Después del bonito ejercicio de recuerdo que nos regaló Enrik de Dark Moor, hablándonos del «Gates of Oblivion» por su 20 aniversario hoy es Ángel Belinchón de Dry River que nos trae una ristra de recuerdos, pensamientos y anécdotas sobre el segundo disco de Dry River.

Quien tenga algo que decir… que calle para siempre. ¡Qué título tan poco convencional! Recuerdo que lo decidimos justo al terminar de grabar los temas en La Guarida. Fue en casa de Fanfi, uno de los actores que nos suele acompañar en los directos y que, además, también nos ayuda con muchas otras cosas menos visibles y que da nombre a “la joya de la corona”, nuestro FAN-FI CLUB.

Ese día estábamos de celebración. Acabábamos de terminar la grabación de nuestro segundo disco y Fanfi nos reunió en su casa para, de paso, darnos la feliz noticia de que se casaba con Mireia, su pareja, fotógrafa de calidad que, además nos hizo las fotos para el diseño del disco.

No sé si fue el vino, si fue UNICEF… no sé… pero tras una loquísima lluvia de ideas, alguien hizo un chiste deformando la famosa frase de las bodas de las pelis para convertirla en la frase “Quien tenga algo que decir… que calle para siempre” y nos pareció un título genial. Tenía un punto de denuncia social y nos daba pie a crear un concepto para nuestro segundo trabajo: seríamos la orquesta hortera y pasadoblera de la boda.

Ya teníamos título y concepto. Incluso se mencionó la posibilidad de que Carlitos, antigua “Mujer Barbuda” con El Circo de la Tierra, se vistiera de novia, pero era demasiado. Nos gusta el cachondeo, pero hay que poner un límite en algún sitio o nadie nos tomaría en serio. Y la música era cosa seria. Habíamos grabado un discazo. Un discarramen épico. Puede que nuestro mejor disco en muchos sentidos.

Con tal obra maestra sonora en las manos, fuimos en busca del mejor contrato discográfico posible. Ya habíamos editado con Maldito Records nuestro primer álbum El Circo de la Tierra y la experiencia había sido positiva, pero queríamos un poco más. Acababa de nacer un nuevo sello discográfico llamado Rock Estatal Records que, aunque joven e inexperto en muchos sentidos, tenía a gente maravillosa con ganas de jugársela a lo grande por su pasión: el rock patrio. Al final, a pesar de que con Maldito Records no teníamos ningún problema, decidimos cambiar y probar suerte con RER.

Enseguida vimos que el grupo había subido un escalón en popularidad con respecto a nuestra opera prima. Las sensaciones eran muy buenas, pero cuando realmente nos dimos cuenta de que algo había cambiado de verdad fue en el concierto que hicimos junto a Pervy Perkin en la sala WeRock de Madrid el 27 de febrero de 2015. Ese día había magia en el ambiente. Jamás había sentido nada igual. Se respiraba alegría, emoción… era como si toda esa gente hubiera venido a ver a un recién nacido.

El concierto empezó con la intro del disco, una especie de aperitivo de nuestro estribillo más pegadizo, el de Traspasa mi piel. A la segunda palabra, no pude seguir cantando. Nos quedamos ingrávidos al ver cómo todo el público que prácticamente llenaba la sala comenzaba a cantar la intro de nuestro disco llenando la sala con sus atronadoras voces. Nunca antes nos había pasado algo así… y fue mágico. Nunca lo olvidaremos. Luego el concierto fue una maravilla y cuando terminó todos sabíamos que el grupo empezaba a tener mucho potencial.

Y todo gracias a las canciones y a pesar de la imagen… ¡jajajaja!

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Bajo control es un temazo. Durante mucho tiempo pensé que era el mejor del disco, pero es que cada día pensaba que era uno distinto. Todos eran auténticas obras maestras. Recuerdo que este tema germinó en el local de ensayo. A Pedro, nuestro batería, le gustaba mucho “probarse” con shuffles frenéticos y así, medio tonteando, surgió el riff que dio origen al tema. Después Carlos empezó a darle forma al resto, combinando estilos, metiendo arreglos de puto genio… una maravilla.

