No es ningún secreto que el hard rock, el AOR y el hard rock melódico vivieron tiempos mejores. Con el inicio de la década de los noventa llegaría el final de la popularidad masiva de estos tres géneros y, por definición, el comienzo de una travesía por el desierto que, se podría discutir imagino, aún perdura…
Texto: Edko Fuzz / Susana Manzanares.
Fotos: Susana Manzanares

Por supuesto, nunca ha dejado de haber (y menos mal) bandas de estos estilos ni, más importante aún, público para prestarles atención. Con espíritu de reivindicación y celebración a la vez de estos tres subgéneros nació en 2005 el Firefest, un festival movido por la pasión de todas y cada una de las personas involucradas en él: desde la organización, los trabajadores, las bandas y, por supuesto, el público que año tras año ha colgado el cartel de Sold Out en la ventanilla.

A pesar de no ser un festival muy grande (desde 2006 se viene celebrando en la sala Rock City de Nottingham, con una capacidad para unas 2.500 personas), el evento ha ido creciendo en popularidad y, con los años, se ha transformado en una auténtica referencia mundial, con ediciones que han llegado a los tres días y con más de 20 bandas en el cartel. Sin embargo, a pesar de gozar de buena salud, los organizadores del Firefest decidieron el año pasado que esta edición de 2014 sería The Final Fling, es decir, la última. Para ello, lograron juntar un elenco de nombres de altísimo nivel que combinaban viejos favoritos del festival, nombres clásicos que se estrenarían en el Reino Unido y bandas más pequeñas y jóvenes que demuestran que siempre habrá quien recoja el testigo.

Durante tres días, viernes, sábado y domingo, desfilarían por el escenario de la Rock City nombres como Danger Danger, Firehouse, H.E.A.T, Boulevard, Coney Hatch, Autograph, Babylon AD, The Poodles, Shy, From the Fire o Black ‘N’ Blue. Metal Symphony, por supuesto, asistió a tan magno evento y lo disfrutamos a fondo, pues al final, estos viajes a festivales acaban siendo una experiencia colectiva de varios días en los que, robándole la frase a mi querido amigo Jesús, te acabas olvidando hasta de tu apellido. He aquí unas pocas palabras para tratar de describir lo que aconteció durante tres mágicos días en la ciudad de Robin Hood.

Edko Fuzz

VIERNES

CIRCUS MAXIMUS

A poco más de pasadas las 4 de la tarde si no recuerdo mal, empezó para nosotros el último Firefest. Los problemas logísticos y propios de viajar el mismo día del comienzo del festival, a veces suponen perderse las primeras bandas, de manera que los últimos cuatro temas de los nórdicos Circus Maximus nos dieron la bienvenida.

Lo poco que vimos ya sirvió para hacernos una idea de la buena forma de la banda y a pesar que el estilo que practican no corresponde al 100% con el del festival, su progresivo ‘melódico’ no desentona en exceso con la línea de un festival donde tiene cabida todo lo que tenga que ver con las melodías más suaves y armoniosas. Así es tal como demuestra su vocalista Michael Eriksen, quien precisamente ya pasó por la edición del año pasado con su otra banda, el proyecto The Magnificent, mucho más acorde por cierto con el estilo del Firefest.

SHY

Tras los nórdicos unos británicos, SHY con Tony Mills de nuevo en sus filas, importante aliciente para ver su actuación, pero toda la expectación y las ganas que había de verlos se convirtieron en decepción y ese aliciente se disipó casi de un plumazo si no al primero, al segundo tema…

El espectáculo de ver y oír a un Tony Mills sin apenas voz y la poca que tenía sin control ninguno, fue casi como si te echaran un jarro de agua fría sobre la cabeza. La mejor noticia para mí sobre la banda últimamente fue la vuelta de Mills y desde luego una alegría que contaran con ellos para formar parte del cartel de éste Final Fling, peeero… estas cosas pasan y como se suele decir, el gozo en un pozo. Da igual lo bien que lo hicieran el resto de miembros, que así fue, pero tengo clarísimo que de haberse tratado de un concierto ordinario de gira en sala, habría sido frustrante a más no poder, de esos que te vas a casa hasta cabreado… pero por suerte, teníamos por delante tres días y un montón de bandas con las que endulzar el agrio que se había quedado con Shy…

