El 20 de Octubre asistíamos a la cita ineludible para todos los guitarreros y amantes de las seis cuerdas con el concierto de Marty Friedman acompañado por Yossi Sassi y Stephan Forté en la sala Ramdall.
Texto: Guillermo Riesgo
Fotos: Hardfrance.fr

Mientras esperábamos dentro al inicio del concierto, ya se podía intuir lo que pasaría en cuanto a asistencia, con apenas 10 personas a menos de 5 minutos de empezar el primer telonero, Stephan Forté.
Para cuando el francés empezó, con una intro de música clásica y haciendo resonar su guitarra con armónicos y vibratos de barra, habría (siendo muy generosos) unas 50 personas. “Sorrowful Centruroide”, con sus riffs progresivos y sus armónicos interminables ya nos adelantaban lo que se prolongaría durante el concierto.

Agradeciendo en español y con el teclista usando un extraño “keytar” (teclado portátil) que se doblaba como una falda alrededor de la cintura, comenzó el segundo tema “Spiritual Bliss”, con sonidos de cítara y con Stephan acabando por los suelos mientras tocaba.
Tras presentar a los músicos siguieron con los temas “Shadows Compendium” y “De Praestigiis Daemonum”. Esta última con anécdota incluida cuando empezaron a tocar y Stephan se puso a tocar otra cosa. Pararon y pidió disculpas por ser tan “poco profesional”, retomando el tema que debía ser.

Pidiéndo ánimos a un público escaso y estático, ejecutaron los pianos rapidísimos de “Prophecies of Loki XXI”.
Volvió a dar las gracias en español y fue el turno de lucirse del bajista con un solo un tanto anodino.
Fue en ese momento en donde la cosa se puso un poco fea. Stephan volvió a pedir ánimos al público diciéndoles en inglés “¿Qué pasa? ¡Despertad!”. Es cierto que el público era escaso (tampoco te anima mucho como público cuando ves a pocas personas a tu alrededor) y muy frío. Pero sinceramente, 30 minutos de escalas rapidísimas interminables no dan para animarse demasiado, así como que no puede exigírsele al público que sepa solfeo avanzado y prevea compases complicadísimos para poder aplaudir. Si todo en el concierto apenas hay ritmos normales y machacones, que es cuando se da para aplaudir a ritmo, no te quejes

Terminaron con “I Think There’s Someone in the Kitchen” y se largó sin decir ni “adiós”. Supongo que enfadado con el poco público y con su poco entusiasmo. Más bien debería estar agradecido de que esa gente pagó los casi 30€ de entrada en los tiempos que corren.

Era el turno para el simpático israelí Yossi Sassi de la banda Orphaned Land, con un público que no aumentó demasiado (unas 60 personas). Con su guitarra de doble mástil con 8 cuerdas arriba y 6 abajo y sus melodías de voz orientales, comenzó con “Numbers’ World” en la que incluso realizó el famoso “grito berebere”.
Continuó con “Ain’t Good Enough” dirigiéndose al público casi en todo momento en un casi perfecto español, y siempre sin perder la sonrisa en la cara.
Después fue el momento del regreso a la guitarra de 6 cuerdas para tocar el dulce blues de “Sahara Afternoon” en donde se podía ver a Yossi tan relajado y disfrutando tanto al tocar que ni le afectó un tremendo gallo que emitió en un momento dado de la canción.

Al presentar la siguiente canción, le pasó algo similar a lo que justo le había ocurrido a Stephan, equivocándose y presentando “The Calling” cuando sus músicos le llamaron la atención y se dio cuenta del error, pues era el turno de “Another Day in the Office” que el público, esta vez sí contagiado por el positivismo y alegría de Yossi, acompañó varias veces con palmas, seguida de, esta vez sí, “The Calling” y “Drive”, dos canciones instrumentales larguísimas.
Para terminar: “Simple Things”. Su canción con estribillo más recordable y tarareable. Siempre hablando y agradeciendo en español a las ya 70 u 80 personas que había al finalizar su concierto y presentando uno a uno a sus músicos.

Pero todos habíamos venido aquí a ver al “tornado” Marty Friedman. O al menos la mayoría de las 100 personas que se juntaron para ver al ex de Megadeth y que no aumentarían de número en todo el resto de la velada.
Hacía casi 15 años que no veía a Marty Friedman en persona. Desde la gira de Cryptic Writings de Megadeth y estaba claro la diferencia de arrugas entre fechas. Pero nadie le ha quitado ese aire endiosado que tiene sobre el escenario apretando púmulos y labios y no mirando a nadie, hasta que súbitamente te mira a ti, o al de al lado y piensas que está como una cabra.

Pero así son las grandes estrellas de la música. Despiden un aura que no lograríamos el resto de mortales en nuestra vida.
Van a disculpar nuestros lectores que no pueda ir escribiendo los nombres de las canciones pues la organización no me facilitó el “set list” de Marty, a diferencia de Forté y Yossi que hasta me dijo que le contactase por Facebook para que me la pasase.

Lo que sí puedo decir es que empezó fuerte. Y eso significa, sin lugara dudas, tocar canciones de su disco debut como solista “Dragon Kiss”, encadenando sin pausa ni concesión con otra de sus canciones más modernas en las que ya quedaba patente el gran protagonismo que adquiere su batería, “Charge”. Un japonés de estética glam andrógina que era un no parar de gestos y de actuación que encandilaron a todo el público asistente y que hicieron moverse por fin las cabezas a ritmo de su esponjoso pelo que rebotaba al tocar como el mismísimo Animal de los Teleñecos.

Por fin pararon y Marty habló, arrojando los tapones de los oídos que parecían molestarle: “Fuck this things!”.
Volvieron a dar tralla de la buena con “The ballad of the barbie bangers” y para rematar, hicieron un duelo de piques entre Marty y el batería Charge que acabó con un “blast beat” demencial de este último.
Tuvieron que pasar tres temas más, otro del “Dragon’s Kiss” muy coreado entre medias, para que llegase el momento más álgido y deseado de toda la noche: el solo de “Tornado of Souls”. Probablemente el solo más famoso que Marty Friedman compuso para Megadeth. Empezaron con el riff previo al solo, repitiéndolo varias veces hasta que finalmente comenzó la locura y la gente cantaba las líneas de este solo mítico de la joya del thrash metal “Rust in Peace”.

Y como después de todo orgasmo, llega la calma y el irse al baño.
Encadenaron un par de canciones muy lentas y largas que llegaron a ser un poco tediosas sumadas a un solo de bajo del mismo bajista de Yossi, al que ya teníamos un poco visto y oído.
No fue hasta que de nuevo retomó una canción del “Dragon’s Kiss”, “Forbidden City” que la cosa no cogió un poco más de alegría. La siguió una canción que presentó como japonesa y un colofón final en donde todos los músicos hicieron solos interminables acompañando a Friedman.

Y ahí pareció acabar, con un amago breve tras el que volvieron para tocar “Thunder March”, también del “Dragon’s Kiss”, llamándome la atención cómo Marty ha dejado absolutamente de lado su extraño disco “True Obsessions”.
Y así, con 100 personas contentas de haber podido ver a Marty Friedman tocando Tornado of Souls en sus caras pese a haber pagado casi 30€ por ello. La próxima vez espero que la organización considere que es mejor para el ánimo de músicos y de público que haya el doble de público aunque las entradas cuesten la mitad y se gane (o pierda) lo mismo.

Texto: Guillermo Riesgo
Fotos: Hardforce.fr