El segundo tema (aunque tercera pista) del disco era Irresistible, nuestro tema más bailongo. Toda una oda al incomprendido, una canción que fomenta el amor propio y que te dan unas ganas de no qué sé y qué se yo… que yo que sé. También es el tema que más incomodaba a los “true metal”… ¡jajaja! Imagínate, unos pintas con chaquetas de lentejuelas doradas, el cantante con un keytar a lo pop ochentero, un tema que, en lugar de hablar de sexo, de hadas y espadas, etc., hablaba de divertirse y de tener amor propio… era demasié. ¿Sabes que una revista no quiso publicar una foto nuestra porque no querían que sus lectores se sintieran incómodos con un “look” tan alejado de la “moda oficial” del heavy? No diré qué revista es, pero nos dejó de piedra… que pasen estas cosas… ¡Ay!

Frascos vacíos sí que es, probablemente, mi tema favorito del disco. Por muchos motivos. Musicalmente es precioso y su complejidad ayuda a transmitir exactamente lo que se pretende. Y la letra, la letra es una especie de catarsis. Ver como un ser querido se degrada por culpa del Alzheimer es muy duro. Solo por haber hecho una canción así y darle un homenaje tan bonito a ese ser querido ya puedo decir que, pase lo que pase, ha valido la pena el esfuerzo de tener un grupo, escribir canciones, grabar, girar… todo a cambio de prácticamente nada, salvo la satisfacción de haber dejado tu pequeña huella en este mundo y, como en este tema, ayudar a otras personas a vivir en estas canciones incluso después de haber pasado “Al otro lado”.

Con Informe T-24 tuvimos el inmenso honor de contar con la colaboración de Julio Castejón. Otro de los regalos que nos ha dado la música es conocer y entablar una amistad con gente a la que admiras desde tu adolescencia. Es el caso de Julio. Hay quien dice que es mejor no conocer a tus héroes… bueno, eso depende del héroe, ¿no? Desde luego, Julio no te va a decepcionar. Todo lo contrario. Conocerlo no ha hecho sino aumentar mi admiración por él.

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Le enviamos la propuesta de colaboración junto con el tema y se grabó, no solo su voz principal, sino también coros y propuestas, yendo mucho más allá de lo cortés. El tema quedó redondísimo. Habla de un ser de otro planeta que, en su exploración del universo, se topa con La Tierra, a la que llama “T-24” y describe lo maravilloso que es el planeta y lo curioso y autodestructivo que es el ser humano que habita en él. En la letra, traté de utilizar palabras esdrújulas, largas, complejas, para dar a entender que quien habla en primera persona es un ser de una inteligencia avanzada. No sé si lo conseguiría porque el ser que la escribió es de una inteligencia no demostrada… ¡jajaja! Os preguntaréis… ¿y por qué “T-24”? ¿Tiene algún significado oculto? ¿La “T” es de “Tierra”?… Pues no. Es mucho peor que eso. En el primer disco, cuando empezamos a componer “Pequeño animal”, todavía no tenía letra y había que llamarlo de alguna manera. Como era el primer tema que componíamos, le pusimos “Tema 1”. Luego, Carlitos creó un archivo de Guitar Pro donde transcribir el tema (esto es muy útil) y cada vez que había algún cambio le añadía un apéndice con el número de versión. Pero, como es muy despistado, al aplicar el primer cambio se olvidó de separar el nombre “Tema 1” de la versión “2” y se quedó como “Tema 12”. Así es, nuestro primer tema de nuestra vida se llamaba “Tema 12”. Bien, pues “Informe T-24” fue el primer tema que nos pusimos a componer para el segundo disco y, siguiendo la coña, si el primero del primer disco era el “Tema 12”, el primero del segundo tenía que ser “Tema 24”, en el tercero sería “Tema 36” y así sucesivamente… Tiene sentido, ¿no? Ya lo sé. Putos locos. Ya lo sé.

Con Casto volvimos a contar con un texto de otro de nuestros habituales actores, Marc Escrig. Probablemente sea el tema más “queenero” y “soulero” del disco, y la temática, aun siendo una canción estrictamente de amor, podría dar lugar a que alguien tenga que santiguarse una o dos veces… ¡jejejeje! Es un poco picarona, pero no tiene maldad. Un poco como es Marc en realidad. Lástima que nunca le hiciéramos un videoclip a este tema porque me da la impresión de que eso ha hecho que no haya obtenido la atención que merece.

