Avalanch – 17 de Junio’17 – Sala La Riviera (Madrid)

Su rastro se ha ido viendo durante todos estos 15 años, pero ni desde aquel entonces veíamos tal homenaje con un repertorio centrado en la totalidad del álbum más importante de los asturianos Avalanch, El Ángel Caído.

Texto: Susana Manzanares
Fotos: David Aresté

Lejos de entrar a valorar el cómo se han ido anunciando cosas ya que quedan muy lejos, interpretaremos esta vuelta de Avalanch como la evolución a una nueva formación aprovechando el 15 aniversario de la salida de su disco más importante, aquel sempiterno “El Ángel Caído”. Queda también para reflexión de cada uno el hecho de tocar de las vitrinas de los intocables el disco para regrabarlo de nuevo, pero bueno… se consiguió un crowdfunding y de forma “holgada”, así que interpretamos que la gente quería que esta nueva formación del grupo lo diera un nuevo aire y lo grabase además junto a dos bonus tracks, como son “Torquemada” y el tema nuevo “Crisálida ”.

También queda en la opinión de cada uno el cómo se ha ido construyendo la banda con esta nueva formación y el hecho de plantearse la opción de que algún miembro de los que grabaron el disco -o anteriores- participasen en estos conciertos de homenaje, opción que ya vimos más que descartada. Nos imaginamos que para este nuevo line up entra en juego la figura de Paulo Baron como nuevo manager del grupo y reputado empresario de la escena internacional, para traer a las filas de Avalanch a Mike Terrana a la batería, o al carismático Magnus Rosén de Hammerfall al bajo. La parte nacional la componen José Paz a los teclados que venía de Koven, Jorge Salán como segundo guitarra y a las voces Isra Ramos, quien ya viene trabajando con Alberto Rionda desde Amadeüs y que desde ahí pasó a ser el vocalista de Alquimia para acabar finalmente como el nuevo vocalista de los nuevos Avalanch. Siempre relacionado con la banda a la que admira, parece una historia de esas de las películas, donde el protagonista de una banda amateur a la que le ha producido los discos el famoso guitarrista, acaba codo con codo con él encima de un escenario.

De lo único que si nos permitimos decir algo, y ya sea para este o para cualquier otro caso similar, es que el revuelo mediático no sirve de nada más que para enturbiar lo que verdaderamente importa que es la Música. Había muchas ganas de ver volver a la vida a este “Ángel Caído” y sea como fuera que se hicieran las cosas, a la gente les ha parecido bien así que… adelante.

La andadura de estos nuevos Avalanch ya comenzó el pasado Viña Rock pasado por agua, confirmando además un show en Madrid, otro en Santiago de Compostela, Zaragoza y algunos por Sudamérica que imaginamos que llegarán a ser muchos más en ambos lados del charco. El de Viña Rock desconocemos que tipo de producción llevaron pero como ya se anunció, el del pasado 17 de Junio en Madrid sería grabado para la edición de un álbum en vivo con los formatos habituales de reproducción. Motivos más que suficientes para no perdernos otra gran noche que quedará para la posteridad tal y como ya hicieron en su día este mismo año los albaceteños Angelus Apatrida.

Para esta ocasión los asturianos asaltaron la sala por excelencia en la capital como es La Riviera, hogar de los grandes y toda una superviviente en su especie, un lugar al que no todo el mundo puede ir y que si no recordamos mal el grupo nunca había estado allí en ninguna de sus formaciones pasadas. Así que lejos de elucubraciones, polémicas y todo lo que les rodeaba, nos fijamos en lo más lógico y evidente, que estaban allí y con una sala prácticamente llena, así que alegrémonos por su vuelta y por tanta gente que quería ser testigo de ello.

