Aparte de calor, Julio nos trajo la segunda edición del festival Rock Fest en Barcelona repitiendo misma ubicación que el año pasado, el parque de Can Zam en Santa Coloma de Gramanet y un cartel igual o más apetecible que el de la primera edición, que hizo que no se lo pensara ni un momento toda la cantidad de  gente que se reunió allí los tres días.

Susana Manzanares / David Aresté

Lejos quedan ya los comentarios, valoraciones y opiniones de la primera edición y es turno ahora de ver cómo ha hecho la organización para afrontar esta segunda edición para así convertir al festival en otro de los habituales en el panorama nacional.

   

La forma de llegar al recinto fue de fácil acceso teniendo 3 paradas de metro al alcance del recinto y funcionando toda la noche del sábado, hasta las 2:00h la del viernes y hasta las 00:00h la del jueves. Si no se llegaba o se prefería otro tipo de transporte aparte del privado, existía la opción de distintas líneas de buses –también nocturnos- y los siempre eficaces taxis. Una vez delante del recinto, en la entrada ya vimos uno de los flecos sin atar de la organización como fue el de haber señalizado mejor los puntos clave cara a la gran afluencia de gente, ya que el primer día fue un tanto confuso donde dirigirse a comprar entradas, recoger pulseras o las acreditaciones… todo iba por mera suposición, al igual que donde estaba la entrada principal.

Una vez dentro nos recordaba al recinto del extinto Costa de Fuego (actual del FIB), o al menos lo suficientemente grande como para distribuirlo en distintas zonas aparte de la zona de los escenarios. Nada más entrar teníamos  la carpa solidaria y un stand para poder cargar las baterías de cualquier aparato electrónico. Siguiendo por la misma zona teníamos la zona de ropa y discos, con miles de camisetas, ropa customizada, parches, chapas y miles de accesorios. Más hacia la derecha teníamos una carpa de alimentación del bar Pepe de Barcelona, con asientos, su correspondiente barra y una pantalla para ver desde allí los conciertos. A lo largo de éste ala, podíamos encontrar las zonas de los aseos, diferentes para hombres y mujeres y en número suficiente como para no formarse largas colas y permitir una afluencia más que aceptable, aunque los primeros usaran su instinto canino y orinasen también en los contenedores colocados en la misma entrada de los lavabos…

   

Volviendo al recorrido general, en la parte izquierda de la entrada se encontraba toda la oferta de alimentación que iba desde pizzas, hamburguesas, comida tailandesa, kebabs o parrilladas de carne… dejando algo limitadas las opciones para la gente con dieta especial por cuestiones de salud o bien con dieta vegetariana, reducida a falafels, noodles y poco más (todo frito eso sí), aparte de aquellos que simplemente hubieran querido un respiro entre tanta comida potente, una simple ensalada… A buen seguro la gente de Eat Street BCN por ejemplo, podría haber ofrecido una solución más que viable y demostrar el enorme potencial que tiene la ciudad en este campo.

Delante de todos los puestos había estratégicamente colocados a la sombra de algunos árboles que rondaban por allí, unos bancos con mesas para poderse sentar y comer con calma. Al igual que la señalización de la entrada, los cubos de basura fueron insuficientes para que la gente tirase los platos cuando acababa de comer, acumulando restos a lo largo del día; poner simples bidones más repartidos entre las mesas y no contenedores en dos puntas de las zonas hubiesen hecho más manejable para la gente el poder tirar cualquier cosa.

    

Una cosa lleva a la otra, así que después de la comida teníamos dos filas de grifos para poder asearse mínimamente y que visto lo visto, se podría haber repetido en la zona de los baños y así no tener que cruzar medio recinto para el simple e higiénico hábito de lavarse las manos ‘después de’. En esta parte se volvió a echar en falta un poco más de señalización ya que hasta el segundo día no ponía que el agua no era potable.
Esta zona quedaba completada con dos carpas oficiales, la de merchandising oficial con las camisetas de los grupos que actuaban ese día y al lado la de las firmas, un valor seguro para cualquier festival y que gozó de gran éxito y aceptación por los fans que acudieron a las firmas de sus bandas favoritas.

