Invierno de 1999, tres amigos deciden juntarse en un grupo de metal progresivo cuya primera demo, no obstante, no verá la luz hasta tres años después, en 2002. Su primer álbum oficial (Dead World) tardará aún mucho más tiempo: unos seis años. Esta relativa tranquilidad a la hora de meterse en el estudio y producir ideas parece que tiene su reflejo en el producto final. A Farewell To Gravity es su segundo LP y de los discos más interesantes que he encontrado este 2013.
Sara J. Trigueros
Nota: 8/10  

A poco que uno busque algo de información sobre este disco se encuentra con que hay una opinión común a casi el mundo: el cuidado de la técnica instrumental (muy bien trabajada y sin grandes irregularidades —salvo en un par de temas puntuales). Los profanos tenemos que conformarnos con percibir intuitivamente la elegancia de los once cortes, la elegancia y el equilibrio de la variedad temática, que tan pronto ofrece temas tranquilos, pausados y casi delicados, como temas rápidos, con mayor fuerza y un despliegue de medios técnicos a las guitarras que harán sonreír con satisfacción a todos los amantes del progresivo.

Los temas, lejos de ser excesivos, apenas superan los 7 minutos de duración. La medida del tiempo permite casi una hora de música en la que no se pierde la atención sin necesidad de recurrir a temas breves ni —en el lado opuesto— a temas eternos con una infinidad de cambios de ritmo y matices que a veces nos hacen dudar de si seguimos escuchando lo mismo o no. En este caso, para mí consiguen un equilibrio perfecto.

Precisamente uno de los elementos más destacados de A Farewell To Gravity, la variedad rítmica, contribuye con bastante éxito a dinamizar la línea musical, lo que probablemente sea la causa de que a mí el disco se me haga corto cada vez que lo escucho (anécdota: todas las veces que me he parado a mirar por dónde iba para comprobar cuánto le quedaba al disco ha sido en el mismo punto: «When the Kraken Comes», octava pista de las once que componen el disco, es decir, en un estadio relativamente avanzado).

Centrándome ya en este aspecto, si bien como he mencionado el disco se abre con una muestra de todo aquello de lo que técnicamente son capaces de hacer (algo de lo que todos los que nos hemos molestado en hacer algún comentario nos hemos hecho eco), no por ello dejan de cobrar importancia más adelante pasajes más melódicos y emotivos como los que encontramos en «Let Life Be an Origami», por nombrar un ejemplo temprano, o «First Draft of a Life» (ésta, además, combinando muy bien la línea melódica de la voz con una percusión muy bien trabajada).

«Hiranyaloka» merecería directamente mención aparte por no tener nada que ver con el resto del disco (está claro que es una de las dos irregularidades a las que he hecho referencia anteriormente). Empezando por la inclusión de voces femeninas y terminando por un aire folk que ni siquiera se ha intuido anteriormente. La virtud es que han sabido colocarla al final, ya que en cualquier otra posición hubiera supuesto una ruptura con la continuidad musical, y ello sí hubiera podido merecer alguna impresión negativa.

El otro tema que ha supuesto para mí otra llamada de atención ha sido el que da título al disco: una absoluta genialidad que utiliza como instrumento conductor ¿una marimba? Ya lo tenía claro antes de llegar a él, pero desde mi punto de vista es el mejor ejemplo de cuál es la mayor virtud de Hypnotheticall: la percusión. Tanto el vocalista como el resto de instrumentistas se defienden en su terreno y muestran muy buenas capacidades, pero la percusión creo que es lo que marca la diferencia y consigue que el disco deje de ser uno más que podría pasar sin pena ni gloria y se convierta en un disco que merece la pena escuchar y que aporta algo francamente interesante al panorama musical contemporáneo.

Sara J. Trigueros

Temas:

From the Universe Beyond
Home
Drifting Dreamers
Let Life Be an Origami
Nevro (tic)
Brainstorming Line
First Straft to a Life
When the Kraken Comes
A Farewell to Gravity
Crisis
Hiranyaloka

Web: https://www.hypnotheticall.it/