THE POODLES

Eso, tres días, porque la siguiente banda no sería quien lo hiciera. Desde tierras nórdicas de nuevo venían The Poodles, un cuarteto a quien ya hemos podido ver unas cuantas veces y os las hemos contado, pero lo cierto es que de todas ellas esta fue para mí la peor pero con una diferencia abismal, y mira que siempre me ha gustado esta banda…Los ‘caniches’ no son conocidos por su virtuosismo precisamente, pero sí por ser una banda bastante solvente en el escenario, capaz de hacer pasar un rato entretenido y disfrutar mucho de su puesta en escena y de sus temas, cien por cien pegadizos y de fácil escucha a la primera y con gancho suficiente como para comprarte sus discos con bastante convicción.

Empiezo a pensar que cada cambio de formación que hace esta banda, es como tirarse al vacío, como un suicidio artístico. Llevado al directo, creo -y es mi opinión personal- que no tienen suficiente rodaje con el miembro nuevo y enseguida salen a tocar con él. Y es que siempre hacen lo mismo, pero esperad un poco hombre! En esta ocasión, con bajista nuevo tras la salida del carismático Pontus Egberg -para mi gusto una enooorme pérdida- se estrellaron de morros contra el suelo. La situación me recordó poderosamente al Sweden Rock del 2010, donde se estrenaron con un aún en pañales Henrik Bergqvist que tomó los mandos de la guitarra tras la salida del veterano Pontus Norgren… Definitivamente, los Pontus no son lo fuerte de esta banda…

Si la actuación de Shy fue decepcionante, la de los suecos fue aún más, pudimos ver a un Jakob venidísimo a menos que no se si estaba resfriado o se había comido cinco pollos… Gallo, gallo y más gallo fue la línea general del concierto. Olvidado Shy, y tanto si… Vamos a ver si también olvidamos a estos con Ten…

TEN

Pues va a ser que no… para mi enorme decepción, pues por aquello del poder de la nostalgia que todos tenemos en algunos momentos determinados, Ten era una de las bandas que más ganas tenía de ver, y así de grandes eran las ganas, así de grande fue el batacazo.A Ten no se le puede pedir más de lo que puede dar, es lo que hay, pero no sé, un poco de motivación, tripas… algo caray, que están en la última edición del Firefest, un festival hecho para y por su estilo!

Por desgracia, lo que allí vivimos fue una sucesión de temas muy bien ejecutados pero sin alma, que es lo que la gente quería encontrarse allí esos tres días… que para técnica ya tenemos los discos. Su actuación para mi gusto fue plana, carente de sentimiento ni ningún tipo de feeling y mira que iba predispuesta a todo lo contrario… Hay que reconocer que aunque su actuación fue de menos a más, no llegó a levantar lo suficiente como para salvar el expediente, ni siquiera con la maravillosa ‘The Name Of The Rose’ con la que decidí perdonarles, pero sólo un poquito y sólo por esta vez, una y no más…

Susana Manzanares.

H.E.A.T

Tras varias apariciones en años anteriores, los jovenzuelos suecos venían, por fin, con la etiqueta de cabezas de cartel del viernes. H.E.A.T son una banda que no ha parado de crecer estos últimos años y han pasado de ser la promesa del rock melódico a convertirse en una auténtica realidad con una sólida base de fans y una discografía con cuatro entradas ya. Y ante tal panorama, pues se palpaba una evidente emoción en la sala justo cuando se apagaron las luces y los chavales atacaron con "Point of No Return" para empezar el set. La energía se desborda con "A Shot at Redemption", también de su último disco, pues la banda goza de un sonido contundente. Las dudas de cómo se comportarían H.E.A.T en directo tras perder a uno de sus guitarristas, Dave Dalone, quedan disipadas de un plumazo: la banda apuesta por un sonido con más pegada que les aleja un poquito más de la identidad de sus inicios, pero les hace ganar enteros ante una audiencia totalmente entregada.

Musicalmente poco se puede achacar al grupo, pues suenan de maravilla. La energía desbordante de Erik Gronwall le convierte en un buen frontman, el problema es que el tipo se pasa de frenada cada dos por tres y puede llegar a resultar cargante en algunos momentos. Se arregla el pelo y se desmelena tantas veces que puede llegar a despistar de lo musical, terreno en que la banda se despacha a gusto repasando su último trabajo con temas como "Inferno", "Emergency" o la horrible "Mannequin Show" mientras va colando en el set guiños (muy pocos) a sus dos primeros discos o (algunos más) a su tercer trabajo "Address the Nation".