En una de las zonas de paso colocaron un curioso sistema de aspersión de agua para que la gente se pusiera debajo y así combatir el calor. Viendo que el primer día el suelo tenía pinta de convertirse en un barrizal la organización lo subsanó de forma efectiva quitando lo que se formó y colocó piedras para que aquello no fuera a más. También fue lección aprendida ver que el espacio alfombrado frente a los escenarios resultó algo escaso el primer día y al siguiente ya estaba cubierta prácticamente toda la explanada evitando así la expansión de polvo que habría sido bastante considerable, una muy  buena y rápida reacción por parte de la organización.

   

El espacio central del recinto junto a la explanada estaba destinado para las barras de bar -con de nuevo sistemas de aspersión de agua en las esquinas- que se repartieron entre el centro de los escenarios, un lateral y otra más atrás que estuvieron funcionando sin parar con precios razonables, aunque como curiosidad no sabemos la razón por la cual sólo había botellas de agua fría por el día, y entrada la noche ya no y la servían con hielo.

A nivel musical no hay quejas, un cartel más que apetecible con 3 días de buena música y muchos estilos por ver: hard rock, progresivo, thrash metal, rock, power metal, heavy clásico, etc… hecho que hizo que se reunieran miles de personas conviviendo sin ningún tipo de problema durante el festival tal y como pasa en la mayoría de casos, guiadas por sus gustos musicales y por ver a sus grupos favoritos. La infraestructura de los escenarios fue de alto nivel, el primer día con uno de ellos con una pequeña pasarela que después fue retirada. El sonido también fue muy bueno, aunque el segundo día quizá flaquease un poco y se oyeran las pruebas de sonido cuando estaba a punto de comenzar el grupo de al lado. Siempre que se pudiese los grupos llevaban proyecciones que se iban viendo en pantallas gigantes al fondo de cada escenario, alguna vez hubo problemas en que proyectar y los logos de grupos salían descentrados o algún detalle que al fin y al cabo se acababa solucionando.

   

Ya lo concretaremos en las crónicas de cada día pero vivimos grandes momentos en las tres jornadas: como el gran concierto que dio Rosendo a las 17h de la tarde bajo un sol abrasador, el 30 aniversario de Dream Theater, Scorpions y su actuación elegantísima en su gira de “despedida” que pasó por Barcelona… Nightwish  con su nueva cantante Floor Jansen, la confirmación de la gran tirada de los dos puntales estatales como WarCry o Angelus Apatrida, el gran concierto de Helloween… la despedida de Twisted Sister homenajeando a su amigo AJ Pero, la consolidación de Battle Beast o las visitas de dos grandes del hard rock como Krokus o los mismísimos Loudness desde Japón y una nueva lección de veteranía por parte de Judas Priest, Accept y Venom.

Ya con todo dicho, miraremos un poco por nosotros y lo que echamos en falta en el festival fue una zona de prensa donde dejar las cosas y los pesados equipos, descansar mínimamente entre concierto y concierto o cuando fuera, ya que entre el calor y el ajetreo de cambiar de un escenario a otro y llegar a tiempo a los fosos se van sumando condiciones un tanto extremas que ya de por sí condicionan bastante para llevar a cabo la realización de un trabajo eficaz y sin incidentes. Estas cuestiones hay que cuidarlas, pues son circunstancias de extremo calor en las que no hay que andarse con miramientos, pues no imaginamos que sería de la gente de las primeras filas por ejemplo, si personal de la organización no hubiera estado permanentemente regándolos durante las horas punta del día, y aún así…

   

Os emplazamos a leer muy pronto los reportajes completos y detallados de los tres días con sus correspondientes galerías fotográficas con lo que dio de sí el festival.

Susana Manzanares / David Aresté