Con Oda al Líder seguimos jugándonos el tipo. Si en Casto algún fanático religioso podría haberse sentido ofendido, en esta ocasión nos la jugamos con alguien mucho más peligroso. De hecho, no voy a mencionar quién es ni de qué país es dictador… ¡jejejeje! La historia de esta canción es curiosa. Carlos ya había utilizado esta música, una versión más orquestal y menos roquera, en un cortometraje de su “hermanillo” (así es como llama a su hermanastro porque le quita posibles connotaciones negativas). Es épico y dictatorial, justo lo que necesitábamos. Quitando las “intros” y las “outros”, es nuestro tema más corto. Toma efeméride.

Y después de este temarramen pasamos a otro de los grandes temas del disco: ¿Cuánto vales tú? El más punky en cuanto a temática y energía, aunque su complejidad quizás lo aleje de Eskorbuto o La Polla Records… jejeje… Este tema siempre me ha gustado tocarlo en directo, es de los que te ponen en marcha quieras o no y, de paso, personalmente me permitió dar algo de rienda suelta a mi lado más reivindicativo. ¡Despierta al punky que hay en ti! (y en ti)

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Caída libre era el baladote AOR del disco. Nació de un riff que Carlos solía tocar en las pruebas de sonido a lo Jimmy Hendrix. Decidió pasarlo a guitarra acústica y crear un auténtico rolasso que culmina en uno de los finales más épicos de nuestra discografía. De nuevo, creo que, si hubiésemos podido hacerle un vídeo, sería de los más célebres. Además, más adelante, en el que iba a ser nuestro primer concierto junto con Asfalto, para promocionarlo a Carlos se le ocurrió mezclar este “riff” con “Días de escuela” y grabarlo en vídeo… y fue así como nació nuestra célebre versión de este atemporal himno de nuestros queridos Asfalto. ¡Todo está conectado!

La letra de El lado bueno de las cosas malas es también obra de la inquieta y creativa mente de Marc Escrig, que en esta ocasión volvió a tirar de vitalismo. Pensad en el contexto de aquella época, con el 15M en ebullición, mucha energía joven empujando hacia el cambio, manifestaciones, el fin del bipartidismo… y todo esto con una crisis brutal que le jodió la vida a mucha gente. Había sentimientos contradictorios en el ambiente. Por un lado, el enfado y el hartazgo ante todo lo que nos había llevado a esa situación, y por otro lado, la esperanza de poder cambiarlo por algo mejor, un sentimiento comunitario que difícilmente se volverá a dar.

Rosas y gaviotas va un poco en esa línea 15M que mencionaba antes. Aquí, además, pusimos toda la carne en el asador para crear un tema epic-prog lleno de cambios, amalgamas, armonías complejas, voces, gritos, susurros, de todo… es casi como un resumen de todo el resto del disco. Para muchos, este es su tema favorito y es curioso ver cómo envejece. Han pasado 6 años desde que se compuso, pero hay cosas que siguen igual. Es verdad que ya no solo hay “Rosas y gaviotas”, pero sigue existiendo la tendencia a perdonar y justificar a nuestros maltratadores políticos cada 4 años… bueno, cada menos últimamente… ¡jejeje! Y el cameo de Ana Botella es impagable, eso también.

Y al fin llegamos al tema que se anunciaba en la intro del disco: Traspasa mi piel. Antes he dicho que es nuestro estribillo más pegadizo. Bueno, esto es subjetivo, claro, pero posiblemente lo sea. No mucha gente lo sabe, pero es una canción de amor. Quitando Casto o Se lo monta bien, que son también de amor, aunque no muy convencional, no habíamos hecho ninguna canción de amor hasta entonces. Por supuesto, la letra está escrita con ambigüedad para que cada uno la interprete y la adapte a su trocito de realidad como le plazca o le convenga. Pero es una canción de amor. Eso es así.

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Además, el tema tiene un vídeo desternillante que recomiendo ver muy muy mucho.

En resumen, QTAQD…QCPS (así es como lo llamamos en la intimidad) es probablemente nuestro disco más complejo y puede que no sea tan regular como 2038, por ejemplo, pero tiene temas de matrícula de honor que difícilmente se caerán de nuestras setlists nunca.

Es curioso cómo un disco refleja un momento. Es como una fotografía. Si compusiéramos este disco ahora, sin duda sería distinto… este 2020-21 estamos viviendo cosas muy gordas, cosas que, sin duda, tendrán su reflejo en las canciones que nazcan en esta época. Por nuestra parte, estamos trabajando para que la fotografía de esta época nos quede lo mejor posible y estamos deseando escuchar cómo les quedan a nuestros compañeros que forman parte de este mudillo tan maravilloso que es el rock estatal.

Ángel Belinchón