Un detalle a valorarles enormemente es que fueron la única banda en todo el festival de acordarse del malogrado Jimi Jamison sobre el escenario, llegando incluso a interpretar una "Rebel Son" que llego a ser verdaderamente emocionante. Es de agradecer que un grupo que tiene una gran oportunidad encabezando este festival, use algo de su precioso tiempo sobre el escenario para acordarse de uno de los grandes.

Cierto es que H.E.A.T son una banda de nueva hornada que usa las tecnologías en su beneficio con sonidos de guitarra pasadas por presets de ordenador y coros pregrabados al milímetro, pero no se puede negar que son una banda que comulga totalmente con su entregada audiencia. Ellos salen a las tablas y hacen lo que saben, y lo hacen bien.

No se les puede achacar falta de entrega o simpatía (veremos cuánto dura Gronwall a este ritmo), y a pesar de que personalmente me parecen un poco demasiado pastelosos a momentos y cargantes después de un rato, es de justicia reconocer que H.E.A.T fueron los grandes triunfadores del viernes y del festival en general.

Edko Fuzz.

SÁBADO

BOULEVARD

Una de las auténticas golosinas de este Firefest era la posibilidad de ver a los canadienses Boulevard, una banda de puro AOR ochentero que llevaban separados desde 1990 y solo habían hecho un show de calentamiento pocos días antes en Vancouver. Ante uno de estos eventos sabes que solo podrán pasar dos cosas: que sea un desastre total o que la banda en cuestión te haga tocar el cielo. Afortunadamente para los que estábamos en Rock City a esa hora, sucedió lo segundo. Boulevard solo editaron dos discos en sus años en activo y eso era lo que nos venían a ofrecer en su primera visita al Reino Unido. El set empezó con "Dream On", el tema que abre su disco de debut.

El sonido cristalino que saca la PA nos permite distinguir, sin trampa ni cartón, que la banda aún se está asentando pero es obvio desde el primer momento que el cantante David Forbes continúa siendo poseedor de una voz perfecta para este estilo. El resto de componentes es una mezcla de miembros contratados para la ocasión y miembros originales como Mark Holden al saxo y las voces o Andrew Johns a los teclados. Rápidamente, la banda encuentra el sitio en el que se siente cómoda y empieza a desgranar temazos de puro AOR como "Lead me On", "Far From Over", "Rainy Day in London" o "Never Give Up" para deleite absoluto del personal, mientras entre temas muestran elegancia y buen humor a partes iguales.

La clase que destilan Boulevard es de lo que ya no se ve sobre un escenario. El toque del saxo aporta una dimensión a la música que te teletransporta 25 años atrás. Incluso el técnico de luces pilla la onda de la banda y abusa de los cyans y rosas en la iluminación para meternos de lleno en un club de "Miami Vice". Forbes y Johns llevan las riendas del apartado vocal con maestría, cada cual para suplir las (pocas) carencias del otro y así ofrecer unas versiones impresionantes de sus canciones. Imposible no mencionar también cómo la respuesta del público se va tornando más favorable a medida que el setlist avanza. El público del Firefest reconoce lo bueno cuando lo tiene delante, de eso no hay duda.

¿Una pega del concierto? Que les dieran solo 50 minutos en el escenario y eso hiciera que nos quedáramos sin oír otras joyas como "Talk to Me" o "Where is the Love". Una auténtica tragedia. Al abandonar el escenario la ovación es de gala, y a la banda se la ve realmente emocionada, como lo estamos los allí presentes en el otro lado del escenario. Tras su actuación en el festival, Boulevard han entrado en los estudios Abbey Road para empezar a dar forma a un EP, el primero desde 1990. Espero de verdad que esta actuación en el Firefest sea un punto de inflexión en la carrera de la banda, como en su día lo fue para FM. Se lo merecen.

Edko Fuzz.

BABYLON AD

Otra banda carísima de ver por este continente eran los californianos Babylon AD, representantes del hard rock americano más macarra de finales de los ochenta. Con la formación original se presentaron en el Rock City, y ya desde el primer tema se vio que venían a arrasar con todo.