La disposición de elementos no era realmente compleja, una tarima soportaba a la batería de Terrana en el punto más alto en el escenario para que todo el mundo pudiera ver a tal prodigio tocar y donde en cada lateral se podían poner sus compañeros en sus idas y venidas por el escenario; a la izquierda Paz y su ventilador -el único que tuvo refuerzo eólico ya que los de la sala brillaron por su ausencia buena parte del concierto- y de izquierda a derecha Rionda, Ramos, Rosén y Salán. Debajo de la tarima había unas pantallas, y detrás de la batería había otra gran pantalla de video que reprodujo imágenes representativas apoyando cada canción para hacer una apuesta visual interesante y elegante, todo ello completado con un ángel, una chica que apareció en diferentes momentos de la noche emulando la figura de la mítica portada de Luis Royo e icono del disco. La noche se centró en dos actos (más un tercero con un bis final): el primero con la interpretación íntegra de “El Angel Caído” por la nueva banda “a solas” y el segundo y para seguir con el aniversario, con la colaboración de un montón de invitados que subieron a interpretar temas de varios discos de Avalanch.

La disposición de los actos podría haber sido a la inversa y acabar de forma más intensa con El Angel Caído en su plenitud, pero quizás quisieron aprovechar el ansia de la gente y que tanto grupo como audiencia se unieran y comenzasen con esos primeros temas arrolladores. No nos esperábamos que comenzasen con “Santa Bárbara” la outro del disco y que va tan bien para reponerte de “Las Ruinas del Edén”, pero ahí estaban Alberto Rionda y José Paz arrancando las primeras notas de ese canto popular y haciendo ya gritar a toda la Riviera, entonces la unieron con “Hacía La Luz” para empezar el disco con “Tierra de Nadie” mientras salía Isra Ramos y hacía enloquecer al aforo entero.

Pocos conciertos recordamos en que se cante tanto como los de Avalanch, todos y cada uno de ellos, temas como “El Ángel caído” o “Xana” no es para menos, que sumados al primero el resultado fue un inicio de infarto. Para este último no sabemos que pasó pero al inicio del mismo Terrana dejó de tocar y se fue unos momentos dejando a los demás un poco indecisos pues la grabación ya había empezado… un solo de bajo del sonriente Rosén los sacó del paso y ya de vuelta siguió Terrana con el resto de la canción. Ese inicio tan demoledor de estos tres temas parece como si hicieran de menos a los siguientes como “Levántate y anda”, “Alma en pena” o la accesible “Corazón negro” pero no, lo cierto es que la entrega y emoción de todos los presentes permanecía intacta y a flor de piel.

Siempre he pensado que el disco ofrece su parte más potente al principio, y así se vio por la reacción de la banda y del público… los tres temas que le siguen están en “Tierra De Nadie” para que le siga la parte final y más emocional del disco. Yendo de menos a más “Delirios De Grandeza” siguió con algo más de melodía y con el toque elegante del grupo, “Antojo De Un Dios”, la balada por excelencia del disco con un sentido y lacrimógeno solo por parte de Rionda y que Isra interpretó de manera magistral… y hablando de excelencia, años esperaban los allí presentes para que se desempolvasen “Las Ruinas Del Edén” y se volviera a ver materializada en un escenario. 11 minutos de maravilla sinfónica con una gran base rítmica y un gran riff que explica esta historia final de El Angel Caído donde salió Leo Jiménez a cantar las partes que canta en la canción, ya empezaban a aparecer invitados… Un final sublime que nos dejó exhaustos, menos mal que nos dejaron después 5 minutos para reponernos.

Si nosotros estábamos aun reponiéndonos después de tal descarga -y sin mucho aire acondicionado, recordemos- no sabemos cómo estarían ellos, que tuvieron que llevar durante la primera parte el mismo vestuario (imaginamos que por exigencias del DVD) que era realmente demasiado para el calor que hacía (no había mucho aire acondicionado en la sala, pero ya no lo decimos más, prometido…), así que se cambiaron para ofrecernos en esta segunda parte el resto de los temas elegidos como repaso de su discografía.

