Airbourne + Blues Pills – 1 de Diciembre 2022 – Palacio de Vistalegre (Madrid)

Momento para encarar el último mes de año con las últimas giras programadas después de unos meses frenéticos tras el verano, desde Australia e intentando coronar su primer gran recinto en la capital en gira propia, llegaban Airbourne con los suecos Blues Pills.

A los pocos días de celebrarse la gira los americanos Crobot se caían del cartel y tampoco era el momento para enfrentarse al St.Jordi Club en Barcelona así que bajaron a la grande de las Razz. Los que si estaban listos eran los suecos Blues Pills, que tras la marcha de su guitarrista original Dorian Sorriaux su bajista Zack Anderson pasó a ocupar su puesto y entró Kristoffer Schander como bajista editando su último disco “Holy Moly”.

Al ser laborable y celebrarse en un pabellón era de esperar que sufrieran el “mal del telonero” como así fue, tocando a oscuras, en la mitad del escenario y ni por asomo para toda la gente que acabó viendo a Airbourne, además comenzando a la misma hora que el España-Japón del mundial.

Todo eso no fue inconveniente para que su frontwoman Elin Larsson saliera a comerse el escenario desde el primer minuto, demostrando el torbellino escénico en el que se ha vuelto como vimos en el pasado Rock Fest. Eran conscientes de que tenían poco tiempo y como decimos no dieron mucha tregua para descargar su decena de temas en los que se encontraron desde las más nuevas “Proud Woman” y “Bye Bye Birdy”, hasta rescatar “Black Smoke” o “Devil Man” que puso el final del concierto confirmando también que la potencia vocal de Elin sigue en un alto nivel.

Actuación compacta y directa con mucha sensación a grupo olvidándonos de conciertos pasados que parecían más que nada que cada uno iba buscando su lucimiento propio. Seguro que en su gira propia y con mejores condiciones veremos verdaderamente su potencial ya que para su estilo es mejor verlos en una sala más pequeña, sin tener problemas (otro más) de sonido que les dio el recinto de Vistalegre.

Momento de cambios en el escenario y de avituallamiento por parte del respetable (que seguía llegando) para dejar paso a los australianos Airbourne, embarcados en su gira mundial aunque no presentasen nuevo disco pero si necesaria tras el parón de la pandemia. Junto al telón inmenso del Boneshaker al fondo del escenario, la batería de Ryan O’Keefe separaba dos grandes paredes de Marshall’s coronadas por dos grandes hileras de focos que presagiaban una intensa puesta en escena del cuarteto. Como hemos dicho la banda venía sin nada que presentar, así que el setlist que tocaron fue prácticamente el mismo que su última visita de 2019 pero en distinto orden… aún así era necesario, había muchas ganas y eso se notó durante toda la noche.

El fundido a negro estaba listo y sonaba la bso de Terminator 2, la intro tradicional del grupo, para atacar con “Ready To Rock”, “Too much, Too Young, Too Fast” y “Firepower”. Trío implacable, con pocas presentaciones para ir ganándose al público y para que Joel y los demás comenzasen sus carreras por el escenario.

Esta vez la luz si acompañó un poco más a la apuesta visual del grupo que junto a los cambios de telón durante toda la noche impactó en todo el conjunto y dejó pistas de lo que podrían ser los shows de la banda si ya se instalan en grandes recintos más allá de las salas de conciertos de gran aforo.

Seguían los grandes temas del grupo interpretados siempre por la máxima intensidad qu nos pueden ofrecer Joel y sus dos escuderos como son Justin Street y Jarrad Morrice complementados y unidos en su interpretación para que cada tema suene como un cañón. Esta vez Joel no se pudo subir a ningún sitio mientras tocaba, así que para “Girls in Black” se bajó al público para darse una vuelta en volandas por las primeras filas y estallarse su ya clásica lata de cerveza en la cabeza. Un arsenal que caían uno detrás de otro muy celebrados por el público como “Bottom of the well”, “Breakin’ Outta Hell”, o “It’s all for rock’n’roll” con homenaje a Lemmy y “Stand Up For Rock ‘N’ Roll” antes de los bises.

Si ya fue intenso durante toda la noche, el final tenía que serlo aún más, así que comenzaron cono otra imperdible como “Live It Up”, de su genial ‘Black Dog Barking” que junto a “Rock ’N’ Roll For Life” que no impactó tanto, quizá porque ya se sabía que venia “Runnin’ Wild” y ahí fue cuando banda y público echaron el resto en el final de fiesta donde incluso nos regalaron unos riffs del Paranoid de Black Sabbath.

Porque no viéramos Vistalegre llena hasta la bandera, tampoco podemos decir que no fue lo que se esperaba. Quizá deberíamos ser algo más comprensivos y entender el paso que ha dado el grupo de las salas de gran aforo a montar sus shows y producciones en pabellones como fue el caso. Son conscientes de que su música tiende a esos recintos, solo hacía falta ver la cantidad de gente joven que había entre el público.

Lo que de verdad esperamos es que tras esta gira entren en el estudio y nos ofrezcan ya temas nuevos, que ya hace mucho tiempo de ese Boneshaker y queremos ver la evolución de la banda, aún no están en edad para pensar eso de “…si funciona, para que cambiarlo”.

Texto y Fotos: David Aresté