Lo primero que llama la atención es la cantidad de energía que aún conservan los miembros de la banda, en especial el frontman Derek Davis y el bajista Robb Reid. Es precisamente esa energía desbordante lo que hace que los primeros temas como "Back in Babylon" o "Hammer Swings Down" suenen un poco despendulados. Sin embargo, la banda es capaz de encauzar el rumbo y auténticos himnos del hair metal como "So Savage the Heart", "Maryanne" o "Bad Blood" ya suenan como tienen que sonar. Esto sí es lo que veníamos a buscar.

La respuesta del público es digna de una banda que se prodiga poco por estas tierras, y la reacción al riff inicial de "Bang Go the Bells" es de pura histeria. Poco importa que los guitarristas Ron Freschi y Danny de la Rosa ya no tengan una imagen muy rockera que digamos, o que el sonido no sea todo lo bueno que debería. Esto es un show de rock y la electricidad va subiendo por momentos.

El clímax total llega con el megahit que la banda tuvo en su primer disco, "The Kid Goes Wild" en la que Davis incluso hace el trozo chillado que el malogrado humorista Sam Kinison grabó para la versión en estudio. El corto set de Babylon AD llega a su fin entre vítores del respetable que hace que vuelvan a las tablas para regalarnos un "Rats in the Cellar" de Aerosmith desfasadísimo. Lo de Babylon AD ha ido clarísimamente de menos a más y ha acabado por todo lo alto. Una lástima que se hayan dejado en la recámara todo un temazo como "Take the Dog Off the Chain", pero en definitiva, podremos decir que hemos visto a esta banda en directo y, lo más importante, que la hemos disfrutado. Sí señor.

Edko Fuzz.

PRETTY MAIDS

Tras los californianos era turno para una de las bandas que a nivel de público en general no despertaba ni de lejos el entusiasmo que sus predecesoras en cartel, por ejemplo. No por nada, sino porque aunque la banda goza de una excelente salud y está más viva que nunca, Pretty Maids es una banda plenamente activa dentro de la escena actual y podemos verla con cierta frecuencia, ya sea en gira propia o en festivales. Y es que en ocasiones como esta, tratándose además de la última edición de uno de los festivales más exquisitos para el rock melódico, el mayor interés lo atesoran bandas como Boulevard, Autograph, Conie Hatch, etc… que son auténticas golosinas para los oídos más gourmets y ese condicionante quizás le haga un flaco favor a otras, como a los daneses en este caso.

En mi opinión, a pesar de estar en una posición más que correcta en otras circunstancias a tan sólo una banda por delante del cabeza de cartel, el hecho de colocar a Pretty Maids entre Babylon AD y Black ‘N Blue, fue para mí sentenciarlos al ostracismo. Entre tanta sucesión de bandas tan golosas y deseadas, mucha gente sacrificaría la actuación de los daneses en pos de irse a comer algo o descansar simplemente y así reponer fuerzas y afrontar en condiciones la recta final del día, que por otro lado es algo muy necesario ya que los conciertos empezaban a horas muy tempranas y a tres bandas del final, el cansancio empieza a acusarse considerablemente.

La actuación de Pretty Maids, fue muy buena y muy en su línea aunque encontré a Ronnie Atkins algo sobreactuado, como si quisiera hacerse notar más de lo habitual, como se suele decir dándolo todo e incluso más, tanto que por momentos me parecía que le fuera a reventar la vena del cuello, que yo veía esta vez más hinchada de lo normal… En un set de una hora escasa pocas virguerías se pueden hacer, y más teniendo en cuenta su nutrida discografía, por eso eché en falta grandes temas que quedaron fuera para hacer sitio a los de su más reciente trabajo Motherland, algo que por otro lado encuentro bastante lógico…

Para mi gusto son una gran banda y lo demuestran siempre sobre el escenario pero yo nunca los hubiera metido en un Firefest y menos en éste siendo el último. En ocasiones como esta, ciertas bandas corren el riesgo de no gozar del interés por parte del público que merecen… y es lo que tiene cuando te toca jugar en el equipo de las que ‘están muy vistas’.

Susana Manzanares.

BLACK ‘N BLUE

Siguiendo con la retahíla de bandas americanas de hard rock que se estrenaban en el Reino Unido llegó el turno de los Black ‘N Blue, la banda de Jaime St. James. Con actitud de auténticas estrellas, dieron el inicio al set con "Get Wise to the Rise" con un sonido arrollador. El dúo de guitarristas formado por el músico de sesión Brandon Cook y el veterano de la escena angelina Stacey Blades forman una muralla de sonido digna de AC/DC o KISS, mientras que St. James domina el escenario con el desparpajo propio de los frontmen americanos.