Quizá por ser temas de su última época no tuvieron la respuesta que tuvieron antes del descanso con “Mil Motivos” y “Pies de barro” donde salieron la gente de Debler, Gonzalo de Amadeüs y Amenti, pero lo supieron ir arreglando a medida que avanzaba el repertorio junto a la pegadiza “Papel Roto” con Xina de Oker, “Pelayo” con Zenobia y arrancando una gran ovación ya que era un tema muy esperado… “La Llama Eterna” con el primer cantante de la banda Juan Lozano y Niño con Edu Falaschi y Manuel Ramil a las teclas. Volvía la melodía con “Alas De Cristal” cantada por Ángel de Tierra Santa, y “Lucero” con la gente de Mägo de Oz. Estábamos ya en el final y por supuesto no podían faltar Torquemada con Niko y Tete de Saratoga, poniendo patas arriba a toda la Riviera tras la intro de José Paz a los teclados.
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Llegó el momento de la última parada (quizá innecesaria para un tema), donde sacaron tres sillas en lo que intuíamos que iba a ser un set acústico… Salió Rionda, salió Ramos y el último de los invitados, José Carlos Molina de Ñu para tocar “Cambaral”, el último tema de la noche. Ya funcionó este tema en la radio creando una atmósfera muy propia de la leyenda que explica la canción y más incluso con la flauta de José Carlos, pero quizá no era el ambiente apropiado para las sensaciones que se habían vivido durante la noche. La banda repartió previamente unos panfletos con la letra para que todo el mundo cantase pero la verdad es que no hacía falta ya que esa canción es de 1º de Avalanch y todo el mundo se la sabe… cosa que no podemos decir del resto de músicos ya que Rionda les hizo subir al escenario para acabar en modo de “hermandad”, pero mi sensación es de que quedó todo un poco soso… Por eso la gente esperaba acabar en alto y así lo manifestó pidiendo a gritos y silbidos un último bis -quizá podrían haberse marcado un “Cid”- , pero el esquema de show que tenían pensado y los horarios estrictos de La Riviera hicieron que no fuera posible.

En resumen, a la banda, con el sobrenombre de “All Star Band” no podemos recriminar nada del concierto quitando ese in pass que hubo en “Xana” pero que a día de hoy seguimos sin saber qué llegó a pasar. Aun así Terrana ese el que es, un monstruo en el escenario y con ese aplomo, técnica y potencia que le caracteriza nos lo puso una vez más de manifiesto. José Paz tuvo un gran papel durante la noche y lo más importante, un buen sonido dada la importancia de los teclados en el grupo. Salán fue el perfecto escudero para Rionda llegándonos incluso a sorprender acostumbrados a su actual faceta bluesy, pero nunca tenemos que olvidar la versatilidad de Salán en cualquier terreno donde se mueva. Magnus Rosén no paró ni un momento durante toda la noche, ni tampoco de sonreir entregadísimo… la perfecta base rítmica junto a Mike y José; el que más impresionado debía estar era Isra Ramos que no sabemos si se llegaría a plantear años atrás que acabaría cantando en Avalanch, si al final está ahí no cabe ninguna duda que es por sus indiscutibles cualidades vocales de las que hizo gala durante toda la noche pero si es cierto que le faltó un pelín de tablas para afrontar una velada de tal calibre, explicando todo lo que estaban haciendo, los temas, los invitados… en definitiva complementar la función de frontman. Aunque también podemos pensar que el tiempo apremiaba como hemos dicho o que lejos de hacer suyos temas de otros, prefirió cantarlos que es lo que quería la gente.

Pequeños retoques cambiaríamos a una noche para el recuerdo, una noche para la vuelta de uno de los grandes de nuestra escena esperando que no sólo se quede para esta noche de aniversario. Una noche para para estar ahí, para vivirla y así es como la hemos vivido nosotros. Que sigan a ésta otras muchas más noches a ver hasta dónde nos lleva la solera y el pedigrí de la nueva formación…

Texto: Susana Manzanares
Fotos: David Aresté