Segunda parte de la Opera Rock del autor, compositor, cantante y teclista Ivan Jacquin (Psychanoia, Amonya, Magnesis) donde continúa la historia del judío errante que comenzó allá por 2014, esta vez rodeándose de buenos colaboradores. En una historia programada para ser trilogía, Ivan nos muestra el resultado de la parte central de esta trama musical.

Toni Marchante

Ivan Jacquin es el artífice absoluto de esta obra que además ha conseguido rodearse de interesantes nombres para colaborar en esta entrega, dado el interés generado tras la primera parte. Así, contamos con las aportaciones a las voces de Zak Stevens (Savatage, Circle II Circle), Andy Kuntz (Vanden Plas), y el gran trabajo de Amanda Lehmann (Steve Hackett Band). Las voces participantes abarcan los 13 personajes que forman esta parte de la historia contando también con Tom S. Englund, Emma Elvaston, Leo Margarit o Fanny Deroy; contando también con el coro mixto The Sirens of time.

En la faceta instrumental destaca el bajista de Symphony X, Mike LePond, pero no es solo eso, además de las numerosas aportaciones de Ivan, ha contado con una veintena de músicos de metal y rock y otros instrumentistas más exóticos incorporando algunos más atípicos (dulcimer martillado, oboe, violonchelo, duduk, arpa, zarza -gurdy …); conformando un total de cuarenta artistas para este proyecto.

La historia que se nos cuenta es la de Ahasverus, un judío que fue maldecido por Jesucristo convirtiéndolo en inmortal, por haberle negado agua, cuando subía al monte para su crucifixión. En esta segunda parte, las Santas Cruzadas se encuentran en Jerusalén y Ahasverus, alias Omar Kyan por un tiempo, se encontrará con el terrible Salah ad-Dîn, para una extraña y breve alianza.

En esta segunda parte la historia nos llevará hasta los albores de la revolución industrial, pasando por tierras vikingas, Cristobal Colón, Francois I y su sueño de alquimia, las profecías de Nostradamus, el enigma de Shakespeare, Mozart y su genial arte, terminando con varias revoluciones, la francesa en 1789 y la revolución industrial del siglo XIX.

Foreign –  Yerusahalaïm 

Entrando en las canciones y la música, como es lógico nos muestra escenarios muy variados, arrancando con “Yerusahalaïm”, nos muestra la Opera Rock en toda su esencia, con el protagonismo de Zak Stevens a la voz, recordándonos claramente a Therion. Le sigue “Rise 1187” con Zak de nuevo al frente, donde los diálogos se suceden y la presencia de melodías y composiciones de tinte medieval se ponen de manifiesto, con interesantes percusiones y unas formidables líneas de bajo a cargo de Mike LePond, consiguiendo un escenario sonoro festivo.

Las dos siguientes son dos baladas, “Mariner of all seas” con voces a dúo y un enfoque a modo juglar con arreglos fundamentalmente de cuerda y “Holy Lands”. La presencia de interludios para interconectar la trama también está presente, así “Eternity Part III” interpretada con teclados y de cierto aire circense se repite más adelante en “Eternity Part IV” con ligeros arreglos diferentes. Distinto de “The Fountain”, otro interludio que evoca a la naturaleza con algunas influencias orientales.

La segunda parte del disco crece en intensidad, así tenemos “Running Time” donde de nuevo vuelven los coros y las orquestaciones, acercándose a los temas hardrockeros que nos ofrece en ocasiones Ayreon. En “Mysteries to come” percibimos la faceta más progresiva del disco, llegando a “Secrets of arts”, probablemente el tema más intenso en cuanto a diálogos. La presencia a la voz de Amanda Lehmann durante todo el disco es de destacar en un impecable trabajo.

Foreign – Symphonic Caress

Symphonic Caress” cuenta con más presencia de Andy Kuntz, quien hace que este tema sea algo diferencial, con un estribillo más marcado y preciosos juegos de voces, en probablemente para mí, el tema más destacado del disco junto al que continúa tras el interludio, “Revolutions”, un corte con mucha influencia de las óperas rock que suele componer Vanden Plas, donde los pasajes nos recuerda claramente a su ópera “Ludus danielis” y los aportes vocales son reseñables en otra de las canciones más destacadas del disco. El colofón viene de la mano de “Witness of Changes” que arranca con tintes pop y que se metaliza y gana en intensidad en algunos momentos.

Si bien hablamos de una Opera rock, como disco musical puede resultar en algún momento algo inconsistente y a buen seguro, si la historia se llevara a los escenarios, el impacto y la percepción sería mayor. Aunque en algunos momentos percibimos ligeros momentos de emotividad, sobre todo en los momentos de dúos a las voces y arreglos corales, no encontramos inicialmente nada nuevo o extraordinario, aunque es cierto que con las siguientes escuchas va ganando enteros, en un disco que arranca de forma interesante, decrece hacia la mitad para ofrecernos una buena segunda parte.

Hablamos de un trabajo que más allá de las buenas orquestaciones y una buena adaptación entre la música y la historia, está a la altura de otras Operas Rock que se han cosechado en el mundo del metal, como el proyecto “Genius” de Daniele Liverani, o “Nostradamus” de Nikolo Kotzev, aunque no alcanza la altura de cualquier proyecto de Arjen Lucassen o de los propios Therion.Un disco para ir descubriendo e ir disfrutando.

Toni Marchante
Temas:

01. Yerushalaïm
02. Rise 1187
03. Mariner of all seas
04. Holy Lands
05. Eternity Part III
06. Running Time
07. The Fountain
08. Mysteries to come
09. Secrets of Art
10. Symphonic Caress
11. Eternity Part IV
12. Revolution
13. Witness of Changes