Las pequeñas coreografías de Blades, Cook y el bajista original Patrick Young al son de temas como "Wicked Bitch" o "Autoblast" mientras el público se vuelve loco es algo digno de ver.

No se le puede reprochar nada a Black ‘N Blue: tomaron el escenario por la fuerza e hicieron con él lo que quisieron. Es más, yo diría que fueron uno de los grandes triunfadores del festival con himnos como "Rockin’ on Heaven’s Door" o "Hold on to 18" poniendo patas arriba el Rock City.

La única pega que tuve con este concierto es que, realmente, las canciones de Black ‘N Blue no destacan por su originalidad. Muchas de ellas tienen el mismo tipo de estructura de riff contundente con coros de estadio y ello hace que el concierto se torne en algo muy lineal y unidimensional y acabe por aburrir un poco si no eres fan de la banda. No hay nada que objetar en términos de sonido, actitud, puesta en escena y entrega: Black ‘N Blue dieron un grandioso concierto. Lo mejor que puedo decir es que ojalá hubiera sido un gran fan de esta banda para disfrutarlo más, porque fue un set para colmar de felicidad hasta al último de sus seguidores.

Edko Fuzz.

FIREHOUSE

La banda encargada de cerrar la noche del sábado serían Firehouse, otros grandes de la escena hair metalera americana y que ya habían visitado el Firefest en anteriores ocasiones. La idea era que la banda tocaría su disco de debut entero más hits de aquí y allá. El inicio fue demoledor con "Shake & Tumble" empalmado con "All She Wrote"y el Rock City se venía abajo: los cabezas de cartel están aquí y os vais a enterar de qué va esto. CJ Snare conserva su voz a un nivel muy aceptable y el resto de la banda le cubre las espaldas de manera perfecta: Allen McKenzie es un bajista más que correcto, Michael Foster es un viejo conocido que aporrea la batería con el estilo y la contundencia clásicos de los baterías hard rockeros de los ochenta mientras que Bill Leverty es el típico guitarrista con buena técnica pero sorprendentemente comedido para tratarse de una banda de este estilo.

Al continuar la fiesta con "You’re Too Bad" de su excelente segundo disco, la noche se prometía memorable. A pesar de la falta de volumen en la guitarra, Leverty y sus pantalones de pijama nos ofrecían un clinic de buen gusto y técnica a las seis cuerdas. Sin embargo, de manera inexplicable, la cosa se empezó a torcer. Un solo de batería de Foster por aquí, un solo de guitarra de Leverty por allá (cuando ya se alargaban algunos temas para que se pudiera lucir el hombre con su guitarra), unos "uoh-uoh" con el público interminables, cháchara de andar por casa de CJ… Cualquier cosa que una banda pueda hacer sobre el escenario para cargarse el ritmo de un concierto, Firehouse dieron buena cuenta de ella.

Lo que más frustra de todo ello es que, insertados entre estos despropósitos, la banda hacía sonar temas tan emblemáticos como "Hold Your Fire", "Overnight Sensation", "Love of a Lifetime", "Rock on the Radio" o "When I Look Into Your Eyes" que sonaban bien y podrían haver dado continuidad al inicio del set, pero no, cuando empezabas a coger el ritmo de nuevo: solo que te crió. Así que, sintiéndolo mucho, procedí a abandonar la sala antes de que acabara el concierto, derrotado ya por el cansancio de medio día encerrado en una sala. Me perdí el final con "Reach for the Sky" y "Don’t Treat me Bad", pero casi que no me importa demasiado, ya que Firehouse hicieron todo lo que pudieron por sacarme del concierto y, literalmente, lo consiguieron.

Edko Fuzz.

DOMINGO

BROTHER FIRETRIBE

El último día de Firefest amanecía y las fuerzas ya flaqueaban, así que nos plantamos en el Rock City justo a tiempo para ver más o menos la mitad de la actuación de Brother Firetribe, ese proyecto AOR finlandés del guitarrista de Nightwish, Emppu Vuorinen y el vocalista de Leverage, Pekka Heino. Las canciones de sus discos son un buen soplo de aire fresco para el panorama actual del estilo, y en directo suenan muy bien… si no fuera por la voz. El amigo Heino canta muy bien, pero apenas tiene chorro para interpretar los temas que van cayendo como "Winner Takes it All", "For Better or For Worse" o "Heart Full of Fire".

