Los que fueran alumnos aventajados de los mejores Stratovarius, Sonata Arctica, han tenido una carrera variopinta en la última década, buscando su camino con insistencia. El fan del grupo, a día de hoy, no podrá estar seguro de lo que encontrará en cada nuevo trabajo hasta que no lo escuche con atención, y este The Ninth Hour no es una excepción.

Xavi Prat

Cada banda debe encontrar su propia madurez, y quizá es lo que los fineses Sonata Arctica han estado haciendo desde el lejano Unia. Aquél trabajo dividió a sus fans entre los que preferían su parte más rápida, más power, y los que acogieron con ganas su nueva faceta artística. Yo me encuentro entre el primer grupo, con lo que enfrentarme a un nuevo disco de Sonata Arctica me provoca cierta incertidumbre, casi miedo, por lo que me encontraré, por la añoranza de lo que una vez fueron y por la nota que me tocará ponerle, quizá de forma injusta.

Lo primero que me viene a la mente al escuchar el nombre Sonata Arctica es velocidad y melodía, quizá los dos grandes pilares en sus inicios. Canciones como Weballergy, Blanck File o San Sebastian definían perfectamente lo que era el grupo, sus intenciones y sus virtudes. Pero algo, quizá las inquietudes artísticas de Tony Kakko o encontrar un estilo más propio, hicieron que su rumbo variase, con alguna excepción como Pariah’s Child.

Este The Ninth Hour no me ha gustado. Ojo, no tiene por qué ser un mal disco y es más que posible que a una buena parte de los fans de la banda le guste, pero a mí me ha dejado frío. Sonata Arctica, para mí (y, sobretodo, para mi nostalgia), ya no son Sonata Arctica más que en contadas ocasiones. Uno de sus dos pilares, la velocidad, prácticamente ha desaparecido, quedando reducido a algún tema suelto, en el caso de este disco en Rise a night.

The Ninth Hour nos ofrece doce temas donde su otro pilar, la melodía, destaca por encima de todo. Con un Kakko en un tono casi teatral, el disco nos habla de la importancia del planeta y de mantenerlo a salvo. Mostrando un ambiente con un punto de oscuridad y decadencia, Closer to an animal abre el disco y empieza a despejar dudas del camino que han tomado los fineses. A ratos las guitarras suenan potentes, a ratos se esconden demasiado bajo las melodías del teclado. Life sigue el mismo estilo. Melodía, ciertos cambios de ritmo y la sensación de que se han quedado a medio camino de un lugar que aún no conocen. Con Fairytale parece que aprietan el acelerador pero, de nuevo, me deja bastante frío.

We are what we are me hace añorar con nostalgia baladas como, por ejemplo, Tallulah. Esta se me hace soporífera y Kakko me aburre sobremanera. Por suerte Till death do us apart llega para despertarnos. Más potente, con guitarras más agresivas, se trata de uno de los mejores temas del disco. Pero estos fineses parecen darnos una de cal y otra de arena, y con Among the shooting stars el listón vuelve a bajar notablemente. Semi acústica, de ritmo lento y pesado, se me hace totalmente prescindible.

Fly, navigate, communicate se me hace difícil de valorar. Es experimental, me deja cierto sabor añejo, y sin ser un tema que recordaré en unos años, destaca en el disco. Candle Lawns es la mejor balada del disco. Aún sin llegar a niveles de Last drop falls, se puede decir que es una canción bonita. Los más de diez minutos de White pearl, black oceans pt. II: by the grace of the ocean encumbra aún más a su primera parte. Para mi gusto hay demasiada orquestación y pomposidad en su parte final. Una pena, a priori era uno de los temas que más me apetecía escuchar.

El álbum cierra con dos temas, On the Faultine (closure to an animal) y run to you. La primera vuelve a cerrarme los ojos. La segunda, con cierto toque más rockandrollero, le da un punto de humor y buenrollismo al álbum.

Normalmente, para puntuar un disco y ver cuánto me ha gustado, pienso en las veces que volveré a escucharlo, y no creo que este The ninth hour suene más en mi equipo. Repito, no tiene por qué ser un mal disco. Está bien compuesto, bastante bien ejecutado y tiene muchos matices por descubrir. Pero para mí Sonata Arctica son otra cosa, son Kingdom for a heart o Fullmoon. Si para ti no, dale una oportunidad al álbum.

Xavi Prat

Temas:

1. Closer to an Animal (05:25)
2. Life (05:06)
3. Fairytale (06:38)
4. We Are What We Are (05:25)
5. Till Death’s Done Us Apart (06:06)
6. Among the Shooting Stars (04:10)
7. Rise a Night (04:28)
8. Fly, Navigate, Communicate (04:27)
9. Candle Lawns (04:32)
10. White Pearl, Black Oceans (Part II: By the Grace of the Ocean) (10:13)
11. On the Faultline (Closure to an Animal) (05:34)

12. Run to you (3:30)