Eluveitie + Amorphis + Dark Tranquillity + Nailed To Obscurity – 17 de Noviembre 2022 – Sala Razmatazz (Barcelona)

Llegaba este excelente cartel a Barcelona en plena crisis de la música en directo. La sobresaturación de la oferta metalera y la galopante crisis económica como telón de fondo eran motivos más que suficientes como para ejercer de termómetro para una gira tan atractiva como esta.

Sigo manteniendo que son necesarios carteles de tres o cuatro bandas de nivel que concentren al público. Sin embargo, a tenor de las afluencias de público, mi caballo de batalla parece venirse abajo. Yo sigo firme en mi convicción.

Sea como fuere, a las 17h40 salían a escena los germanos Nailed to Obscurity. No, la hora tampoco era propicia para llenar la sala… estos horarios son más europeos que los de la propia Europa.

Fríos de inicio, pronto entraron en calor y pese a tocar solo cinco temas, consiguieron crear una aura hipnótica en la segunda mitad del concierto con “Clouded frame” y “Desolate ruin”, especialmente en el tramo final de ésta. Su último trabajo data de 2019 pero, como ‘Black frost’ ya queda muy lejos, aprovecharon para presentar dos de sus más recientes composiciones, “Liquid mourning” y “Clouded frame”. La banda crece y crece con cada trabajo, su directo empieza a tener entidad propia y su Doom / Death ya está consolidado.

Gran trabajo de Jan-Ole Lamberti y Volker Dieken a las guitarras en un concierto que debería servirles para asentar y agrandar su base de fans. Concierto notable que supo a poco.

Aun con el Bollycao en la mano llegaba el primer plato fuerte con Dark Tranquillity. Los suecos ya presentaron hace un tiempo su más reciente ‘Moment’. En esta ocasión, contando con un tiempo más limitado y sin “su” público, el repertorio permitía alguna sorpresa. La hubo pero sin mirar muy atrás en el tiempo. Dos temas de ‘Damage done’ como “Cathode ray sunshine” y “Hours passed in exile” nos alegraron a los veteranos y le sonó a chino a los fans de nueva hornada.

Siempre es un gustazo ver en directo a Chris Amott, con cualquiera de sus bandas, y con él Dark Tranquillity tiene un valuarte al que aferrarse y creo que a nivel compositivo puede dar sus frutos pero la banda cada vez es menos reconocible, tan solo Mikael Stanne y Martin Brändström resisten.

La cuestión es que, con un gran sonido, la banda salió con ganas de conquistar al público. Ya a esas horas la mayoría de la gente se encontraba en la sala y al ritmo de “Identical to none” y “Terminus (where death is most alive)” llegaban los primeros vítores. No vimos a un Mikael tan entregado como hace un mes cuando nos visitó con The Halo Effect pero aún así un Stanne al 80% es infinitamente superior a otros frontmen al 150%. Recorrieron los últimos quince años de carrera de la banda con sumo acierto calentando el ambiente de la sala y mostrando la vigencia de unos trabajos consistentes.

A estas alturas, 45 minutos de Dark Tranquillity se hacen cortos, muy cortos, y es raro verlos en esta tesitura, tan abajo en un line up cuando llevan tantos años girando como cabezas de cartel. Sea como fuere, gran concierto de los suecos, que volvieron a mostrar sus credenciales.

Tenía la esperanza que cudiera más gente al concierto después de salir del trabajo pero ya no cambió el aspecto de Razzmatazz, que incluso lucía telones en la parte de atrás de los laterales. Sigo sin entender el tema de los telones, sino se llena pues no pasa nada, no hay que esconderlo. Es algo que me molesta mucho.

Amorphis se encargaron de convertir el escenario en algo gélido y elegante. Tras el subidón de energía que habían supuesto Dark Tranquillity, Amorphis se mostraron fríos, distantes y poco comunicativos, con Esa Holopainen que parece que la cosa no iba con él y Olli-Pekka Laine tocando de medio lado durante gran parte de la actuación. Suerte de Tomi Joutsen, como siempre, y Tomi Koivusaari.

