Hablar de Hate Eternal es hacerlo de una superbanda del mas brutal Death Metal. Formados en 1997 por nada más y nada menos que Erik Rutan (ex Morbid Angel, ex Ripping Corpse). Él mismo es el encargado de guitarras, voces y producción del disco.

Hagamos un poco de historia. Como ya he comentado, la banda se forma en 1997. En 1999 hacen su debut discográfico con “Conquerig the trhone” y una alineación de lujo: Tim Yeung (Vital Remains) a la batería, Doug Cerrito (ex Suffocation) a la otra guitarra y Jared Anderson (ex Morbid Angel) al bajo. Este ultimo tristemente fallecido en octubre del 2006. Con este elenco de músicos no es de extrañar que rompieran con un disco cargado de agresividad y velocidad, y por supuesto, no exento de técnica.

Prosiguen su carrera publicando en 2002 “King of all Kings” y en 2005 su tercer redondo, “I, Monarch”. Durante este tiempo se producen varios cambios en la formación pero siempre manteniendo un line-up envidiable. Músicos de la talla de Derek Roody (ex Nile, ex Malevolent Creation) o Kevin Talley (Daath) pasan por la banda aportando su granito de arena a la calidad de esta.

Y llegamos a lo que nos ocupa, “Fury & Flames”, su cuarto disco. Publicado el 22 de febrero de este año.

El titulo lo dice todo, “Furia y Llamas”. Desde el primer acorde de “Hell Envenom” queda claro el devenir del disco, caña, caña y más caña. Velocidad a raudales, mucha rabia pero sin olvidar, como comente antes, la técnica. Y es q a pesar de la brutalidad es un disco con una técnica envidiable.

“Whom Gods May Destroy” y “Parabellum” no hacen mas que confirmar lo que apuntaba el comienzo del disco. Riffs demoledores, incendiarios, blast beast y dobles bombos demoledores, y la siempre rabiosa voz de Erik Rutan, esta vez mas gutural que nunca.

El único “respiro”, si es que se le puede llamar así, que nos da el álbum llega ya al final, con “Tombeau (Le Tombeau de la Fureur et des Flammes)”. Voz corpulenta a través de varios ritmos y un tempo algo mas lento, pero que no pierde ni un ápice de fuerza. Lo mas “melódico” que encontramos en este disco que no nos da respiro alguno.

Finaliza con “Coronach”, que mas que un tema es un outro, en plan operístico, que crea el contraste perfecto con el inicio que encontramos con “Hell envenom” y lo que es el resto de temas del disco.

La producción no es en absoluto mala, aunque si es cierto que a ratos se hace algo embarullada. Hay pasajes en los que las guitarras se comen todo, y es una pena, porque teniendo en la banda a un virtuoso de las cuatro cuerdas, como es Alex Webster (Cannibal Corpse), deberían de haberle dado algo mas de protagonismo.

Por ultimo comentar, a titulo personal, la impresión de que este disco, tras toda la brutalidad, esconde cierto resquicio de emotividad. Quizás sea debido a la perdida de su anterior bajista, Jared Anderson, y que el proceso de composición se viese afectado por este trágico hecho. Solo ellos lo sabrán.

En pocas palabras, a los amantes del death metal más cafre les encantara.

Alberto López

Temas:
1 – Hell Envenom
2 – Whom Gods May Destroy
3 – Para Bellum
4 – Bringer of Storms
5 – The Funerary March
6 – Thus Salvation
7 – Proclametion of the Damned
8 – Fury Within
9 – Tombeau (Le Tombeau de la Fureur et des Flammes)
10 – Coronach