Blackberry Smoke + Read Southall Band – 4 de Marzo 2023 – Sala Razzmatazz (Barcelona)

Después de un par de cambios de fecha debido a la COVID y sus secuelas, por fin pudimos disfrutar de una nueva visita, la cuarta, de(seguramente la banda más popular del género Southern Rock en la actualidad) a Barcelona. Es interesante ver la progresión que han tenido los de Atlanta desde que nos visitaron por primera vez, hace ya la friolera de 14 años, en 2009. Empezaron en Razzmatazz 3 presentando su primer disco, luego ya vinieron a Bikini, más tarde a Apolo y para este 2023 ya han saltado al club más grande de la ciudad, la sala 1 de Razzmatazz para la que, por cierto, acabaron colgando el cartel de no hay entradas.

Texto y fotos: Edko Fuzz

Esta vez los acompañaban en la gira los Read Southall Band, una banda formada en 2015 en Stillwater, Oklahoma, que viene presentando su tercer trabajo, «For the Birds» (2021). Previamente la banda había editado un par de referencias sin ayuda de nadie, y es la primera vez que los vemos sobre un escenario en la ciudad condal. Como carta de presentación nos regalaron un set de aproximadamente 40 minutos en el que básicamente picaron de sus dos últimos trabajos, desde la inicial «For the Birds» hasta esa «DLTGYD» que cerró su actuación.

El centro de las miradas es el propio Read Southall, quien lleva la voz cantante (nunca mejor dicho) sobre las tablas, con su rubia melena cubierta por una gorra que no se mueve ni un milímetro. La banda suena limpia y contundente, aunque no lo cristalino que cabría desear para una banda de este estilo. Un estilo que abarca desde el rock americano más clásico, hasta destellos de Southern con temas como «Why» (su gran éxito hasta el momento), «Scared Money», «Stickin’ n’ Movin’» o «Don’t Tell Me».

La banda no es la alegría de la huerta en escena, pero se ocupan de hacer bien su trabajo, en especial Ryan Wellman a la guitarra solista. Sus solos elevan las canciones a otro nivel mientras que la base rítmica formada por Reid Barber y Jeremee Knipp se ocupa de mantenerlo todo en su sitio. Un aperitivo perfecto para las estrellas de la noche.

A pesar de tantos años de carrera y de carretera, Blackberry Smoke siguen siendo la banda de Charlie Starr, y esta noche no es una excepción. Ya desde la inicial «Let Me Help You (Find the Door)» él es el foco de atención de todas las miradas, y bueno, no es de extrañar: el tipo canta de cojones y toca con una soltura inusitada. Starr no es un virtuoso de la guitarra, ni mucho menos, pero cuando toca lo hace con tal facilidad que jurarías que duerme con su instrumento cada noche. Bueno, en realidad cada noche con una de la casi docena de guitarras que sacará a escena.

El resto de la banda se ha mantenido inamovible durante todos estos años: Paul Jackson sigue siendo un ingrediente esencial en esta formación, pero me atrevería a decir que más por sus angelicales harmonías vocales que por su trabajo a la guitarra, especialmente desde que en 2018 se incorporó Benji Shanks a las giras. Su trabajo con la slide guitar en especial, da un color muy vistoso a la música de Blackberry Smoke en directo. Los hermanos Turner siguen a lo suyo. Brit ha sufrido muchísimo estos últimos años a causa de un tumor cerebral, y es un auténtico placer verle detrás de los parches de gira con la banda (impresionante la ovación que se lleva cuando Starr le presenta al público), mientras que Richard sigue en su onda autista completamente concentrado en tocar su bajo como si el resto no fuera con él.

Un poco más en segundo plano están Brandon Still a los teclados y otra incorporación de 2018 para los directos: Preston Holcomb a la percusión. Son los típicos ingredientes que no se oyen a primera escucha, pero que sí que se notan cuando prestas atención al limpio y cristalino sonido que producen los de Atlanta. Creo que no exagero si digo que es probablemente el concierto de rock que mejor ha sonado en Razzmatazz a los que yo haya asistido.

Pero vamos a lo que nos ocupa: un concierto que en su tramo inicial cuenta con pepinos como «Waiting for the Thunder», «Good One Comin’ On», «Live it Down» o «Rock and Roll Again» es difícil que no lleve a una sala a reventar al éxtasis. Y eso es precisamente lo que sucedió. La banda, que promedia más de 200 conciertos al año, suena como un tiro ya que es una máquina engrasadísima de hacer rock and roll. Starr domina el cotarro de una manera aplastante, y cada miembro de la banda sabe cuál es su papel sin ningún atisbo de duda. Se les puede achacar que son un poco más hieráticos de lo que sería deseable, pero siempre han sido así e, imagino que siempre lo serán.

Sin embargo, cuando la banda lo tiene todo de cara para salir por la puerta grande, el ritmo del show baja enteros cuando quieren jammear, ya no a lo The Allman Brothers, si no a lo The Black Crowes. Simplemente, se les atraganta, y ellos insisten en ello dos y hasta tres veces. Es una pena, porque una banda con un catálogo de temas tan impresionante se lo llevaría de calle en un show de 100 minutos con un tema tras otro sin miramientos. Per optan por alargar el show hasta las dos horas y eso se acaba girando en su contra: se puede notar perfectamente en el ambiente.

Temas maravillosos como «Sleeping Dogs» se ven mermados por largos desarrollos que no son especialmente inspirados, y en el tramo central del set, un tema ralentizado como «Hey Delilah» o «Medicate My Mind» tampoco es que ayuden demasiado. La banda se gusta con constantes referencias a Grateful Dead, Tom Petty o Neil Young, pero llega un punto en que parece que están en su pequeña fiesta privada. El hecho de que incluyan los temas pausados como «The Whipporwill» en esta sección de concierto, no ayudan a levantar el ánimo, por muy bello que sea el tema.

Por suerte, en el tramo final la cosa vuelve a remontar a partir de «Run Away From it All» y «One Horse Town», el tema que todo el mundo espera y corea con ganas. De ahí hasta el final ya es todo bajada con el pseudo hard rock de «Up in Smoke» y las sonoridades oscuras de «Like an Arrow» que cierra el set principal. La banda vuelve para rematar la faena con la excelente «Old Scarecrow» que cierra su último disco, y, por supuesto el que es su mejor tema para el que suscribe, «Ain’t Much Left of Me», otro tema que queda cercenado en su tramo central por otra jam que a estas alturas se antoja innecesaria cuando podían cerrar el show por todo lo alto.

Blackberry Smoke están ya a otro nivel de popularidad y solvencia sobre el escenario. Es una banda que creo que podría (casi literalmente) tocar un concierto entero con los ojos cerrados. Los añadidos de la percusión y el slide hacen que la sonoridad general gane muchos enteros, especialmente gracias a su limpieza y nitidez. El problema está en el ritmo del concierto: si se hubieran limitado a una sola jam y hubieran incluido otro par de sus temas más cañeros para compensar los otros desarrollos, creo que un servidor estaría ya hablando del bolo del año.

Texto y fotos: Edko Fuzz