Con motivo de la próxima gira del grupo donde interpretrarán este disco de forma íntegra, lo recuperamos de nuestra colección de vinilos y lo analizamos a fondo….

 

Tiene gracia cómo suceden las cosas a veces. Imaginaos la situación: estás en un bolo en un club local de la zona de Boston con más bandas y de repente, un pique por los camerinos. Las bandas se dicen de todo y al final, hartos de la situación se juntan un cantante, un guitarrista, un bajista y un batería que pasan de la situación y forman un grupo en aquél momento. El cantante se llama Gary Cherone, el guitarrista Nuno Bettencourt, el bajista Pat Badger y el batería Paul Geary. Así nació Extreme, de la manera más tonta. Rápidamente se pusieron a escribir canciones y lograron un seguimiento local notable, lo que les llevó a firmar con A&M Records para editar su disco de debut. Ese trabajo no era nada del otro jueves, pero vendió lo suficiente como para que la banda tuviera otra oportunidad de entrar en el estudio.

Asociándose con uno de los gurús del hard rock de la época, Michael Wagener, en 1990 la banda entra al estudio para dar forma a lo que sería su disco más exitoso, "Extreme II: Pornograffitti (A Funked Up Fairy Tale)" o, simplemente, "Pornograffitti" que, por si fuera poco, se convertiría en un disco conceptual sobre el papel del sexo en la cultura americana, tocando vertientes como el machismo, la pornografía o incluso el dinero. Bettencourt era uno de los guitarristas más prometedores de principios de los noventa, y la banda compuso una colección de temas que permitían al portugués lucirse de mala manera. A un sonido hard rock más o menos de manual de la época, Extreme añadían vientos, toques de funk, gotas de rap e incluso baladas estilo crooner que dieron como resultado un disco bastante ecléctico, heredero directo de Queen, Aerosmith o Van Halen. Esa combinación de factores y, en especial, una canción en concreto catapultarían a la banda al estrellato mundial.

El disco abría con un tema que me dejó estupefacto la primera vez que lo oí. Una intro de lluvia, piano y sonidos pseudo-industriales da pie a unas guitarras gigantescas que desembocan en un riff de puro hard rock aderezado con harmónicos y mala leche. Es, claro, "Decadence Dance", una de las letras más tontas de la historia del rock acompañando a una base musical casi inmejorable para un opener de un disco. El sonido general es poderoso, permite discernir detalles en todos los instrumentos, especialmente la guitarra de Bettencourt, que es un vendaval sónico de notas, riffs, fills y virguerías varias… ¡y eso antes del solo! Lo curioso es que el guitarrista siempre toca para el tema, nada suena fuera de sitio. Después de una intro alargada, entran los harmónicos que dan inicio al segundo tema, "Li’l Jack Horny" que entra con un riff oscuro, grave y groovie a la vez. Pese a estar hablando de una banda de la escena hard rockera, cuando empiezas a mover el culo y entran los vientos te das cuenta que Extreme no son una banda del montón. Cherone tiene muy buena voz, potente y con clase, aunque su histrionismo puede cargar a veces, pero no se puede negar que es parte del sello de identidad de la banda mientras Nuno sigue a sus anchas impartiendo un clinic de guitarra a cada momento.

Es hora de dejar entrar los toques de rap que tanto se estilaban a principios de los noventa, y es así como empieza "When I’m President", otro riff con groove funk acompañado de cowbell y una letra bastante cachonda en que Gary Cherone nos da su receta para una América mejor. Sigue el disco con uno de los singles que más éxito tuvo en su momento, "Get the Funk Out". Una poderosa línea de bajo acompañada de un groove cachondo de Geary es el inicio de un tema donde los vientos tienen protagonismo supremo. En este tema, Nuno se queda en un sorprendente segundo plano excepto en el solo, claro. En la parte final del tema, se oyen líneas vocales que más tarde aparecerán en otros temas, dando un toque de cohesión al tema de disco conceptual, aunque de manera un tanto forzada. Justo después, viene el tema que daría la fama y el dinero a la banda, una balada acústica que no era nada representativa de lo que era el sonido general del disco, "More Than Words". Una bonita canción que hoy día está quizá demasiado quemada ya que se convirtió en un auténtico megahit mainstream, pero para la que siempre habrá nuevos oyentes no contaminados por las circunstancias de la época y la sobreexposición al tema. El tema constaba solo con la voz de Cherone y Bettencourt y una guitarra acústica, lo que la convierte en una canción directa, accesible y mega-versionable. "More Than Words" se acabó convirtiendo en un arma de doble filo para la banda y que les valió tantos fans como detractores, pero disparó las ventas de "Pornograffitti" hacia la estratosfera.

