Como esa ocasión irrepetible y como si de un cometa que pasa cada cien años se tratara, pasó Beth Hart por nuestro país  en una única fecha en Madrid anticipando los regalos de Navidad y Reyes a más de uno, porque el privilegio de verla sobre el escenario no es un regalo, es EL regalo…
Texto y Fotos: Susana Manzanares

Ha sido una larga espera hasta que hemos visto cumplidos nuestros deseos de ver por fin a Beth Hart sobre nuestros escenarios, para muchos casi casi un sueño. El ‘entradas agotadas’ desde días antes, llenó de desilusión a todos esos rezagados que se habían esperado hasta el último momento para comprar la suya… Pensándolo bien, hacer soldout no fue ninguna sorpresa, era muy de esperar que tan ansiada cita vendiera todo lo vendible y más si viene con su excelente Better Than Home -su último trabajo- bajo el brazo.

El recorrido de la diva atraviesa más de veinte años de carrera en los que ha habido de todo y de todo tipo, un tiempo en el que Beth ha pasado por horas bajas, ha resurgido, superado problemas personales, de salud y otras historias… y aquí está, brillante, irradiando como una estrella. Consciente de haberla descubierto hace apenas unos pocos años, acostumbrada a verla siempre detrás de una pantalla, escucharla a través de un reproductor y de enamorarte cada vez más de esa voz, esa pasión y esa capacidad de transmitir y erizar el vello como pocas… Cuando servidora ya tiene asumido que verla en directo es algo bastante difícil a no ser que te líes la manta a la cabeza tomes un avión y te desplaces a verla fuera, resulta que se hace el milagro y su gira va y pasa por aquí… pues notición.

   

A más de uno y una – servidora incluida- le hubiera gustado que ya puestos, además se trajera a Bonamassa y hubiera sido el delirio completo, pero seamos realistas y reconozcamos que eso ya es mucho pedir, aunque en el fondo, nos guste pensar que a veces los milagros existen…
Dando gracias y expectantes, nos vimos en un Barceló abarrotado de impacientes seguidores y el buen rollo se palpaba en el ambiente a pesar de lo concurrido. Había muchas ganas de disfrutar de un concierto que a nadie le cabía duda que colmaría todas las expectativas de un público entre el cual había de todo, rockeros, blueseros, jóvenes y no tan jóvenes… y es que ella es uno de esos grandes artistas que tienen la capacidad de llegar a todos los corazones, cualquiera que sea su credo musical.

La noche era para ella solita, como las grandes estrellas, como lo que es, por eso puntual y sin teloneros a la hora programada se apagan las luces, se para el tiempo en el Barceló y durante alrededor de dos horas no existe nada más ni se oye nada más que su maravillosa voz y algún que otro furtivo suspiro arrancado al público.
Flanqueada por su fiel banda desde hace años, Beth irrumpió al escenario como el aire abriendo una ventana en medio de la tormenta y entró con ese ya clásico ‘Can´t Let Go’ haciendo gala de lo bien que luce su vertiente más rockera -tal cual la esperábamos- y sin dejar ni reaccionar de seguido viene ‘Delicious Surprise’, mi favorita de la diva pillándome a traición tal cual su propio título reza.

    

Da igual el setlist que trajera, de hecho al que tenía preparado le hizo cambios de última hora y quitó de aquí, puso de allá y a nadie le importó lo más mínimo que metiera en el último momento ‘I´d Rather Go Blind’ o ‘Might As Well Smile’ por ejemplo . La discografía y de Beth es tan nutrida y sustanciosa que puede tocar lo que quiera, ya sea suyo o hecho suyo, con  permiso de Tom Waits o Etta James.
Con el subidón ya elevado al nivel de las cejas no tardó mucho en sentarse al piano varias veces a lo largo de la noche, y deleitarnos con unos increíbles ‘Baddest Blues’, ‘Better Man’ o ‘Better Than Home’

Pero el momentazo de la noche sin duda vino con la improvisada y maravillosa ‘We’re Still Living In The City’ -también fuera de carta- y que dedicó con bonitas palabras de agradecimiento a su pareja, quien al terminar salió desde el fondo del escenario a abrazarla en un gesto de lo más emotivo…
Como no, la acústica esperaba y desde el pequeño taburetillo de terciopelo Beth nos trajo temas como ‘Is That Too Much To Ask’ o esa maravilla que es ‘St. Teresa’, con la que volvió a hacernos cerrar los ojos y trastabillar las rodillas a cada nota…  

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Si tuviera que poner algún pero, pues diría que yo soy más de acabar con fuerza un concierto y esa noche la elección recayó en todo lo contrario con ‘As Long as I Have a Song’, pero vamos, que con la noche que nos dio ese pero se reduce a mero detalle irrelevante.
Un concierto de Beth Hart –mi primero y desde luego no el último- te deja verdaderamente sin palabras, es imposible relatar todo lo que uno oye, siente y percibe cuando la tiene delante… eso es TRANSMITIR en estado puro.

Beth Hart consigue lo que muy pocos artistas consiguen hacer elevado a su máximo nivel… Como reventar el aparatito de las ferias de antiguamente, ¿sabéis ese del martillo con una campana arriba? Pues así.
Sonriente, melancólica, entregada, sexy, atronadora, salvaje, tierna… pudimos ver todas esas ‘Beths’ y nos lo dio todo en una mágica noche en Madrid, inolvidable… Lo mejor? Su promesa de volver y pronto. Así sea y allí estaremos.

Texto y Fotos: Susana Manzanares