H.e.a.t. + Crazy Lixx – 9 de Noviembre 2023 – Sala Salamandra (Hospitalet de Ll. – Barcelona)

Creo que ya he perdido la cuenta de las veces que H.e.a.t. se han dejado caer por nuestro país, y también he perdido la cuenta de las veces que los he visto, ya sea por aquí o por tierras lejanas. El caso es que la banda sueca puntera en el tema del Hard melódico de nuevo cuño tiene tirón en España, y esta gira de varias fechas que han hecho por el país (acompañados de los cachondos, y también suecos, Crazy Lixx) ha sido una nueva muestra de ello.

Texto y fotos: Edko Fuzz

Los cambios de formación de H.e.a.t. son un poco extraños, pero la formación parece que vuelve a ser estable, y con el retorno definitivamente de Kenny Leckremo a la voz, se puede decir que en el debe de la banda solo ha quedado Eric Rivers, y también se ha pasado página de la etapa con Erik Grönwall.

Abrieron la noche Crazy Lixx, una banda de la misma escena que H.e.a.t. pero sin tanto aire A.O.R. y un poco más gamberra. Ellos son otra banda que ha ido sufriendo cambios en su formación, pero tanto el vocalista Danny Rexon como el batería Joél Cirera están al pie del cañón desde la fundación de la banda en 2002. Abriendo con «Whiskey, Tango, Foxtrot» ya se da uno cuenta que los Lixx han venido a arrasar con todo. El sonido es bueno, las luces son buenas, la actitud de la banda es intachable y el público responde.

Crazy Lixx tienen instalados cuatro pies de micro para que sus miembros puedan ir y venir corriendo para hacer coros donde haga falta, y eso le da un dinamismo al show muy patente. Es un concierto de alto voltaje que sigue con «Anthem for America» y «XIII», para la que Rexon sale ataviado con una máscara de Jason Vorhees. Maravilloso.

 Lo único que se puede achacar a Crazy Lixx es que no varían demasiado el setlist y, personalmente, me gustaría que hubieran rescatado algún tema de su discazo homónimo de 2014. Una pena que quede en el olvido. Al público eso le da igual, porque berrea «Silent Thunder» como si no hubiera un mañana y el buen humor de fin de gira sigue cuando Crash (batería de H.e.a.t.) sube al escenario para encargarse de la batería en «Rise Above».

Jens Anderson es un torbellino con su bajo y la dupla de guitarristas que forman Chrissie Olson y Jens Lundgren completa una formación engrasadísima que deja al público con ganas de más cuando se despide con «Never Die (Forever Wild)». Decían que venían a caldear el ambiente, y que me aspen si no lo han logrado.

 A la hora señalada, la intro de Glenn Frey con «The Heat is On» ampieza a atronar y ya se sabe, H.e.a.t. están a punto de salir. El montaje escénico que lleva la banda es bastante notable y cuando salen al escenario como una apisonadora con «Demon Eyes», «Rock Your Body» y «Hollywood» está claro que han venido a meterse al público en el bolsillo desde el minuto uno. Y lo consiguen.

 Personalmente siempre me gustó más la voz de Leckremo, y el tipo lo borda, pero la presencia escénica de Grönwall es difícil de olvidar, especialmente cuando el primero todavía da la sensación de que no sabe muy bien qué hacer en el escenario aparte de saltar constantemente. Es un pequeño detalle sin importancia ya que, con los años, el bajista Jimmy Jay ha pasado de ser el tímido del rincón a ser la figura que manda sobre las tablas. El tío es un espectáculo. Canta, baila, pone poses para las fotos, habla con el público, va de un lado para otro, se sabe los movimientos de memoria… y parece hasta tener ojos en el cogote para no darle a ninguno de sus compañeros con el bajo.

Dave Dalon sigue empecinado en esconderse bajo su sombrero, pero el tipo deja que su instrumento hable por él. Me da la sensación de que, cada vez que le veo, el tipo toca mejor, y esta vez no es una excepción. Especialmente brillante en «Downtown», uno de esos temas que hace ilusión que recuperen, así como los temas del primer disco como «Late Night Lady» o «Cry», que suenan a gloria. Personalmente sigo pensando que se podrían dejar en casa la verbena de «Beg, Beg, Beg», pero al público le mola, y el público manda.

Seguimos con las coñas de final de gira, y ahora es Cirera quien se cobra el favor y se pone tras los parches para tocar «Living on the Run» mientras Crash se toma una birra con el público. El setlist no deja lugar a sorpresas con temas básicos como «Breaking the Silence», «One by One» o «Point of No Return», que conducen el show a la recta final con «Dangerous Ground» y «A Shot at Redemption» para acabar por todo lo alto.

H.e.a.t. se han hecho mayores y ya tienen el espectáculo dominadísimo, a excepción de una cosa: el ritmo. A veces alargan los temas demasiado para interactuar con el público, y lo hacen repetidas veces en temas que van seguidos, y eso, a veces, es un poco agobiante. Muchas bandas lo hacen y ya es algo que casi viene con el precio de la entrada, pero a veces hay que saber dosificarlo un poco más. Por lo demás, todo espectacular. Una pena que tanto Crash como el teclista Jona Tee queden tan en segundo plano al estar apenas iluminados y cubiertos de humo todo el tiempo. Merecerían también su momento de gloria.

Por lo demás, una noche de puro hard rock melódico con dos bandas muy distintas, pero, a la vez, tan cercanas en actitud y manera de entender la música: una fiesta a la que hay que venir a pasarlo bien. Y a tenor de los comentarios del público cuando enfilábamos la salida, nos lo pasamos de puta madre. Si no, que se lo digan al pipa de Crazy Lixx que salió medio en pelotas y con la máscara de Jason en mitad del bolo de H.e.a.t. y al que Conan Leckremo levantó del suelo y llevó en volandas como si nada.

Texto y fotos: Edko Fuzz