Con suerte sí que pudimos ver el conciertazo que dieron los portugueses Holocausto Caníbal. Ya desde el backstage vimos al grupo ensangrentados al más puro estilo recién-salidos-de-una-matanza y como el sonriente cantante, C. Guerra, nos enseñaba su pequeña sorpresa para el público, unos cuantos corazones clavados en una azada… y es que a estos chicos se nota que les gusta la carnicería.

El concierto fue de lo más entretenido del festival. Grindcore a saco y cómo no, algún que otro tema de 10 segundos con un growl como letra de canción. El grupo estuvo espectacular, aunque mi más sincera enhorabuena va para el cantante, que no paró ni un solo momento sobre el escenario y mostró una actitud muy muy digna.

Tras la sesión de grind por fin vienen los esperados Napalm Death que desgraciadamente me perdí en Wacken. Uno de los mejores grupos de los “grandes” en cuanto al trato con el público. Como ya dije, muchos grupos se mostraron decepcionados ante la escasez de público, pero el frontman de ND, Barney, estuvo muy comunicativo. Nos comentó al iniciar que han perdido su equipo durante el viaje con un “que le jodan a Iberia” y que están tocando con instrumentos prestados, agradeciéndolo. También envió “Saludos” y de repente rectificó ante el error. Supongo que sabría rayos al público portugués, ¡pero un error lo tiene cualquiera!

Además, Barney entre tema y tema suele dar algún que otro discurso demostrando la opinión de la banda sobre ciertos temas. Abogó por la igualdad entre personas, indistintamente de sexo, raza o religión. Condenó la violencia y a algún político adicto a ella…

El sonido fue bastante bueno durante todo el festival, salvo en contadas ocasiones, pero éste no fue el caso. Todos los temas sonaron con brillantez y cayeron algunos como “Suffer the Children”, “Scum”, “Deceiver”, “From enslavement to obliteration”, “When all is said and done”, “Time waits for no slave”, “Strongarm” y cerraron con la famosa “Nazis punks fuck off” y todo el headbanging que se generó gracias a ella.

Continuamos con uno de los platos fuertes del festival… más de la mitad de los asistentes tenían camisetas suyas y los que no, podían lucir tatuajes en su honor. La expectación por verlos estaba asegurada. He de decir que aquí el número de público aumentó consideradamente en comparación con Napalm Death y fue uno de los grupos que más público tuvo en el festival. Moonspell deben sentirse halagados por tener un público tan leal y comprometido en su tierra.

Las ganas por verles se acrecentaron cuando descubrimos la presentación del escenario. Un fondo donde imágenes (y a veces fragmentos de letras) aparecerían y si evanescerían al ritmo de los temas. Unos siniestros candelabros y dos cantantes femeninas caldeaban el lúgubre ambiente.
Moonspell abrió con el tema llamado “At tragic heights” que también es el que abre su último disco Night Eternal y continuaron con el tema homónimo. Hay que señalar que tomaron varios temas de este disco, como la balada “Scorpion Flower” o “Moon in Mercury”.

También pudimos disfrutar de los temas más míticos como “Finisterra”, “The Southern Deathstyle”, “Opium”, “Blood tells”, “Wolfshade (A Werewolf masquerade), “Vampiria”, “Alma Mater” o “Full moon Madness”. Estos temas fueron bastante más aclamados que los del último disco. Personalmente los considero bastante más trabajados y que abusan menos de ser repetitivos en las estructuras de las canciones.

Y para finalizar el concierto, Moonspell quiso remontarse a 1993, con temas de su segundo EP, Anno Satanae. Para ello el cantante se cambió de ropa y apareció ataviado como un monje y con una estaca en mano que sostenía una cabeza de cabra. Los fans más acérrimos se vuelven locos al presenciar “Goat on fire”, “Tenebrarum Oratorium” o “Ancient Winter Goddess”. Y es que es raro que estos temas aparezcan en el set list, pero Moonspell tocaba en su tierra y para sus más fieles seguidores, por lo que esto no era más que una muestra de agradecimiento.

Ya que Moonspell preparó el terreno con unos temas más cercanos al black, pudimos ver a un grupo de culto de black metal para cerrar la noche, Sargeist. Enfundados en túnicas como si de monjes se trataran, pálidos, ensangrentados y con un enorme anticristo al cuello, los fineses aparecieron ante un menor número de asistentes que en el concierto anterior. Dieron un buen concierto, aunque estuvieron totalmente estáticos, no se movieron para nada.

Esto puede considerarse como una falta de conexión con el público, pero en realidad tanta frialdad y hieratismo no eran más que la manera que Sargeist tiene de expresar una actitud pura del black metal. Pudimos oír “Black treasures of Melancholy” o “Cursed blaze of rituals” entre otros temas de su breve discografía.

Y tras Sargeist nos dirigimos a la zona de acampada alumbrándonos todo el trayecto con un móvil porque uno corre el riesgo de despeñarse por la cuesta hasta la zona de acampada. La noche refresca y se agradece para evitar pasar calor en la tienda. A dormir y coger fuerzas para el día siguiente.

Texto: Esther Villardón
Fotos:M.Ángel Santana

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