Con un repertorio cerrado para toda la gira, Amorphis presentaban ‘Halo’ con un sonido espectacular y “Northwards” y “On the dark waters” nos dieron la bienvenida a un escenario muy limpio, con todo calculado y del que salieron como los triunfadores de la noche por consistencia. No es que su concierto fuera mejor que el de las otras bandas pero sí el punch que tuvieron sus canciones. Esperaba con ansia el trío de clásicos noventero y mi grado de satisfacción fue dispar; si bien “Into hiding” supuso el momento álgido de la velada con la intro “Thousand lakes” incluida, “Black winter day” quedó un tanto deslucida, como muchas veces ya por el uso de esos teclados de feria, y en “My kantele”, de aquél majestuoso ‘Elegy’, disfruté enormemente de las voces limpias de Tomi.

La banda rayó a un gran nivel, sin fallar una nota y con una profesionalidad digna de elogio. Quizá sea el carácter finés el que les distancia del público pero eso lo suplen con “House of sleep” o un excelso “The bee”. Gran concierto de Amorphis que demostró lo que ya sabíamos, que ‘Halo’ es uno de los discos destacados de este 2022.

Y cerraban la noche Eluveitie y reconozco que con ellos pasé del enamoramiento en ‘Ven’ y ‘Spirit’ al desencanto a partir de entonces. Y no, no porque su propuesta no fuera interesante sino que en pleno boom del Folk / Pagan / Viking Metal me alejé de las bandas más accesibles. He salpicado sus discos y he visto muchos cambios de formación… ¡hasta mi adorada Liv Kristine actuó con Eluveitie en directo!

En pleno alarde confesionario diré que no tenía muchas expectativas con ellos pero cual fue mi sorpresa al escuchar en directo a Fabienne Erni. Detengan las rotativas porque esta semi desconocida ofreció un repertorio de cualidades vocales absolutamente memorable. Y es que Fabienne se comió el escenario, yendo de un lado al otro, copando el centro del tablado y sonriendo como si tal cosa mientras ofrecía notas cada vez más altas. Incluso Chrigel parecía quedar en segundo plano. El ritmo del concierto resultaba trepidante ya desde la inicial y novedosa “Exile of the gods”. Balanceaban con sumo acierto el repertorio para que no decayera el ritmo mientras el montaje escénico era una oda al buen gusto, con la mayoría de instrumentos de cuerda y viento colocados en una plataforma convenientemente aderezada.

“Deathwalker”, “Epona” o “A rose for Epona” hacían que el climax subiera y subiera y de repente llegó el coitus interruptus, el gatillazo.

Hago un pequeño break en mi relato para ponerte en situación. Si eres asiduo a conciertos ya sabrás que un co-headliner tour implica que las dos bandas punteras van a tocar más o menos el mismo tiempo. Dicho esto y con algo más de setenta minutos que había actuado Amorphis, ya sabíamos lo que íbamos a ver de Eluveitie. Regreso a la crónica.

Llegó el gatillazo porque finalmente Eluveitie actuaron sesenta y cinco minutos y, aunque sea marca de la casa, decidieron incluir un breve solo de guitarra y un solo de batería en una decisión inconcebible a todas luces. Primero porque podrían haber tocado una o dos canciones propias más; segundo, por que rompieron el ritmo del concierto por completo; y tercero porque tenían al público muy entregado como para echar el freno de mano. Ese momento, con el solo de batería, comportó que Fabienne pasara a un segundo plano cediendo el papel protagonista a Chrigel a nivel vocal y como frontman y para llevar a cabo esa transición no era necesario un solo. La otra hipótesis puede ser que Annie Riediger, que toca la zanfoña, no se supiera más repertorio por llevar muy poco tiempo en la banda. Sea como fuere de ahí en adelante, pese a tocar algunos de sus grandes éxitos, fui incapaz de volver a conectar con ellos. Mientras, los fans se lo pasaban en grande y tan solo con “Inis mona” me reactivaron pero ya era tarde…. Ya no era ayer sino mañana, que decía aquel.

Lástima de la baja afluencia de público, aunque insisto, en el contexto actual este es el camino a seguir para las giras. No hubieron vencedores ni vencidos y sí mucha gente que disfrutó de lo lindo.

Texto y fotos: Marc Gutiérrez