Es de justicia decir que la banda suena de maravilla, aunque Vuorinen no parece que esté disfrutando especialmente del show y su actitud quizá no sea la más correcta, pero los temas caminan y la gente se lo pasa en grande, pues saben que ver un concierto de Brother Firetribe no es algo que se pueda vivir todos los días. Con "I Am Rock" y "Ridiculous Amount of Beer", la banda pone fin a su set con aire de triunfadores absolutos. Sabe mal no haber llegado antes para ver el show completo, pero ya vamos teniendo una edad…

Edko Fuzz.

CONEY HATCH

Una de las bandas que más ganas teníamos de ver en este Firefest era a los canadienses Coney Hatch, unos auténticos veteranos que aportaban la vertiente más hard rockera de la vieja escuela al cartel. Claramente influenciados por AC/DC, Carl Dixon a la guitarra y Andy Curran al bajo se van turnando las labores de voz principal para un set que empieza de manera incendiaria ya con "Blown Away" y "Stand Up".

 

Lo primero que llama la atención es la pureza del sonido: guitarras crujientes y super nítidas, batería contundente y bajo con sonido añejo para conseguir el que, para mí, fue el mejor sonido de todo el festival. Las tablas y la profesionalidad de la banda están fuera de toda duda y se notan desde los primeros compases.

Curran toma cierto protagonismo mediado el set mientras que Dixon va haciendo sus apariciones en el centro del escenario para los temas más melódicos como "Girl From Last Night’s Dream" o "Hey Operator" que, a decir verdad, es donde la banda luce más y así se lo reconoce el público.

Aun así, temas irresistibles como "Monkey Bars" o "Devil’s Deck" mantienen el nivel por todo lo alto y suben la temperatura del Rock City mientras Dixon nos recuerda a una especie de Dave Meniketti de bolsillo y Curran no se quita el gorro a pesar de estar sudando a mares. Otra banda que se puede colgar el cartel de triunfadora en esta, su segunda, aparición en Firefest.

Edko Fuzz.

AUTOGRAPH

Para los dos platos finales del menú, la organización se había reservado dos delicatessen hair metaleras. La primera de ellas, Autograph, un grupo carísimo de ver en Europa, no en vano era su primera aparición en el Reino Unido. Por desgracia, el miembro fundador y alma de la banda, Steve Plunkett, no estaba en la formación que nos visitaría. Su lugar lo ocupa el joven Simon Daniels, miembro de Jailhouse y Flood, y la verdad es que sale más que airoso del embrollo.

Acompañado por Steve Lynch a la guitarra y Randy Rand al bajo, la fiesta da comienzo con el riff demoledor de "Deep End" del disco de debut de la banda. El ambiente es de gala pues había mucho fan esperando este momento, y con un sonido bastante bueno, la banda sigue desgranando temas esperadísimos como "Loud and Clear", "Bad Boy" o "Blondes in Black Cars" que desatan la locura en la sala.

Cierto es que la edad está haciendo mella en Lynch y Rand, pero la savia joven que aporta Daniels, un cantante más que notable, da alas a los Autograph y el show no decae en ningún momento, a pesar del solo de guitarra de Lynch. Cuando suenan temas históricos del género como "Cloud 10", "My Girlfriend’s Boyfriend Isn’t Me" o "Send Her to Me" el aura de banda americana de la buena época aparece. Es algo con lo que se nace y no lo pierden así como así.

A pesar de que el concierto funciona, el corto slot del que gozan todas las bandas en el Firefest obliga a Autograph a recortar algún que otro tema. Sin embargo, eso no sucede con "Turn Up the Radio", por supuesto, el gran hit de la banda y probablemente unos de los 5-10 temas esenciales para entender qué es el hair metal. La sala se hunde cuando el bombo y el bajo empiezan a marcar los tiempos de la canción. Ver la Rock City coreando a pleno pulmón el estribillo de la canción es una estampa digna de contemplar y, sin duda, una de las razones que nos han hecho mover el culo hasta Nottingham. Confieso que no esperaba demasiado de Autograph y me callaron la boca con canciones, buena actitud, sonrisas y un repertorio capaz de empezar una fiesta en cualquier sitio.

Edko Fuzz.