Después de la pausa que refresca, volvían las guitarras distorsionadas y los riffs marca de la casa con "Money (In God we Trust)", tema que abre una mini-trilogía dentro del disco que se antoja como unos de los momentos más brillantes en todo el minutaje del album. Vuelve la grandilocuencia hard rock, los coros bien cantados, los grooves funk y las letras jocosas con punch viperino, a veces sutil, a veces no tanto. Aquí es donde se daba la vuelta al cassette o el auto-reverse (oh yeah) cumplía con su cometido y daba inicio la cara B con unos acoples y un acorde con flanger generoso que daban entrada a "It (‘s a Monster)", un tema directamente emparentado con "Decadence Dance" en estructura y con un riff practicado por miles de guitarristas jovenzuelos en su habitación. Un solo retuerce-dedos de Nuno le daba más papeletas para ganar el título de Guitarrista del Año (que, por cierto, acabó consiguiendo) y era el camino al tema que daba título al disco, "Pornograffitti". Un riff maravilloso enterrado en reverb (como le gusta a Wagener) da paso a la epítome de lo que eran Extreme en esa época: batería poderosa, bajo incrustado a la perfección en la base rítmica, riff de guitarra dándole el groove necesario aderezado con fills aquí y allá y Cherone dejándose las cuerdas vocales con clase e histrionismo a partes iguales. Súmale a eso un solo destroza manos, toques funk en el puente y tienes a Extreme resumido en una sola canción.

No deja de ser divertido que el tema que seguía era uno que siempre me chirrió en ese disco. Un piano con aires tristes acompañado de contrabajo daba pie a que Cherone se destapara como un crooner wannabe en "When I First Kissed You", un tema que siempre me pareció el más flojo del disco. No porque sea malo, que no lo es, pero porque no encaja ni con cola con el resto del trabajo. Sigue "Suzi (Wants Her All Day What?)", un tema que no aparecía en la versión vinilo y uno puede entender porqué ya que, aunque dista de ser un mal tema, es un poco un más de lo mismo que es superado ampliamente por otros temas que ya han sonado anteriormente. Y por si no habías tenido suficiente Nuno, el hombre se tenía que destapar con un solo en toda regla, por supuesto. Y como el tío es humilde y eso, se descuelga con un Vuelo del Abejorro de Rimsky-Korsakov que es un aluvión de notas a tempo endiablado que sirve de intro a otro de los mejores (y más controvertidos) temas del album, "He-Man Woman Hater". Un riff percusivo magistral es la columna vertebral de una canción cantada desde el punto de vista de un misógino total, que obviamente levantó las ampollas de turno de colectivos que no vieron el contexto donde estaba incluído el tema y tacharon al grupo de machista, etc. Un poco más de publicidad nunca viene mal, ya se sabe.

Llegamos a los compases finales de este "Extreme II: Pornograffitti (A Funked Up Fairy Tale)", con dos temas lentos. El primero, "Song for Love" era un bonito canto al amor sano con toques Queen que siempre me encantó como closer del álbum. Lástima que la versión cassette no incluyera el que realmente era el closer del disco, "Hole Hearted" (aunque la letra sí estaba en el insert (?!)), otro de los hits de la banda y que no descubría hasta tiempo después. Un tema que se vuelve a salir del sonido general del trabajo con toques folk de acústica de doce cuerdas y sabor a Led Zeppelin, dando una muestra más de la capacidad de Extreme de adaptarse a varios terrenos y salir más que airosos del intento. Ya adelantándonos en el tema, diría que "Hole Hearted" daba incluso pistas de por dónde seguirían los tiros con el siguiente disco.

Este "Pornograffitti" fue, sin duda, el mejor y más exitoso trabajo de Extreme. Un disco que marcó una época con una canción que pasó a formar parte de los hits de siempre y que abrió las puertas a la banda para participar en el homenaje a Freddie Mercury en el Wembley Stadium, lo que multiplicó su exposición al público masivo. Sin embargo, la carrera de Extreme nunca volvió a estar tan arriba. Con el siguiente trabajo, "III Sides to Every Story", a la banda se le fue la olla y cocinó un batiburrillo de sonidos e influencias que no cuajó entre sus fans hard rockeros y tampoco enganchó a demasiados nuevos seguidores. A partir de ahí todo fue bastante cuesta abajo hasta que la banda optó por su disolución. Sin embargo, y pese a lo que digan los detractores de la banda, "Pornograffitti" siempre quedará como uno de los álbumes de hard rock con mejores partes de guitarra jamás grabadas por uno de los mejores guitarristas de su generación.

Edko Fuzz