Guadalupe Plata – 19 de Febrero’16 – Sala Zero (Tarragona)

Antes de abrir puertas de la Sala Zero una larga cola esperaba para entrar a la sala, tanta expectación poca gente puede levantarla en la ciudad, esos no podían ser otros que Guadalupe Plata.

Texto y Fotos: David Aresté

El power trio de Úbeda venían a presentar su tercer larga duración que salió el año pasado y que en esta segunda parte de la gira vinieron a Tarragona, al igual que hicieron con el anterior disco. Como decimos, la popularidad del grupo en la ciudad va en aumento, ya que del minúsculo “El Cau” de la anterior vez pasaron ahora a un aforo más en condiciones como el que ofrece la Sala Zero y que en nada se les quedará pequeño.

   

No es fácil hablar de Guadalupe Plata, de su estilo, de su público… Su blues primigenio del Missisippi no deja indiferente a nadie, sobretodo con su anterior disco donde consiguieron innumerables premios además de multitud de conciertos por Europa o América. Pasos y objetivos que reafirman y consolidan el trabajo del grupo como firmar por Everlasting Records, para su anterior y este último cd.

Como era de esperar el repertorio de la noche se basó en ese último disco con temas como “Tormenta”, “Serpientes negras”, “Huele a Rata”, “Hoy como perro”, “Mecha corta” ,el single “Calle 24” o “Tengo el diablo en el cuerpo”. De su anterior disco sonaron los temas más representativos como “Milana” , “Ratas” o “El boogie de la muerte” de su primer disco.

    

Más que puesta en escena podemos decir que fue puesta “ambiental” ya que todo fue provocado y congestionado por la mezcla de las luces y la música… evocando algo misterioso, lisérgico, oscuro y porque no decirlo….. diabólico. Los instrumentos centrados en el escenario quizá para hacer un show más personal, se iban de foco de las luces de sala así que solo había luz general, sin potenciar ninguna parte. Así que casi en penumbra, quedaba el contrabalde de Paco Luis, o su bajo “artesanal” o la gran sección de percusión de Carlos en su batería.

Un tímido “buenas noches” y “muchas gracias” es lo poco que dijo Perico de Dios, maestro de ceremonías de GP, que junto al impertérrito Paco Luis Martos al bajo y guitarra y el frenético Carlos Jimena a la batería celebraron ese ritual de espiritismo, desamor y música. Aunque se escapen de todo lo convencional, Guadalupe Plata te engancha por su visceralidad más extrema… de los lamentos de la voz o la guitarra de Perico, al ritmo galopante de sus boogies o rnr con Carlos y Paco formando la base rítmica.

   

Una gran noche, atípica, bailonga, triste, surrealista, de gatos negros o ratas… y es que en definitiva nadie puede quedar indiferente ante la tormenta eléctrica de Guadalupe Plata. Uno de los grandes de la escena, porque lo son y lo seguirán siendo… una de las exquisiteces de nuestro panorama.

Texto y fotos: David Aresté