DANGER DANGER

Y el momento temido por todos llega al fin. El último concierto del Firefest. Unos auténticos veteranos de la escena y el propio festival, Danger Danger, serían los encargados de poner el broche de oro y nada menos que con la formación original que incluía a Andy Timmons a la guitarra y Kasey Smith a los teclados, algo que no sucedía desde el año 2000. Con una intro selvática a todo volumen, cae el telón y la banda rápidamente ataca con "Crazy Nites" y el público se vuelve literalmente loco. Han estado todo el fin de semana esperando este momento y la comunión entre banda y fans es automática desde el primer segundo. El volumen es tan atronador que simplemente revienta el sonido, pero a la gente no le importa. Cuando la banda ataca con "Rock America" ya no hay vuelta atrás: Danger Danger están en forma y han venido a cerrar el fesival como se merece.

El sonido va mejorando por momentos, por suerte, y es un lujo contemplar a Timmons haciendo solos que no sean los corremástiles de Rob Marcello, el actual guitarrista de la banda. Ted Poley es un frontman de la vieja escuela, reparte sonrisas a todo el mundo mientras mueve sin parar su cuidada cabellera rubia. Por supuesto, Bruno Ravel es el alma de la fiesta y no calla entre tema y tema mientras engulle cervezas sin parar. Van cayendo los temas y en "Don’t Walk Away" (¿el baladón definitivo del hair metal?) Poley, como ya viene siendo costumbre, canta mientras camina entre el público por toda la sala para hacerse fotos y ceder el micro a quien quiera. "Boys Will be Boys", "Beat the Bullet", "Feels Like Love", "Don’t Blame it on Love"… los temas centrados en sus dos primeros discos van cayendo uno tras otro, mientras que en las pausas todos los comentarios son de celebración triste, de final inevitable.

Ravel va soltando que cree haber oído que va a seguir habiendo Firefests en el futuro (un rumor que corría por las bocas de algunos de los asistentes al festival, por cierto) y los rugidos de aprobación del público demostraban que así lo espera y desea la gente. Sinceramente, creo que en pocos (por no decir en ningún) conciertos he visto un nivel de conexión tan bestia entre banda y público y con unos niveles de emoción tan por las nubes. Cuando caen temas como "I Still Think About You" o "Monkey Business" la electricidad en la sala llega a niveles casi peligrosos. Pero nada comparado con cuando la banda vuelve al escenario para poner punto final con su tema más esperado, "Naughty Naughty", que se convierte en el canto del cisne para el Firefest.

Pero no acabó aquí la cosa. Al finalizar el tema Poley agarra el micro y nos comenta que, para despedir al Firefest como se merece, van a tocar una versión del tema más famoso del rock melódico. Justo después de que Ravel nos advierta dos o tres veces de que no lo han ensayado ni una sola vez, Kasey Smith ataca la intro de piano de "Don’t Stop Believin’" de Journey que es justo lo que necesitaba la Rock City para estallar al instante una vez más.

El público se desgañita con las últimas fuerzas mientras se nos pone a todos la piel de gallina y la lagrimilla en el ojo pensando que ésta sí que es la última que vamos a oir. El sentimiento se consolida cuando Simon Daniels de Autograph y Erik Gronwall de H.E.A.T entran en el escenario para unirse al tema, seguidos de más miembros de casi todas las bandas que han tocado en el festival más los miembros del crew del festi en su totalidad. Un momento emocionante de auto-reafirmación de la parroquia AORera, hardrockera y melódica que dio paso a unos pequeños parlamentos de Kieran Dargan, auténtico motor y alma del Firefest, agradeciendo a todos los presentes su colaboración y contribución para un festival que ha querido mantener viva la llama de este género a través de la pasión y el esfuerzo. Y vaya si lo han conseguido.

Una experiencia, el Firefest, que hacía años que tenía ganas de vivir y que, por desgracia, sólo he podido hacerlo en su última edición. Con solo una presencia en este festival, yo también soy de los que querría que no se acabara porque, a decir verdad, hubiera vuelto las veces que hiciera falta en el futuro. Buena organización, buena localización, buen sonido, buen cartel y, especialmente, buena comunión con un público que está allí para devorar con auténtica pasión conciertos. Uno tras otro; de sus bandas favoritas, de ahora y de siempre, de AOR, hard rock y hard rock melódico. Larga vida al Firefest.

Edko Fuzz.