¿De quien es “Tutti Frutti”? Y “Long Tall Sally”? De Elvis o Jerry Lee Lewis? Y “Good Golly Miss Molly”? De la Creedence?Y “Lucille”, quién la canta?…. Si no has respondido Little Richard es un buen momento para que te leas esta biografía, y si has acertado nunca está de más saber sobre la vida de uno de los iconos e inventores del género.

David Aresté

Tenemos entre manos la biografía que ha sido considerada un éxito ya que ayudó a pasar del desapercibido final que había tenido la carrera de Richard a encumbrarle como una de las mentes creadoras y más importante del siglo XX ya que por su particular estilo y su energía desmesurada ayudó a mucha gente a ser ellos mismos como los Rolling Stones, Los Beatles o Elvis Presley. El autor de la misma es Charles White, biógrafo de Jerry Lee Lewis y profesor de historia del Rock en la Universidad de Scarborough, además de periodista en los más prestigiosos diarios ingleses y presentador de programas en la BBC.

Como ya hemos dicho más de una vez, la parte de la infancia de cada una de nuestras leyendas nos dejan hasta cierto punto indiferente ya que obviamente no explican nada a nivel musical…. pero hay veces que también nos encontramos con casos como el que nos ocupa y vemos que Little Richard fue el marginado de su clase por tener ciertas deformidades en su cuerpo, cabeza, un ojo más grande que otro, una pierna más corta que la otra; hizo de su infancia un calvario que fue enfocando hacia los números de espectáculo y cabaret de los 50. En ese ambiente vio que le gustaba vestirse de mujer, con largas túnicas y pelucas ( él siempre había tenido una fuerte fijación en su madre ) llegando a puntos de travestismo y cuanto más exagerado lo hacía más repercusión e interés suscitava a la gente.

Trabajándose sus espectáculos y alternándolos con otros trabajos para poder aportar dinero a casa Little Richard iba ganando popularidad y un gran número de conciertos con todas las bandas en las que iba estando o formando. Un fuerte golpe en su etapa “pre-musical” fue el asesinato de su padre, haciéndolo principal sustentador de su familia y ver que debería ponerse en serio con eso de la música.

A partir de aquí comienza una larga historia explicada al detalle de como un tío tan despistado y loco como Little Richard logra ser una estrella del Rock: buscando éxitos y que llegan con “Tutti Frutti” o “Lucille”, que descubre a chavalines como un tal chulesco e irreverente James Marshall que más tarde sería un tal Jimi Hendrix, que los Rolling Stones o que los Beatles serían sus teloneros o que se le ocurriese coser espejos minúsculos a sus túnicas, siendo así unos hipotéticos prototipos de lo que luego serían vestidos de lentejuelas.

El libro tampoco esconde que el rol de bisexual/homosexual que Little Richard ha llevado durante toda su carrera le ha supuesto más de un problema, aunque se montase más de una fiesta digna de ser recordada entre toda su crew y admiradores. De hecho, con todo el respeto a Elvis y Queen, Little Richard ya se agenció con eso de ser el Rey y la Reina del Rock.

Después de haber probado las mieles del éxito, y además de ser un “bala pérdida” como ya hemos dicho, el libro nos sorprende explicando como Richard es llamado por la palabra de Dios y deja de un plumazo todo lo que se había ganado y pasa a la austeridad más pura para ser un predicador en su ciudad… Aunque la cabra tira al monte y después de su retirada ve como aquellos chavalines encarnados en Jimi Hendrix y aquellos principiantes como los Beatles o los Rolling comenzaban a despuntar con lo que él les había enseñado y queriendo lo que es suyo vuelve a la escena musical y tener el apoyo de la gente, que al fin y al cabo es lo que querían de él… no que estuviese en iglesias cantando gospel.

Su segunda reentrada le costó más porque no venía el éxito radiofónico, pero siempre acaba viniendo y esta vez con un cambio de país ya que en Reino Unido se veía a Little Richard como un gran fenómeno de masas. Sin duda otro de los puntos fuertes del libro es como el autor explica los conciertos de LR y su banda, nadie entendía como con su voz chillona y afeminada tuviese tanto éxito entre la multitud pero era tal el torrente de energía que desprendía en el escenario que dejaba a todo el mundo con los ojos abiertos, llegando a puntos que se quedaba encima del piano en ropa interior. Todo el mundo se quedaba perplejo por su energía, siempre dada por una forma natural, pero como no podía ser de otra forma aparecieron las drogas, ya avanzada su carrera todo sea dicho, que le ayudaron a mantener su constante ritmo, pero que como es obvio acabaron de demacrar su aspecto y su día a día profesional.

Su actitud ( muy impropia de alguien que solo está por las fiestas del backstage ) para sus conciertos, es digna de alabar y remarcar, incluso muchos músicos de oficio deberían leer todo lo que pensaba él sobre una banda…. afinación perfecta, un fuerte núcleo entre todos, dar lo máximo desde el minuto uno… y que nadie saliese más llamativo que él, aunque fuese difícil superarlo.

Esos conciertos eran únicos e irrepetibles en esa época, quedando en rídiculo aquel que tocaba antes o después que él… por eso Little Richard obligaba a que fuese él quien cerrase todo tipo de festival o concierto, porque él daba el mejor concierto. De ahí vinieron los piques con su compañero Jerry Lee Lewis y Chuck Berry, las tres leyendas que despuntaban por aquel entonces y que se disputaban los nombres a mayor tamaño de los festivales, aunque también tuvo unas bonitas palabras para John Lennon y su querida Yoko Ono, sin duda otras de las partes más delirantes del libro.

Volvieron como hemos dicho el éxito, las giras, las fiestas, y cuando el descontrol ya era más que notable… la llamada de la cordura divina surgió de nuevo y Richard volvió a dejar todo de un plumazo por proclamar la palabra de Dios. En aquella época se estilaba lo que siempre se ha dicho de que el rock es la música del diablo y el pecado, y él por miedo y por la influencia religiosa de donde siempre había vivido hizo un cambio radical en sus ideas como ya hemos comentado.

Detalles, fechas, discos, conciertos, anécdotas, fiestas…. incluso un sermón que dio Richard en una de sus misas. Todo y eso y más de lo que hemos explicado está en este “Ohhh, my soul!!!” y que recomendamos encarecidamente para este tramo final de vacaciones. Lectura sorpresiva, divertida y que sin duda hará que respetemos a una de las leyendas del género, se lo merece.

David Aresté