evitar sucumbir a la fiesta que son capaces de generar. Dicho esto, me cuesta considerar este tipo de bandas como el futuro del metal. Evidentemente tendrán su sitio y yo soy el primero en alegrarme de su éxito, pero si propuestas tan puramente homenajeantes tuvieran que ser las que abanderaran y guiaran el futuro, sería un muy mal señal para la salud y la frescura del género.

Tanto el sonido como los temas como la actitud son muy parecidos a todo lo que nos habían ofrecido hasta ahora. Pero el sonido es (sigue siendo) poderoso, los temas son (siguen siendo) pegadizos y la actitud es (y sigue siendo) motivante. No sé cuánto tiempo seran capaces de repetirse en la misma fórmula sin sonar agotados, pero de momento Battle Beast son más creíbles que nunca y siguen haciendo levantar puños y mover greñas al ritmo marcado por sus infecciosos estribillos y por sus riffs vacilones y llenos de groove. En este último par de años los hemos tenido por aquí en múltiples formatos: en festivales, en gira propia, de teloneros, en salas grandes y pequeñas, y siempre han sido una de las bandas más destacadas de cualquiera que fuera el evento en que tocaran. En unas semanas volverán de nuevo para presentar este Bringer of Pain, y lo harán liderando sus mayores aforos en la península por el momento, con el soporte de una banda veterana como Majesty y los jóvenes Gyze. La energía y la pasión metalera que desprenden sobre las tablas es una garantía absoluta de festival que cualquier fan del metal ochentero debería cuidarse muy mucho de perderse.

Albert Vila

Temas:

1. Straight to the Heart (03:31)
2. Bringer of Pain
(03:04)
3. King for a Day
(04:33)
4. Beyond the Burning Skies (04:39)
5. Familiar Hell
(04:04)
6. Lost in Wars
(04:34)
7. Bastard Son of Odin (03:34)
8. We Will Fight
(03:26)
9. Dancing with the Beast
(03:42)
10. Far from Heaven (04:20)
11. God of War (3:56 – bonus track)
12. The Eclipse (4:30 – bonus track)
13. Rock Trash (3:13 – bonus track)