Por algún extraño motivo, se me mete en la mollera que el concierto es en Mephisto. Cuando llego allí, descubro que donde se celebra es en Salamandra 1. La distancia que separa las dos salas  es de casi diez kilómetros. Un error lo tiene cualquiera. Llego a la sala correcta dos horas más tarde de la apertura de puertas. Finntroll ya han empezado a tocar.

Lo  primero que me llama la atención es la amplia asistencia, la sala está llena  hasta casi tres cuartas partes. Me apresuro a hacerme un hueco entre las primeras filas para sacar alguna foto decente. Los fineses están muy activos y la parroquia está todavía bastante calmada, por lo que deduzco que esto acaba de empezar. Tanto mejor. La música me resulta familiar, es su característico metal mezclado con humppa, polca finlandesa. El sonido es bastante decente. Los músicos van ataviados en correspondencia con sus inclinaciones folklóricas, aunque sin exagerar. Entre canción y canción se bebe cerveza, como no podía ser de otra manera.

En pocos minutos, el vocalista Vreth anuncia el tema “Ormhäxan”, a la vez que pide un poco de moshpiting. El público, formado a partes iguales por hombres muy barbados y jovencitas belicosas, acepta la invitación con entusiasmo. En unos segundos todo el mundo en las  primeras filas empieza a zurrarse alegremente, que para eso han venido. Pronto empiezan a alzar los puños y proferir gritos de guerra como los espartanos de 300. Y es que si algo bueno tiene el battle metal es que no es imprescindible saberse las letras. Con un poco de actitud y saber vociferar en el momento oportuno basta.

Finntroll siempre han tenido un punto maligno que me resulta encomiable,  y el  riff principal de “Svartberg” es una buena muestra de ello. Esta joyita de los inicios de la banda me trae a la mente las composiciones más oscuras del noruego Edvard Grieg. Y sin darme cuenta empiezo a disfrutar del concierto. Los músicos, desde luego, están dándolo todo en el  escenario. Skrymer y Tundra cabecean sin parar y eso que las líneas de guitarra y bajo no son excesivamente fáciles.  Pero el  que se lleva la palma es Vreth, un carismático frontman que sabe cómo meterse al respetable en el  bolsillo, jaleando y moviéndose sin descanso.

A partir de aquí, el concierto se pone realmente divertido. Los fineses han reservado sus temas más bailables para el núcleo de la actuación, y consiguen lo que quieren. Que todos bailen. Tengo que reconocer que la transmisión de energía entre el grupo y la audiencia es impresionante. Me gusten o no, Finntroll saben cómo poner a todo el mundo a cantar y saltar, con una sonrisa de oreja a oreja. Ya querrían muchas bandas conseguir siquiera la mitad que eso. Y me quito el sombrero. El festival de hormonas culmina en la muy celebrada “Trollhammaren”, seguramente su canción más conocida. El público se vuelve completamente loco. Llegados a este punto, no puedo evitar cerrar la libreta y empezar a zurrarme alegremente con todos los demás.

Después de tamaña fiesta, se impone un breve descanso. Con acierto, el grupo presenta ahora “Under Bergets Rot”,  un nuevo tema  de su disco inédito “Mot Skuggornas Värld”, que suena perfectamente coherente con el  resto del repertorio. Sin duda Finntroll no tienen ninguna intención de distanciarse de su estilo característico. Aprovecho la calma para reparar en que esta noche el  sonido del conjunto es realmente bueno. Tal vez se eche en falta una pizca de volumen, pero a cambio se entiende todo perfectamente. La ejecución es muy precisa, a pesar de todo el movimiento sobre el escenario. Bravo.

La actuación emboca su recta final con “Fiskarens Fiende” para acabar con el vibrante bajo de la intensa “Det Iskalla Trollblodet”, que vuelve a poner a todo el mundo en pie (de guerra). Después, los músicos alzan sus cervezas como muestra de agradecimiento y abandonan el escenario. El público aplaude eufórico mientras pide canciones de títulos ininteligibles que suenan a gruñidos de orco – “Grottans Barn” para los amigos –. Los fineses reaparecen entonces para poner punto final a una velada caracterizada por el buen humor y la diversión. Si los cálculos no me fallan, el concierto ha durado cerca de una hora. Corto pero intenso.

Cuando se encienden las luces, aprovecho para recabar algo de información entre la sonriente congregación. Como sospechaba, todo el mundo se lo ha pasado en grande (incluso yo, ¡mira por dónde!). El nuevo vocalista Vreth aprueba con nota, aunque se echa mucho de menos a su antecesor Tapio Wilska, de quien se recuerda básicamente que estaba muy gordo y era muy simpático (o eso dicen por aquí). Nos marchamos todos contentos. Entrar en un concierto cargado de prejuicios para salir sudando y con una sonrisa de oreja a oreja es siempre de agradecer. Así que si queréis pasar un rato bien entretenido, id a ver a  Finntroll. Aunque no os gusten.

Texto y fotos: Rider G Omeg
Crónica en colaboración con Empire Magazine
https://www.myspace.com/empire_magazine

Setlist:

Nedgång
Slaget Vid Blodsälv
Ormhäxan
Svartberg
Rivfader
Eliytres
Korpens Saga
Trollhammaren
Under Bergets Rot
Fiskarens Fiende
Det Iskalla Trollblodet
———-
Jaktens Tid
Midnattens Widunder